Fantasías de Luna: La cocina

Te levantas sonriendo, por tu mirada se que alguna “travesura” pasa por tu cabeza...

Tras un amanecer frenético y un despertar apasionado nos hemos duchado, juntos claro, me encanta enjabonar tu cuerpo y ver como resbala el agua por cada centímetro de tu piel. Luego te has ido y yo me he quedado sola, esperándote con impaciencia.

Cuando vuelves me encuentras en la cocina, me encanta la cara que has puesto cuando me has visto, solo llevo un delantal… Esa sonrisa picara pero dulce a la vez que hace que me entren ganas de morderte los labios.

Vienes, me coges en brazos, rodeando tu cintura con mis piernas y me sientas en la mesa de la

cocina, creo que el desayuno tendrá que esperar… Me quitas el delantal, separas mis piernas y pasas tu lengua por mi vulva que vuelve a estar húmeda con el simple contacto de tu cuerpo.

Te levantas sonriendo, por tu mirada se que alguna “travesura” pasa por tu cabeza,  y coges el bote de nata del postre…hoy nosotros  somos el postre.

Me untas la vulva hasta cubrirla, metes tus dedos llenos de nata en la boca, bajas tu cabeza entre mis piernas  y empiezas a lamerle despacio, chupando y absorbiendo cada vez con más intensidad, lamiendo mis labios, mi clítoris, cada rincón de mi ardiente sexo y penetrándome con tu lengua ávida y juguetona.

Tras no dejar ni rastro me ayudas a incorporarme y me colocas a 4 patas, hechas nata desde

mi ano hasta mi vulva, me lo quitas de un lametazo haciéndome estremecer, sin poder evitar soltar un gemido de placer...

Te desnudas bajo mi atenta mirada, sin perder detalle de cómo tu dulce piel va asomando por debajo de cada prenda que te quitas. Tu pene esta duro y tieso, como siempre grande y bien erguido, preparado para horas de placer infinito, solo d verlo mi cuerpo reacciona con mas excitación a la visión de tu cuerpo.

Lo sabes y me haces esperar…

Te entretienes lamiendo mis pezones, pasando tu lengua por mis areolas jugando con ellos, absorbiendo, pegando suaves mordisquitos y acariciando el resto de mis senos con tus calidas manos. Bajas tu mano por el contorno de mi cintura, pasando por mi muslo y acabando entre mis piernas, no puedo evitar dar un respingo, mantengo los ojos cerrados, concentrándome en el circuito que trazan tus manos y dedos sobre mi piel…te das cuenta de la tensión de mi cuerpo con cada caricia y te ríes.

Estoy ansiosa y lo sabes...

Me bajas de la mesa, me besas, me pones de espaldas a ti y apoyando mis manos en la mesa noto como me separas las piernas y...Uf!

Me penetras hasta el fondo, sin avisar, comenzando un suave vaivén, yo gimo una y otra vez, mientras muerdes mi cuello y mi placer aumenta. Noto tu pene duro  y un dedo ahora en mi

ano que se dilata sin más, abriéndose sin pelear a la espera de que lo uses a tu antojo. El placer es indescriptible.

Las sacudidas cogen intensidad y, con cada una, mis pechos se agitan salvajemente. Me vuelves loca de deseo…

Paras de repente, me giras y me vuelves a tumbar en la mesa, tu cara es una mezcla de placer y felicidad hipnótica.

Vuelves a  penetrarme mientras acaricias mi clítoris hinchado y empapado y con la otra mano acaricias mis pechos.

El éxtasis aumenta por segundos y nos corremos gimiendo y con un grito ahogado de placer, notando como nuestras corridas nos impregnan...

Me dices:

-“Un desayuno delicioso, ¿Qué hay para comer?”