Fantasías sexuales de las españolas: Icíar III

Esta es una serie de narraciones con un denominador común: fantasías de mujeres descritas por ellas y convertidas en relatos donde, eso sí, las circunstancias y la misma trama es inventada. Como decían en las películas y series antiguas, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Desde ese día se han visto contadas ocasiones y desde luego no han vuelto a estar juntos, afirma Antonio ante las insistentes preguntas de Icíar, obviando mencionar el encuentro con una María del Pilar embarazadísima.

-Pero ¿no te gustaría volver a estar con ella? -  inquiere y él la mira con cara de “¿pero qué pregunta es esta?”

A Antonio le incómoda cada vez es más este tema:

  • Si lo sé, no te cuento nada - afirma en repetidas ocasiones cuando ella le pide que le vuelva a narrar todo porque le fascina esta historia.

Y no, no ha sido fácil reconstruirla en todos sus detalles. Ha tenido que ponerse pesada hasta la saciedad para conseguir arrancarle cada vez un trocito de lo sucedido a su novio y luego, hay cosas que conociéndolo, ha tenido que reconstruir ella sola. Hay partes de este relato qué son más de Icíar que de Antonio, pero que a ella la hechizan igual.

  • ¡Qué fuerte! - piensa con el subidón de adrenalina que le provoca el revisar los hechos. Una semana antes de su boda, sexo sin protección, una noche de locura, el último baile juntos… ¡si parece una puta telenovela!

Está impactada ¡Cómo le gustaría haber tenido una experiencia tan brutal como esa! Se imagina siendo la novia infiel, o a veces en el papel de seductora, siendo ella la que se folla al novio unos días antes de su boda. También se imagina viéndolo todo de testigo, disfrutando en directo todo lo que pasó aquel día e incluso participando. Esta parte la pone especialmente: es la que da el mayor subidón. Le gustaría formar parte de aquello, introducirse entre ellos dos, vivir su pasión alocadamente, hacer un sándwich con ambos, montar un trío. Todas las variantes la ponen pero últimamente se centra en el trío con su novio y otra chica. Quizás porque piensa que es lo que menos rechazo le provocaría a Antonio. Joder, ¿qué tío no ha tenido ese sueño? Y la posibilidad de que algún día se pudiera convertir en realidad la pone. De todas las fantasías, es la que cree que tiene más fácil llevar a cabo.

A veces piensa que va demasiado lejos en sus imaginaciones pero ¡qué coño! ¡Para eso son fantasías! ¿No?

Y Antonio que no sabe nada de esto pero que, a estas alturas, ya debe sospechar que a su chica le ponen según qué temas, por el interés que se toma en que le cuente detalles y la manía de sacarlo a veces antes de hacer el amor, como está pasando hoy. Pero parece que esta tarde no está por la labor. Ya han revisado su historia un montón de veces y esta vez parece que se raja. Él no tiene tanta imaginación como Icíar “¿por qué no simplemente pueden ponerse a follar y ya está?” parece pensar. Pero ella no da su brazo a torcer: si algo se le pone en el coño, a cabezona no le gana nadie. Así que tira por otro lado y explora nuevas posibilidades.

  • Oye ¿jugamos a verdad verdadera?

  • Te he dicho que no me apetece hablar de mi prima.

  • Venga, solo una pregunta cada uno y te prometo que la mía no va a ser sobre tu prima - dice mimosa mientras vuelve acariciarle el vientre. Antonio parece pensárselo un momento, la conoce bien y sabe de su cabezonería, pero también sabe que cumple su palabra.

  • Bueno, vale.

  • Venga: pregunta tú primero.

  • ¿Que te traes entre manos?

  • Jajaja ¿esa es tu pregunta? Bueno, pues te contesto con la mía: A ver, lo que yo quiero saber es cuáles son nuestras fantasías sexuales más interesantes ahora mismo. Tú me dices lo que más te pone, lo que más te gustaría hacer y yo te respondo con la mía.

-  Mi fantasía sexual más importante ahora es echar un polvo contigo y dejarnos de tanta tontería - comenta Antonio escamado, barruntando la encerrona.

  • Pues si quieres que el polvo sea intenso y bueno vamos a jugar un poco ¿no? es que eres un soseras, hijo. Venga ¿qué te pone que no me hayas contado? Palabrita del niño Jesús que esto no sale de aquí. Dime eso que quieres hacer y que se te ha pasado por la cabeza pero no te has atrevido a pedir: ¿Un masaje prostático? ¿Participar en una orgía? ¿Probar un poco de rollo con otro hombre?

  • No me gustan los hombres.

  • Bueno, por eso hablaba de fantasías, para probar.

  • Pero es que no me gusta nada de lo que has dicho…

  • Pues hijo, opina tú. Yo solo daba ideas para animarte.

  • Pero ¿por qué hay que complicar tanto las cosas? a mí me apetece estar contigo y ya está, estoy a gusto, me gusta lo que hacemos, eres buena en la cama y además nos queremos ¿no?

  • Claro, eso sí que sí, no lo dudes.

  • Pues entonces no necesito más.

  • Pues entonces acabarás aburriéndote de mí ¿No te gustaría poner un poco de pimienta en nuestra relación? ¿Hacer algo distinto?

  • Ya: algo distinto... - Refunfuña él entre dientes viéndola venir.

  • Mira que te pones tenso cuando hablamos de estos temas – susurra Icíar mientras su mano llega hasta su pene y lo acaricia suavemente - Yo intentando que disfrutemos y tú siempre a la defensiva - dice mientras lo agarra y lo masturba mansamente.

Antonio suspira mientras ella, sin dejar de masturbarlo, recorre su vientre con la boca hasta llegar a su falo que besa con ternura. Luego saca un poco la lengua y lo recorre en su longitud lentamente, estimulándolo a la vez que continúa con el masaje.

  • ¿No me preguntas cuál es mi fantasía? - dice solo un segundo antes de hacer desaparecer su glande en la boca, envolviéndolo con su lengua.

  • Uffg - jadea Antonio mientras se tensa y esta vez es por el placer.

  • ¿Cuál, cuál es tu fantasía? - consigue articular.

Ella la saca un momento de la boca y le pregunta:

  • ¿Te sigue gustando tu prima? - Para acto seguido volver a introducirla recorriendo el tallo hasta llegar casi a los huevos y aguantando ahí unos segundos.

  • Sí, digo no, bueno, quiero decir que me gustaba.

Icíar se retira y dejando la polla llena de saliva. La coge con la mano y resbala, lo que aprovecha para hacerle una paja ya en toda regla.

  • No mientas, seguro que te la volvías a follar

  • No sé nada de ella... Y ahora estoy contigo.

  • ¿Eso es que no o que sí? - pregunta ella mientras le chupa un testículo, apretándoselo con los labios para luego volver a recorrer el falo con la lengua hasta el prepucio - ¡Venga! Dímelo, no me voy a enfadar ¿no ves que a mí me pone todo esto?

  • ¡Estás loca! - gruñe Antonio aunque es incapaz de retirarse. Tiene que reconocer que Icíar lo está haciendo muy bien. El morbo y el placer que le provoca van de la mano y se deja llevar.

  • Sí, sí me gustaría volver a follarla ¿es eso lo que querías oír? pero no lo voy a hacer aunque pudiera.

  • ¿Y si te dijera que a mí no me importaría? Siempre que yo participara, claro - Y tras decir esto se la vuelve a introducir, chupando con fuerza mientras con la mano en la base del falo lo pajea.

Antonio se corre sin poder evitarlo. Apenas recibe Icíar el primer chorro de semen en su boca, aprieta con sus dedos, deja de mamar formando con sus labios un cerco y succiona sin dejar escapar una gota. La eyaculación es larga y abundante, piensa satisfecha. Ha conseguido poner muy cachondo a su chico. Traga lo que puede y cuando él acaba, todavía le queda un resto en la lengua que le enseña con cara de vicio antes de relamerse y engullirlo.

Antonio se queda agotado y flojo con los ojos mirando hacia el techo, mientras Icíar se aprieta contra su costado y le echa el muslo por encima de la pierna.

  • ¿Lo decías en serio? - rompe por fin el silencio - lo del trío, digo.

  • Bueno, me has preguntado por mí fantasía. Pues sí, la verdad es que eso me excita.

  • ¿Eres bisexual? - pregunta Antonio sorprendido.

  • Todas las chicas lo somos un poco ¿no? - comenta ella tratando de llevarse el agua a su molino - Pero no te preocupes que no van por ahí las cosas. No es tu prima la que me pone. Es la situación, es ver tu cara mientras te damos placer, que tú me lo des a mí... Ya sabes...

  • No, no sé…

  • Pues que tu lengua lama mis pechos después de haber tenido otros entre tus labios, que tu pene aun chorreando de otra vagina entre en la mía, chuparte los dedos y notar el sabor a otra mujer… Que igual que yo me he calentado viéndoos follar, ella ahora observe como me lo haces... Que vea cómo fornica una pareja enamorada y además con el subidón del morbo por lo que acabamos de hacer…

  • Pero mi prima...

  • ¡Ostia Antonio, que me da igual tu prima! Lo suyo me pone porque me parece muy morboso lo que hicisteis, pero ya está. De hecho preferiría que fuera alguien ajeno a nosotros, que no quiero que te enamores de otra. Solo estamos hablando de sexo.

  • ¿Solo de sexo?

  • Pues claro. Dime la verdad: ¿a ti no te pone nada de lo que te estoy diciendo? si es así, se acabó el tema.

El no niega pero le cuesta reconocerlo. Icíar se da cuenta. Y se pega de nuevo a su cuerpo, acariciando y besándolo en la boca, un beso húmedo, largo e intenso. Cuando se separan los labios le hace un gesto con la barbilla y él, al final, transige con un débil sí apenas susurrado.

  • ¿Qué has dicho?

  • Que sí.

  • Que sí ¿Qué?

  • Que me pone.

  • ¡Venga! quiero oírte decir que es lo que te pone…

  • Montármelo contigo y con otra chica a la vez.

  • ¿Tener dos coñitos para ti en la misma cama?

  • Si.

  • Pues dilo así, con palabras guarras y sucias, que para eso son fantasías.

  • Me gustaría tener dos coños para mí, para hartarme de follarlos.

  • ¿Y cómo lo harías?

  • Os pondría a chupar a las dos a la vez.

  • Sigue, vas bien - dice Icíar mientras se toca entre las piernas.

  • Luego, os pondría a cuatro patas las dos juntas, culo pegado a culo y empezaría por metérsela a ella.

Icíar gime y coge la mano de su chico colocándola en su sexo ya húmedo. El sigue por donde ella lo ha dejado, introduciendo un par de dedos y haciéndole un pequeño fisting como sabe que a ella le gusta.

  • ¿Por qué a ella? - pregunta entre suspiros y jadeos.

  • Porque quiero que tú veas como me la follo y porque quiero dejarte para el final. Aunque lo que hago es sacarla en un momento dado y te la pongo en la puerta de tu vagina. Estás tan caliente y mojada que entra del tirón.

  • Me estás poniendo mala - gime Icíar.

  • Luego la saco y se la vuelvo a meter a tu amiga, que lleva un rato pidiéndome que vuelva a estar dentro de ella.

  • Pero tienes los huevos llenos de leche y estas follándote a otra chica ¿tú crees que aguantarás?

  • Lo intentaré…

  • No creo que aguantes: es un cuerpo distinto y está a cuatro patas jadeando. Le estás dando gusto y eso te pone a cien.  Cuando notas que ella se corre, seguro que te vas tú detrás – afirma ella entre estremecimientos de placer y roncos jadeos.

  • Tienes razón. Me corro y le vacío los huevos dentro. Mientras, ella también se corre con un alarido.

  • Y yo ¿qué?

  • Tú te masturbas mientras miras. Entonces, yo me voy recuperando, le pido a ella que me la chupe, que me la dejé bien mojada y lista y cuando estoy bien empalmado es tu turno – Antonio aparta la mano y lo que antes ocupaban los dedos ahora lo ocupa su verga, que se introduce entre los muslos de su novia mientras esta gime de gusto.

  • Y entonces copulamos delante de la chica…

  • Sí, pero es un polvo mucho más prolongado porque yo ya no tengo prisa y puedo aguantar. Le damos todo un espectáculo de cómo folla una pareja enamorada. Ella se vuelve a poner caliente y se toca: me pide con la mirada que le haga lo mismo pero yo estoy contigo hasta el final, hasta que los dos nos fundimos en un orgasmo que hace que se nos vaya la olla…

  • Siiiiiii -  grita ella mientras se corre con los movimientos frenéticos de la pelvis de su chico. Las piernas de Icíar se retuercen atrapando la mano de Antonio y todavía levanta el culo cinco o seis veces, mientras el orgasmo la recorre desde los pies a la cabeza en una explosión brutal que la deja desmadejada.

Él se vuelve a tumbar mientras la mira incrédulo por la corrida que se acaba de pegar.

  • ¡Joder Antonio! – Suspira - ¡qué bien! Cariño, ha sido increíble…

  • Oye ¿de verdad va todo esto en serio? - pregunta él cuando ella recupera cierto conocimiento...

  • Solo estamos jugando, no te preocupes ¿acaso no te ha gustado?