Fantasías de Lobo (1)

Cinco breves pero excitantes relatos de las fantasías dedicadas de mi eterno compañero...

UN DESCONOCIDO EN LA HABITACIÓN

Me encantaría follarte sin que me conozcas, entrar en tu habitación y que estuvieras sentada en la cama sin ropa interior y con los ojos vendados. Ponerte en pie quitarte la blusa, agarrarte los senos y susurrarte al oído:

  • Luna, tenías ganas de que las cogiera, ¿verdad?.

Tienes unos pezones enormes, que me ponen a mil. Ponerte la mano en mi paquete, para que me bajaras la cremallera y sacaras mi verga enormemente dura. Desabrocharte la falta y dejarla caer al suelo mientras tu mano recorre entero mi falo viril. Acostarte en la cama y atarte las manos.

Pasarla verga por tus labios que puedas chupar las gotitas de semen que me has producido. Agacharme entre tus piernas, levantarlas y dejarlas reposar sobre mi espalda mientras mi lengua busca como separar tus labios, hinchados, rojos, calientes, hermosos, empapados, mmmmmm que rico. Separarlos con mi lengua hasta entrar en el principio de tu agujerito. Pone mis deditos en el principio de tu rajita y empezar a menearlos y a separarlos buscando tu clítoris y su estremecimiento.

  • Luna, me pones tan cachondo que estoy manchándote las sabanas.

Me levanto y me arrodillo en tu rostro, metiendo mi verga dentro de tu boca, mojada y tiesa, recorriendo tu lengua. Coloco mi lengua en tu clítoris para masturbarte con la punta de mi lengua juguetona. Muevomi culo, fallándote la boca mientras gimes de gusto por tu coño.

Meto mis dos dedos índices por tu agujerito y lo abro para poder olerte mientras te como el coño.

Salto de encima de ti, te separo las piernas y me coloco entre ellas. Las levanto y apoyo tus pies en los hombros, veo tu raja empapada, ardiente, colorada y pidiendo ser penetrada, meto mi verga empapada de tu saliva y la mezclo con tu flujo, entera, para dentro, hasta el fondo, hasta que mis testículos están apretados contra tu culo. La saco y empiezo a balancearme dentro de ti, sin volver a meterla entera para no hacerte daño, pero recorriendo toda la pared superior, interior de tu sexo. Desprendiendo el semen de mi orgasmo por todas las paredes de tu coño mientras gritas de placer.

En un primer orgasmo que sí que podamos los dos tener juntos. Pero que solo es la primera de las cuentas de tú Rosario que vamos a completar juntos.

FRENTE AL ORDENADOR

Me siento delante del ordenador desnudo,  sentado sobre  una toalla, con las piernas abiertas y mi pene

colgando  entre  ellas.

Empiezo a leerte  y se mancha un poco la toalla, mi verga empieza a  levantarse  queriendo leer  tu mensaje, se lo voy leyendo yo y ella me pide que la coja. La cojo con la misma dulzura que tú lo harías,

estiras hacía atrás hasta que tus manos tocan mis testículos, con la yema del dedo pulgar toco la punta del  glande mojado y reparto las gotitas de mi semen como lo harías tú con la  punta  de tu lengua.

Te sientas encima de mí y te metes mi falo dentro de ti y empiezas a cabalgarme.

Agarro con mis manos tu hermoso culo, lo rodeo y lo abro, paso mis manos por tu raja, chupas mi dedo corazón y lo bajo empapado a tu esfínter, ¿o es el mío?, meto el dedito mientras me sacudes salvajemente, mi dedito entra y sale del ano, un ano que se cierra y lo aferra para que no se vaya, hasta correrme dentro de tu sexo ardiente.

Y esto me ocurre todas las mañanas que hablo contigo…

Es  una lástima que no pueda ir mañana a ver si estas en la cama sentada con la venda en los ojos

esperándome…

UNA VISITA INESPERADA…

Te pongo un pañuelo en los ojos para que no veas nada y te digo que me acompañes al salón porque yo

también traje algo para ti.

Te agarro de la cintura y vamos andando poco a poco hacia el salón, con mi verga tiesa entre tus glúteos, tienes los pezones  duros, excitados, las yemas de los dedos pulgar e índice los cogen y les dan vueltas, buscando la combinación de tu placer.

Te pido que cojas mi falo con las dos manos, la agarras y me dices que eso no es una sorpresa. Mis

manos te rodean y agarran tus senos. Tus manos quedan aprisionadas entre mi verga y  tus glúteos.

La meto más hacía dentro y levanto tus senos.

Tu cuerpo se arquea, reposa sobre el mío.

Mi mano derecha baja a tu clítoris y lo mueve, de derecha a izquierda, te masturba. Notas algo que juguetea por tu raja.

  • ¿Qué es?

  • Ssssssss.

Otras manos te agarran las piernas y las levantan.

  • ¿Quién es?

  • Un amigo que tenía muchas ganas de conocerte.

Introduce su verga en tu vulva húmeda. Empujando hacia dentro, hasta el fondo.

  • Vino conmigo y nos ha estado mirando todo el rato, mientras tú me follabas tan apasionadamente.

Sientes el pedazo de miembro viril, gordo y enorme que te abre del todo.

  • No sé como no lo has visto, estaba ahí, con su enorme verga en la mano mientras tú me follabas.

Empezó a recorrer toda tu vulva entera sin ni siquiera poder meterla entera dentro de ti. Yo me tuve que apoyar en la mesa de detrás por los fuertes bandazos que te penetran, me aparto y te

dejo tumbada sobre la mesa, siendo follada por un desconocido.

Acerco mis labios a los tuyos y te beso en esos labios que no dejan de gemir.

Tu vulva intenta cerrarse pero no puede.

Mis manos agarran tus senos para que no te hagan daño con las sacudidas de cada penetración.

No sabes ya ni cuantos orgasmos llevas cuando sientes como sale la verga de ti y sientes como un líquido caliente cae sobre tu vientre y entre tus pechos.

  • Luna, espera, no te levantes. Que ver esa enorme verga haciéndote gozar me ha puesto a mil.

Introduzco mi juguetito por tu rajita. Ardiente, cachonda, dilatada. Y te recorro por dentro, tu vulva se

amolda, se acopla, me engancha, me  aprieta  y me muevo dentro de ti.

Con un movimiento firme y entero, entrando y saliendo, mis dedos masturban tu clítoris mientras sigues recibiendo mi pene cada vez más rápido. Sin parar hasta correrme dentro de ti.

Te quitas el pañuelo y miras en todas direcciones,  pero no hay nadie.

  • ¡Se ha ido!

  • Pero quien sabe, a lo mejor vuelve otro día.

  • Pero. ¿Quién es? ¿Me conoce?

  • Si, antes si. Pero ahora más aun.

ASPIRADOR

Llegas a casa y me llamas, pero no obtienes respuesta. Estoy en el comedor, pasando el aspirador, con el mp3 y un pantalón de deportes.

Sigilosamente te acercas por detrás de mí y metes tu mano por mi culo.

Disimulo que no me doy cuenta.

Tu mano baja por la raja lentamente hasta que la yema de tu corazón llega a mi esfínter. Lo acaricias y  aprietas sobre él suavemente. Mi verga es la que no puede disimular y empieza  a abombar mi pantalón.

Tu dedo empieza a moverse en mi esfínter abriéndolo y cierro los ojos. El pantalón sigue creciendo, me das el mp3 y me bajas el pantalón haciendo saltar la verga como un resorte de su prisión.

Pones tu dedo en mi boca y lo chupo ansiosamente. Lo vuelves a bajar a mi esfínter y lo abres, hacia dentro, tocando la fina y suave piel del interior de mi culo.

Agarras mi verga y tiras hacia atrás de ella para ver el rojo y ardiente capullo, mojado de semen pidiendo más placer....

  • ¿Eres tú Luna?

  • ssssssssssssssss

Busco en mi mp3 la canción 43, la que gravé anoche. Tu mano recorre mi verga arriba y abajo mientras follas mi ano. Te oigo gemir y pedirme que te folle más fuerte mientras metes mi verga en tu boca. Abres mi culo con la otra mano y metes un segundo dedo. Oigo como me pedías que te follara a 4 patas

mientras metes toda mi verga en tu boca y la sorbes.

Dios, voy a correrme otra vez, mi ano aprieta fuertemente tus dedos y sale un chorro caliente de semen que llena tu boca.

DE COMPRAS

Vamos cariño, hoy quiero llevarte de compras, quiero comprarte una lencería tan sexy que puedas enseñarla a cualquiera y quieras que se excite pensando en ti.

Te llevaría a una tienda que conozco, tiene cosas muy provocativas. Nos meteríamos en el probador, te quitaría la blusa y el sujetador y lo colgaría en la percha, te acariciaría los pechos y te mordería los

pezones para que se vieran más grandes, te pondría un sujetador sin tirantes y te besaría en los labios.

Saldría a llamar a la dependienta y volvería con ella.

  • Estabamos buscando algo más sexy, esto nos sive para una boda, para un vestido de palabra de honor que va a llevar. Pero, veras...

Me coloraría detrás de ti y bajaría el sujetador a tu cintura

  • Mi novia tiene unos pechos preciosos y queríamos algo un poco más sexy para despues, para el

traje de noche.

Me arrimaría hacia ti, para que en tus mayas notaras mi verga firme y dura. Agarraría tus pechos

– Ves, tiene unos pechos que bien colocados marcan un escote precioso y unos pezones tan grandes

que merecen ser marcados.

  • Tenemos un sujetador que estoy segura que le quedaría muy bien, la tela es muy fina y suave y los aros colocaran muy bien sus pechos.

  • Te refieres a este, ¿no?

  • Si, ese mismo.

  • Te importaría ponérselo, yo tengo que hacer una llamada urgente.

  • Por supuesto.

Ella se acercaría por detrás de ti, quitaría el otro sujetador y te pondría el otro.

  • Espera que te lo coloque bien.

Metería las manos dentro de las copas y levantaría tus pechos.

  • Caray, si que tienes unos pezones alucinantes.

  • Gracias. Me puedes ayudar con el pantalón? Es que me duele un poco  la espalda.

Te darías la vuelta y la chica te bajaría el pantalón oliendo tu sexo. Se quedaría mirando a tus bragas mojadas fijamente unos segundos.

  • Así no sé si vas a poder probártelas porque me las vas  a  empapar y luego a ver como las vendo.

  • ¿Que esperabas?, tenías las manos calientes y mira como me has puesto...

  • Espera siéntate en el taburete que lo arreglamos enseguida.

Te quitaría las bragas y separaría tus piernas, metería la lengua y empezaría a darte lametones para limpiártelo.

Yo, desde fuera abriría una poco la cortina para verte, con los ojos cerrados disfrutando, gimiendo.

Sacaría mi verga y me masturbaría mirando cómo te complace aquella dulce joven.

Llamarían a la puerta.

-¿Y eso?

  • Que cerré yo la puerta con llave. Pero por favor, continúa y te llevarás esta gran comisión.

La chica seguiría comiéndote entera y yo me acercaría para que tú  pudieras meter mi verga dentro de tu boca.

  • Perdona cariño, tengo que complacerla también a ella.

Me acercaría por detrás a la dependienta, le levantaría la falda, le bajaría las bragas y la penetraría salvajemente, durante unos breves pero placenteros instantes hasta que se corriera.

Después te la metería a ti hasta correrme dentro de ti.

Solo lo haría para demostrarte que eres capaz de seducir a cualquiera que te propongas, solo con tu cuerpo.