FANTASIA O REALIDAD XI. Destino Incierto.

La incertidumbre de no saber que pasará en nuestro destino amoroso puede llevarnos a conocer el final feliz que todos soñamos, o por el contrario, llevarnos a conocer verdades que lastimarán nuestro herido corazón, destino incierto: cara o sol.

La mini-historia continua, aqui un capitulo mas de la vida de Marco y Gincarlo, espero y les guste, siempre agradezco a todos los que leen y mas a los que comentan y me inspiran a seguir publicando, mil gracias ................

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Vergüenza, angustia, frustración, depresión, miedo, culpa, tristeza, eran solo algunos de los tantos sentimientos que habían sido parte de mi vida en los últimos días, Marcela, la persona a la que le debía mi estancia en la empresa en la que había trabajado los últimos años de mi vida, era la persona que menos merecía ser tratada de la manera que yo lo había hecho, no lo pensé, simplemente lo hice y estaba arrepentido por ello.

Ya era sábado, desperté recordando la tarde anterior, recordando a Marcela y nuestra desafortunada conversación, me levanté pensativo y buscando la manera de comunicarme con Giancarlo para decirle lo que había pasado con su madre y así ponerlo al tanto sobre las sospechas que ella tenía, lo más lógico sería preguntarle directamente a Marcela, pero después de lo que había pasado entre los dos me era difícil dirigirme a ella, sentía vergüenza. Lo primero que se me ocurrió para localizar a Gian fue enviarle un mail a su correo electrónico, pero estaba seguro que no lo vería, la única opción posible era localizar la dichosa escuela y conseguir el número telefónico, llamar y pedir que me comunicaran con él, así le explicaría tal cual habían pasado las cosas con Marce, ahora solo tenía que investigar en que escuela estaba refugiado.

Salí de casa pensando, no se me ocurría nada para descubrir la escuela a la que Gian se había ido, llegué a la empresa, realicé mis tareas, todo transcurrió normal, buscando opciones, evitando a Marcela, la vergüenza no me permitía acercarme a ella, mi estado de ánimo cada vez se hacía más notorio, mi relación con Marcela había cambiado drásticamente, antes siempre estábamos juntos, íbamos de un lado a otro juntos, pero ahora todo era diferente, ella por su lado y yo por el mío, la miraba y solo agachaba la cabeza evitando cualquier cruce de miradas, nuestra relación pertenecía al pasado, la amistad había terminado de la manera menos esperada por los dos y todo gracias a mí, gracias mi rara forma de ser, a mi repentino cambio de actitud, esta vez me quedaba sin la amistad de Marcela por las estupideces que había hecho para evitar el confesar los sentimientos que existían entre su hijo y yo, definitivamente desde esta mañana comenzaron los días más terribles de mi vida dentro de Medic Center. Terminé mis labores y salí del trabajo, me dirigí a casa y comencé a navegar por internet buscando posibles colegios en donde pudiera encontrar algún rastro de Giancarlo, navegué toda la tarde anotando en un papel todas las escuelas posibles, anotaba nombres, números telefónicos y domicilios de escuelas de aviación dentro del país, no encontré muchas, las opciones se reducían a solo seis, tenía seis posibilidades de encontrarlo en alguna de estas escuelas, no perdía la esperanza de encontrarlo, después de navegar por horas deje la computadora y dormí para descansar de tan ajetreado día.

Por fin domingo, mi día de descanso, este día lo ocuparía exclusivamente para hacer las llamadas a las escuelas que había encontrado en la red y en las cuales tenía la esperanza de encontrar a mi tan amado amigo, este día desperté, como siempre directo a la ducha, salí y me vestí, bajé a desayunar y ¡SORPRESA!, mi familia me esperaba reunida en la sala de la casa para salir a pasear, me quedé anonadado al ver la sonrisa que tenían todos por la sorpresa que me prepararon, yo solo los miré y sin palabras me reuní con ellos.

-      ¿Te gustó la sorpresa? –preguntó mamá emocionada.

-      He…… si…… mamá. ¿y porque la sorpresa? –contesté.

-      Para pasar más tiempo contigo hijo. –respondió papá- nos hemos dado cuenta que te dejamos mucho tiempo solo, entre semana, por el trabajo, solo nos vemos por las noches y rara vez por las  tardes, los domingos salimos y nunca nos acompañas y hoy vamos a ir de paseo como la feliz familia que somos, así que no puedes decir que no hijo, esta sorpresa es para ti. –me dijo mi papá.

-      Si mi amor, no te queremos perder y queremos que te des cuenta que te amamos, somos tu familia. –dijo mamá.

-      Gracias, en serio que felicidad pasar el día con ustedes, -respondí- pues vámonos que se hace tarde. –dije y contentos salimos de casa.

No pude negarme a salir con mi familia; como lo habían dicho, pasaba mucho tiempo solo y lo que necesitaba era estar más tiempo con ellos para sentirme protegido y amado, en realidad que mi familia me hacía mucha falta. Salimos en la camioneta de mi papá, la familia reunida, mamá (Sofía), papá (Mauricio), y mis dos hermanos, el mayor (Mauricio) y el menor (Mateo), íbamos felices platicando en familia, festejando el poder estar reunidos aunque sea solo un día de la semana. Todo lo que me estaba pasando en el momento era nuevo para mí, pensaba en el tiempo perdido sin mis hermanos, lo contentos que la pasábamos cuando éramos niños, reunidos los tres, jugando, sin problemas, todo ese tiempo pertenecía al pasado, ya no era igual, nos habíamos distanciado demasiado, cada quien tenía sus intereses, yo por mi parte el tener esa “condición” era lo que me alejaba de ellos, la confianza se había perdido, el pensar en su rechazo hacia que me alejara de ellos por temor a que descubrieran mi sexualidad, sin lugar a duda ya nada volvería a ser igual, en verdad que extrañaba aquellos días.

Dentro del auto miraba por la ventanilla, el fresco aire acariciaba mi cara, disfrutaba cada hola de viento que chocaba con mi rostro, entraba en mi ser y le daba una verdadera relajación interior, las voces de mis compañeros de viaje se fueron desvaneciendo en el tiempo, hablaban y reían, y yo cada vez las escuchaba menos, las escuchaba lejos como si me estuviera distanciando de ellos, me adentré en mi mente donde solo había lugar para pensar en el problema que tenia, Marcela y Giancarlo, tenía que resolver este pendiente a como diera lugar, lo más pronto posible, pero lamentablemente para mí, no lo podría hacer en la situación que estaba, este paseo repentino había estropeado mis “planes” de localizar a Giancarlo y explicarle lo que pasaba, no dejaba de pensar en lo que Gian  respondería cuando Marcela lo cuestionara, me inventaba miles de suposiciones; que si pasaba esto, que si pasaba lo otro, que si Marcela me dijera, que si yo hacía, bueno, mi cabeza se empezó a llenar de ideas locas y un sin fin de historias en las que yo salía victorioso o terminaba solo, rechazado, el incierto destino de mi vida lo construía en mi mente sin tener la mas mínima idea de lo que podía pasar realmente.

El día “sorpresa” fue uno de los días que más he disfrutado en familia, primero comenzamos con un día de campo (picnic) a las orillas de un lago cerca de la ciudad, un paseo en balsa por las aguas de ese lago rodeado de arboles frescos y flores variadas que daban al espacio un toque especial, donde pudimos platicar sin interrupciones, jugar, correr, nadar, caminar para disfrutar de la fresca vegetación, y demás actividades que me sirvieron para recuperar y recordar los momentos pasados con mis hermanos, además de gozar del día en familia como mis padres lo habían planeado, ese sin duda había sido un momento único, del que tenia tanto tiempo sin hacerlo parte de mi vida. Regresamos a casa casi al anochecer, cansados y felices entramos a casa, comentamos y reímos al recordar lo vivido en el lugar, estuvimos conversando otro rato mas en donde les agradecí a mi familia el haber podido formar parte de su vida un día mas, les comenté mi alegría por la sorpresa que me habían preparado, los abracé y después me fui a la recamara para quitar mi cansancio con una ducha para después recostarme y dormir para nuevamente iniciar la indeseable semana laboral.

Me desperté, el desafortunado lunes había llegado, lo primero que recordé fue las llamadas que tenía pendientes por hacer, era muy temprano y creí que sería mejor hacerlas por la tarde así que inicié mi día como siempre; casa, trabajo, comidas, mas trabajo, pasó el día laboral, regresé a descansar, comencé a hacer las llamadas, un colegio y nada, otro colegio y nada, no lograba localizarlo, preguntaba por Giancarlo Rossi sin tener respuesta positiva a mi petición, ya había llamado a cinco de mis seis posibilidades, solo faltaba una, una posibilidad, una escuela, una esperanza, llamé sin tener éxito, no contestaban, esto me ponía cada vez mas nervioso, la incertidumbre de lo que podría haber pasado me llenada de desesperación, decidí hacer el último intento , la esperanza estaba viva dentro de mí, no me podía dar por vencido, marqué el número y para mi tranquilidad empezó a sonar, una, dos, tres, cuatro veces y no contestaban, siguió sonando y el no recibir respuesta me ponía mas y mas nervioso, hasta que por fin alguien se dignó a contestar mi llamado.

-      Colegio Militar de Aviación…… -escuché en la bocina del teléfono.

-      Bu… bu… buen día, -contesté nervioso- quisiera hablar con Giancarlo Rossi Rivera por favor. –dije.

-      Para referirse a algún integrante del colegio hágalo por su rango por favor, soldado, soldado de primera, cabo, subteniente…… -decía- para usted es el soldado Giancarlo Rossi Rivera.

-      Ok, ok, podría hablar con él, por favor. –pregunté emocionado y con una sonrisa imborrable en el rostro. Al escuchar su nombre de labios de mi interlocutor me di cuenta de que lo había encontrado, me sentí feliz.

-      Lo siento, pero los soldados no tiene derecho a recibir llamadas entre semana, solo los domingos, siento mucho no poder ayudarlo. –me contestó.

-      ¡¿Queee?! –no podía creer lo que me dijo, mi estado de ánimo volvía a decaer, agradecí las atenciones y finalicé la llamada.

Al escuchar esto no  podía creer que la incertidumbre seguiría, la mala racha en mi vida seguiría por los próximos días hasta poder hablar con Giancarlo, esperar hasta el domingo, el transcurso de las horas de lunes a dicho día se me harían eternos y la incógnita estaría presente durante mi espera a tan anhelado momento.

Los días en la empresa siguieron tan terribles como se habían venido presentando,  llegadas retardadas, evasiones  a Marcela, triste, solitario, pensativo, desesperado, preocupado, bueno, mi vida se veía cada vez mas reprimida, el Marco de antes había desaparecido, ya no era el mismo y eso afectaba mi estancia en el trabajo.

Así paso el martes… un día menos de espera; miércoles… la mitad de la semana laboral, menos estrés; jueves… sobreviví media semana, el resto será menos pesado; viernes… que alegría, un día mas y la semana habrá terminado; y sábado…  excelente, la semana pasó y llegó mi descanso.

Por fin domingo, ahora si podría hablar con él, al levantarme inicié mis labores, paso medio día y ya no quería hacer esperar más la llamada, la duda me estaba matando, no quería esperar ni un instante mas, debía hacerlo rápido así que tomé el teléfono y marqué el numero, como la vez anterior no contestaban, esperé y esperé, al fin escuché la voz que me contestó.

-      Colegio Militar de Aviación…… -escuché.

-      Si…… buen día, ¿me podría comunicar con el soldado Giancarlo Rossi Rivera por favor?

-      Los soldados no pueden recibir llamadas, no puedo comunicarlo con él, lo tenemos estrictamente prohibido. –me contestó.

-      Pero…… el lunes llamé y me dijeron que hoy si me podrían comunicar con él. –le dije.

-      Lo siento, creo que entendió mal las cosas, ellos tienen derecho a hacer una llamada los domingos, no tienen derecho a recibirlas, también pueden recibir visitas los miércoles por la tarde, lo siento mucho pero no lo puedo ayudar. –me aseguró.

-      Y no podría hacer una excepción. –le pedí suplicante.

-      Lo siento, no puedo ayudarlo. –me dijo seriamente y por su forma de decirlo me percaté de que no lo haría.

-      Está bien, muchas gracias. –terminé.

Después de los intentos fallidos por querer hablar con Gian decidí salir a caminar un rato, relajarme, tomar aire fresco para olvidarme por un momento de todo, en mi mente había demasiados problemas que no podía exponerle  al mundo, así que caminé hacia el parque, solo, tranquilo, escuchando mi inseparable música, sin pensar en nada, nada me perturbaba ni me preocupaba esa tarde, llegué a los jardines donde solía correr y que conocía como la palma de mis manos, me senté en el pasto recargándome en uno de los frondosos árboles del lugar, cerré los ojos y respiré profundo el aire que me rodeaba, mi mente estaba en blanco, mis  problemas los hacía a un lado, por ese momento solo me importaba mi paz interior, el bienestar de mi cuerpo, estuve por varios minutos en estado de relajación, después, abrí los ojos, miraba la gente pasar frente a mí, sonriendo, hablando, sin embargo nada me distraía, estaba tan concentrado en mi persona que los demás sobraban, solo yo existía en ese momento. Pasaron los minutos, después salí de mi trance y me levanté, caminé sin saber mi próximo destino, mis pasos me condujeron hasta un café, entré y me senté en una mesa apartada de los demás, tomaron mi orden y esperé paciente mi pedido, luego de un momento la bebida estaba en mi mesa, comencé a disfrutarla a cada sorbo que pasaba de la taza hasta mi boca satisfaciendo mi interior, de pronto siento como alguien llega de sorpresa al lugar.

-      Hola… -escuché la voz que me saludaba, llegó de sorpresa a mis espaldas, me tomó por el hombro y su repentino saludo me atragantó, comencé a toser. –perdón, no quería asustarte, discúlpame, -decía entre risas apenadas.

-      Ho…… -tocia sin parar- ho... la… me asustaste. –contesté apenas pude.

-      Perdón, no pensé que te sorprendiera mi saludo, -decía entre risas- discúlpame en serio.

-      No te preocupes, estoy bien, no te esperaba después de todo lo que pasó. –dije.

-      ¿Me puedo sentar contigo? Solo para platicar –preguntó.

-      Sí, claro, siéntate, ¿Cómo has estado? –contesté.

-      Bien, gracias, trabajando, conociendo personas, disfrutando de la vida, ya sabes, soy muy dedicado para todo, -sonrió.

-      Si claro, hasta para las declaraciones de amor, eso me consta. –dije, él solo se rió por mi comentario.

-      Sí, pero en ese aspecto he cambiado, ya no soy tan aventado.

-      ¿En serio?

-       Si, serio y ¿tu? Que dices, ¿Cómo te va? –preguntó.

-      Pues no tan bien como quisiera, sabes que no disfruto de la vida tanto como tú. –le contesté.

-      ¿Por qué lo dices? ¿Qué te ha pasado? Si quieres podemos platicar, sabes que en mi tienes un amigo en el que puedes confiar y me puedes contar todo lo que quieras, yo te escucho. –me dijo.

-      No creo que sea conveniente hablar contigo sobre lo que me pasa, y no es por desconfianza, solo que por todo lo que vivimos no lo haría. –le confesé.

-      Pero ¿Por qué? Ahh……  Giancarlo, no importa ya lo superé y entendí que lo quieres a él y te aseguro que no me afecta en nada el hablar del tema. –contestó.

-      ¿Estás seguro Ricardo?

-      Seguro, vamos cuenta. –insistió.

-      Lo que pasa es que después de todo lo que vivimos………

Y así, después de tanto insistir en hablar del tema le confesé todo lo que había pasado entre Giancarlo y yo, además el problema que tenía con Marcela, todo, absolutamente todo lo que me afligía se lo conté con lujo de detalle, exponía mi vida sentimental a esa persona a la que antes había herido sentimentalmente, ahora si volvía a ser el amigo del pasado, me atreví a contárselo todo, no solo porque él conocía mi forma de ser, mis preferencias, sino porque necesitaba hablar con alguien, contarle a un confidente lo que me tenía tan confundido y Ricardo era la persona mas adecuada en la que podía depositar la poca confianza que tenia.

-      Si, se fue hace dos semanas, hoy intenté hablar con él y no me lo permitieron, y eso me tiene muy preocupado porque no sé si Marcela ya habló con él, también me dijeron que podía recibir visitas los miércoles, solo ese día y estoy pensando en la posibilidad de ir a verlo pero por el trabajo no puedo, además no sé si me quiera recibir, lo que le dije causó todo esto, no sé qué hacer. –le decía con desesperación.

-      Entonces no está en una escuela militar, está en una cárcel. –sonrió- ¿Cómo que no lo dejan hablar por teléfono y le restringen las visitas? Eso es una cárcel. –aseguró.

-      Yo pienso lo mismo. -dije entre risas.

-      Bueno, para que sepas lo mucho que te quiero, y que me preocupo por ti, te voy a ayudar con todo esto. –dijo.

-      ¿Ayudarme? ¿Cómo? –pregunté desconcertado.

-      Yo puedo ir a donde está y hablar con él.

-      No, -contesté al instante- porque tendrías que hacerlo tú, ese problema es mío.

-      Ya te lo dije, lo hago por nuestra amistad. –prosiguió.

-      No puedo abusar de nuestra amistad de esa manera, es demasiado.

-      En serio, yo voy y hablo con él, nada me cuesta, quiero que seas feliz y esa es la única manera, así no pierdes tu trabajo y yo me voy de vacaciones por unos días, piénsalo, creo que es buena idea y yo me ofrezco desinteresadamente a ayudarte. –me decía.

-      Pero Ricardo…… la escuela está lejos de aquí. –contesté.

-      Eso que importa, ¡ya! Dame el domicilio. –insistía- recuerda que es la única opción, en serio Marco, quiero hacerlo porque te veo triste, desesperado, y quiero que seas feliz, esto te está afectando mucho y si no lo resuelves te va a hacer más daño, entiéndelo, te quiero ayudar, solo dame la dirección del lugar y este mismo miércoles voy y hablo con él.

-      Está bien, acepto, hoy no traigo los datos conmigo, te los mando por mensaje a tu móvil, ¿te parece? –le dije.

-      Ok, me mandas los datos y me voy a verlo, solo resuelvo unos pendientes en la oficina y salgo directo a la prisión donde se encuentra. –dijo sonriente contagiándome su enérgica sonrisa- sonríe, te ves mejor si sonríes y eres feliz.

-      Gracias, esto que haces por mi te lo voy a agradecer todo la vida. –contesté.

-      No  tienes nada que agradecer………

Después de tanto platicar, sonó su teléfono móvil, era su hermano que tenía que ver cosas del trabajo con él, nos despedimos y quedamos en que le enviaría el mensaje para pasarle el dato sobre el paradero de Giancarlo, Ricardo se fue rápidamente.

Desahogado y tranquilo salí del café, caminando y pensativo andaba por las calles un poco oscuras de la ciudad, reflexionaba sobre el reencuentro con Rick, de todas las personas que conocía, él era el ultimo ser humano que imaginaba encontrar en ese lugar para platicar y sincerarme, el momento que me había ayudado a sacar todas las penas que traía dentro de mi ser y todos los problemas que confundían mi mente nunca los olvidaría, iba rumbo a casa con menos peso sobre mis hombros, todo eso que me guardaba era lo que me tenía tan mal y Ricardo había llegado en el momento justo para atender mi penar, y esto debido a que él sabía perfectamente todo sobre mis sentimientos, a su lado era tal y como quería ser, el hombre sincero, honesto, amado, sensible, enamorado, en cambio, con mi familia era todo lo contrario, siempre ocultando lo que mi corazón sentía, mirando a mi familia con unos ojos distintos a los que mostraba estando con Ricardo, siempre tan reservado, tímido, reprimido, solitario, desconfiado…… bueno, un sinfín de defectos que sentía parte de mi vida, mi forma de ser se estaba convirtiendo en algo así como una doble vida, o tal vez de doble cara, demostrando el lado más conveniente a la persona adecuada siempre tratando de que no se dieran cuenta de lo que me pasaba realmente, estaba convirtiendo mi vida en un callejón sin salida del que tarde o temprano tendría que escabullirme a como diera lugar, y una vez atrapado, la única opción sería confesar todo mi sentir, sacar mi verdadero yo interno, exponerme ante todo y ante todos enfrentando la realidad que de alguna manera cambiaria el rumbo de mi vida.

Pasó la noche del domingo, ya era lunes, el tan indeseado día en el que mi terrorífica vida laboral, que ya me estaba cansando, comenzaría, otra vez a empezar con mi actitud evasiva hacia Marcela, me hice a la idea de que esta situación seguiría mientras no aclarara todo este embrollo, resignado a mi desafortunado y predecible destino tome mi móvil y le envié el mensaje a Ricardo con los datos del colegio en el que se encontraba Giancarlo, esperé contestación, una respuesta que no me agradó en lo absoluto, Ricardo regresaría hasta el sábado, como lo había dicho, se tomaría unas vacaciones y yo me quedaría esperando ansioso la respuesta de Gian, no me quedó más opción que aceptar lo que proponía y desde esa mañana comenzó la cuenta regresiva hasta llegada la hora del regreso de Ricardo para hablar con él y escuchar lo que Gian le había dicho sobre nuestro pendiente.

Transcurrió el lunes, llegó el martes, amaneció el miércoles, sobreviví el jueves, celebré el viernes, agradecí el sábado, la incertidumbre de lo que pasaría me estaba matando, sentía que mi vida se hacía cada vez más eterna y el momento nunca llegaría, las horas pasaron lentamente, minuto a minuto, escuchando el suave tic toc del reloj que alteraba mis nervios a cada segundo, pasó el día, por fin era noche, esperaba ansioso el llamado de Ricardo, hasta que por fin mi móvil sonó, contesté al instante.

-      ¿Qué pasó Ricardo? ¿Qué te dijo? –contesté aceleradamente.

-      Tranquilo, yo estoy bien, gracias por preguntar, llegué bien, acabo de bajar del avión, ¿vienes por mi? –me respondió con ironía.

-      Perdón Rick, que insensible soy, ¿Cómo te fue? ¿quieres que vaya a recogerte al aeropuerto?

-      No, no te preocupes, -sonrió- estoy en el café de siempre, ¿vienes? O nos vemos mañana. –dijo.

-      ¡Que!  -respondí sorprendido- no, espera voy para allá.

Terminé la llamada, me duché rápidamente, me vestí con lo primero que me encontré, y salí apresuradamente de la casa al encuentro con Ricardo. Al llegar entré al lugar y me dirigí a la mesa de siempre donde Ricardo esperaba paciente mi llegada.

Una vez más mi destino estaba dependiendo de un hilo……


valoren, comenten, critiquen, sugieran, califiquen y hagan todo lo que saben hacer, yo lo agredeceré siempre, gracias por seguir la historia........................

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