Fantasias de Araceli (2)

Comenzo a salir humo del cofre cuando regresabamos de viaje ,se habia roto el radiador.

Hola queridos lectores. Me he visto en la necesidad de hacer una pequeña serie sobre las fantasías de Araceli, ya que me parece que el tema es bastante bueno para mi imaginación y la de ustedes. Araceli de la Rosa existe y vive en Mty N.L. y la conozco bastante bien, espero les guste la próxima serie de Fantasías de nuestra querida Araceli.


El viejo Ranchero parte I

Desde que mi querida Chelys comenzó a tener sexo con maduros debido a esa fantasía que arrastraba desde su niñez, ha conocido todo tipo de personajes y aventuras. Y por lo mismo hemos decidido contarlo para hacer crecer más nuestras fantasías y nos apoyen en las mismas.

Lo que les vamos a contar sucedió una noche en que mi querida esposa y yo regresábamos de un viaje de matamoros por carretera. Veníamos de visitar a unos parientes. Muy contentos por lo mucho que nos divertimos en la playa, el calor era sofocante, y en una parte de la autopista el coche comenzó a hacer ruido y comenzó a salir humo del cofre del motor. Así que me desvié a una orilla para revisarlo, aunque no sé nada de mecánica, pero al menos ver que se podía hacer. El radiador estaba roto.

Nos faltaba una hora para llegar a Monterrey y estaba oscureciendo, así que le dije a mi esposa que nos detendríamos en la primera población que encontrásemos a pedir ayuda y pasar ahí la noche si era posible. Al cabo de 20 minutos de seguir por la autopista, bajamos de la misma al ver una casa grande, al parecer la entrada a un rancho ganadero. Decidimos llegar hasta ella y pedir ayuda. Al llegar, un señor de complexión robusta nos recibió y preguntó que era lo que deseábamos. Le explicamos el problema y llamó al dueño del lugar. Don Luis González se llamaba el señor, era una persona bastante amable de unos 60 años, alto, delgado, con un bigote poblado y sombrero. Nos dio la mano y noté que era rasposa como una lija. Mi esposa se lo comentó, a lo que él riendo le dijo que era por las labores del rancho que se ponían así.

Por otra parte nos dijo que con mucho gusto nos ayudaría con el coche, y darnos asilo en su casa. Casa que era bastante grande y con muchas habitaciones. Le ordenó a su ayudante, que en ese momento se dirigía al pueblo, que se llevara el carro remolcando con su camión, y que se hablara con el mecánico. Yo me ofrecí a ir con él para ver cuanto seria la reparación, y él me dijo que su ayudante tenía que estar 2 días en el pueblo, por lo que sería después difícil regresar. Su ayudante le contestó que me prestaría una camioneta para que regresara, ya que el camino era muy fácil de aprender y así sabría cuanto tardaría el mecánico en reparar el coche. Mi esposa se quedó con el dueño del rancho aquel, sola. No me daba desconfianza ya que la conocía muy bien y sabia que estaba en buenas manos, y la verdad no me imaginaba cuan buenas eran esas manos y todo lo demás que tenia ese hombre. Me despedí con un beso y solo vi. como don Luis se llevaba al interior de la casa a mi mujer tomada del brazo.

En 30 minutos regresé al rancho en la camioneta prestada. Encontré a mi Esposa en una plática muy interesante con don Luis. Que trataba sobre como inseminaban a las vacas del rancho. Ella reía con lo que le contaba, y él le decía.

-Se lo juro señora, que estas manos han vuelto locas a esas vacas.

Yo también reí por los comentarios. Le dije que el mecánico tardaría 2 días en reparar el coche. Él dijo que no había problema, que estaba sólo en el rancho ya que su ayudante iría a arreglar la venta de un ganado, y los trabajadores pasaban el fin de semana con sus familias. Que le vendría muy bien la compañía de nosotros. Nos ofreció cenar, y después de eso y unas copas de vino, noté que no le quitaba la vista a mi mujer, ya que llevaba un vestido blanco de tirantes. Por el calor y su piel blanca, se había vuelto rojiza por el Sol que tomo en la playa. Su cabellera rubia y sus ojitos verdes brillaban con una mirada picara y coqueta que yo muy bien conocía. Cuando la escuchaba, supe que estaba seduciéndo a don Luis. Así que conociendo a mi esposa, le dije que estaba muy cansado y me iría a dormir, y que si ella quería podía seguir platicando con don Luis. Ella evidentemente aceptó. Dijo que don Luis poco sabía de la ciudad, y estaría encantada de contarle todo lo que quisiera, si él le mostraba cosas del campo.

Me fui a dormir y ellos salieron fuera de la casa, para tomar el fresco de la noche. Desde el cuarto en el cual dormiríamos, se podía ver las dos figuras iluminadas por la luna, dirigirse a unos corrales como a 50 metros de la casa. Así que, de mi equipaje saqué unos binoculares para enfocarlos mejor.

Aunque fuera de noche no me quería perder ningún detalle por pequeño que fuera. Seguían platicando y riendo, hasta que ella le dio la espalda y él no dejaba de verle sus hermosas nalgas. Vi como la tomaba de la cintura, después le pasaba las rasposas manos por los brazos y los hombros, y enfoqué los binoculares al rostro de mi mujer, que tenía la boca semiabierta y le temblaba su labio inferior. Sabía que esos síntomas eran de una calentura que ella no soportaría. Casi podía escucharla respirar agitadamente. Como en otras situaciones parecidas, don Luis la llevó a un granero y entraron en él. Aproveché y me llevé una cámara digital. Cuando salí, había una pequeña luz encendida y busqué algún lugar por donde observar. Una ventana un poco sucia me ayudó en la tarea, y al fin logré verlos parados en la caja de un camión viejo. El camión tenía por escalones unas cajas de madera. Ella estaba parada en una de las cajas para estar a su altura, ya que el señor era bastante alto.

Don Luis le estaba besando el cuello, y de ahí pasaba su boca mientras una de sus Manos le masajeaba las nalgas. Con la otra mano le sobaba el pecho, le quitó los tirantes y dejó caer su vestido. Se prendió a sus pechos como un becerro, ella abría la boca como buscando aire, mientras él con sus manos le bajaba poco a poco los pantys hasta las rodillas. La recostó en la caja del camión, se quitó la camisa y se bajó el pantalón hasta las rodillas, mostrando una generosa erección de 30 cm. aproximadamente. Yo sacaba las Mejores fotos que podía tratando de que no notaran mi presencia. Él levanta sus piernas y las colocó en uno de sus hombros. Su mano empezó a pajear a mi chelys poco a poco, él sabía lo que hacía, como dijo antes; sus manos volvían locas a las vacas.

Pues imagínense con una mujer joven y hermosa como ella, le prodigó las mejores caricias de su repertorio. Ella se agitó y supe que había llegado a su primer orgasmo. Él continuó con los masajes en su panocha y ella gemía y apretaba los dientes. Se mordía su labio inferior, señal de que llegó a otro orgasmo. Por fin le abrió las piernas y la dejó así por un momento, para contemplar su hermosa panochita llena de jugos y rasurada, como le gustaba usarla a mi esposa dando un espectáculo de niña virgen.

Él la comenzó a lamer mientras con una mano se pajeaba la enorme erección. Ella grita y supe que había llegado a su tercer orgasmo, y aún no había sido penetrada. El enorme bigote de don Luis le provocaba espasmos cada vez que le pasaba la lengua por su conchita. Hasta que pidió que se la metiera. Él la obedeció diciéndole.

-sí mi niña, espera solo un poco.

Se la acomodó y empezó a meterla despacio. Mi esposa estaba llorando de placer, se podían ver sus lágrimas en sus mejillas por lo mucho que gozaba. La metió toda y ella lo abrazó con las piernas, como para no soltar ese semental que la estaba montando. Y diciéndole.

-papá, métemela papá.

Él le decía.

-sí hijita, como tú quieras mi pequeña, es toda tuya.

Se movía despacio, sin ninguna prisa, entrando y saliendo de mi mujer. Ella le Rasguñaba en la espalda y se retorcía bajo ese hombre, que bien podría ser su padre. Tal vez por eso lo llamaba así, en la locura de placer que le provocaba don Luis. Por fin el viejo le dijo que se venía, así que ella le pidió que se la sacara, que quería su leche en la boca. Él la obedeció, le puso su enorme verga en la cara y un chorro de espesa leche pegó de lleno en sus ojos, sin que ella se moviera para evitarlo. Así siguieron más chorros que ella atinaba a tragar. Tenía la cara y el pecho escurriendo de tanto liquido. Me quedé asombrado de tanta leche que ese hombre podía tener. Hasta que su erección bajo un poco, solo se escuchaba la respiración de mi esposa atragantándose por tanta leche que había recibido. Escuche que en su locura decía.

-me gusta, me gusta.

-claro hijita, sé que te gusta.

Y todavía no terminó, la volteó boca abajo, en posición de perrita. Él se quedó de pie, ella con las rodillas en la caja del camión y le volvió a meter la verga por atrás. Volvió a moverse igual de lento. Mi esposa decía incoherencias a cada embestida, yo estaba disfrutando como loco de aquella sesión que mi esposa y ese viejo ranchero estaban realizando. De nuevo mi esposa le dijo que le gustaba, que por favor se lo hiciera más rápido, a lo que él obedeció. Solo que se subió un poco más arriba. Colocó sus pies en la caja también, quedando montado completamente sobre ella. Se veía desde atrás un espectáculo fascinante, las hermosas nalgas de mi chelys, con sus piernas juntas y el enorme cuerpo del ranchero montándola a toda prisa. Solo se distinguía entre sus blancas nalgas, el enorme trozo de carne entrando y saliendo como un pistón de motor. Y las enormes bolas del ranchero rebotando en ellas.

Ella estaba apoyada con sus codos y comenzó a hacer un ruido parecido al de una ovejita. Lo que provocó al ranchero que la embestía cada vez más rápido, hasta que los dos gimieron y logré ver como escapaba leche por el poco espacio que dejaba esa enorme verga en la conchita de mi mujer. Su leche le escurría por las piernas y ella no gritaba, aullaba de placer. Hasta que él se la sacó y ella calló de lado, respirando agitadamente como si hubiera corrido una maratón. Regresé a la habitación rápidamente y guardé la cámara. Sabía que ella me contaría todo, así que no quería apenarla. La escuché llegar y dirigirse al baño, escuché la ducha y miré el Reloj. Habían pasado 4 horas desde que salió con el viejo de la casa. Se recostó a mi lado, me besó y se quedo profundamente dormida.

Espero que les haya gustado este relato. Y estén atentos a la 2ª parte, es de lo mejor que le ha pasado a este joven matrimonio de Monterrey N.L. Espero sus comentarios y sugerencias. Y porqué no, espero que ayuden con sus propias fantasías a que esta pareja tenga nuevas y mejores experiencias gracias.

dvazquezontiveros@yahoo.es