Fantasias de una mujer

¡Jamás me imaginé que pudiera contar estas cosas!.

Tengo una fantasía

Mis relaciones en cuanto al sexo han sido variadas, un poco de todo diría yo, pese a que nunca se termina de probar todo, todo.

Para aclarar desde el comienzo: no creo pertenecer a una clasificación en la que me encuentre identificada: Sadomasoquismo, ninfomanía, zoofilia...

Homosexual creo que tampoco, aunque esto último es debido a que nunca he probado con una mujer.

Hoy es la primera vez que saco de mi cabeza mis pensamientos así que sin precipitarme lo que haré será contaros la fantasía que me queda más lejana en el recuerdo:

Bueno, la más lejana es de la infancia casi, por lo tanto no tiene cabida aquí ¿o sí? Pues yo cuento esta también...

Me gustaba quedarme embelesada en mi cama con las piernas muy apretaditas e imaginándome que un animal se hacía pipí encima de mí. Yo me veo con la falda levantada y sin braguitas y ese animalito vaciándose en mi chochito apenas cubierto de una pluma de pelo escasa.

De esta fantasía no recuerdo mucho más, sólo tendría diez u once años. Lo que sí recuerdo es la placidez con la que me quedaba dormida después.

La que os cuento ahora es de mi adolescencia, tendría trece o catorce años y no pasaba de una sexualidad cero, pero hubo un verano que no hacía más que darle vueltas a una imagen:

Mi papá me sujetaba en sus brazos amorosamente rozando su cuerpo medio desnudo con el mío, desnudo también, y con una de sus grandes manos me tocaba el clítoris con mucha dulzura y yo le tocaba su sexo que le asomaba por sus calzoncillos y de los que cada vez veía más cacho.

A veces no quería seguir con esta fantasía y paraba.

Cuando más adelante pude seguir con ella, la cosa continuaba con que mi papá me movía mi pipita con cierto ritmo y de vez en cuando yo hacía lo mismo con él, pero él siempre seguía pendiente de que yo me sintiera lo más placentera posible.

Acurrucada entre sus fuertes brazos me movía como si estuviéramos trotando y notaba su sexo como si fuera un palo de un azadón que me rozaba mi muslo y que me mojaba toda por el exterior.

Entre mis piernas había siempre una avalancha de líquido pero este sí era mío.

Chicos... ¿podéis creer que al recordar algo tan pueril, me haya puesto cachonda?

Voy a hacerme una masturbación.

Si os gustan mis relatos reales decídmelo y os escribo más.