Fantasias de una mujer casada

Esas fantasías de vivir nuevas experiencias, probar cosas nuevas, noches de pasión con otra persona habían pasado de ser locuras de juventud a fantasías en mi cabeza.

FANTASIAS DE UNA MUJER CASADA

Mi nombre es Sandra y a mis 34 años comencé a sentir que mi vida entraba en una rutina similar a la que deduje vivían todas las madres que hemos conocido. Con 34 años trabajaba, llevaba mi casa y cuidaba a mi marido.

Los 5 años de matrimonio que llevamos vividos y los 3 años de novios que estuvimos, me daban la sensación de que toda mi vida giraba alrededor de mi esposo y mi casa. La libertad de cuando una era joven de poder equivocarse y vivir locuras habían terminado. El paso del tiempo convirtió mi vida en rutina. Incluso la vida sexual de la pareja se reduce. Sientes que la pasión desaparece y que el sexo entre los dos es una forma de desahogo físico.

Esas fantasías de vivir nuevas experiencias, probar cosas nuevas, noches de pasión con otra persona habían pasado de ser locuras de juventud a fantasías en mi cabeza. Todos estos deseos ocultos que deseas gritar a los cuatro vientos, tienen que ser aplacados por el sentimiento de vergüenza al contárselos a alguien. El miedo de que pensarán de ti por tener esos deseos ocultos, van llenando la mente.

Un día en casa sola, mientras mi marido trabajaba y yo disfrutaba de unos días libres de vacaciones, encendí su ordenador. Me aburría y disponía de tiempo para poder buscar en Internet una información que necesitaba. Mientras navegaba por ese mundo en una de las páginas leí CHAT.

Entre con la ingenuidad de una novata en la categoría de amigos. Quería saber que era esto que a la gente entretiene y tanto fascina. Mi primera conversación fue con un chico de 23 años. Pensé que al conocer mi edad cerraría la ventana y terminaría nuestra conversación, pero no fue así. Mi sorpresa fue que al decírsela, sin reparo ninguno me dijo que le encantaban las mujeres de mi edad que y se sentía atraído por ellas.

Yo me quede sorprendida por la franqueza de decir las cosas, lo que más me llamo la atención fue el que no le daba miedo decirme nada y lo peor fue que a mi me sucedía lo mismo. Sentí que podía expresar libremente y sin ningún miedo todo lo que pensaba y deseaba. Hablamos durante 1 hora, de todo tipo de cosas. Percibía que el intentaba hacerme hablar de mi vida sexual lo cual no me incomodo porque me sentía libre. Me pregunto cual era mi postura favorita, que si me gustaba chupársela a mi marido, si le había sido infiel, si me lo habían hecho por el culo y todas esas cosas que sabía que a él le iban excitando y yo siendo sincera también sentía que me excitaba.

A partir de ese día sentí que el Chat llenaba una parte de mi vida que no podía compartir con otras personas. Con el tiempo poco a poco, cada vez que disponía de un rato para mi sola en casa me conectaba, conocí gente con la cual hablaba de todo sin ningún tipo de recelo. Comencé a ser más especifica al contarles que cosas me gustaban, como me gustaba hacerlo y que me lo hicieran.

Así seguí durante un tiempo sin pasar a hacer más cosas de las que os he contado hasta que conocí a Pablo. Pablo era un chico de unos 27 años, cuando lo conocí me pareció simpático, detallista, amable y muy seductor. Nuestra conversación empezó como de costumbre (de donde eres, como te llamas, como eres, etc.), pero sabía que el me estaba dirigiendo a una conversación más personal. Me deje llevar por sus palabras y entre en su juego de cosas que nos excitaban. Seguimos hablando hasta tal punto que yo ya no le contaba como se la chupaba a mi marido, sino como me gustaría chupársela a él. Pensar en ponerme enfrente de él, desabrocharle su pantalón y coger su polla con mi mano y de rodillas besarla suavemente en su punta mientras sacaba mi lengua para lamerla por toda ella. Me tenía excitadísima, pensar que deseaba hacerle eso a otro hombre, casi en mi cabeza podía verme a mi de rodillas delante de el con su polla en mi boca mientras movía suavemente mi cabeza de adelante hacia a tras chupándosela toda. De pensarlo mis pezones comenzaron a ponerse duros, mientras le escribía pasaba suavemente mi mano por ellos. Rozándolos, sintiendo la dureza de mis pezones a trabes de la camiseta que llevaba puesta.

De pronto paro la conversación, me dijo que quería que le viese a través de su webcam. Quería que viese lo dura que le había puesto su polla, quería que viera como se corría pensando en que me follaba. Me quede sin saber que contestar, mi cuerpo estaba excitado y esa sensación de hacer algo diferente me excitaba aún más. Sin pensar le dije que quería verle y compartir esa experiencia con él.

Conecto la cámara y apareció un chico fuerte, joven, con un ligero atractivo, que había sido capaz de hacerme sentir una sensación de prohibido que me volvía loca. Me sonrió por la cámara y me pregunto que le parecía. Yo sin palabras logre escribir que me encantaba verle y que para mi esto era una experiencia totalmente nueva y que no sabía si podría satisfacerle. Sin decir más se hecho un poco para a tras pudiendo verle que estaba vestido con un pantalón de deporte en el cual se podía apreciar un bulto el cual deduje que debía de ser fruto de su excitación. Despacio acompañado por su mano bajo por un lateral su pantalón y apareció una polla que a través de la cámara me pareció de buen tamaño. Hacía mucho tiempo que no veía una polla diferente a la de mi marido. La sensación de poderla observar para mi, me produjo un cosquilleo, una sensación difícil de explicar.

Sin decir más, comenzó a cogérsela suavemente con la mano y deslizarla de arriba hacia abajo. Mis ojos no podían apartarse de ella, mi cuerpo cada vez estaba más excitado. Me pidió que acariciara mis pechos rozándolos con mi mano y así hice. Sentí como a cada instante se me ponían los pezones más y más duros. Estaba rendida a todo lo que me pidiese. Su segundo paso fue que me quitara mi camiseta a lo cual accedí quedando mis pechos al aire y mis pezones duros deseando que fueran tocados. Mientras miraba como se tocaba su polla, no podía dejar de acariciar mis pechos. Agachando mi cabeza conseguí pasar por mis pezones suavemente mi lengua tal y como me había pedido. Juguetee con ellos durante un rato. Pellizcándolos, lamiéndolos, todo lo que me pudiera el pedir. Metí dos dedos en mi boca pensando que era su polla la que chupaba, los deslizaba de dentro a fuera a través de mis labios, jugueteando con mi lengua moviendo la cabeza hacia delante y hacia atrás como si le estuviera haciendo la mejor mamada de mi vida.

Así estuve durante un rato hasta que me era imposible no poder bajar mi mano hacia mi sexo. Estaba mojadísima. Deseaba desprenderme del pantalón del chándal y de mis bragas. Y a una orden suya así hice. Me desnude completamente para el mientras veía como iba acelerando su ritmo de masturbarse. Me encataba ver esa polla siendo movida de arriba abajo, su rostro de placer hacia que me sintiera más húmeda. Separe mis labios vaginales y subí suavemente entre ellos hasta llegar a tocar mi clítoris. Comencé a frotarlo suavemente mientras no apartaba mi mirada de su polla. De mis labios se escaparon varios jadeos de placer. Me pidió que me penetrara con mis dedos y así hice. Sentí como mis dedos iban entrando dentro de mí suavemente como si fuera el el que me penetraba. Comencé a moverlos despacio, de dentro a fuera haciéndome sentir follada por él. Me masturbaba como una loca, la excitación se apoderaba de mí, sentía que era una experiencia totalmente nueva porque este placer no lo había sentido nunca al masturbarme. Mire por la pantalla y vi que estaba a punto de correrse, me dijo que quería terminar pensando que lo hacía en mi culo, que me penetrara con un dedo mientras seguía masturbandome con la yema de los dedos en mi clítoris. Yo accedí, sentí como me penetraba suavemente pensando que era su polla la que me poseía por detrás. Vi como aceleraba el ritmo de su mano y como salio disparado un chorro de semen hacia arriba mientras yo no cesaba de frotarme. Salio disparado otro y otro chorro lo cual me puso como loca y termine por llegar yo también al orgasmo.

Si me corrí con él, fue mi primera experiencia. Jamás había disfrutado sexualmente tanto masturbándome. Claro que no es lo mismo que tener sexo con otra persona, pero si os puedo garantizar que para mi sexualmente prefiero masturbarme con otra persona que no yo sola.

Desde ese día coincidimos algunas veces más (parecíamos ciber-amantes), pero una vez descubierto esto que llenaba en parte mis fantasías sexuales, estaba deseosa de tener otro tipo de experiencias. Y el paso del tiempo fue proporcionándomelas como hacerlo con otro hombre casado, un hombre mayor que yo e incluso con otra mujer (la cual fue una experiencia que me proporciono recuperar esas sensaciones que percibí la primera vez)