Fantasías sexuales de las españolas: Icíar IV

Esta es una serie de narraciones con un denominador común: fantasías de mujeres descritas por ellas y convertidas en relatos donde, eso sí, las circunstancias y la misma trama es inventada. Como decían en las películas y series antiguas, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Pasado un mes, ese juego se había convertido en habitual. Como sucede con todas estas historias, una vez que se normalizan dejan de llamar la atención y simplemente te puedes concentrar en disfrutar. Icíar tiene que reconocer que las disfruta y para su regocijo Antonio también. Su mente no para de bullir, parece que esto ya no es suficiente para mantener el subidón. El cuerpo, cuando normaliza algo, también se acostumbra igual que la mente. Y la suya no para de funcionar imaginando cuál es el siguiente paso, que por supuesto no es otro que llevar a la realidad esto. La sola idea de que todo esto pueda pasar la enerva. Y prevenida, va preparando el camino por si acaso, solo por si acaso.

En su última sesión de sexo pregunta a Antonio:

  • Oye, si algún día yo te hiciera algún regalo...

  • ¿Regalo? ¿Qué tipo de regalo?

  • Digamos un regalo en forma de fantasía cumplida.

  • Ya veo por dónde vas... Y no sé si es buena idea…

  • También te parecía mala idea solo imaginarlo y fíjate lo que disfrutamos ahora.

  • Tía, tienes una fijación con esto.

  • No vamos a hacer nada que tú no quieras, cariño, solo estoy jugando a preguntar.

  • Y ¿la pregunta era?

  • ¿Hay alguna de mis amigas o de nuestras conocidas que te guste?

  • Sabía yo que ibas a salir por ahí.

  • Venga, solo como curiosidad…

  • No hay ninguna que me guste como tú.

  • Estamos hablando de follar, no de encariñarnos, en serio ¿no follarías con ninguna de las chicas que conoces?

Antonio parece dudar un momento y ella ya sabe que lo ha pillado.

  • Venga ¿quién? dímelo cariño, anda.

  • Joder, si solo es una tontería, que no es que me guste ni…

  • Ya lo sé, no te preocupes, pero ¿quién es? - le achucha ella.

  • Patri…

Icíar da un respingo y suelta una carcajada, incrédula.

  • ¿La Patri te gusta? no me lo puedo creer: ¡pero si es boba!

  • Ya, pero no estamos hablando de casarme con ella. Me has preguntado que quién me pone y aunque es una imbécil, bueno la verdad es que... - Antonio se apura y no sabe cómo seguir ni cómo salir del atolladero en que se ha metido – ¿Ves? por esto no me gusta hablar de estas cosas…

Icíar sigue con el ataque de risa:

  • Pero ¿me quieres decir que es lo que te pone de ella?

  • El culo – admite - Bueno verás, un día vino con un vestido de gasa blanca y se le transparentaba casi todo. Llevaba unas braguitas negras y pues… como que me llamó la atención. Desde entonces no hago más que darle vueltas. Es una tontería, solo es una fantasía pero ya está. Querías que te lo dijera ¿no? La verdad es que es la última persona a la que le pediría salir pero...

  • Lo entiendo, lo entiendo - dice ella más calmada - A veces pasa. Te quedas pillado con un gesto, con una imagen, con algo y ya no te lo puedes quitar de la cabeza. Acaba convirtiéndose en un fetiche sexual. Lo cierto es que la Patri es alta y tiene buen tipo, lo que más llama la atención de ella son sus tetas, pero entiendo que su culo también te ponga aunque la verdad es que yo lo veo un poco grande, pero como ahora se llevan tipo Jennifer López...

  • Es por...

  • Sí, ya lo sé: es porque le viste los cachetes come bragas...No te gusta una chica, te gusta un culo.

Los dos se ríen, ahora Antonio está menos tenso y ella le abraza. Permanecen así un rato juntos.

Más adelante, Icíar le da una vuelta al asunto. Como fantasía resulta divertida: se imagina a su novio cepillándose a Patri, que por otro lado, no se sabe si tiene más de tonta o de engreída. Icíar la descarta automáticamente como candidata en caso de que la fantasía evolucionara hacia algo más real. Con la Patri imposible. Ella no se prestaría a este juego, eso suponiendo que quisieran involucrarla. Icíar sabe que sería muy mala idea, no es ni de lejos la persona más adecuada para plantearle un “menage a trois”. Como ha quedado claro durante la conversación,  es solo un fetiche, pero en este caso la realidad y la fantasía son incompatibles. No, no es Patri la chica idónea.

Icíar da un repaso a todas sus amistades y conocidas pero no encuentra ninguna candidata que le pueda valer. Piensa en Estefanía, una compañera del bufete, algo alocada, divorciada recientemente y de las que no se corta a la hora de comentar sus aventuras en la hora del café o en el almuerzo. En la última fiesta de Navidad la lío parda y acabo acostándose con uno de los becarios de la empresa al que le sacaba más de 10 años. Ella e Icíar conectan bien.

Puntos a favor: le gusta el sexo no convencional, parece dispuesta a probar nuevas experiencias y seguramente no es de las que se echarían las manos a la cabeza ante una proposición así. Acaba de salir de una relación y no parece muy dispuesta a meterse en otra, al menos a corto plazo. Todo indica que se está dando un tiempo para disfrutar y lo está aprovechando bien. Es mona y aunque menudita tiene buen cuerpo. Cree que puede gustarle a Antonio. También a favor que si en la cama hace todo lo que dice y promete, puede dar mucho juego.

En contra: está demasiado acelerada. Es una cabeza loca un poco imprevisible. Más bien la definición sería inestable. Imposible que guarde el secreto ¿Conviene arriesgarse a que toda la empresa se entere de la movida? Porque con Estefi, las posibilidades están entre: casi seguro que se va de la lengua y ya lo ha soltado. Tanto si acepta entrar en el juego como si no, ésta se va de la lengua fijo. Finalmente Icíar la descarta. Hay cosas que la ponen mucho y le gustaría probar, pero el trabajo es el trabajo y ella se considera una buena profesional. Un tema así en un bufete como el suyo, es un San Benito que te cuelgan para toda la vida y bastante pega ya el callo para que a partir de ahora la conozcan como la del trío. Y además, está Antonio, que no parece del todo convencido ni mucho menos. Y la posibilidad que sea alguien conocido parece que le provoca rechazo. Se trata de animarlo, no de darle motivos para echarse atrás. Así que tanto Estefanía como la Patri se quedan fuera de la ecuación. En realidad, nunca han sido una variable de la misma pero...ahora ¿dónde buscará?

A Icíar se le vienen rápidamente a la mente las redes sociales y aplicaciones como Tinder. Empieza a curiosear y pronto descubre que para relaciones no convencionales, son mejores los foros. En internet encuentra varios en una primera pasada, con sus subforos específicos de tríos. MHM y HMH son términos que pronto empiezan  a resultarle familiares. Lo que ella pretende es un encuentro mujer – hombre - mujer. Encuentra un par de sitios para este tipo de encuentros y pronto observa que las chicas no se suelen anunciar. Son las parejas las que buscan. Por lo que puede ver apenas hay anuncios de chicas solas. La mayoría son parejas que solicitan una chica, a veces con características muy concretas, y luego se ve que responden por privado.

Algunos cuelgan sus experiencias y ella se enciende leyéndolas. Algunas están muy bien narradas e incluyen alguna foto o video con la cara tapada. Es lógico, piensa, la gente solo suele contar cuando le va bien. Hay pocas experiencias negativas en el foro. Al final se anima y sube un post.

“Pareja joven entre los 30 y los 33 años, serios, educados y cultos, buscan chica para trío. Damos y exigimos discreción, buen rollo y ganas de pasarlo bien. Sería nuestra primera vez.”

De momento se abstiene de poner fotos aunque sabe que una foto suya y de Antonio con poca ropa, podría animar a más de una. Los dos aparentan menos edad de la que tienen, buenos cuerpos ya que no perdonan los tres días de visita al gimnasio más lo que salga el fin de semana (senderismo, trekking, bicicleta...). Y además evitan los excesos con la comida. Y son guapos. Hacen una pareja muy molona pero mejor no subir fotos suyas, aunque sea cara tapada, a un sitio como ese y menos aún sin consultar con Antonio.

Por cierto, piensa ella ¿cómo reaccionara él? De momento han incorporado la fantasía sus juegos pero eso es una cosa y otra muy distinta hacerla realidad.

Conoce a su novio: es mejor presentarle las cosas cuando ya estén hechas, cuando tenga una chica dispuesta. Ante la sorpresa lo puede pillar con la guardia baja y la verga alta. De momento seguirán jugando a fantasear mientras trabaja para hacerlo realidad. Hasta que no esté todo listo no se lo contará a Antonio. Será su sorpresa, su regalo.

Más tarde, entra en otra web similar, después de un par de días mirando ya tiene localizadas las dos que parecen más serias y ahí también cuelga su anuncio. Ahora toca esperar. Icíar deja pasar un par de días evitando la tentación de entrar. A la tercera noche, entra con el perfil que se ha creado y consulta los mensajes en las dos webs. Unos veinte. De ellos, la mitad son de hombres que ofrecen trío ¡Qué pesados a pesar de haber puesto que no es lo que buscaba! Tenía que haber especificado como otros anuncios, abstenerse hombres solos o parejas solas, buscamos chica. Hay tíos que hay que decirles las cosas dos veces y ni haciéndoles un dibujo.

La otra mitad se dividen entre ocho chicas jóvenes (todas ellas con muy buen tipo), que a poco que escarba se da cuenta que son profesionales que cobran por cada encuentro y las otras dos, son maduras de cincuenta años para arriba, que aparentemente van en serio. Una de ellas es atractiva y tiene buen cuerpo, pero no es lo que busca Icíar. Quiere una chica que como mínimo esté tan buena como ella, que impresione a Antonio y que despierte en él deseo instantáneo. Para que no se lo piense demasiado. Además, si es joven mejor, porque estará en su onda. La verdad, no se ve haciendo un trío con una mujer que le saca veinte años de diferencia. No cuadra con la fantasía de ambos.

¿De ambos? se pregunta Icíar ¿realmente es de los dos o está ella arrastrando Antonio? Sea lo que sea, lo que importa es el resultado, piensa descartando cualquier remordimiento ¿A qué chico no le va a gustar hacer un trío con dos mujeres? De hecho, es la fantasía más recurrente de cualquier hombre. Y está segura que si lo hace bien y busca la persona adecuada, Antonio no será una excepción. Pero de momento la persona adecuada no llega.

No obstante, Icíar, sabe esperar. Su profesión le ha enseñado a ser paciente y a insistir: las cosas no se consiguen a la primera. Renueva los anuncios, participa en algunos de los hilos abiertos, tiene conversaciones con algunas parejas y finalmente, se decide a poner una foto suya solo de cuerpo.

“Si yo estoy bien, imagínate mi chico”, añade debajo para animar al personal femenino. A partir de ahí se multiplican los mensajes de tíos insistiendo hasta la pesadez, pero Icíar los va bloqueando.  Al final, la mayoría de desisten aunque siempre queda algún pelmazo. Igual pasa con las profesionales. Las únicas interesadas de verdad siguen siendo bastante mayores que ellos, hasta que al final entran dos o tres chicas más jóvenes.

La primera impresión es que parecen estar más curioseando que otra cosa. Pero una de ellas le cae bien. Gloria, una chica parece que un poco parada y tímida. Se muestra interesada en ella y reconoce que es la foto la que la he hecho contactar. Intercambian mensajes y al final la cosa se pone interesante. Gloria es un contacto de verdad, no es un fake. Se cuentan sus fantasías y hablan de los que les gustaría hacer. Se establece un vínculo entre ellas. Icíar, al final, se queda con la impresión de que a la chica le gusta más ella que su novio y si contacta, es porque tiene cierta tendencia lésbica. Como que quiere curiosear. Reconoce que le llama la atención el cuerpo de Icíar y que le pone montárselo con una abogada y su novio, aunque ella piensa más bien que es lo de la abogada lo que le llama la atención.

Itziar tiene que admitir que también le pone la experiencia de estar con otra mujer. No solo compartir a su chico, sino experimentar como es acariciar y ser acariciada por manos femeninas. No la acaba de convencer un rollo puramente lésbico, pero la mezcla le da morbo. En el caso de Gloria, cree que se trata más bien de poner el trío como excusa para llegar a una experiencia lésbica. En su conversación hay varios indicios que pueden apuntar en esa dirección. Le da la impresión de que la chica es algo inmadura y no se aclara muy bien con su sexualidad. Cómo que anda buscándose, posiblemente también en lo personal. Bueno, en el fondo nada que la incomode a ella. Mejor incluso: así resultará más manejable.

En apenas dos o tres semanas la cosa se concreta y la fantasía pasa a convertirse en posibilidad. Y la posibilidad se convierte en planificación. Gloria está dispuesta a quedar, de forma que ahora es el momento de dar el paso con Antonio. Y para ello busca la ayuda de su nueva amiga que pasa a convertirse en cómplice.

Icíar elige bien el momento. Un viernes por la noche después de no haber tenido sexo en tres o cuatro días. Antonio está de buen humor por el próximo fin de semana y con las ganas a flor de piel. Nuevamente, la táctica de hacerse la interesante y hacerlo esperar, de calentarlo y de introducir sus fantasías en los prolegómenos. Y cuando él está ya en sus manos esperando que caiga maná del cielo, aprovecha.

  • Uf qué placer - gime mientras su novio bucea entre sus piernas - ¿No te gustaría que hubiera otro coñito aquí al lado del mío para saborearlo también?

  • Sí, sí - responde mecánicamente él.

  • Conozco a una chica - comienza ella dejándolo caer entre suspiros.

Antonio se detiene y levanta la cabeza:

  • ¿Una chica?

  • Sí, he estado curioseando por algunos foros de Internet…Es una chica muy maja que quiere probar un trío.

  • Pero ¿cómo es? - Pregunta Antonio un poco desconcertado, sin tener muy claro exactamente lo que quiere preguntar, si como es la chica o como es que ella anda metida en esos foros ¿Y por qué ha tomado la iniciativa sin decirle nada?

Icíar no lo deja pensar demasiado:

  • Es una buena chica, he estado hablando con ella varias veces a través del chat. Solo quiere probar igual que nosotros.

Ese “nosotros” suena un poco forzado, Antonio no las tiene todas consigo pero en ese instante no tiene precisamente la sangre en el cerebro, sino en la polla. Su novia ha sabido elegir bien el momento.

  • ¿Quieres verla? me ha mandado alguna foto.

Icíar coge el móvil que está convenientemente cerca y lo desbloquea. En realidad, le ha mandado muchas fotos y ella ha seleccionado las mejores, en las que sale más favorecida y también las más explícitas. En la primera se ve una chica de piel clara, en eso se parece a su prima, bien maquillada y con una sonrisa pícara le va mostrando sus pechos, menudos pero puntiagudos. Apenas apuntan los pezones por encima de la tela dentro de una aureola rosa. Lo suficiente para captar la atención de Antonio.

Las siguientes dos o tres solo de la cara y finalmente, un par de ellas vestida con unas mallas ajustadas y un top. El entremés antes de mostrarle una sentada desnuda, con la rodilla levantada tapándole estratégicamente el pecho y el sexo.

  • ¿Te gusta?

  • No está mal - reconoce él casi refunfuñando pero sin poder apartar la mirada de la pantalla del móvil, para regocijo de Icíar que comprueba que está llevando a Antonio por donde ella quiere.

Luego, otra de ella tumbada, hecha desde atrás de forma que se puede ver un culito respingón, con dos cachetes divididos por una rajita oscura que promete muchas diabluras. Después, una de ella de frente con las piernas cruzadas y un pequeño triangulito de vello asomando entre las pantorrillas.

Y por fin, jaque mate, ella en la misma posición pero esta vez con los muslos abiertos. Al final de ellos, como si de un camino con jardín al fondo se tratara, su sexo se exhibe impúdico, dos labios vaginales no muy gruesos pero si alargados, solo con un poco de pelo en la parte de arriba, y separados por una línea rosa. A diferencia del de Icíar, mucho más carnoso y con los labios menores sobresaliendo. Se presenta como un coñito elegante, compacto, bien definido y morboso más por lo que oculta que por lo que enseña.

Antonio permanece hipnotizado sin saber qué decir: resulta evidente que la chica le gusta. Icíar deja la última imagen en pantalla y coloca el móvil sobre la almohada. Ahora es ella la que se mete entre las piernas de Antonio y combina un masaje de sus testículos con una chupada de su glande.

  • Uffff - exclama rendido a la caricia íntima. Ella sigue hasta que lo lleva a ese punto de no retorno en que ambos sabe que ya solo vale el orgasmo, el derrame de semen, la dulce agonía del placer extremo. Solo se interrumpe un momento para sacársela de la boca y decirle a su novio:

  • Coge el móvil y mira la foto. Imagínate que es ella la que te lo está haciendo, imagínate que te la follas… esos pechos, esa boca, ese coño pueden ser para ti.

Antonio se remueve mientras sus dedos se aferran a las sábanas intentando agarrar algo sólido, como si quisiera sostener sobre algún asidero su voluntad, pero está ya quebrada e Icíar lo sabe, lo nota, mientras acelera la paja con la mano que ahora agarra el falo y a la vez con la boca que succiona a la punta. Lo siente vibrar y percibe las pulsaciones previas antes de que el semen recorra el falo y brote por su capullo.

Cuando recibe el primer  borbotón profundiza abriendo sus labios y metiéndose la verga, todo lo hondo que puede. Luego, vuelve a presionar la base del falo, esta vez con la boca, hasta que Antonio expulsa la última gota. Después lo recorre presionando con los labios en sentido contrario, para estrujarla y dejarla del todo seca, pasando un par de veces la lengua sobre el glande, aunque sabe que esto le provoca cosquillas justo después del orgasmo, una pequeña maldad marca de la casa.

Él se estremece y suavemente le aparta la cabeza mientras espira, todavía más en el otro mundo que en este.

Con la boca llena de leche de su novio, Icíar sonríe para dentro. Todavía protestará un poco, se mostrara algo inseguro y vendrán algunos contactos virtuales para conocerse antes de quedar, pero sabe que lo tiene ya ganado para su causa.