Fantasías y realidades
Una mujer madura casi en la sesentena decide buscarse un amante y usa las redes sociales para intentar seducir a un vecino de calle y lo consigue. Quedan y se produce un encuentro de alto voltaje
FANTASIAS Y REALIDADES
Los tiempos de Internet nos han cambiado a todos. A los que nacimos casi con un ordenador y a nuestros padres y abuelos que nacieron hasta sin televisión. Esto le ocurre también a Claudia. Mujer casi en la setentena. Casada, dos hijas incluso con un par de nietos. Siempre ha sido una mujer con un apetito sexual que ella consideraba normal. Cuanto pasaban los años casi solo lo hacía los sábados.
Desde hace casi un par de años ni eso. Su marido solo quería de vez en cuando y ese de vez en cuando era una vez al mes y a veces una vez al trimestre etc. El amor por su marido no descendió pese a ello. Lo entendía, los años pasaban y la naturaleza hacía de las suyas. Entonces entendió lo que era darse placer. Se acariciaba en la ducha, a veces, solo con las manos y otras ayudándose con el agua y después de una despedida de soltera de una sobrina descubrió los juguetes. Los guardaba fuera de la vista de su marido porque le daba vergüenza.
Un día, de repente, vio a un vecino de su calle más de veinte años menor que ella y le pareció muy atractivo. Le conocía de vista desde que era joven pero nunca había pensado en él como hombre, pero hoy mientras colgaba la ropa y le vio se excitó. Se excitó mucho. No le dio mayor importancia y pensó que pasado el tiempo la cosa pasaría, pero no pasó. No era una obsesión, pero empezó a sopesar seriamente seducir al hombre y follar con él.
De hecho, algunas de sus últimas masturbaciones nacieron inspiradas en ese hombre. Un día que estaba llegando a su portal vio el portal del hombre abierto y entró para mirar los apellidos en el buzón de correos. Seguido, fue a su casa y aprovechándose de esa información se puso a buscar en Internet si el hombre tenía perfiles en alguna red social y descubrió perfil en un par de ellas.
Ella tenía perfil en una de ellas y le solicitó amistad. Quizás él al verla y saber que era bastante mayor que él no querría nada con ella, pero aceptaría la amistad. Pues la amistad la aceptó. Luego intentó sacar conversación con él, pero sin parecer que quería follar con él y lo logró. Cada semana era un avance. Poco a poco avanzaba. Todavía no había descubierto su identidad ya que él tampoco le había preguntado nada sobre cómo era etc.
Un día él se lo preguntó y ella le dijo que antes de decirle nada tenía que prometerle que no la bloquearía ni nada por el estilo. Él, aunque extrañado lo prometió. Recibió la foto y la reconoció como la mujer madura del bloque de enfrente. Siguieron hablando y las cosas se fueron calentando. Ella le planteó lo que no se atrevía a decirle y era que quería follar con él. La verdad, era una madura interesante y aunque nunca había pensado en tener sexo con una mujer tantos años mayor que él, pero esa mujer le excitaba, le ponía cachondo cuando sus conversaciones subían de tono y decidió aceptar.
Ahora quedaba decidir dónde. Ella vivía con su marido y él con sus padres mayores y en verano surgió la oportunidad. Una hija de ella se había ido con el marido de viaje y le había pedido a ella que le vigilara la casa. Así que haciéndose la interesante le mandó un mensaje. El viernes le envió un mensaje sabiendo que él estaba de vacaciones. Si quieres follar acude a xxxxxxxxxxxxxxxx. Mi hija se ha ido con su marido de viaje y tengo las llaves. Le dijo que saldría de casa a la 16 y que la diera 5 minutos y que caminara detrás de ella dándola unos metros y él eso hizo.
Caminó tras ella. Por la dirección sabía que el barrio estaba a las afueras. Era un barrio residencial con poco movimiento. Ella entró en el portal y llamó al ascensor. Él entró detrás y se situó a su lado. Traspasaron las puertas del ascensor y cuando estas se cerraron, se miraron. La tensión estaba ahí. Se acercaron y se besaron. Primero, un suave beso, tierno y corto, luego más largo, luego más intenso hasta que llegaron al piso. Para aumentar las precauciones él no salió del ascensor hasta que ella no había abierto la puerta.
De un rápido paso entró y la empujó contra la pared. Este brusco movimiento la sorprendió y al girarse él la beso aprisionándola contra la pared. Ella respondía a sus besos. Parecía que era una guerra por ver quien ganaba en la batalla de lenguas. El con sus movimientos le fu conduciendo a la ducha. Una amplia ducha. Le volvió a besar y le quitó la camiseta, luego soltó su cinturón. Ahora empezó a bajar los pantalones hasta solo dejarle en bóxer. El sacó la falda de ella y luego empezó a soltar todos los botones de la blusa. Luego ella se bajó las braguitas y empujó a él dentro de la ducha.
Accionó los mandos de la ducha, todos los grifos con agua caliente. Se arrodilló frente a él. Nunca había hecho eso que iba a hacer. Jugó con el bóxer empapado y se lo bajó. La polla estaba ya bastante dura y atrapó la punta con los labios. Luego fue metiéndoselo en la boca hasta que hizo tope y empezó a mamarla poco a poco hasta elevar el ritmo. Pero de repente paró. Lo hizo tumbarse en el suelo de la ducha. Se sentó sobre el hombre. Cogió su polla y se sentó sobre ella penetrándose.
El sintió como entraba en un lugar húmedo y cálido. Ella comenzó a cabalgar sobre la polla poco a poco. Ella gemía primero suave para luego poco a poco elevar el tono hasta casi chillar. Él le comía los pechos, dos grandes flanes que para él eran la mejor de las golosinas. Él tenía miedo de correrse y la echaba para atrás, pero conseguía que ella se excitase más y lo cabalgase a galope tendido hasta que la mujer no pudo aguantarse y se corrió quedándose desmayada casi entre sus brazos con el agua cayendo en su cuerpo.
Ahora él tomó la iniciativa y situó la mujer contra la pared. La besaba el cuello, con la mano fue acariciando sus pechos desde la espalda. Luego fue bajando la mano jugando con su ombligo y seguir descendiendo hasta su sexo. Allí jugueteó con el vello recortado que ella se había adecentado. Introdujo dos dedos y sacándolos se los dio a probar mientras al oído le decía lo que estaba disfrutando con ella.
Con la polla en la mano la situó a la entrada de su culo y ella con temor le dijo que tuviera cuidado. Él le dijo que estuviera tranquila. Cogió el gel de baño y se echó una buena cantidad en la mano antes de acariciar el estrellado agujero y simular una paja con más gel. Ahora intentó sodomizarla, pero no lo logró. Echó más gel y lo volvió a intentar. Estaba a punto de lograrlo. Empujó más y venció la primera barrera. Luego la sacó y la volvió a meter varias veces más. Mientras se besaban apasionadamente a la vez que él jugaba con sus pechos y con sus movimientos la penetraba, pero solo la punta hasta que de improviso para no hacerla daño no paró y se la metió hasta el fondo.
Luego la cogió de las caderas y la follaba con mucho vigor. La sacaba y la metía hasta el fondo para luego cabalgarla a galope tendido hasta que no pudo más y eyaculó dentro de ella en el momento que ella tuvo otro orgasmo con el dedo que le había dedicado el chico. Ahora se sentaron los dos en la ducha abrazados para terminar jabonándose mutuamente y aclararse para luego salir y secándose volver a vestirse y marchar a sus casas saliendo primero uno y luego la otra.
Este relato es imaginario, pero me encantaría que me escribierais. Lo podéis hacer a: