¿Fantasías o deseos?. FINAL

Una noche de travesuras en la que tanto Juan como Raquel realizan una nueva fantasia.

Tras una tarde genial en la que Marta, Juan y yo echamos unas risas y hablamos de todo un poco tras tener sexo, ella se fue en su coche y nos quedamos él y yo solos en casa.

Ya en la cena Juan empezó a hablarme de lo sucedido pero yo le daba largas, le dije que tenía sueño y tras ducharme y ponerme un bikini bajé al jardín a beberme tranquilamente una cola. Al poco Juan se me unió.

-¿Qué bonita noche, verdad?.

-Sí es genial, se está super a gusto.

Tras unos minutos de silencio él volvió a tomar la palabra.

-Raquel, ¿no te apetecería vestirte super atractiva y dar una vuelta por ahí?, la noche es joven.

-¿Super atractiva por qué, qué tramas?, le pregunté intrigada.

-Verás, ¿recuerdas lo que me dijiste de que te gusta exhibirte y provocar a los chicos?. Pues de eso se trataría, de provocarles, echar unas risas, beber unas copas…

-Chico no dejas de pensar en “lo mismo”, jaja. Aunque la idea me aparece atractiva la verdad, dije volviendo a sorber por la paja del mojito.

-¿Te vistes y nos vamos?, me dijo con una mirada cómplice.

-Mmmm, vale…¡quememos ésta maldita ciudad!, dije mientras terminaba mi mojito y me levantaba para cambiarme y ponerme super guapa.

-Oye el vestido ese que casi nunca te pones…ya sabes ese ceñido fino que te queda como un guante, ¿te apetece?.

-¿Quieres que vaya en plan putón? Jaja. Vale cielo sin problemas. Y es que cada vez más los deseos de él eran más atractivos para mí y me estaba volviendo algo sumisa a ellos. Y eso que siempre he sido una mezcla entre sumisa y dominante según me apeteciese.

Ya en el dormitorio me puse mi tanga brasileño de hilo amarillo pálido abajo, el vestido amarillo de tirillas tras la nuca con sujetador cosido de algodón elástico fino que era cierto que me quedaba como un guante y dejaba mi espalda al aire, parte de mis costados y el lateral de mis pechos y unos zapatos de tacón alto. Como complemento unas pulseras de cuentas de madera gruesas, un collar a juego y un bolso de mano en el que metí el móvil, barra de labios, algo de colorete…lo normal. Me fui al baño, cepillé mi larga melena morena y me di barra de labios, rimmel y algo de sombra en los ojos.

Cuando bajé Juan me esperaba vestido con un pantalón de lino claro, una camisa de manga corta también de lino fino y unos zapatos náuticos claros.

-Soberbia Raquel estás que lo rompes me dijo admirado. A ver date una vuelta…Dios qué espalda y que culazo, ni se nota que lleves nada, dijo mientras me tocaba el culo y comprobaba que era como tocarlo desnudo…a ver ese escote…genial, se te ve lo justo y se puede meter la mano entre el tejido y la espalda hasta llegar a tus pechos, me gusta eso. Vale vámonos.

-Vale pero que sepas que me has hecho sentir como una yegua a la que venden en una feria de ganado ¿eh?, dije entre excitada, nerviosa. Y lo peor es que me gustó, no sé por qué pero me gustó que me tratara así.

-Ya pero sé que te gusta así que vamos a exhibirte por toda la ciudad, a provocar, a hacer travesuras.

-Juan hombre que hay como cien mil chicas más atractivas que yo en la costa, picarán los bobos.

-Con tu cuerpo y tu cara reduce esos miles a unos cientos eso ya te lo digo aunque lo sabes, dijo ya conduciendo por la autopista hacia Marbella con su mano en mi muslo.

Llegamos a una disco muy exclusiva por lo visto porque solo dejaban pasar a gente muy bien vestida.

-Mira Raquel, tú te sientas en esa barra con un buen cruce de muslos y yo lo haré allá al fondo. De vez en cuando estate atenta al móvil, puede que te llame. Ten, ponte esto. Es un manos libres bluetooth. Si estás acompañada se descuelga con un toque y se cuelga con dos, pero no cuelgues si no te lo digo, ¿vale?. Si no lo estás coge el móvil normalmente.

-Vale tranquilo lo pillo, dije colocándome aquella cosa diminuta que quedaba completamente oculta por mi pelo.

Me dirigí sola a la barra y me senté en un taburete alto en el que apenas cabía mi culo que se salía en su parte baja, hice un buen cruce de piernas que me subió el vestido lo suficiente como para enseñar casi toda la pierna y me pedí un Cosmopolitan, un coctel que lleva vodka, jugo de arándanos y sirope, está de muerte. De repente sonó el móvil.

-Justo a dos metros a tu derecha tienes un hombre interesante e interesado…mira con disimulo. Así lo hice y vi a un hombre de edad media bastante apuesto que no dejaba de mirar mis muslos, mis tetas y así casi continuamente.

-Bueno es algo mayor, ¿no?. Tendrá cincuenta o así.

-No para lo que queremos no lo es, gira tu taburete un poco hacía él…así…como por descuido descruza tus piernas y las separas un poco como para arreglarte el vestido…¿ves?, te acaba de mirar el tanga.

-Ya ya veo…¿qué hago? le pregunté bastante nerviosa.

-Intentará seducirte, déjale hacer. Antes seguramente tendrás que dar un paso tú, lo dejo en tus manos. Y colgó.

Yo volví a cruzar las piernas, me acerqué la copa a la boca y dejé caer mi móvil al suelo de moqueta gruesa haciendo ademan de agacharme con lo que le di unas esplendidas vistas de mis tetas, canalillo y piernas.

-Señorita por favor, permítame, dijo el hombre adelantándoseme tan rápido que ni llegué a tocar el móvil. Gonzalo Durán…¿y usted?.

-Raquel, gracias por el detalle no sé cómo se me ha podido resbalar.

-¿Le molesta si le acompaño?, parece sola.

-No no me molesta en absoluto, le dije con una amplia sonrisa. Sí, lo estoy. Me agobiaba en casa y como apenas tengo refrescos en la nevera me apeteció bajar a tomar algo.

-Claro claro, además es usted una mujer muy guapa para pasar la noche de un sábado sola…¿me permite tutearla?.

-Por supuesto…¿Gonzalo has dicho no?.

-Así es, Gonzalo, dijo colocando una de sus manos en mi rodilla mirándome fijamente. Eso me puso muy nerviosa por lo que bebí otro trago mientras notaba como su mano comenzaba a subir por mi muslo lentamente. El tipo sabía a lo que iba.

Casi podrías ser mi hija, dijo mientras su mano ya casi me tocaba la ingle.

-Esto…voy a bailar un poco, ¿me perdonas?, dije mientras ya me levantaba para irme o él fijo que habría atacado mi vulva.

-No que va, te acompaño, dijo al tiempo que se pegaba detrás de mí seguro que para ver como se movía mi culo al andar o el lateral de mis tetas que se salían algo por los costados del vestido. Una vez llegué a la pista comencé a bailar a mi estilo que por lo visto debía ser sensual porque Gonzalo enseguida me puso las manos en las caderas comenzando a atraerme hacia él. Yo procuraba mantenerlo a raya pero comenzó a sonar un tema que me encanta y me dejé llevar.

Él aprovechó para agarrarme ya descaradamente por el culo que apenas tenía tela y a amasármelo. Yo no me daba cuenta de que otros tres hombres comenzaban a hacer un pequeño círculo a mi alrededor.

En ese momento me vibró el aparato de la oreja…tranquila Raquel te estoy mirando y vas genial pero acércate a la parte de la pista cercana a mi sillón o dejaré de verte entre tanta gente.

-Ya pero cuando le paro, este va a saco, le dije mientras Gonzalo echó su cabeza hacia adelante y me la puso entre las tetas…Juan que mira que si sigo provocando a ver quién lo para, le dije dirigiendo una mirada a donde estaba sentado él como interrogándolo mientras me acercaba bailando seguida por Gonzalo. Juan me miraba sereno pero flipando conmigo, con mi forma de bailar, con como me tocaban ya a apenas tres metros de él…

-Cielo déjate llevar y para cuando tú desees, yo me lo estoy pasando genial.

Bueno eso no es que tranquilizara pero me dejé llevar y le dejé vía libre a Gonzalo que ya me metía mano a saco colocándose a mis espaldas mientras me frotaba su pene en mi culo y metías las manos por mi espalda para meterlas bajo mi vestido y cogerme las tetas…¡a solo tres metros de Juan!.

El resto de la gente iba muy a lo suyo y entre que andaban subiditos de copas y que en la pista no cabía un alma solo podía vernos Juan que había elegido muy bien donde ponerse. Yo le miraba unas veces seria y otras sonriente mientras seguía bailando con Gonzalo haciéndose una paja con mi culo mientras me seguía amasando las tetas bajo la tela del vestido.

-¿Te vas a correr Gonzalo?, le dije girándome hacia él y pegando mi vientre a su pene. Cógeme bien el culo,  conciencia, le dije al oído. Y así lo hizo, durante unos minutos estuvo frotando su pene contra mi vientre mientras me cogía bien el culo con ambas manos sobre la finísima tela del vestido.

-No preciosa, yo tardo en correrme pero tu cuerpo es tan deseable que no me extrañaría nada que contigo sea más rápido en hacerlo, tienes tetas y culo de diosa, me dijo mientras con una de sus manos me subía por atrás el vestido para alcanzar la piel de mis muslos y subir hasta mi culo.

Tres hombres de parecida edad se acercaron y me rodearon por los lados y detrás Pronto comencé a sentir como mientras bailaba empezaban a tocarme el culo, los muslos, las tetas…Juan no se perdía detalle y su erección bajo el pantalón era visible desde donde me encontraba.

-Quédate quieta, me dijo uno de ellos. Y tranquila nadie va a ver nada, te rodeamos nosotros.

Mi corazón iba a estallar pero me quedé quieta y comencé a notar una mano subiendo por mi muslo hacia mi vulva, otra que se metía entre el falso sujetador del vestido y mi piel acariciando mi teta y dirigiéndose al pezón, otra que recorría mi espalda matándome de gusto, otras dos que separaban mis nalgas haciendo fácil llegar a mi ano…Dios que fuerte, cuatro tíos me estaban sobando a base de bien a tres metros de mi chico en una pista llena de locos y locas que ni se daban cuenta de nada.

Uno muy osado comenzó a meterme ya un dedo en la vagina urgando en todas las direcciones posible y arrancándome un gemido.

Solo Juan allí sentado en un sofá me miraba con gestos de aprobación. Y no, no habría deseado que me llamase en ese momento porque mi cuerpo nunca fue tocado por tantas manos ni había sido excitado en un sitio público…y me encantaba y me abandoné y dejé que aquellos malditos dedos se introdujeran en mi vagina ya mojada y preparada.

Viendo que nadie prestaba atención uno de ellos me desató los tirantes que agarraban mi vestido por la nuca y Gonzalo, tras bajar las cazoletas del falso sujetador, comenzó a comerme una teta y a lamer y chupar un pezón mientras seguía frotando su pene contra mi vientre en busca de su orgasmo. La otra teta pasaba a manos de alguien que tenía detrás y el que tenía sus dedos en mi vagina comenzó a follarme con rapidez para que me corriese antes de que terminara el tema.

Volvió a vibrar el manos libres y descolgué…di…dime…

-Nada cariño, solo déjalo descolgado quiero oírte.

-Va…mmm…vale…dije mientras esas malditas ocho manos me hacían elevarme al cielo…ah…ah…¡AH!...nunca falta el que aprieta un pecho demasiado…oh…oh…parad por favor me voy a correr.

-Eso queremos guapa, que te corras aquí entre todos, dijo uno que tenía al lado y que no dejaba de tocar mis muslos o mi culo según le daba. Esos dedos que torturaban mi vagina fueron sustituidos por otros…después por otros…ah…ah…¡Dios me corro!. Y así fue, tuvieron que sostenerme entre ellos para que no me cayese al suelo ya que mis piernas temblaban y no me sostenían ya. Y tuvieron que hacerlo los segundos que estuve corriéndome y algo más ya que no pude sostenerme de pie en un buen rato.

Te miré allí sentado en el sillón mientras te frotabas el pene absorto en lo que veías, en cómo me había entregado a cuatro hombres en medio de una pista de baile. Y lo hice orgullosa de mi, de mi fuerza y de lo lejos a donde podía llegar para complacerte.

Cuando pude apoyarme en las piernas dos de ellos me cogieron por el culo y la parte trasera de los muslos para subirme y que Gonzalo pudiera penetrarme.

-No no, eso ni hablar, dije tajantemente notando ya su glande casi dentro de mi vagina. Rápidamente te levantaste del sofá y te pusiste a mi lado en tres pasos tras empujar a uno de ellos para encararte con el resto.

-Vaya Raquel, tú por aquí…¿algún problema?, dijiste hinchando pecho y retándolos con la mirada alternativamente a uno u otro a los que sacabas una cabeza y casi treinta kilos de músculo.

-No no, ninguno colega solo bailábamos, dijeron mientras se escabullían entre la multitud.

-Ostras menos mal Juan, jaja, querían follarme en la pista, dije realmente asustada.

-Ya pero te he visto agobiada y he decidido que no siguieran con eso. Verás, una cosa es que me guste ver cómo te follan y otra que lo haga alguien que no es de mi agrado ni del tuyo tampoco…ven, vámonos a los aseos de chicas que tengo unas ganas locas de follarte.

Me llevó casi a rastras a los aseos de chicas donde no entraba nadie y entramos en uno enorme para ser de una disco con wáter, bidé y lavabo.

Después me empezaste a besar mientras me subías al lavabo, subías mi vestido, me quitabas el tanga de un tirón rompiéndolo y colocabas mi culo en el frio mármol del lavabo y mis muslos a los lados de tus caderas. Me la metiste rápido arrancándome un gritito como si lo único que desearas en el mundo en ese momento fuese follarme y comerme las tetas como lo estabas haciendo.

Me follaste con caderazos fuertes mientras yo me agarraba a tus brazos y te besaba los hombros, el cuello, la boca…mmmm…ah…sigue…ah…fóllame cariño…ah ah ah ah ah ah ah…eres el mejor cielo te dije al oído mientras notaba como tu pene removía mis entrañas por dentro hasta correrme…ah…ah…mmmm…ah ah ah ah ah ah ah…aaaaaaahhhhhh.

Me dejaste reposar un rato con tu pene aún dentro para después y violentamente colocarme frente a la pared para metérmela por detrás follándome duramente. El PLOP PLOP PLOP PLOP PLOP  que hacían tus muslos y vientre al chocar contra los míos llenaba la habitación. Me cogiste las tetas que ya no se aplastaban contra la pared sino contra tus manos, me las amasaste con locura mientras yo gemía como una perra cerca del orgasmo, deshecha ya, rota, esperando solo a derramarme entre tus brazos mientras me frotaba el clítoris con una mano.

PLOP PLOP PLOP PLOP PLOP PLOP… seguías follándome a tope agarrado a mis tetas, mordiéndome el hombro mientras yo no paraba de correrme y encadenar orgasmos que, como siempre, no cesarían mientras no dejases de penetrarme y excitarme la vagina hasta que te corriste dentro de mí entre gritos y espasmos que me llenaban las entrañas de semen.

-Bufff…ufffff, demonios Raquel…ufff…qué pasada de noche, dijiste mientras recuperabas el aire.

-Ya te digo me has roto uno de mis mejores tangas, dije fingiendo pena cuando estaba flotando en un mundo de sensaciones.

-Bueno estás bien entonces, ¿no?. Me dijiste preocupado. Siempre que me follabas duramente lo hacías y eso me encantaba de ti, que te preocupases por mí.

-Sí genial, dije mientras me miraba al espejo retocándome los labios con el perfilador y las pestañas con el rimmel. Ea ya nos podemos ir, dije con una espléndida sonrisa mientras me bajaba del todo el vestido y me colocaba las tetas en el escote.

-Estupendo pues tira el tanga al cubo, ¡se siente!, jaja.

-Eres un cabrón que sepas que de este lunes no pasa que me compres otro, jaja, te dije mientras te golpeaba un hombro con mi puño cerrado. No no cariño no te rías que no bromeo, hasta que no encuentres uno igual huelga de muslos cerrados, que lo sepas.

-Jaja, no si ya recuerdo tu última semana de muslos cerrados y créeme, fue un infierno.

Cruzando la pista nos dirigimos a la salida donde un mozo nos acercó el coche y me abrió la puerta para que me sentase, decidí darle una buena vista de mis piernas al hacerlo, a nadie le disgusta que le alegren el día.

Ya de camino a casa en el coche bajé la ventanilla para que me diera el aire y despejarme, hacía una noche preciosa.

-¿Paramos y tomamos la última?, dijiste sin saber yo muy bien si era en broma o en serio.

-¡Con los cojones!, te grité riendo. Anda y tira para casa y no pares ni en los semáforos o te la corto mientras duermes, jaja.

Ahora a mis 27 años y tres después de todo aquello, Juan y yo estamos felizmente casados y somos padres de una preciosa niña de dos años. Mi relación con él es perfecta y somos cómplices, amantes y amigos el uno del otro.

Recuerdo aquel verano como el más extraño, excitante y feliz de los que he vivido. Cómo si fuera ayer recuerdo a Carlos y su pasión por la fotografía (y las mujeres), a Marta (con la que me veo todas las semanas) y su eterna curiosidad por todo lo que el mundo del sexo nos ofrece. A todos aquellos que me hicieron pasar un verano tan intenso como gratificante y tan lleno de dudas como de respuestas.

FIN.