Fantasia realizada

Otro relato de DR. Con su esposa y un compañero de estudio, viven una noche interesante, a ver que piensan los lectores.

Una  nueva  historia  de  mi  amigo  DR.       Quiero  indicar  que  tanto  el  anterior  relato  como  este,   son  REALES,   lo  que  me  parece  que  ni  siquiera  es  necesario  mencionar,   tomando  en  cuenta  que  se  trata  de  situaciones  vividas  en  unión  de  su  esposa.       Esta  vez  nos  cuenta  lo  que  les  ocurrió  una  vez  con  un  compañero  de  estudio,   realizando  una  de  sus  fantasías,   espero  guste  tanto  o  más  que  "Día  de  Trabajo".       Veamos:

"Todo sucedió cuando entré a estudiar la facultad, esas ocasiones que ni idea tienes de que va a suceder en el futuro, resulta que conocí a una persona que a la postre sería un buen amigo, tanto que compartí con él a mi esposa.

Resulta que al estudiar nos reuníamos en mi casa, yo era el único casado del grupo y ofrecía mi casa por lo cómodo de poder cenar ahí, e incluso tenía recamaras extra y en ocasiones hasta 5 o 6 amigos dormían ahí.

En una ocasión mi esposa me comentó que mi amigo, al que le pondremos Rigoberto, le gustaba, que se la hacía muy guapo e interesante.     Mi esposa y yo somos un matrimonio liberal, y ambos tenemos esta confianza de decirnos todo lo que nos gusta.     Le pregunté que si se podía le haría el amor, a lo que me contestó que no sabía si se animaría.

Así paso el tiempo, y llegaron los exámenes finales por lo que las visitas a mi casa de parte de mis amigos se hacían más frecuentes, y mi esposa lo atendía muy bien, tanto como a mí, solo que a él no se lo cogía, pero cada vez que ella lo veía, terminaba excitada.

Una vez, sin haberlo planeado, terminamos en fiesta, habíamos alrededor de 10 personas en mi casa, y como mi esposa era la única mujer, todos bailábamos con ella, platicábamos con ella, y más tarde empezamos a jugar a la botella con preguntas y respuestas fuertes.

Uno de los cuates le pregunta a Rigo qué si le haría el amor a mi esposa si pudiera.     Entonces el contestó que si.     Lo que me sorprendió, y a mi esposa también, ya que no lo esperábamos, y además la pregunta era algo tendenciosa por la forma en que lo preguntó, daba la sensación de que era para que ella se diera cuenta de que le interesaba a mi amigo.     Teníamos de fondo música, y en uno de los discos estaba la lambada, cuando esta empezó a tocar él se levantó y le preguntó a mi esposa si le permitía el baile, y ella dijo que si, entonces iniciaron el baile, él le metió a mi esposa la pierna entre las suyas y casi la levanta, como les dije, mi esposa y yo somos liberales, y ella no usa ropa interior para estarme excitando, cada vez que se puede yo le doy una metida de mano o un agarrón de tetas, ni falta que le haga.     Pues este cuate la zarandeo bien y bonito, todos lo veíamos, entonces él se le arrimó tanto que casi la besa, y le dio un repegón que creí que se la iba a coger en el baile, pero todos nos dimos cuenta, y los demás cuates le empezaron a decir que se comportara, entonces él se calmo y terminaron de bailar la canción.

Ella corrió al baño, así que la seguí para ver que pasaba, nos metimos a mi recamara que tiene un baño aparte, y le pregunte que qué pasaba, y me contestó que estaba muy mojada, y se iba a limpiar.     Le pregunto que porque, y me dice que ese cuate la excitó muchísimo, por lo que se mojo mucho.     Le metí la mano, y vaya que estaba empapada e hinchada de la pucha, entonces la dejé en el baño y me reuní con los compañeros.

Seguimos jugando, ellos creían que mi esposa se agitó y no quiso, regresar pero se sorprendieron cuando ella regresó y siguió jugando a la botella, entonces le volvió a tocar al cuate que le preguntó a Rigo y volvió a preguntarle:

–¿Te animarías besar a la Señora?

Él contesto que si, mi esposa se sonrojó, y me miró, yo no dije nada.     Así pasaron unos momentos, y la gente se fue retirando a sus casas, solo quedamos Rigo mi esposa y yo, él se ofreció a ayudarnos a arreglar la casa y pues como ya era muy tarde, le comenté que lo llevábamos a su casa y el dijo que si.

Nos subimos al carro, empezó a llover cuando lo hacíamos, entonces le digo a mi esposa:

–Súbete rápido aquí adelante.

Y él fue el último en subir, también adelante, ya que auto es de dos puertas pero muy amplio, por lo que los tres íbamos adelante con ella en medio, con la plática ella le preguntó que si de verás se animaba a besarla y el dijo que si, si a mí no me molestaba, entonces ella le dijo que no había problema conmigo, y le dijo:   "Pues entonces bésame", y él la besó.

Yo solo veía, entonces mi esposa estaba un poco ladeada y como traía la minifalda separo las piernas un poco situación que aproveche para tocarle las piernas, cuando sintió las manos ella abrió las piernas y le metí bien la mano.       ¡Ya estaba empapada!       Y el beso no terminaba, estaban de lengüita,  y ya casi abrazados.

Entonces nos toco un alto, y al detenernos se dejaron de besar, él me miró y me preguntó que si todo estaba bien, ella me miró y me dijo que por ella todo estaba bien, le contesté que si a ella no le molestaba a mí tampoco.

Ella dijo:

–Oye, ¿por qué me tocas las piernas?–, reclamándole.

Y él dijo:

–Yo no fui.

–Entonces, ¿quién?

Y le dije:

–Fui yo.

–Ah, bueno, pero esperaba que fuera Rigo.

Entones le abrí las piernas y él entendió la invitación y metió su mano entre la piernas de mi esposa, que tuvo un estremecimiento que me gustó, así que se volteó hacia él y lo volvió a besar, entonces vi que la mano de ella estaba acariciando la verga de él por encima del pantalón, y después con la otra mano tocó la mía mientras se seguían besando, él con su mano en la pucha de ella, fue algo de lo mas cachondo que he visto.

Llegamos a su casa y nos dijo que si queríamos bajar, y ella le preguntó que si él quería que bajáramos, él contesto que si, entonces bajamos y los tres entramos a su departamento, lo que no sabíamos es que vivía solo, hasta ese día lo supimos.

Nos sentamos en la sala, cada uno en un mueble, mi esposa estaba de frente a los dos y yo le decía con la mirada que abriera las piernas y nos enseñara la panocha, que podía ver estaba hinchada, entonces el le pregunta que si querría hacer el amor con él, y ella se cambió de mueble y se sentó junto a él y le dijo:

–Mira lo que quiero–, le tocó el pantalón, le abrió el cierre y le sacó la verga.     Entonces lo empezó a mamar y al mismo tiempo me miraba como diciendo:   "Mira lo que hago", después de un momento le comentó:

–Ahora a él, para que no se ponga celoso.

Y se paso a mí, me sacó la verga, que ya tenía parada, y empezó a mamarme, él se acercó en el mueble que ocupaba y ella estiró la mano y le tocaba la verga, así que mientras me mamaba, a él lo masturbaba, fue mejor que lo que vi en el carro.     Se regresó a chuparle la verga a Rigo y aproveché para levantarle la minifalda y dejar sus nalgas al desnudo.       Volteó hacia mí aún con la verga en su boca, y me dice:

–No hagas eso me da pena.

Entonces se la quité y me la empecé a coger mientras ella mamaba.       Le desabroché el saco y la dejé totalmente desnuda, entonces él nos sugirió ir a la cama.     Los tres fuimos a su recámara y él se acostó, ella le siguió mamando y yo me la seguí cogiendo.

Ella y yo practicábamos el sexo anal, así que no perdí la oportunidad, ya que ella entre las piernas de él seguía mamando, y estaba culimpinada la penetre por el ano y le dedeaba el clítoris, lo que a ella le gusta mucho, entonces ella volteó a verme y me dijo que quería montarse en él, y bueno, la dejé.       Se le subió, y verla tan abierta sobre otra verga me excitó tanto que quería metérsela de nuevo y hacer un sándwich, entones ella ya bien sentada y penetrada volteó conmigo y me señaló sus nalgas invitándome a hacer el sándwich, lo que era  mi máxima fantasía,  así que me le subí y la ensarté de inmediato, mi fantasía hecha realidad, cogerme a mi esposa en un trío, y a Rigo le había fascinado estar dentro de mi esposa.

A ella no le desagradó, así que inicio sus movimientos de cadera y no tardó en vaciarnos, él se vació primero y yo traté de aguantar, pero la excitación era demasiada así que terminé dentro de su ano.

Ella nos reclamó y más a mí, porque no le aguanté, pero le dije:

–No te preocupes, no sales de aquí sin orgasmo–, y él hizo el mismo compromiso.

Nos relajamos un poco, y ella nos dijo:

–Se las voy a parar de nuevo.

Así que empezó a mamarle a él de nuevo.     Estaba ella cerca de la orilla de la cama así que me senté en el piso, la acomode de tal forma que podía mamarle su panocha y ver lo que ella hacía, era riquísimo verla mamando debajo de ella, podía ver como se metía la verga de Rigo lo más que podía entonces le metí los dedos en la vagina y en el ano, y con las mamadas empezó a alborotarse muy rápido, cuando de pronto escuché que él se vaciaba en la boca de mi esposa y ella, muy complaciente, no dejaba de tomarse todo el esperma de él, lo que me dió algo de celos, ya que a mí tardó mucho tiempo en mamármelos y a él a la primera;  pero bueno, pensé en forma positiva y lo disfrute, situación que a ella le agradó, ya que inmediatamente después de tomarse hasta la última gota, sintió su orgasmo, gimió y se retorció hasta más no poder, Rigo estaba impresionado, tanto por el orgasmo como por lo buena que es en la cama.

Ella se levantó al baño y él me reveló que hacía maravillas con la boca, le comenté:

–Y todavía no has conocido su culito, que también es maravilloso.

Ella regresó y se recostó entre los dos, y platicábamos, mientras ella nos tocaba las vergas y nosotros la acariciábamos.     Ya eran las cuatro de la mañana, entonces caímos en la cuenta de lo tarde que era, nos vestimos y acordamos reunirnos después para continuar experimentando.     Nos despedimos de él, y en el carro mi esposa todavía venía excitada, le pregunté que si no la habíamos llenado y me contestó que si, solo que de acordarse se excitaba, que no creía lo que acababa de hacer, que lo pensaba y parecía un sueño.     Le toqué su pucha, seguía hinchada y mojada, así que le seguí dedeando hasta que la hice sentir otro orgasmo.     Llegamos a la casa y no más de acordarnos seguíamos calientes, nos echamos otro palo y ahora si, a dormir.     ¡Ya eran las seis de la mañana!"