Fantasías de un virgen (3: Picasso)

De la simple amistad al arte. Del arte a ir más allá que la simple amistad...

Fantasías de un virgen 3: Picasso.

El relato " Fantasías de un virgen 3: Picasso " se basa en parte en hechos reales; los nombres de los personajes son fruto de la imaginación del autor. Cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

Se solicita a los lectores que realicen el debido comentario al presente relato, para poder realizar variaciones pertinentes en los relatos futuros.

Ésta fantasía comienza con una charla telefónica con mi mejor amiga, a la que llamaremos Calipso. Siempre tuve una relación muy fluida con ésta chica, e incluso en algún momento estuve muy enamorado de ella. Nos conocimos en la escuela secundaria y formábamos un grupo de trabajo junto a otras dos personas.

Como yo estaba enamorado de ella, busqué acercarme a ella varias veces, pero viendo que no funcionaba, "decidimos" seguir siendo amigos (traducción al castellano: ella no me dio pelota y yo para poder mantenerla los más cerca posible decidí mantenerla como amiga). Entre ella y yo nunca hubo una promesa verdadera, pero yo decidí que no podría ocultarle nunca nada a ella, porque estaba tan embobado que no lo lograría o me sentiría culpable al hacerlo, fue que desde entonces le cuento todas mis cosas, porque nunca pude ocultarle nada (así de boludo estaba/estoy yo).

Como ya sabrán, hace poco menos de un año yo me convertí en "escritor" de TR, y como muchos aquí me escudé en una identidad secreta para proteger mi privacidad.

Poco tiempo antes mi mejor amigo se cambió de religión y se convirtió en el "más ñoño de todos los puritanos" y ya no podíamos charlar de temas específicos como el sexo porque "eso es pecado". Fue entonces que yo me convertí en "escritor", creo que lo que intentaba era salvar mis dudas y descargar por vía del teclado mi tensión sexual.

Hace poco tiempo decidí contarle a mi amigo lo que estaba haciendo. Mi intención no era lograr que él leyera mi trabajo, sino no perder relación con mi amigo, ya que nuestra relación se está desgastando desde hace tiempo. Él no lo tomó muy bien, y si antes nuestra amistad estaba desgastando, esté proceso se aceleró más luego de mi "confesión".

Al poco tiempo de que sucedió esto, decidí hacer mi famosa llamada mensual a mi amiga, para saber cómo estaba. La charla fue fluyendo, Calipso me preguntó cómo estaba mi amigo, le conté de nuestro distanciamiento a causa de un nuevo hobbie que había adquirido y ella insistió para que yo le contara cuál era ese hobbie. Al principio me resistí porque tengo bastante de pudor y me da "cosa" hablar de ciertos temas con mujeres, pero luego me convenció con su dulce vocecita (realmente soy un "puto pollerudo") y acabé diciéndole todo.

Lo que sigue es la trascripción de parte de la charla y la consiguiente fantasía.

Bueno, pero dale, dime ¿Cuál es ese nuevo hobbie?

Pasa que me da algo de vergüenza… pasa… que… escribo "cuentos"

¿Escribís cuentos? ¿Nada más? Pero, ¿Qué tienen esos "cuentos"?

Son relatos eróticos.

En ese momento se hizo entre los dos un silencio que debió durar dos o tres segundos, pero pareció una eternidad. Ella quiso creer que no entendió bien lo que dije, por lo que dudó un poco y dijo vacilando:

¿Qué decís que es lo que escribís?

Relatos erótico –repetí claramente para evitar dudas.

¡Guau! –dijo aún dudando, pensando que se trataba de un chiste- Y eso, ¿Desde cuando?

Bueno, hace casi un año boludeando por internet, encontré una página que está buenísima en la que se publican relatos eróticos, y como yo siempre tuve alma de escritor pero tuve frustraciones en todos los géneros en los que intenté trabajar, probé suerte con éste género y dentro de todo no me está yendo tan mal. El problema es que "Mi amigo" (no me da la cabeza para inventar un nombre) no lo ve como algo artístico, sino como un pecado.

Realmente que pelotudo que es "Tu amigo", porque si vos lo ves como un hobbie, como algo que te sirve para expresarte, no hay porque verlo como un pecado. Vos sabés que yo estoy estudiando artes plásticas, y yo permanentemente tengo que pintar a gente desnuda y lo hago profesionalmente. Por eso, lo que yo te digo es que no te tiene que dar vergüenza

(A partir de ahora, la charla se modifica de lo que fue la realidad para convertirse en mi fantasía).

Yo sabía que vos si me ibas a entender. Y ahora, hablando de otras cosas, ¿En serio pintás a personas desnudas? Tiene que estar muy bueno.

Sí, está buenísimo. Las curvas, los matices de la piel, las sombras y la perfección del cuerpo humano son ideales para plasmarlos en un lienzo y con pinturas.

Me encantaría que un día me pudieras pintar a mí. Ja, ja, ja, ja –dije bromeando.

¿Me estás hablando en serio? Si vos te animás a mí no me importaría pintarte: sería una forma de practicar y de mostrarte mi trabajo.

Sí, yo me animaría con mucho gusto. A demás, yo también soy pintor y podría hacer algo con mi pincel para vos –dije en doble sentido.

¡Ay! No seas asqueroso. Ja, ja, ja. Bueno, para cuando te parece que podemos juntarnos para que "hagamos arte".

Si querés puedo ir mañana mismo a tu casa.

Está bien. Mañana no tengo nada que hacer te espero a la tarde.

Cuando solté el tubo del teléfono estuve a punto de arrepentirme. Siempre tuve una imaginación muy fecunda y suelo imaginar lo que me puede suceder el día siguiente. Mi mente volaba, imaginaba lo que podría ocurrir entre ella y yo, que iba a entregar mi desnudez frente a ella y que ambos nos excitaríamos tanto que terminaríamos revolcados en el suelo. Fue entonces cuando "desperté" y me di cuenta de que eso nunca podría pasar, así que pensé que sería una linda experiencia artística y que nada pasaría entre nosotros, entre dos buenos amigos.

Al día siguiente, cuando la hora de la cita se acercaba, decidí asearme bien, perfumarme y prepararme para ser inmortalizado en el arte. Pero mientras me aseaba miré hacia abajo y me di cuenta de algo: yo no soy muy "dotado", y me daría pena desnudarme. Pero finalmente vencí todos mis miedos, me vestí y partí a casa de Calipso.

Llegué y salió a recibirme. Ella estaba sola (su mama nunca la dejaría hacer esto en su casa), me invitó a tomar algo, pero dije que no: no quería hacer esperar a la historia.

Me hizo pasar al baño y me dijo que me desnudara, me pusiera una bata y saliera para empezar el trabajo. Me quité la ropa, pero estuve por arrepentirme. Finalmente tomé la decisión, me puse la bata y salí sin que me importara nada más.

Al llegar al sitio de trabajo encontré a Calipso frente a un caballete con un lienzo y preparado una paleta con pinturas. Debo reconocer que aunque fue poco profesional, la situación me había excitado bastante, y mi pene estaba "contento", pero respiré profundamente, me tranquilicé y puse mi mente en blanco para evitar una erección, aunque igualmente vi que aumentó un poco de tamaño, evitando pasar mucha vergüenza.

Muy bien, ¿empezamos? –dijo Calipso para que retirara mi bata.

Creo que lo que sucedió es que ambos nos estábamos arrepintiendo en cierta forma de lo que estábamos haciendo, pero ya era tarde para dar un paso atrás, hacerlo sería ser un cobarde; e incluso sería una cobardía si uno de los dos retrocedía. Procedí a quitarme la bata. Los nervios se apoderaron de mi cuerpo y una gota de sudor frío cayó por mi frente e involuntariamente llevé mis manos a mis genitales para cubrirlos.

Calipso sonrió. Todavía no averiguo exactamente si rió de vergüenza, de pena o de nervios, pero sonrió. Me di cuenta de que estaba haciendo el ridículo, ya que ya había llegado hasta éste punto y retroceder sería inútil. Entonces me destapé, me puse serio, me recosté en un sofá y posé para ella. Traté de desplegar toda mi sensualidad en mis gestos y en mi pose. Me sentía un prostituto, nunca me había sentido así y nunca volvería a sentirme así; tan libre, independiente, sin que me importe nada, ni la sociedad, ni mi futuro, ni familia, ni lo que estaba viendo y viviendo Calipso, ni siquiera me importaba lo que sentía yo mismo.

Ella no habló, sólo se dedicó a dibujar primero con un carboncillo, y cuando ya tuvo el primer bosquejo se dispuso a pasar por encima un pincel con pintura. El pincel se deslizaba lentamente sobre el lienzo, con sensualidad. Nada la distraía de su trabajo y parecía no parpadear. Sus ojos pasaban del lienzo a mi cuerpo y de éste al lienzo.

Mucho tiempo estuvimos así. Me di cuenta de que el relato no era algo muy elaborado ya que los trazos eran rápidos y supuse que para hacer algo más prolijo se necesita de más tiempo.

No estoy seguro pero creo que pasaron algo de dos horas o dos horas y media, cuando el pincel se detuvo, ella observó fijamente la obra, dio un par de pinceladas más a la pintura, para dar los últimos toques. Finalmente me miró de punta a punta y "me comparó" con su pintura.

¿Y? ¿Qué pasó? ¿Ya terminamos?

Creo que sí. ¿Lo querés ver?

Inconscientemente y sin darme cuenta de que estaba desnudo, me levanté y me puse a sus espaldas a mirar el cuadro.

Era magnífico. Nunca había visto algo así.

Calipso me explicó el cuadro, la elección de los colores, la forma de dibujar las sombras, y me fascinó, nunca había visto una foto mía que me excitara tanto.

¿Me lo podré llevar?

Hoy no. Fue un esfuerzo muy grande pintar sin dejar que nada se seque y tuve que pintar por partes para que no se mezclen mucho las pinturas. Vamos a dejarlo secar y quizás te lo puedas llevar mañana.

Bueno, entonces ya que estamos esperando, ahora yo voy a desplegar mi arte. Tomé un curso de arte y me enseñaron algo de "body painting". Entonces vas a ir allá adentro y vas a buscar la bombachita más chiquita que tengas y yo voy a ser el que te pinte ahora. ¡Ah! Antes de que te cambies trae esponjas para poder pintarte, es mejor que el pincel.

Lo que más me extrañó, es que ella ni siquiera dudó en irse a vestir… o mejor dicho, a desvestir. A los pocos minutos salió del baño con una pequeña tanga y una bolsa llena de esponjas de cocina. Nunca pensé que esto fuese a pasar. Ambos estábamos desnudos, frente a frente y por puro amor al arte. A pesar del interés artístico, no pude evitar verla con ojos de hombre, además de los ojos de artista.

Ya que nunca tuvimos o mejor dicho nunca tuve oportunidad de tener una relación que sobrepase el nivel de la amistad, nunca la vi como a una mujer, como a una auténtica mujer que es. Su piel se veía tan tersa y sus curvas eran tan definidas que mi mente debió divagar durante algunos momentos. Sus pechos eran redondos y de un tamaño no muy grande, pero suficiente como para que cupieran en mis manos. Su tanga blanca era incitantemente pequeña y dejaban ver perfectamente sus glúteos.

De repente me di cuenta de que estaba haciendo el ridículo observándola fijamente, y más cuando ella me habló y yo no atiné a responder.

¡Elombligo! ¡Despierta! ¿Qué te pasa, parece que estás hipnotizado?

Este… yo… ¡Sí!, pasa que cualquier buen artista tiene que observar perfectamente el material de trabajo para saber que es lo que va a hacer. ¿No ves que un buen escultor revisa, toca, acaricia, besa y siente el mármol antes de sacar las capas de piedra? Entonces yo tengo que revisarte, tocarte, acariciarte, besarte y sentirte antes de pintarte –dije bromeando.

¡Sí, claro Elombligo! Y entonces vas a despertar de tu sueño.

¿Por qué sueño? ¿Acaso no voy a pintar sobre tu piel? –me acerqué y le hablé más sensual y suavemente- ¿Acaso crees que voy a poder pintarte sin rozarte? Ahora vos sos mi material de trabajo, mi lienzo en blanco y a un lienzo… hay que sentirlo.

Creo que esto último que le dije retumbó e hizo eco en sus oídos y le produjeron un tremendo escalofrío que recorrió toda su espalda y que hizo que cerrara los ojos y suspirara levemente.

— Bueno, –dije cortando el aire de sensualidad- ahora es mi turno de pintar. Te voy a pedir que te pares ahí y que te relajes.

Comencé con mi trabajo. Me puse unos guantes de látex y con una esponja humedecida en pintura comencé a colorear cada rincón de su cuerpo. La situación comenzó a excitarme, ya que antes que artista yo era un hombre. La desnudez de ambos era una situación extraña: los dos desnudos, con nuestros cuerpos rozándose levemente, nuestros ojos se cruzaban de vez en cuando y formaban un torbellino de dudas y deseos.

Utilicé varias esponjas y en los últimos pasos utilicé algunos pinceles para los pequeños detalles. Lo que pinté no fue intencional; sólo seguí mi instinto y mi inspiración del momento.

Por fin terminé. Me alejé un poco y observé lo que hice. La escena que observaba me excitó realmente. Todo su cuerpo estaba cubierto por un fondo de pintura dorada con matices plateados, y dos personas pintadas en su estómago que estaban haciendo el amor. Me quedé callado y con la boca abierta, en ésta escena las personas representadas éramos ella y yo.

¿Y? ¿Qué te pareció?

No… no sé… somos ¿nosotros dos?

Perdón, ¿no te gustó? No fue intencional, sólo fue la inspiración del mom

Me encantó –dijo ella interrumpiéndome-. Nunca creí que un estudiante de historia tuviera esta capacidad para la pintura.

Ella comenzó a tocar su cuerpo, mirando cada parte de la escena. Esto me excitó. Por primera vez me sentí atraído sexualmente por mi mejor amiga y estaba súper excitado. Para ocultar mi pene que estaba comenzando a erigirse, tomé nuevamente la bata que me había sacado hacía un buen rato y me la puse.

¿Qué te pasa? ¿Ahora te da vergüenza después de todo lo que acaba de pasar?

Te voy a ser muy sincero. Sabés que estoy enamorado de vos y prometí no ilusionarme emocionalmente con vos, porque si me rechazás no voy a poder mirarte más a la cara y voy a perder a mi amiga. Yo ya perdí la esperanza de que vos me des pelota a mi –le dije mientras tomaba otra bata y se la ofrecía para que se la pusiera–. Yo estoy acá, parado frente a vos y con una calentura de la puta madre, desnudo literal y emocionalmente frente a vos. Éste soy yo.

Pero, ¿Qué pasa si las emociones que vos sentís son mutuas? O mejor dicho, quizás todavía no estoy sentimentalmente "metida" con vos… –se acercó y me dijo al oído, tirando su bata al suelo– pero yo también estoy caliente.

¿Tenés una cámara de fotos? –dije yo de improviso.

¿Qué?

Sí, vos sos mi mejor obra de arte y quiero grabar éste recuerdo antes de borrarlo para poder disfrutar del lienzo que hay por debajo.

Aún entendiendo poco de lo que sucedía, se fue a su habitación y volvió con una cámara digital, la extendió y yo me dispuse a fotografiarla. Al principio no hacía nada, pero luego comenzó a posar sensualmente, provocándome. Finalmente decidí quitarme la bata, ya no me importaba nada, me sentía totalmente a su disposición. Al terminar la sesión de fotos, ambos quedamos mirándonos fijamente. No sabíamos por donde empezar. Me acerqué a ella y comencé a acariciar su cuerpo, traté de abarcar todos sus rincones. Ella cerró los ojos y se dejó hacer.

Nos besamos intensamente, se podría decir que estábamos fundidos en ese beso y en ese abraso.

Lentamente ella me condujo al baño, en donde nos dimos una ducha, acompañada de un morreo de película. Al quedar libres ya de todo tipo de pintura, el agua de la ducha siguió corriendo. La apoyé contra la pared y ella entendió mis intenciones inmediatamente. La tomé por las nalgas y la levanté; Calipso se enredó con sus piernas en mi cintura y lentamente, ayudado por una de mis manos, introduje mi pene en su cálida vagina.

Calipso respondió al primer empellón con un leve gemido que me incitó para empujar más. Mi pene se internaba lentamente en esa suave, obscura, depilada y estrecha vagina. Cuando nuestras pelvis tomaron contacto, nos miramos fijamente y miles de pensamientos pasaron por nuestras mentes. Poco a poco y con paciencia empecé a bombear, mordiendo levemente sus senos y metiendo el dedo medio de mi mano derecha en su ano. La primera reacción que Calipso tuvo ante éste nuevo estímulo fue de sorpresa, y quizás algo de dolor. Luego se relajó y disfrutó de la situación.

No pude evitar darme cuenta de que no me había puesto un preservativo así que, con todo el dolor del alma detuve la acción y le dije:

Disculpame pero no tengo protección ¿Vos tenés?

No te preocupes. Yo tomo la píldora y no tengo ningún tipo de enfermedad. Al menos que vos tengas alguna, no creo que haya problemas.

Sonreí y sin decir nada continué con mi trabajo. De un momento a otro, sus ojos comenzaron a brillar, nos miramos fijamente y ambos estallamos en un fantástico orgasmo. Sus piernas se asentaron en el piso mojado mientras de mi pene salía las últimas gotas de semen y mis labios de posaron sobre los suyos para fundirnos en un largo beso.

Mientras nos besábamos posé mis manos en sus senos y comencé a sobarlos de manera que ella comenzó a retorcerse de placer. Luego tomé la barra de jabón, y haciendo mucha espuma con una esponja, comencé a pasarla por todo su cuerpo, limpiándolo todo, rincón por rincón.

Luego de enjuagarla comencé a besar toda su tersa piel, comenzando por sus tobillos y terminando en su entrepierna. Ella me miraba con vicio y pasión mientras yo lamía su vagina y recogía con mi lengua todos los jugos que comenzaban a salir de ella. Calipso se retorció de placer cuando mi lengua se introdujo en ella, y la movía lentamente en círculos. Con mis manos acariciaba sus nalgas, cuando sus manos se posaron en mi nuca, atrayéndome hacia ella y llegando a cortarme la respiración. Noté que su respiración se aceleraba y que de repente estalló en un grito acompañado por una fuerte descarga de fluidos que yo tragué con gusto.

Me levanté y nuestros labios volvieron a fundirse. Salimos de la ducha, y cada uno tomó un toallón. El uno secaba al otro y frotaba cada rincón, sin dejar nada al azar. Primero la sequé yo a ella y luego ella a mi. Cuando Calipso acariciaba lentamente mi pecho, mi pene se levantó nuevamente con gran fuerza, causándome asombro incluso a mí. Al percatarse de ello, Calipso terminó de secarme y corrió hacia su habitación. Yo me quedé observando como botaban sus pechos y el suave movimiento de sus nalgas.

Yo no estaba seguro de lo que haría, hasta que se asomó por la puerta y me llamó con su dedo índice y dijo muy sensualmente mientras colocaba su otro dedo índice en su boca:

¿Qué hacés? ¿Me pensás dejar esperando? La nena se portó mal y necesita que el nene la castigue… duramente.

No dudé más y corrí detrás de ella, que ya había cerrado la puerta. La abrí y al entrar la encontré a ella allí, acostada, boca arriba sobre la cama y lo que más me excitó fue la cara de puta que tenía.

Me arrojé sobre la cama y caí junto a ella. Luego me subí encima de Calipso y comencé a jugar con mi pene por el exterior de su vagina. Hacía círculos y espirales que la llenaron de deseos, ella me pedía a gritos que la penetrara, suplicaba, se retorcía y levantaba sus caderas intentando embocar mi pene en su vagina, pero como no lo lograba su ambición crecía más y más.

Finalmente, me decidí e introduje la punta de mi pene en su vagina, ella se incorporó un poco, me tomó de la cintura y jaló de mí, acompañando esto con el movimiento de sus caderas. La penetración fue brusca, pero como su vagina estaba dilatada no le produjo el menor dolor.

Ella enredó sus piernas en mí y con un movimiento brusco (y a decir verdad con un poco de mi ayuda) se colocó encima de mí.

Ahora yo manejo la situación.

Se estiró un poco y sacó del cajón de su mesita de luz, un par de esposas y una soga. Colocó las esposas en mis manos y en los barrotes de la cama y, luego de sacar mi pene de su vagina, ató mis pies a los pies de la cama. Esta posición me encantaba. Me sentía un esclavo, estaba totalmente a su merced.

Ella comenzó con el juego besando todo mi cuerpo, empezando por la punta de mis pies, pasando por mis tobillos, acariciando levemente mis pantorrillas. Al llegar a los muslos besaba la parte interna y acariciaba mis glúteos. Sin tocar mi pene, comenzó a lamer mis testículos. La sensación era espectacular y yo ya no podía más, estaba por reventar.

Siguió su camino hacia arriba. Tomó mi pene entre sus pechos y los apretó con sus manos, retorciendolo hacia todas las direcciones. Cuando se dio cuenta de que yo empezaba a gemir y que el orgasmo estaba próximo, dejó su labor de lado, y continuó besando mi pecho, luego llegó a mi cuello y al llegar a mis labios me dio un largo beso apasionado que me dejó más excitado que nunca.

Colocó sus brazos en posición vertical encima de mi cabeza y se arrodilló encima de la cama, con las piernas abiertas y con su sexo rozando mi pecho. Acercó sus pezones a mi boca, y cuando me disponía a morderlos los retiró y se rió de manera estruendosa, burlándose de mí. Repitió este juego varias veces, hasta que de un golpe certero atrapé uno de sus pezones con mis dientes y le produje un fuerte grito de dolor. Al ver que yo no soltaría la prenda, decidió aflojar la resistencia y permitir que yo lama sus pechos sin ninguna resistencia. Sus pechos firmes me encantaban.

Mientras yo me encargaba de generarle un gran placer comiéndole los senos, ella se estiró un poco y ayudada por una de sus manos introdujo nuevamente mi pene en su vagina y comenzó lentamente con la cabalgata.

Yo solté sus senos y ella se incorporó encima de mí. Comenzó a acariciar suavemente mis testículos con su mano derecha. La sensación era exquisita, nunca me había sentido mejor en la vida.

La cabalgata fue larga y continua y ella acabó varias veces. Sus caricias en mis testículos me volvieron loco, a tal forma que con ella tuve la mejor eyaculación de mi vida. Ella se corrió al mismo tiempo que yo. Nuestros gemidos retumbaban en toda la habitación y daban la sensación de que había muchas personas gritando al unísono.

Terminamos muy agitados. Ella se acostó junto a mí, previo a desatarme, y allí estuvimos ambos por un buen rato, acostados, mirándonos a los ojos y sin decir nada.

Calculamos que su madre estaría por llegar, por lo que decidimos levantarnos y vestirnos. Al salir de su habitación observamos que el retrato que ella me hizo aún permanecía en su caballete. Debíamos decidir que hacer con él y la decisión fue unánime: le tomamos una fotografía para poder recordarlo por siempre (al igual que al body painting) y lo arrojamos al cálido fuego del hogar, en donde se consumió con gran velocidad y dejando únicamente unas insignificantes cenizas que no recordaban para nada todo lo gozado esa tarde.

Tomamos una segunda decisión: creímos que lo más importante era conservar nuestra amistad y renegamos a nuestros sentimientos, admitiendo que se trataba de una simple calentura de un día y guardamos este secreto en lo más profundo de nuestro pecho y no olvidarlo nunca. Aunque… de vez en cuando sacamos ese secreto de nuestro interior y decidimos revivir nuestra pasión en encuentros furtivos. Pero eso, es otra historia.

Por el momento, éste es el fin de la serie "Fantasías de un virgen" . Tengo muchas más fantasías para contar, pero lo haré en otra serie ya que estoy emprendiendo un proyecto muy ambicioso que requerirá mucha dedicación.

Espero que hayan disfrutado de esta serie y pido por favor que comenten el presente relato (les haya gustado o no) para poder adecuarme a sus requerimientos en futuros relatos. GRACIAS.

Si no han leído las dos partes anteriores de ésta serie, les coloco aquí los links correspondientes.

Fantasías de un virgen I

http://www.todorelatos.com/relato/49908/

Fantasías de un virgen II: La Venganza:

http://www.todorelatos.com/relato/50575/

A.V.