Fantasias

Os mando un relato que me envio un viejo amigo. A mi me excito asi que espero que consiga lo mismo con vosotros...

Te encanta tenerme encima, sudados ambos, besándonos mientras notas como mi pene va perdiendo su dureza en tu interior. Notas la calidez de mi semen dentro de ti y eso te gusta, te excita.

Te abrazas a mí, aprieto tus brazos contra mi espalda. Mueves tus caderas, provocándome, deseándome de nuevo.

Mi lengua se introduce en tu boca, jugando con tu lengua. Explorándote. Mis manos suben y bajan por tu espalda mientras noto como las tuyas hacen lo mismo por mi costado, desde mis caderas hasta mis axilas. Los dos aprovechamos este momento de relax para saborearnos al máximo.

Sigues moviendo ligeramente tus caderas y mi sexo sigue dentro de ti, aunque ya relajado.

Acercas tus labios a mi oído y me pides que vuelva a poseerte. Que necesitas volver a sentir todas las sensaciones que te acabo de regalar. Me muerdes el lóbulo de la oreja. Te frotas contra mi, puedo notar tus pezones totalmente erectos apretarse contra mi pecho.

Y, justo en ese momento, se abre la puerta de la clase y entra el director del centro. Es un hombre mayor, pero bien conservado debido a su afición al deporte. Se queda estupefacto mirándonos y no dando crédito a lo que ve. Allí estamos los dos abrazados desnudos y sorprendidos. Nos dice que había escuchado gritos y ha acudido a ver que pasaba. No podemos evitar una sonrisa que le cabrea aún más. Le respondo que creíamos que estábamos solos y que perdone por el susto mientras intentamos cubrir lo mejor posible nuestros cuerpos desnudos. Hay unos segundos de silencio tenso. Luego nos reprime que hagamos esas cosas allí y que nos vayamos a otro sitio a hacer nuestras cochinadas. Después mirándome, me recrimina que me hayas enrollado con mi alumna. Me ordena que me vista y que vaya a su despacho. Notas su mirada lasciva en tu piel. No puede disimular su deseo por ti. Sabes que esta grabando tu imagen desnuda en su mente y te sientes acorralada. Temes que pierda mi trabajo y quizás la vergüenza de que se haga público el por qué.

Entonces reaccionas. Te descubres totalmente y te vuelves hacia él. Tienes que quemar tu último cartucho. Le propones que se acerque, que haga lo que quiera contigo, que será nuestro secreto. Le dices que siempre has notado sus miradas y su deseo por ti. Ahora tiene la posibilidad de realizar sus fantasías. Que no lo eche todo a perder por una tontería. El director titubea, sabe cual es su deber pero estas tan buena que le viene a sus recuerdos todas las pajas que se ha hecho contigo.

Vencida su voluntad, sus piernas le mueven hacia nosotros. Se para a medio metro de ti y se queda inmóvil, con la vista perdida en tus senos. Sabes que ahora es tu oportunidad, antes de que se arrepienta. Le coges una mano y la pones sobre tu pecho mientras que tu otra mano va directamente a su bragueta y le agarras los testículos, los aprietas suavemente mientras los masajeas. Luego buscas su pene que hallas con facilidad pues esta bien erecto y abultado en sus pantalones. Él ha comenzado a sobarte las tetas. Pasa su mano de una a otra, estrujándotelas y pellizcándote los pezones.

Le desabrochas el cinturón, el botón del pantalón y le bajas la cremallera. A continuación sigues con su slip, bajándoselo hasta las rodillas. Le miras el pene y piensas que no está nada mal. Ya te has recobrado del susto y sabes que todo va a salir bien. Ahora le acaricias los genitales directamente. Le coges la polla y comienzas a masturbarle. Él sigue tocándote los senos pero una mano se le desliza hasta tu culo que también comienza a sobar. Le besas en los labios, en la barbilla, en el cuello, bajas tu boca hasta su pecho que sigues besando. Continuas hacia abajo, agachándote cada vez más hasta llegar a su miembro. Le retiras toda la piel de su pene para atrás y le besas el glande. Sacas la lengua y comienzas a lamérselo. Sientes su gran excitación por el movimiento de su trasero hacia ti, pidiéndote que se la chupes entera. Pero tu sigues jugueteando con su capullo. Quieres ponerlo a mil y lo consigues. Al fin te decides y comienzas a introducirla en tu boca dándole chupetones mientras te va entrando más y más haciéndole una buena mamada.

Yo sigo sentado en la mesa, mirándoos. Estas realmente sexy así agachada, con tus glúteos abiertos y asomando tu conejito por debajo. Me he empalmado de nuevo y no puedo resistir la tentación de tocártelo. Me bajo de la mesa, me agacho detrás tuya y meto mi mano entre tus muslos hasta tener tu sexo dentro de mi mano. Esta muy mojado de tus fluidos y los míos. Noto que tú también estas cachonda otra vez. Y mis dedos comienzan a juguetear con tu clítoris y tus labios vaginales. En esa postura estas tan abierta que puedo introducir hasta tres dedos con facilidad en tu coño hambriento. Sigo masturbándote con más rapidez y con mi otra mano me masturbo yo también mientras tú sigues chupándole la verga a aquel tipo inoportuno...

Los dedos del director juegan en tu ano, presionándolo, abriéndolo e introduciéndose fugazmente mientras mis dedos, ya acostumbrados a tu cuerpo y tu humedad provocan que vuelvan ciertas convulsiones a tu cuerpo.

Sigues chupando, gozando de ello y haciendo gozar a nuestro director. Notas su sexo totalmente erecto, duro como granito entrar y salir de tu boca, la mano que acariciaba tus pechos ahora se ha enredado entre tus pelos y marca el ritmo que le gusta.

También me noto a mí, mueves tus caderas al ritmo que te marcamos tanto yo como él, en tu ano y en tu sexo, y ese movimiento me atrae demasiado. Sin dejar de masturbarte acerco mi sexo a tus nalgas y lo froto contra ellas. También me notas totalmente excitado y eso te gusta.

Dos hombres bien dotados y dispuestos a satisfacerte...

Te zafo de nuestras revoltosas manos y te incorporas, quedándote de pie entre nosotros. También nos levantamos y nos acercamos a ti, pegándoos a tu anhelante cuerpo.Te gusta sentirte abrazada entre los dos, desnudos. Notas como el pene del director presiona tus muslos por delante mientras yo froto tu sexo por tus nalgas.

Mis besos y los suyos te vuelven loca, me recreo en tu cuello (sé que eso te vuelve loca) mientras el director lame tu cara y se introduce en tu boca. Tus pechos están aplastados por el cuerpo del director, pero mis manos los buscan, acariciándolos desde atrás.

Mientras el director sigue morreándote y sobándote yo te beso por detrás en el nacimiento de tu pelo sin dejar mis manos quietas en tus pechos y mis dedos en tus pezones. Te muerdo la nuca y noto como todo tu cuerpo se estremece. Bajo mi lengua por tu espalda llenándotela de besos hasta tus nalgas que también beso con mis labios. Continuo bajando y llego a tus muslos, mientras mis manos se aferran tus caderas, te los chupo por el interior, donde más sensibilidad tienen. Y ahora subo, me lengua te recorre toda la rajita entre tus glúteos. Llevo mis manos a tus nalgas, te las aprieto y siento cuanto me gusta tu culo. Deseo hacerlo gozar como se merece, quiero que estés loca por mí. Te separo las mollas, sitúo mi boca entre ellas, mi lengua busca tu hoyito, lo encuentra y lo lame. Siento que vuelves a estremecerte. Me alegro de que te guste tanto y continuo chupándolo, te lo mojo con mi saliva y la puntita de mi lengua se cuela en él. Pongo la lengua toda lo dura que puedo para que la sientas dentro de ti. Noto que tu ano se relaja y me permite meterla entera, la muevo en círculos mientras entra y sale de tu rico culito. Luego, cuando noto mi lengua cansada, la aparto y dejo que mis dedos continúen la labor. Tienes el esfínter tan mojado que el primer dedo se cuela con facilidad. Sigo trabajándote con él y veo como tu agujerito se agranda, introduzco otro dedo más y escucho como gimes de placer.

Escucho como el director pide follarte. Me miras. Sabemos que no hay otra salida. Además presiento que te está gustando. Estás tan cachonda... Y quieres más y más, hasta explotar de placer. Te separas de nosotros y echas algunas prendas de ropa al suelo. Le ordenas al dire que se tumbe en el suelo, le dices que te lo follaras tú a él. El director, obediente, se tumba boca arriba, con su sexo duro apuntando al techo. Te pones de pie encima de él y mirándolo a los ojos comienzas a masturbarte, le enseñas tu mano que está muy mojada de tus líquidos. Te agachas y se la metes en la boca para que pruebe tu esencia de mujer. Le coges su miembro, lo pasas por todo su sexo y comienzas a introducírtelo en la vagina. Entra con facilidad. Te vas sentando encima hasta que lo tienes clavado entero dentro de ti. Sus bolas se aprietan contra tus labios. Empiezas a moverte arriba y abajo y tus ojos se cierran cada vez que siente el falo de tu director dentro de tu coño.

Después te pones de rodillas y echas tu tronco hacia delante apoyándote con tus manos en el suelo. Me miras y me dices que me acerque por detrás. Que te haga el amor por detrás. No me hago de rogar y situándome de rodillas detrás tuyo busco tu otro agujero con mi pene, no sin antes ensalivarlo bien. Encuentro tu entrada. Pongo mi glande en ella y empujo. Se te escapa un grito que espero que sea de placer. No quiero hacerte daño. Lo confirmo con tus palabras. Me pides que siga, que te la meta entera. Despacito, con suavidad voy empujando hasta enterrar todo mi miembro en tu culo que se ha quedado quieto esperando mi embestida. El director también se ha dado cuenta de la situación y espera hasta que ya estamos los dos dentro de ti.

Ahora comienzas tú a moverte, despacito. Cuando vas hacia delante nuestros penes salen de tu interior hasta abajo del capullo. Luego regresas hacia atrás entrando todo en tu interior hasta que nuestros huevos se quedan pegados a ti. Vas acelerando el ritmo poco a poco. Nos estas follando a los dos y los dos a ti. Tenemos una sincronización perfecta, la del éxtasis que nos estamos proporcionando y los tres no paramos de gemir, cada vez más fuerte. Sentimos como se acerca el orgasmo que nos va a llenar nuestros cuerpos de una felicidad demasiado real. Lo vemos venir, nos entra por los pies, derecho hasta el cerebro. Va a estallar dentro de nuestras cabezas y los suspiros se transforman en gritos de placer.

Eres la primera en venirte, aunque al momento sientes como el director te llena la vagina de su semen caliente. Lo que te provoca otro orgasmo. Todavía no te has recuperado de tus espasmos cuando notas más calor en tu interior, es mi esperma que te inunda el recto, y tú, claro, sigues corriéndote. Estás loca de placer. Nunca habías sentido tantos orgasmos seguidos. Sientes que las piernas te flaquean. No puedes más y te echas sobre el director. Yo te sigo y termino encima tuya. Estamos jadeantes, mojados y con los ojos cerrados, mientras recuperamos el aliento, pensamos en los momentos de supremo placer que hemos vivido.