Farandia

El afortunado Juan ha fundado la República de Farandia, un lugar en el que él es el único macho. Las mujeres aceptan su dominación con satisfacción, y todos son felices... muy felices.

FARANDIA

No habrán escuchado jamás este nombre, por que realmente no existe. Pueden buscarlo en Internet, o en la Enciclopedia Británica, pero no lo hallarán. Farandia es, exclusivamente, un producto de una mente calenturienta, como la mía.

Una gran casa blasonada, grandes sillares de piedra, maderas ennegrecidas por el paso del tiempo. Viejos árboles y jardines, en un lugar apartado de las montañas, al norte de Madrid, oculto entre bosques, donde las nieblas se hacen magia al amanecer. La casa, como nos gusta llamarla, es la capital de nuestra república, que por supuesto, ni es democrática, ni nada que se le parezca.

Hay otras dependencias, con departamentos para los residentes, el servicio, y los visitantes. Pequeñas cabañas, piscina climatizada y exterior, gimnasio, sala de medios y de baile, un pequeño supermercado gratuito y una gran bodega. Es como un hotel de lujo, pero privativo. Es mi obra personal, de la que me siento muy orgulloso

Mis mujeres, (por supuesto, no estoy casado con ellas; soy mixógamo en ejercicio) se llaman: Leonor, Alicia, Montse, Francis, y Candela, que a los efectos y de cara a la gente del pueblo, son "mis hermanas", (menos Francis, por supuesto); residen de forma habitual en la mansión, aunque de vez en cuando, les permito (premio) con alguna excursión al exterior. Debo reconocer, que cada vez salgo menos, me voy haciendo cómodo. No les diré mi nombre real, digamos que me llamo Juan.

A veces, no demasiadas, alguna otra mujer nos visita. Tres sirvientas, Luz, Ana y Sol, nos atienden de forma permanente y de vez en cuando, alguna otra mujer del pueblo viene a ayudarlas. Los hombres, tienen prohibida su entrada en Farandia; afortunadamente, soy el único macho humano en este territorio.

¿Cómo se creó todo esto?. Pues sencillamente con fortuna, que es como se hacen las grandes obras. Me gusta jugar a la loto, y en una ocasión, tras obtener un método matemático que no revelaré, descubrí el "cálculo de posibilidades últimas"; se preguntarán los avispados que de que se trata eso, pues sencillamente, es una forma de no perder nunca en los juegos de azar. Sería largo explicárselo, así que no lo haré. No es bueno que la fortuna se expanda, solo los privilegiados estamos preparados para acceder a ella, aunque les moleste, esta es mi forma de pensar.

Si quieren tomar lecciones, les daré la primera: pueden ir leyéndose algún libro de Ludwig Wittgenstein. Nada más les diré sobre como me hice tan opulento, pero si, para su envidia, que hoy dispongo de más de trescientos millones de euros distribuidos en sectores financieros bien asegurados, que se multiplican sin cesar. No soy Billy Gates, pero seguro que tengo muchos menos problemas que él, y sin duda, entre los dos, yo sería el más envidiado.

No fue fácil convencer a mi familia, ni a mis conocidos; aunque sabían de mi habilidad para la bolsa, no se explicaban como conseguí multiplicar por quinientos, la cantidad y las posesiones que había heredado de mis padres, fallecidos desgraciadamente en un accidente de circulación. Y en menos de cinco años.

Cuando me quedé solo, (no tengo hermanos), pase muchas horas reflexionando, trabajando, hasta que di con el teorema que les he comentado. Así me entretenía, y no pensaba en mis emociones. Creo que los grandes avances de la humanidad, se producen cuando los hombres evitan sentir. Posteriormente concluí mis estudios de economía. Desde entonces me dedico a construir mi sueño.

En el pueblo, donde se ubica mi residencia, están contentos conmigo, piensan que soy escritor, aunque otros creen que me dedico a realizar programas para ordenador, o que soy un afortunado financiero. La discreción es una de las claves de mi tranquilidad. Mis vecinos, sienten felices, aunque no me conocen, pero les pago más de la mitad de todos los gastos de sus fiestas y las obras de mejoramiento de la zona. No hay nada como alimentar a los perros para que sean fieles.

Estoy en condiciones de manifestar que dispongo de todo lo que un hombre puede anhelar. Tras haber conseguido dinero, y más dinero, decidí que el segundo paso era disponer de mujeres a mi capricho, y tras comprar esta hacienda, con todo el territorio que la circunda (más de cincuenta hectáreas), me propuse dedicarme a algo que siempre me ha satisfecho: buscar compañeras de lecho y placer, o si lo prefieren, estudiar el amor, el deseo, el sexo en general, pues creo que es una de las cosas más importantes de esta vida y de este mundo.

Mi proyecto era ambicioso, fundar una república particular, en la que yo fuera el presidente vitalicio, y el único hombre. Y habitarla con mujeres, pero eso resultaba peligroso, por lo que decidí, antes de dar el siguiente paso, ocuparme durante un año en establecer la carta magna de nuestra nación privada.

Soy meticuloso, así que no dejé detalle sin atender, y puedo comunicarles, que en la actualidad, tras diez años de la fundación de Farandia, todo funciona perfectamente, es una isla maravillosa, circundada por un océano de mediocridad y mezquindades.

La legislación de mi patria, se ha hecho con arbitrariedad, a mi capricho. Buscando exclusivamente satisfacción y placer. Es interesante, como el poder concentrado, en un solo hombre en un mundo de mujeres, hace que las cosas funcionen perfectamente. En estas cosas, considero que Platón y Schopenhauer, tenían razón.

Las mujeres son unos ejemplares preciosos a los que hay que domar con dedicación permanente, utilizando la inteligencia y no los sentimientos, y por supuesto, con una gran habilidad para no herir su sensibilidad.

Como decía un antiguo amigo, el dinero vuelve a los hombres rubios, fornidos, de ojos azules, y con altura suficiente, les hace encantadores, sabios, magníficos. Nosotros no tenemos plumas como los pavos reales, pero tenemos dólares, y pocas mujeres se resisten al encanto de las estampas de los presidentes norteamericanos. Creo que tiene razón, al menos, en lo que yo he podido conocer.

A veces, cuando se me ocurre ver algún telediario, y observo el crecimiento de los casos de mujeres maltratadas, que incluso llegan a morir; me doy cuenta del flaco favor que el feminismo ha hecho a su género. Es lamentable, que ocurran estas cosas. Me avergüenzo de mis congéneres masculinos, por su absurda estupidez y misoginia. Son unos bárbaros y unos imbéciles.

Con lo sencillo que resulta convencer a la mayor parte de las mujeres de la conveniencia de la sanción corporal, ejercida por su macho, con la legitimidad de su dominio. Por supuesto, de la forma adecuada, siempre que sean respetadas y valoradas en su sacrificio. Odio la brutalidad zafia más que ninguna otra cosa de este mundo.

No tengo demasiado tiempo, así que iré abreviando mi relato, o mejor dicho, iré al grano. Con la constitución de Farandia completada, sólo quedaba buscar habitantes para mi república particular. El proceso de selección resulto extenso y complicado. Realice una serie de pruebas objetivables, una especie de protocolos que permitieran establecer quien podía ser ciudadana, sierva, o visitante de nuestra casa. Sería tedioso explicar todo este proceso, por lo que se lo ahorraré.

Leonor, fue la primera mujer que decidió hacerse farandina, es un encanto, ahora tiene cuarenta y dos años, pero cuando la conocí en la cama, me dejó absolutamente boquiabierto. Nunca he visto a una mujer gozar tanto del sexo, ser tan obediente, tan prudente, tan acoplada a mis deseos. No fue difícil convencerla, tras su separación, se encontraba muy sola, y cuando le propuse mi proyecto, aceptó. Diré de ella, que es un auténtico animal sexual, instintivo y voraz.

Recuerdo el día que la azoté por primera vez, dejando marcas en su trasero, sentí un placer inmenso, que aún fue mayor cuando me susurró: "había deseado siempre encontrar a un hombre que fuera capaz de hacer lo que tu has hecho ahora mismo. Te amo"

Alicia, sólo tenía un trabajo a media jornada en una empresa papelera, la vida no la había tratado bien, tras su último aborto, estaba muy deprimida; de esta mujer siempre me ha fascinado como hacía las mamadas, con su larga melena morena, con su boca ligeramente abierta, con ese movimiento lento que ninguna otra mujer es capaz de hacer, también se sintió encantada con mi propuesta de formar parte de esta, mi gran familia.

Cuando la azoté, no gritó ni una sola vez, sólo movía su cuerpo al ritmo de mi fusta, en un baile fascinante de cuero y carne. Es magnífica para organizar las cosas de una casa, así que la he nombrado gobernanta, ahora, en alguna ocasión, me deleito mientras ella castiga a alguna otra chica. ¡Lo hace tan bien!.

Con Montse, que es la más joven de las farandinas, tuve una debilidad; es díscola, y a sus ventiocho años, con su metro ochenta de altura, creo que debería ir sentando cabeza, pero no lo va a hacer, al menos por ahora. Por ella he gastado más de cuarenta mil euros en construir un gimnasio profesional. Pero mueve el culo como ninguna, cuando follamos, mientras permanezco sentado; la obligo a que folle conmigo sin llegar a tocar mis muslos, sólo con sus músculos, que resisten hasta el final. Observar a ese pedazo de mujer, subir y bajar, es un espectáculo maravilloso.

Disfruto azotándola, se rebela, me provoca, le gusta como a ninguna, que la azote una y otra vez, que la castigue, que la humille, lo necesita. Lo hago con frecuencia.

Francis era una prostituta nigeriana, negra como el carbón, con unos ojos impresionantes; la conocí en una fiesta, y me la llevé a la cama, delgada, hábil, cuando la tengo encima, es como disfrutar de un atardecer en el Serenguetti, ¡qué placer me da!. Le propuse que se viniera a mi casa, y le expliqué las condiciones de vida, y aceptó, estaba sin papeles y a punto de ser expulsada. Al principio tuvo problemas de relación con las demás, no por ser negra, sino por ser puta, pero poco a poco, con la fuerza del látigo la he ido domando, y hoy es una corderita a mis ordenes.

Por último, Candela, es una gitana de ojos verdes, una fascinación de mujer, maravillosa, loca, salvaje. Es una artista consumada, por ella he montado un estudio de pintura y escultura que me ha costado una barbaridad, pero ya hemos vendido varias de sus obras, de todas ellas, creo que es la única que me permitirá hacer negocio.

De Candela me enamoré, cuando vi como movía su trasero para darme placer, es impresionante, es una máquina humana; se engancha del borde de la cama con sus pies, y logra hacer fuerza hacia atrás, ofreciéndome su coño, o su ano. ¡Como se mueve!. Es difícil describirlo, una metáfora puede ser la de una perra salida, pero creo que Candela es mejor que cualquier perrita en celo.

Para ella tengo reservado un látigo de siete colas, sólo lo uso con ella, pero es a la que menos azoto de todas, por que realmente, se porta muy bien; creo que los gitanos saben educar bien a sus mujeres desde pequeñas y eso se nota. Se vino a vivir con nosotros y hoy es uno de los principales pilares de nuestra nación.

Respecto a las sirvientas, Luz, Ana y Sol, que por cierto, no se llaman así. Las conocí en distintos lugares, pero solo diré de ellas que están en periodo preliminar, de pruebas podemos decir; con ellas no follo, es decir, no folla nadie, por qué no les está permitido abandonar la finca, pero disfrutan. A Francis, también le gustan las mujeres y de vez en cuando hacemos una sesión en la sala de baile, en la que mi chica negra se calza una verga, y folla con nuestras sirvientas.

Lo hace bien, muchas noches, tras asistir al espectáculo, me la llevo a la habitación y le coloco un consolador con mando a distancia, bien sujeto entre sus piernas para que no se le pueda salir, y de vez en cuando, le doy a los movimientos, a veces suaves, a veces fuertes, y disfruta como una cerda en día de monta. Yo también disfruto viéndola.

Así van pasando los días en Farandia, ahora es invierno. Y comienzan las fiestas, hacemos muchas, la de la nieve, la de las castañas, la caza del zorro, el festival de la luna, la danza de los vientos, y otras muchas; casi cada semana, tenemos una fiesta, y mis chicas se divierten.

Para la primavera, tengo nuevos proyectos, quiero que cada día haya más súbditas en mi república, más farandinas, por lo que voy a construir un nuevo edificio, un colegio de verano para señoritas distinguidas, ya lo he hablado con mis mujeres y les parece muy bien. Se que me adoran, tienen todo lo que cualquier mujer puede desear y un hombre, que sabe tratarlas.

Ya estoy haciendo los planes para seleccionar al profesorado, después vendrán los del alumnado, sólo sé que todo serán mujeres.

Por último, quiero hacer una reflexión pública, admiro a las mujeres, me fascinan; disfruto conociéndolas, sabiendo todo lo que les complace, lo que les gusta; y ahí está la auténtica diferencia entre unas y otras: necesitan atención diferenciada.

Unas funcionan con mano dura, otras con guante de seda, otras solo se portan bien cuando están bien folladas y otras solo disfrutan cuando son deseadas, pero no se las folla. Cuanto más las conozco, más complicadas me parecen, pero en realidad, no creo que en este mundo haya algo más interesante que dedicar la vida a una causa.

Otros antes que yo lo hicieron, algún emperador romano, algún truhán renacentista, muchos locos románticos, el divino marqués, Henry Miller, Ashbee, Picasso. Muchos actores de Holliwood, y muchos políticos de la época actual; en realidad, en estas cosas creo que es mucho mejor adquirir la experiencia de forma personal, más que por los conocimientos de otros.

Estoy escribiendo un diario, con el objetivo de hacer públicas mis memorias dentro de muchos años, creo que nuestra sociedad cada vez deriva más hacia el hedonismo, pero la falta de creatividad o de recursos, convierte en rutinas las conductas sexuales, el deseo, la lujuria. Ya no queda poesía, por que la imaginación agoniza.

Un consejo para los hombres que lean este relato, imaginen, mejor dicho sean capaces de hacer imaginar a sus hembras que con ustedes estarán como con ningún otro macho de la especie, y no cesen de hacerlo nunca.

Un consejo para las mujeres, admitan de una vez por todas la muerte del feminismo, el feminismo no proporciona placer, sólo es una desviación del auténtico sentido de las cosas. Los machos son dominantes en todas las especies, el macho alfa que dirían los antropólogos. Busquen un macho alfa, y déjense dominar por él, ofrézcanle todo, su cuerpo y su alma, que el se sienta en el lugar al que le lleva su instinto, y les aseguro que jamás les abandonará.

Regálenle una vara de madera fina, y díganle a su macho, que la use sin piedad cuando sea necesario. Esta es la mejor forma de que una pareja funcione, que las cosas queden claras desde el principio, la mujer debe estar siempre sometida al hombre, la hembra al macho, la luna al sol.

Concluye aquí lo que he decidido contarles, tal vez en otra ocasión, le envíe un nuevo relato al señor tótem, para que lo publique por mi. Realmente, creo que él tiene la sensibilidad suficiente para comprender todas estas cosas, espero que ustedes disfruten imaginando, como podrían vivir en la única república sexual del orbe. Hasta otra.