Fantasía Satisfecha

Un reconocido gimnasio del centro de Santiago, sirvió para explorar mis deseos de hacer el amor con mi mejor amiga.

Fantasía Satisfecha

No sé cuál será le experiencia de ustedes pero, creo que en los gimnasios es donde se encuentran oportunidades para satisfacer nuestras fantasías. Para el mismo sexo, tanto hombres como mujeres se da la oportunidad de apreciar, sin mayores problemas, el cuerpo desnudo de tu amigo – amiga y porque no a ese cuerpo que le tiene ganas. En la actualidad participo en un gimnasio ubicado en el centro mismo de Santiago, inicialmente fue por la necesidad de mantener mi cuerpo, posteriormente se agregó otra por la cuan entraré en detalles a continuación.

Ese es mi caso, yo mujer casada con tres hermosos varones y con 47 años me tenía embobada una amiga de la que conocía su historia íntima. Sabía por ella de sus sesiones de sexo con su esposo, tema que me excitaba al máximo cada vez que entraba en detalles. Además, por ella también me enteraba de algunas fiestas íntimas entre los amigos de sus otras clases. Paradojalmente, siendo un centro deportivo católico y de una cadena mundial, se daban situaciones totalmente ajenas al espíritu del centro deportivo.

Estos dos temas me sacaban de mi molde de madre y esposa. Era tal la excitación que me producía estos comentarios que Raquel, mi amiga, notaba mi nerviosismo y en vez de ayudarme deteniéndose en sus citas, entraba en más detalle y ya sabía que lo que más me provocaba era el sexo entre mujeres. Esto ya lo había notado en las duchas cuando en más de una oportunidad me llamaba la atención por las miradas lascivas que le daba. No podía sacarla de mi mente desde una oportunidad que me comentó sobre una película donde había sexo entre dos mujeres y un hombre. Como se hacía el amor entre ellas y como terminaban siendo penetradas por el hombre.

Desde esa vez que no dejo de pensar en la oportunidad de tener sexo con ella. Claro que no tengo la valentía de invitarla o que me invite a una sesión con su esposo. Por lo que me cuenta es un hombre bien dotado y bastante liberal. Algunas muestras le he dado de mis intenciones pero, al parecer ella con toda lo liberal que es no da el primer paso. Y no es porque no le guste, siempre ha envidiado mi cuerpo y es más, no ha faltado la oportunidad que me lo demuestra abrazándome efusivamente. Pero, de tanta agua que cae al cántaro, éste se rompe. Sí, en un día de semana, cuando por casualidad quedamos solas en la ducha, después de la clase, Raquel con un desparpajo increíble toma mi mano y se la lleva a su seno. No sé si podré expresar fielmente la sensación que esto produjo, fue una excitación que recorrió todo mi cuerpo, una sensación extraña pero muy exquisita. Posteriormente tomo mi cintura y me llevó a su cuerpo. Ahí en medio de camarines y duchas estaba sintiendo lo que tanto había ansiado. Ya estábamos fundidas en un abrazo y acariciando cada parte de nuestro cuerpo cuando sentimos que se abría la puerta del camarín. Rápidamente nos separamos y seguimos en nuestra rutina antes de esta locura. Raquel con dominio total de la escena y sin estar de acuerdo, a viva voz me recuerda de la visita que debo hacer a sus hijos. A esa hora los niños, sin lugar a dudas, estaban en sus clases de la universidad. Me quedó muy claro el mensaje y le respondí que nos apuráramos para llegar luego a casa. Ya mi cuerpo demostraba esa excitación propia de una acción prohibida y anhelada. Detalle que no pasó por alto en la mirada que me dio Raquel.

Apenas cruzamos el umbral de su departamento nos abrazamos y besamos con una pasión que me costaba entender y que dejaba de lado todos mis temores y prejuicios sobres este tipo de relaciones. Sus besos y caricias me trastornaban, estaba delirante y lo único que esperaba era sus caricias íntimas. Al momento posterior a mi pensamiento, estaba sacando mi ropa y yo la suya. Ya desnudas y sobre su cama sentí sus dedos sobre mi clítoris, nada de rodeos, sabía donde iba. Fue sentir esos dedos acariciando suavemente para lograr mi primer gran orgasmo. No conocía este grado de clímax . Fue algo maravilloso que le pagué con un suave y tierno beso. A estas alturas no había ningún sentimiento de culpa y me entregué en alma y cuerpo y tomé a Raquel como nunca lo había imaginado. También le arranqué un par de orgasmo siguiendo su técnica. Era curioso conocer como se puede amar a una mujer y arrancarle los mejores orgasmo. Aprendí como prodigar caricias, como cruzar nuestras piernas para sentir nuestros sexos sudorosos y hambrientos de un nuevo clímax.

En nuestro primer reposo Raquel me contó nuevos detalles de su relación con su esposo y me confesó su participación en el grupo del gimnasio. Y tu esposo? Fue mi pregunta inmediata. No sabe nada¡¡¡. Ahora que lo sabes quedas invitada. También puede ser con mi esposo, que me ha confesado que se excita pensar en ti. Era demasiado para un solo día, lo que estaba viviendo en ese momento más la invitación doble. No me desagradó la idea, sí pensé en mi esposo porque una cosa es estar con una mujer y su esposo y otra con un grupo donde puedes estar con más de un hombre. Sin lugar a dudas que había que tomar en cuenta la invitación.

La confesión de Raquel y la invitación a participar en el grupo encendieron nuevamente mi cuerpo y ahora fui yo quien tomó la iniciativa para una nueva sesión de sexo. Tomé a Raquel por su pelo, su cara, me detuve en sus senos acariciando sus pezones inflamados, mas tarde bajé a su sexo donde instintivamente reconocí su clítoris. Mi lengua y mis labios recorrieron de arriba abajo su sexo hasta arrancarle en breves momentos un orgasmo que por la flexión de su cuerpo no quedaba duda que era espectacular. Finalmente, fuimos las dos quienes abusamos de nuestros cuerpos con caricias y besos hasta llegar nuevamente al clímax deseado.

Esa misma noche y ya en casa, sentí el llamado sexual de mi esposo, a diferencia de otras noches fui más participativa, respondiendo con más caricias y besos a mi esposo. No sé si llegué al orgasmo por la participación de mi esposo o por el recuerdo que hacía de mi primera experiencia con Raquel. Mi esposo lo pasó mucho mejor y lo noté en su eyaculación al dejarme mojada como nunca. Lógicamente que llegó la pregunta sobre este cambio, qué le respondía? . Simplemente le conté que había leído en Internet sobre técnicas amatorias.

Una cosa me quedó muy clara esa noche, estaba arrepentida de no haber iniciado antes estas relaciones y que de ahí en adelante era una convencida bisexual. Además, que ya tenía decidido participar en ambas invitaciones de Raquel.