Fantasías sexuales (1: Los toreros)

Se cumple uno de mis sueños. Montármelo con un torero.

Fantasías sexuales(1.- Los toreros)

-¿El mundo del toro y la droga se dan la mano?- pregunté después de haber tanteado como se tomaría el entrevistado meterme en terrenos tan pantanosos.

-Normalmente no, el toreo es un arte que necesita tener todos los sentidos alerta y las drogas precisamente no ayudan a eso- contestó con rotundidad ante una pregunta espinosa .

-Pero hay veces que incluso parece llegar a los toros- Tenía que conseguir un titular impactante y no iba a parar hasta conseguirlo.

-Bueno no creo que ningún torero drogue a los toros. Cuando uno va drogado no da juego y da un espectáculo funesto de cara al público que no duda en abuchear y pitar al torero, mermando su reputación y a él mismo. Es muy duro aguantar.

-Se ha empezado a especular sobre la posible condición homosexual de algunos toreros ¿Existe la homosexualidad en el mundo del toro?

Ante tal pregunta, la joven promesa del toreo empieza a sentirse incómodo, se remueve en su asiento y trata de buscar las palabras exactas ante una respuesta no muy clara.

-Supongo que decir que no existe es una tontería. Habrá igual que en el mundo del espectáculo, del corazón o del fútbol. Lo único es que en este mundo se esconde mucho ya que la tradición rige que el torero sea una persona con un gran atractivo masculino que atraiga a muchas mujeres e incluso que su vida sentimental se encuentre salpicada de líos de faldas de los que no se sabe que es real y donde comienza la fantasía.

Mientras el joven intentaba contestar a la pregunta fue imposible que no esbozara una sonrisa en mi cara que el joven notó incomodándole incluso más.

Con estas preguntas ya tenía suficiente material para la entrevista por lo que di por terminada la entrevista, mientras mi compañero recogía la grabadora y guardaba la cinta en su caja yo me dirigí a desconectar el micro que se encontraba en un lado de la camisa del torero. En esto me encontraba cuando sin ninguna intención roce su piel a lo que él, incapaz de mantenerse impasible sonrió y en sus mofletes se empezó a marcar un tono rojizo.

Continué con la labor pero poniendo mucho más afán por rozarme con su pecho y cada vez que lo hacía en señal de perdón le miraba y lanzaba una sonrisa a lo que él respondía con otra. El juego empezó a ser descarado porque tardé más de 5 minutos en algo que no se tarda ni dos y sus pezones ya se marcaban duros por la excitación.

Cuando nos dirigíamos a la salida mi compañero dijo:

-Necesitaríamos unas fotos para el reportaje- a lo que me dio una cámara.

Lo cogí del brazo y le llevé a un rincón:

-No es necesario, podemos sacarlas del archivo- era lo que se hace en estos casos.

-Ya pero parece que tiene muchas ganas de estar contigo y no está nada mal- vamos lo que se llama una excusa perfecta para dejarnos solos.

-Vale, gracias tío- esto no era nada nuevo ya que no es la primera vez que yo le dejaba con algún personaje famoso como aquella vez con un futbolista que anunciaba su cambio de equipo y estuvieron más de tres horas juntos en una supuesta reunión sobre los términos de un reportaje.

Salió con el resto de los instrumentos y ahí me quedé con esa belleza de torero alto, musculoso, rubio, muy apuesto y unos labios que me moría por probar.

-Bueno pues te voy a hacer algunas fotos de frente, perfiles

-Está bien tú solo dime como me pongo- me dijo él con total naturalidad

-Para empezar, desabróchate un poco la camisa- por mí como si se la quitaba entera pues era lo que más deseaba.

-Así esta bien?- me preguntó con una cara de niño inocente como si no hubiera roto un plato en su vida

-No, a ver- me acerqué y empecé a desabrocharle más mientras palpaba todo su torso el cual estaba firme y me encantaba.

Empezó a sonreír y yo continuaba con mis sobeteos hasta que noté como en su pantalón empezaba a crecer un bulto que tomaba una forma considerable.

Viendo la forma de los acontecimientos él cogió mi cara y la acercó a la suya quedando a solo dos centímetros hasta que se rompió la distancia y nos besamos de una forma apasionada, comiéndonos las bocas a más no poder. Nuestras lenguas chocaban haciendo un ruido exquisito.

Le quité la camisa y él hizo lo propio con la mía. Comenzó a restregarme su lengua por todas las partes de mi cuerpo. Incrementaba el ritmo en mis pezones e incluso daba pequeños mordiscos dejando morados y marcas por donde lo hacía. Continuó el viaje con su lengua hacia mi ombligo haciéndome escapar el primer suspiro.

Cuando llego a los pantalones me los bajó y con su mano sobaba mi polla por encima del boxer la cual ya estaba dura y con muchas ganas de guerra.

-Vamos sácala y cométela toda, es tuya- le dije en momento dado

-Si me encanta comer pollas, ya verás que bien lo hago.

No pude más y me quedé en pelotas y restregué mi nabo por toda su cara hasta que se la introduje en su boca y el comenzó a chuparla introduciéndola poco a poco hasta que llegó al final y tocó mi pubis con la nariz a lo que di un respingo.

Comencé un mete saca intenso hasta que en un momento alcanzó una velocidad que bien se podría decir que le estaba follando la boca. Si continuaba con ese ritmo no iba a tardar en correrme por lo que lo reduje.

Chupó mis huevos metiéndoselos en la boca mientras bajaba su lengua hasta mi ano.

-Puedo comerme tu culo?- me dijo a lo que yo contesté afirmativamente.

Comenzó con su lengua rozando las partes rosas de mi ano hasta que introdujo la lengua poco a poco.

Mientras él continuaba su trabajo yo me masturbaba lentamente.

-Quiero que me la metas, estoy muy caliente- me dijo a lo que yo no podía negarme.

Le baje los pantalones y comencé un trabajo en su culo con uno de mis dedos lubricándolo hasta que lo tuvo entero en su interior y continué con el segundo hasta los tres. Cuando fue suficiente me coloqué un condón y presioné el capullo a la entrada de su culo y poco a poco fue entrando. Cuando mis pelotas chocaron con su culo aguanté unos segundos y comencé a bombear.

Él gemía y se pajeaba con fuerza mientras yo continuaba. Su culo estaba estrecho y apretaba muy fuerte. Cuando entre gritos se corrió tan fuerte lanzando leche que incluso le alcanzaban la boca apretó tanto su culo que no pude aguantar más.

-Me corro- le avisé y me dijo:

-Hazlo en mi boca, quiero sentirla en mi garganta.

Saqué mi rabo, me quité el preservativo y se la metí en su boca y tras dos chupetones me corrí intensamente llenándole la boca pues no pudo tragarse toda y se le escapaba chorreándole por todo el cuerpo juntándose con la suya. Cuando acabé me la limpió y nos besamos compartiendo el néctar de nuestros juegos.

Me invitó a una ducha que encantado tomé mientras acariciábamos nuestros cuerpos y nos entregábamos al placer más oculto.

Al acabar me dio su teléfono y me dijo:

-Puede que en el toreo haya más gays que lo que se pueda pensar.

Me despedí y salí de su casa pensando en hacerme periodista taurino.