Fantasias con mi Esclavo
El siguiente relato es una fantasía de mi Ama, que algún día cumpliremos. Hay algún voluntario?
Todo acontece en nuestra gran mansión que como cualquier otra es grande y lujosa, pero con la diferencia que en ella habitamos una pareja de calientes a la que le gusta la dominación y el fetichismo. Ella una domina sin igual, muy hermosa con su apenas 1.60 de estatura, piel morena, cabello largo, pechos medianos y unas nalgas deliciosas. Yo su fiel esclavo, algo guapo 1.70 de estatura, piel clara y cabello rizado, un pene de tamaño promedio y muy nalgón.
Aquel día mí Ama se encontraba en el jardín de la casa recibiendo un rico masaje de pies, era una tarde calurosa y se le antojaba un buen vino tinto espumoso así que decidió pedirlo al mayordomo. Él era un chico nuevo que había sido contratado apenas hace una semana y aún le costaba trabajo andar por toda la casa.
Durante su trayecto en búsqueda del vino se perdió y fue a dar hasta la alcoba principal, se encontró con la puerta entre abierta, él nunca había entrado allí e incitado por su curiosidad decidió echar un vistazo para saber que había tras ella. Todo era normal una habitación elegante con una cama muy grande cubierta por sabanas de seda negra, pero lo que llamó su atención fue ver una par de tacones de plataforma, transparentes y adornados con pedrería.
Intuyo que serían de mi Ama así que se acerco a ellos y los tomo con sus manos, se preguntó cómo se vería tan hermosa mujer con aquellos tacones puestos, qué atuendo usaría al pórtalos. Busco un poco más y fue a dar a la puerta de lo que parecía ser un closet, en la manija de la puerta colgaba una sexy lencería de encaje, inmediatamente la tomo entre sus manos. Se excito y comenzó a olerlos y lamerlos sin perder de su mente aquella erótica escena. Imaginando que era él quién tenía entre sus brazos a tan hermosa mujer, lamiendo sus pies a placer, apretando aquel cuerpo junto al suyo, totalmente desnudos, listo para hacerla suya.
Sin embargo se perdió tanto en su fantasía que no se dio cuenta de que mi Ama lo está mirando desde la puerta, enfadada al ver lo que está haciendo, ese sujeto no es digno ni siquiera para imaginarse con ella. Se acerca hasta a él dándole un golpe muy brusco en la mejilla que lo tira al suelo, una vez ahí lo obliga a que pida perdón por su atrevimiento y le dice que será castigado.
Lo lleva hasta una habitación secreta dentro de la misma alcoba y me llama para presenciar el acto, me dice lo acontecido y me comenta que debe recibir su merecido, yo lo tomo y lo golpeo mientras lo voy forzando a desnudarse. Al quedar completamente desnudo lo amarro y amordazo para finalmente dejarlo de rodillas en el suelo. Mientras tanto ella se había puesto se hermosa vestimenta, tacones negros, liguero y medias negras transparentes, acompañados de un corset de cuero del mismo color y un gran látigo en su mano derecha.
Esta habitación secreta donde nos encontramos es el lugar que mi Ama y yo usamos para dar rienda suelta a nuestros más oscuros placeres. Ella comienza a golpearlo en la cara, en su espalda, en sus nalgas, en su pene, arañándolo y escupiéndolo en la cara; hasta dejar su cuerpo todo rojo y con marcas en todos lados. El cree que todo ha acabado pero no.
Aún no ha terminado el castigo para el mayordomo inútil, ella lo tira al suelo y comienza a patearlo en la cara, exigiéndole que se disculpe, que pida perón por su atrevimiento, que limpie sus tacones que se han ensuciado con su sangre. El castigado mayordomo hace lo que le indican y le suplica que pare, pero ella hace caso omiso y se para sobre él, clavando la aguja de sus tacones por todo su cuerpo. El dolor que le causan es tal que las lágrimas brotan por sus ojos.
De repente mi Ama me pide que ponga al mayordomo en mi posición favorita, en cuatro patas, ella se pone su arnés con vibrador y lubrica un poco su apretado culo. Será la primera vez que lo penetren y de seguro que le dolerá, ella lo toma por la cintura y de un solo golpe le clava su pene de plástico hasta el fondo. Él da un grito de dolor, le están desgarrando su hombría.
Mi Ama disfruta el estar desvirginando un culo más, y lo penetra a un ritmo fuerte y acelerado. Su dolor le causa placer, ella alterna sus embestidas con mordidas en su espalda; los gemidos de dolor y placer invaden la habitación. Parece que al mayordomo le está empezando a gustar, su erección es muy notoria y lo delata.
Yo ahí a un lado de ellos, observando tan excitante escena y deseando ser aquel a quién penetran, quisiera estar ahí recibiendo placer de mi Ama, disfrutando, besando sus pies, lamiéndolos y recorriendo cada uno de sus deditos. Saciar mi sed con sus jugos vaginales, saborearla, disfrutarla y con muchas ganar de terminar en un rico orgasmo.
Ella nota mi deseo y recordando que he sido muy fiel y obediente me da permiso de que me toque, que lo disfrute, y me ordena que ponga mi miembro en la boca del mayordomo que para eso está. La idea no me agrada del todo mas sin embargo obedezco sus órdenes como siempre, ella da un par de golpes al mayordomo para que este acceda a hacer aquel trabajo y poco a poco se va engullendo mi miembro.
Lo amenaza para que no vaya a morderme o intentar hacer algo que pueda lastimarme, después de tanta humillación no le queda de otra y obedece. Totalmente lleno en sus dos agujeros el mayordomo goza como jamás se imagino, mi Ama lo golpea en las nalgas y lo insulta. Le recuerda que después de esto nunca volverá a ser el mismo, yo no aguanto más con tanto placer que aquella escena me está proporcionando y termino al calor de su boca.
Los chorros de leche salen de su boca, y ella le ordena a esa nueva puta que se trague todo mi semen, que me lama el miembro hasta dejarlo totalmente seco. Y así lo hace degustando de este nuevo sabor, obligado y humillado. Con el culo bien abierto por tantas embestidas, con lágrimas en los ojos por lo que acaba de vivir, definitivamente nunca volverá a ser el mismo.