Fantasias ajenas sobre mi esposa 1

Me calienta que mis amigos me cuenten sus fantasías sobre mi mujer...

Hola, me llamo Joan, soy español y me dedico a la seguridad.

Por cuestiones de mi trabajo me tuve que marchar unos días a Argentina, a un congreso. Me alojé en un hotel del centro de Buenos Aires.

Tras un día agotador y una vez en el hotel me ducho y voy a tomar unas copas al bar.

Pido un combinado y me siento junto la barra, pasa el tiempo y pido otro.

De repente veo entrar a una mujer esplendida. Es rubia, ojos color café con leche, muy guapa, sobre un metro sesenta y cinco, delgada y parece tener unos treinta y pocos años. Lleva un vestido negro muy corto que hace ver sus largas piernas contorneadas y en sus pies unos zapatos de aguja.

Se acerca a la barra del bar y pide una copa. Llamo al camarero y le digo que la señorita está invitada a lo que quiera tomar. El barman se lo comunica y ella con una sonrisa ve da las gracias.

Aprovecho la ocasión para acercarme y presentarme. Ella se presenta y me dice que es Maria, y que está hospedada en el hotel junto a su marido.

Tras unas copas empiezo a insinuarme, le digo lo bonita que es, ella en principio parece molesta, pero hay alguna cosa que me dice que le gusta lo que le digo.

Tras hablar le propongo subir a mi habitación. Maria se sincera conmigo y dice que nunca ha engañado a su marido, que le gustaría, pero que se siente mal pensando en el.

Le digo que la entiendo, pero que si se lo piensa yo estaré en mi habitación. Le digo el número y me retiro.

Tras haber pasado un tiempo suena el teléfono de mi dormitorio. Contesto y cual es mi sorpresa que se trata de María. Me dice que si puedo ir a su habitación, que lo ha pensado mejor y que quiere estar conmigo.

Salgo como una bala y voy a su habitación no sin antes haber cogido una botella de champagne del frigorífico. Llego a su dormitorio y tras llamar sale Maria a recibirme. Paso al interior y mi sorpresa es mayúscula. Hay un hombre sentado en la cama.

Maria me lo presenta y me dice que es Diego su marido. Diego tiene unos treinta años mide sobre 1.75 m., se levanta y me saluda. Yo estoy sorprendido y solo llego a decir hola.

María entonces me dice que ha hablado con su esposo de lo que había pasado en el bar, y el le había dicho que le parecía una buena ocasión para llevar a término la fantasía que tenían desde hacia tiempo. Que la única condición que el ponía era que yo le gustara y si yo estaba de acuerdo en hacer un trío.

Les dije que estaba sorprendido, pero que no era la primera vez que lo hacía. A mi Diego no me pareció mal y le pregunto a el que le parezco. Me contesta que no le desagrado, que aunque está algo nervioso cree que es la hora de poner en marcha sus fantasías.

Entonces ya está. Me acerco a Maria y la beso en la boca. Le pido que se desnude para mí y que Diego haga lo mismo. Empiezan a desnudarse, María se quita el vestido y se queda con una combinación de lencería y los zapatos. Sus pechos son medianos pero erguidos, preciosos, su cuerpo escultural, las piernas largas y torneadas, y sus pies estilizados por los zapatos que lleva. Diego también se ha desnudado, no está mal, tiene un bonito cuerpo, y su pene está erecto.

Me acerco a ellos y empiezo besando a María, mientras que con una mano le acaricio los pechos con la otra toco a Diego. Diego se acerca a nosotros y empieza a tocarme el pene, se agacha y se lo mete en la boca. No está mal, lo hace muy bien. Pero no es lo que quiero ahora. Le pido que recoja la ropa de su mujer y que vaya al baño a vestirse con ella.

La recoje y marcha hacia el baño. Mientras Maria y yo quedamos solos en la habitación. Empiezo a besarle todo el cuerpo, me entretengo en sus pezones duros. Sigo bajando por su barriguita, beso su ombligo. Bajo a su monte de Venus depilado de donde observo su rajita.

La beso, sus labios se abren dejando todo su sexo húmedo abierto. Empiezo ha pasar la lengua sobre el, entreteniéndome en su clítoris ella se retuerce de placer.

Sigo bajando por su pierna y llego a sus pies. Le quito los zapatos, son unos pies perfectos empiezo a besarlos, besando y lamiendo sus finos dedos.

Entonces se oye el ruido de una puerta. Es Diego que sale del baño. Que sorpresa, parece una verdadera mujer. Se acerca hasta nosotros y le digo que va ha ser mi putita esa noche.

Le digo que suba a la cama y que se ponga en cuatro. Lo hace Maria le aparta el tanga a un lado y le empieza a pasar la lengua por el culito.

Mientras yo me pongo delante y le hago chupar mi verga. Diego llénala de saliva, quiero hacerte mía esta noche.

Cuando Maria me dice que ya está preparado hago que Diego se acuesta en la cama le cojo las piernas y las apoyo en mis hombros, su trasero está para mi.

María se coloca sobre su cara ofreciéndole su sexo. Diego empieza a lamer al mismo tiempo que yo empiezo a introducir mi pene en su estrecho trasero. Voy poco a poco, entonces Diego empieza a tener una erección, te gusta putita mía.

Maria al verla se agacha y empieza ha hacerle una mamada.

Diego empieza a temblar Maria tiene su sexo encharcado y a punto de tener un orgasmo, y yo debido a las contracciones del ano de Diego estoy a punto de correrme.

La saco del culo y María empieza a mamarla alternándola con la de Diego.

Es fantástico. Pero no quiero terminar así. Tal como está María voy por atrás y de un golpe se la clavo en su sexo. Diego pasa su lengua por mi pene cuando la saco interior de María e incluso se la mete en la boca haciéndome una mamada espectacular, voy alternando el coño de María y la boca de Diego. Mientras Maria sigue con la mamada a Diego, y Diego se alterna con el coño de María y mi pene.

Seguimos así hasta que en un instante, los tres a la vez nos venimos, el sexo de Maria todo lleno de mi semen que rebosa, y Diego que se lo limpia no dejando ni gota. Maria tragando el semen de Diego.

Quedamos los tres tumbados en la cama. Para mi ha estado muy bien. Pregunto a ellos que les ha parecido, Maria dice que fantástico que quiere repetir, y Diego que no se lo esperaba, que pensaba que la penetración habría sido muy dolorosa, pero que le ha gustado que le gustaría volver ha hacerlo.

Y así quedamos, los tres descansando para retomarlo durante lo que queda de noche.

Nos despertamos……… pero esto ya es otra historia.

España, a 6 de marzo de 2008

Gosman (Joan)