FANTASIA O REALIDAD VIII. Un paso adelante.

Al poco tiempo de convivir con un amigo, me doy cuenta de que él se abre camino para llegar a ocupar un lugar especial dentro de mi corazón; el amor, y pone un mar de dudas e inseguridades, entre mi y el que creía seria el amor de mi vida. Siempre está un paso adelante

Tras la confesiones de las dos personas que hasta el momento eran las más importantes en mi vida sentimental, decidí después de mucho pensar, darme la oportunidad de conocer más a fondo a Ricardo, que era la persona que hasta entonces tenía menos tiempo conociendo, trataría de inmiscuir en su vida pasada para saber más de él, conocerlo en todos los aspectos de su vida, a Giancarlo lo conocía demasiado, hacía esto con el fin de no errar en la decisión que después tomaría al elegir al que pasaría a formar parte esencial en mi vida amorosa.

Después de aceptar la invitación a salir de Rick, me arregle y cuando estuve listo esperé hasta que escuché el timbre de casa que anunciaba la llegada del tan esperado compañero.

-        Hola…… -me dijo inspeccionando mi vestimenta y se quedo sorprendido al verme arreglado- ¿A dónde vas? –preguntó.

-        Gi-an-car-lo…… ¿Qué haces tú aquí? –contesté atónito al  verlo parado frente a mi puerta.

-        ¿Vas a salir? –preguntó- no, perdón, que pregunta tan estúpida, es obvio que vas a salir, no creo que te vayas a dormir tan bien vestido. –dijo irónicamente y con una mueca de enojo.

-        Pero…… ¿Por qué no avisaste que venias?

-        Te quería dar una sorpresa pero ya veo que el sorprendido fui yo –reprochó- te invité a salir y me dijiste que supuestamente estabas muy cansado y ahora vengo y me encuentro con que vas a salir –seguía diciendo molesto- y ¿se podría saber con quién? Ahh…... Ya sé con quien, con tu nuevo amiguito, el tal Ricardo, ¿no?

-        Pues sí, si voy a salir con él y no veo el motivo de tu enojo, voy a salir con quien yo quiera y tú no tienes por qué impedirlo, Ricardo y yo somos amigos, ¡entiéndelo!, amigos como tú y yo. –le contesté.

-        Sí, lo entiendo, pero apenas lo conoces y ya andas casi de la mano con él, no te parece que ¿es muy pronto para hacer eso? –continuaba- es cosa que no me importa pero me preocupo por lo que te pueda pasar, que te vayan a lastimar, me importas demasiado Marco.

-        Gracias por preocuparte, pero déjame vivir, si me equivoco sabré salir adelante. Ya ni mi madre se preocupa tanto, por favor Giancarlo no seas histérico, pareces estar celoso. –aseveré, Giancarlo guardo silencio.

-        No es eso, lo que más me molesta es que me hayas rechazado y aceptaras la invitación de él ¿Por qué lo hiciste?...... –preguntó.

Estábamos discutiendo en la puerta y en ese preciso momento llegó un auto a la puerta de mi domicilio, era Ricardo que había llegado a recogerme. Giancarlo y yo volteamos a ver el lujoso auto que arribaba a casa. Ricardo bajó el cristal de su ventanilla y saludó sin bajar del auto.

-        Buenas noches. –dijo Ricardo saludando amablemente.

-        Hola. –contesté y Giancarlo ni se dignó en voltear a verlo.

-        Creo que te buscan. –continuaba Gian con su actitud irónica.

-        ¿En serio?.... –contesté siguiendo el juego irónico de mi compañero- pues nos vamos, con permiso, luego seguimos platicando, Gi-an-car-lo, adiós. –le dije con antipatía.

-        Si quieres, a ver si te dan permiso porque últimamente te traen muy ocupado. –me decía mientras me dirigía al coche.

-        Tú debes ser Giancarlo, o me equivoco. –dijo Ricardo y Gian se acercó a él para saludarlo.

-        Si, -contestó estrechando la mano- mucho gusto.

-        Soy Ricardo, un gusto conocerte. –respondió.

-        Vámonos, -le dije a Rick sentado en el lado del copiloto.

-        Pues vámonos. –contestó – Hasta luego, Giancarlo.

-        ¡¡Que se diviertan!! –dijo Gian casi en un grito al ver que Ricardo ya había echado a andar el auto.

Ricardo conducía tranquilamente mientras escuchábamos música, yo estaba pensativo, tenía en mi mente la discusión que había tenido con Giancarlo, pensaba en la posibilidad de que Gian estaba realmente enamorado de mi y esa reacción que había tenido al enterarse de que saldría con Rick, era consecuencia de sus celos, solo pensaba en esta posibilidad, estaba callado hasta que Ricardo rompió el silencio que nos envolvía.

-        Y ¿En qué piensas? –preguntó.

-        Cosas…… -contesté.

-        Mmmm…… ¿cosas? ¿Cómo qué? –insistió- o piensas en Giancarlo, parecía molesto ahora que lo vi. –afirmó.

-        No lo parecía, ¡estaba molesto! –le confirmé.

-        Y se puede saber ¿Por qué?

-        Sí, porque salí contigo, -le dije- bueno, creo que ese fue el motivo, hoy, después de la comida estuvimos platicando como nunca y quedamos nuevamente como amigos, me invitó a salir y le dije que no, llega de sorpresa y me sorprende saliendo de casa con otro……

-        Entonces sí que tuvo motivos para molestarse –sonrió- yo igual me hubiera enfadado.

-        ¿Crees que sea necesario regresarme y pedir perdón? Porque si es así me regreso y no vamos a ningún lado para que no siga molesto y te deje de preocupar el estado de ánimo de Giancarlo…… -le contesté irónicamente.

-        Yaaaa…… relájate, no lo tomes tan en serio, solo bromeaba. –dijo sonriente y acariciándome la barbilla, voltee a verlo y sonreí feliz por estar con él.

-        ¿Y adonde me llevas? –pregunte con la incertidumbre de no saber cuál sería mi destino.

-        Mmmm…… ya lo veras, es una sorpresa, te lo dije y ya no quiero hablar de eso. –finalizó, subió el volumen, aumento la velocidad y seguimos callados con rumbo desconocido escuchando la música que sonaba de su auto estrepitosamente.

Pronto llegamos al centro de la ciudad, Ricardo estacionó el auto afuera de un cine, enseguida bajamos y entramos al lugar.

-        ¿Esta es la sorpresa? –pregunté desilusionado.

-        No quiero hablar de eso, ya te lo dije, no quiero ningún comentario hasta que termine la noche, ya después me dices todo lo que quieras. –replicó.

-        Está bien, me callo, -contesté.

Al entrar examinamos la cartelera para elegir el titulo que veríamos, después de varios debates sobre lo que cada quien quería nos decidimos por una película cómica, Ricardo es muy romántico y para mi gusto muy cursi, no le gustan las películas sanguinolentas, yo en cambio soy de mas acción, terror, suspenso y masacres, polos opuestos completamente en ese aspecto, coincidimos entonces en el titulo y entramos a verlo. Compramos los boletos, un montón de golosinas y refrescos y entramos. Buscamos los mejores asientos y esperamos pacientes el comienzo de la cinta. El transcurso de la película lo pasamos entre risas imparables y buen humor obviamente, salimos de la sala cansados de tanto reír con la historia que había aparecido en la gran pantalla frente a nosotros, de las palomitas, dulces y refrescos nadie se había acordado, no habíamos comido casi nada puesto que las risas no lo permitían.

Salimos del lugar recordando cuanta escena graciosa nos regresaba a la mente y volvíamos a reír, nos dirigimos al auto y arrancamos velozmente buscando un lugar donde pudiéramos cenar, queríamos algo rápido, para nuestro antojo bastaron hamburguesas y refrescos, cenamos platicando acerca de las cosas de los dos, nos conocíamos más a fondo tal y como yo lo había planeado, Ricardo hablaba y solo lo veía con tanta ternura, embobado en tan hermoso rostro, con esa sonrisa tan coqueta que tenia, nos veíamos a los ojos y le correspondía el gesto entre suspiros, terminamos de cenar y salimos en el coche a recorrer la ciudad, mi desilusión era cada vez más grande, de la sorpresa que Ricardo había prometido aun no pasaba nada, creí que la noche ya había terminado y regresaríamos a casa, intenté hacer comentarios sobre la gran noche que compartimos pero Rick calló mi boca con su dedo índice, no dijo nada, para mi sorpresa Ricardo dirigió el auto a las afueras de la ciudad, traté nuevamente de replicar por lo que hacía, quería saber a dónde me llevaba pero era inútil, Ricardo encontraba la manera de callar mi voz y no daba explicaciones sobre sus actos.

No tardamos mucho en llegar al destino que Rick tenía preparado para mí, bajamos del auto, mi curiosidad era satisfecha al presenciar el entorno que me rodeaba, el lugar más alto a las afueras de la ciudad, un mirador perfecto que yo no sabía que existía, de donde se podía apreciar la cuidad entera que por la noche se veía espectacular, con sus rincones iluminados por las luces tenues de las lámparas de calles y coches que transitaban pareciendo diminutas hormigas de un lado a otro sin control, yendo y viniendo por las carreteras que llevaban de una ciudad a otra, la ciudad se apreciaba con un aura que hacía más luminosos sus alrededores, parecía encerrada en una burbuja de cristal, un cielo oscuro, infinito, inmenso, negro completamente que contrastaba a la perfección con el sinnúmero de estrellas que esa noche lucían radiantes acompañadas por la luna llena, una luna luminosa, brillaban como nunca, a nuestro alrededor las luciérnagas volaban de un lado a otro queriendo imitar el brillo singular de los luceros en el cielo, un aire fresco nos envolvía con los aromas más delicados de la naturaleza a nuestro alrededor, olores a tierra mezclados delicadamente con el aroma de las frescas flores del campo, y como música de fondo el suave canto de los grillos que se escuchaban alternadamente dando forma a inigualable melodía que yo disfrutaba plácidamente anonadado por la imagen que frente a mí se encontraba, esa había sido realmente una sorpresa para mí.

-        Y ¿Qué te pareció? ¿te gustó la sorpresa? –preguntó.

-        Está hermoso…… me encantó, valió la pena la espera. –contesté aun sin salir de mi asombro. –se ve espectacular.

-        Sabía que te gustaría, ven vamos a sentarnos y a admirar el cielo que hoy luce para nosotros. –me dijo tomándome de la mano.

Nos dirigimos hacia el coche y nos sentamos en el cofre recostados en el parabrisas del auto, nos llevamos las manos tras la cabeza y disfrutamos de la noche platicando entre susurros cosas de nuestras vidas.

-        ¿Te confieso algo? –dijo, después dio un gran suspiro- este lugar lo descubrí la noche que terminé con mi novia.

-        ¿Has tenido novias? –pregunté con asombro.

-        Claro, antes de descubrir lo que soy realmente y aceptarme, -dijo- ella me terminó, Karla, nunca supe la razón, llore como nunca lo había hecho, salí desconsolado sin rumbo fijo y sin saber llegué hasta aquí, me quede con tu misma expresión de sorpresa, noté la tranquilidad que me brindaba el lugar, estuve por varios minutos observando mi alrededor, me di cuenta de que no somos nada en este mundo, miraba la ciudad a lo lejos, tan pequeña, y estando dentro de ella se te hace  inmensa, sin embargo desde donde yo estaba me daba cuenta de que la ciudad era insignificante comparada con la infinidad del horizonte que se podía ver más allá de la ciudad, cada vez más me convencía de lo que pensaba y yo llorando desesperadamente por una mujer, que estúpido pensé, si la ciudad era insignificante, una persona no es nada, le estaba dando demasiada importancia a la nada, –seguía hablando seriamente- después reflexioné sobre lo que había pensado, estaba herido sentimentalmente y tal vez por eso mi manera de pensar, egoísta por no querer separarme de alguien sabiendo la gran cantidad de personas que habían en la inmensidad que había apreciado esa noche, –suspiró.

-        ¿Y cómo descubriste que eres…… gay? –pregunté dubitativo.

-        Fue hace cuatro años, tenía 22, siempre había sentido cierta atracción por mis compañeros del equipo de futbol en la preparatoria y la universidad, pero me daba terror aceptar esa condición, mis amigos tenían novia y yo debía hacer lo mismo para evitar burlas o comentarios sobre mi sexualidad, tuve varias relaciones heterosexuales, relaciones fallidas, no me sentía contento con ninguna de ellas, Karla fue la mejor, tal vez por eso lloré su desprecio, así que decidí y entré a un chat en el que fui conociendo hombres, amigos por el chat, solo conocí personalmente a uno de ellos, después de un año tratándolo por internet me decidí a conocerlo, él fue el primero, Luis, me ayudo a aceptarme, a salir adelante sin importar lo que la gente pensara de mi, el me abrió las puertas a la homosexualidad, fue un excelente amigo, amante, compañero, ahora no sé donde está, no lo veo desde hace dos años. –concluyó.

-        Bueno, ya no hay que hablar de cosas tristes, -dije algo animado.

-        Está bien, desde ahora quiero que este sea nuestro lugar, nuestro refugio, siempre vengo aquí cuando quiero estar solo, cuando quiero olvidarme de la vida social, cuando tengo que pensar para decidir lo que tengo que hacer respecto a un problema, pero ahora será nuestro, tuyo y mío nada mas –me dijo y enseguida se levantó del coche- ven conmigo.

-        ¿A dónde? Espera. –contesté levantándome de donde estaba. Ricardo abrió la puerta del auto y se adentró en él.

-        Acércate, quiero que escuches esto. –dijo encendiendo de nuevo la música y salió enseguida del auto dejando la puerta abierta.

Me tomó de la mano y me acercó al coche, se puso frente a mí, yo estaba atrapado entre su cuerpo y el auto, estaba muy pegadito a mi cuerpo mientras sonada una canción romántica que me decía lo que sentía, lo que quería, me demostraba un amor sincero, pasó sus manos por mi cuerpo y me abrazó, me apretó fuertemente y comenzó a susurrarme al oído las notas de la canción que se escuchaba dentro del coche.

El sol calienta

más de la cuenta

en días de invierno

La noche es lenta

es casi eterna

yo así lo quiero

Lo agrio es dulce

Lo malo es bueno

Lo bueno es insuperable

Todo se hace fácil cuando estás aquí

Paseando tu figura en mi cuarto

Todo lo que busco lo he encontrado aquí

Amarrado a tu cintura. Pegadito

Pegadito

Despacito

Así te quiero

Se siente el aire

más liviano

más calientito

Bajo la luna

nuestro baile

es casi un tren imparable

Todo se hace fácil cuando estás aquí

Paseando tu figura en mi cuarto

Todo lo que busco lo he encontrado aquí

Amarrado a tu cintura. Pegadito

Pegado al imán de tu pecho

Voy dejándome llevar por el vaivén de tu pelo

Me gusta cuando muerdes tus labios

Como queriendo decir:

"¡Oye! ¿Tú qué estás esperando?

Todo es posible cuando estás aquí

Paseando tu hermosura en mi cuarto

Todo lo que busco lo he encontrado aquí

Amarrado a tu cintura. Pegadito

El tiempo se volvió nada durante esos minutos que Ricardo estuvo abrazándome, pegadito a mi cuerpo, susurrándome al oído todas y cada una de las palabras que la melodía cantaba, sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo, mirándome, tratando de convencerme de que su amor era sincero, puro, verdadero, y no lo dudé ni un segundo, Rick se había ganado mi corazón con ese romanticismo que a mí me parecía ridículo, la canción que escuché me había revelado todo lo que sentía.

-        ¿Lo sientes? – me dijo susurrante mientras se escuchaban las ultimas notas de la canción que estaba por terminar, me tomó la mano y la puso en su pecho.

-        Si, lo siento. –contesté feliz, sonriendo tímidamente.

-        Es mi corazón que late por ti, por todo lo que siento, es mi amor, que no te quede ninguna duda, eres la razón de mí existir, eres mi todo Marco. –me decía y yo sentía que me desasía como un helado al estar cerca de la hoguera, me sentía realmente feliz, de pronto sacó de no sé donde una rosa roja que se llevó a los labios y la besó, me la entregó –con esta rosa te entrego mi amor, mi loco  corazón, junto con esa canción que estuve buscando desesperadamente hasta encontrar la adecuada que expresara mi sentir, desde hoy serán solo tuyos y de nadie más……

-        Gracias, gracias Ricardo por todo lo que hemos vivido este día, por hacerme sentir importante, amado, he pasado un día espectacular, eres único, nadie nunca me había hecho sentir la inmensa felicidad que siento hoy al estar contigo…… -le confesaba, Ricardo calló mis palabras con su dedo.

-        Sssshhhhh…… no digas nada, solo déjate llevar, -tomó mi barbilla con sus dedos, se acercó lentamente a mis labios, me dio un beso tímido, discreto, superficial, yo correspondí ese tierno beso dándole más intensidad al contacto que tenían mis labios con los suyos buscando su lengua para formar una sola, lo abracé con fuerza y seguimos con tan expresiva demostración de amor.

El beso fue único no solo por el entorno en el que estábamos sino porque fue el mejor beso que había recibido con tanto amor, con tanta entrega, Ricardo me demostraba todo su amor, yo me dejaba llevar por el momento, mi felicidad era interminable, interrumpimos el cálido contacto de nuestros labios para recuperar el aliento, sonreímos al vernos a los ojos, Ricardo mordió su labio inferior me guiñó un ojo y me susurró un “te amo”, dentro del auto se seguían escuchando canciones románticas que eran la música de fondo perfecta para la ocasión que estábamos viviendo.

-        Todo es tan perfecto, único, pero tenemos que hablar. –le dije rompiendo el encanto del momento.

-        Si, dime, ¿de qué quieres que hablemos? –preguntó separándose de mi.

-        Ya hablé con Giancarlo.

-        No arruines este momento, yo no quiero hablar, y menos de él, no quiero salir de esta burbuja de amor en la que estoy, -dijo acercándose a mi nuevamente tomándome por la cintura- ya no me importa lo que él sienta, me tengo que preocupar por mi nada más, me gustas, te amo, y si él también te quiere tiene que luchar por tenerte, así como yo lo estoy haciendo, conquistándote con hechos, no con palabras…… –dijo.

-        Pero tú me dijiste……

-        Mi amor, lo que dije ya quedó en el pasado, ya no importa, solo me importa lo que pase entre tú y yo desde ahora, ya olvídalo, quiero seguir conquistándote hasta que te enamores de mi, solo déjate llevar. –concluyó y me regalo otro roce de sus tibios labios.

Después de vivir la escena tan intensa, tan excitante, estuvimos platicando por un rato de nuestro romance fugaz entre risas tímidas, confesiones sinceras, caricias atrevidas, besos tiernos, palabras románticas, canciones de amor, escenarios desconocidos,  y en sin fin sentimientos que estaban quedando al descubierto.

Ya era media noche, decidimos entonces salir de nuestro entorno y regresar a nuestra realidad, realidad que viviríamos como si nada hubiera pasado, nuestra  experiencia la dejaríamos en nuestras mentes, en nuestros corazones, queríamos que fuera una relación alejada de la sociedad machista e injusta para los hombres con nuestra condición, no estábamos dispuestos a escuchar ningún tipo de comentarios ofensivos hacia nuestra persona, por este motivo nuestra relación, de amistad o de amor, estaría siempre alejada de la ciudad, tan alejada como el mirador donde Ricardo había confirmado todos y cada uno de sus sentimientos hacia mi ser.

Subimos al coche y salimos directo a nuestros hogares, durante el trayecto de regreso Rick no hacía otra cosa que seguir con sus demostraciones de amor, tomaba mi mano y la llevaba a sus labios para acariciarlas con un beso, tomaba mi barbilla con delicadeza, me regalaba sonrisas y miradas cómplices, me susurraba “te amo” a cada instante, y cuando no hacia esto solo dejaba su mano sobre mi pierna acariciándola de arriba hacia abajo sin hacerlo parecer provocativo. Al llegar a la ciudad nos dirigimos primero a casa, Ricardo me llevó hasta la puerta de mi domicilio.

-        Espero y la sorpresa te haya gustado. Me encantó pasar parte de la noche contigo, -me dijo después de darme un beso en la mano.

-        Me sorprendió todo, nuestro lugar, la canción, la rosa, tu amor, fue la mejor noche de mi vida, nunca la olvidaré, lo prometo, -contesté- ahora tenemos que descansar. Ricardo me tomó por el cuello y me jaló hacia su cuerpo, me besó con la misma pasión.

-        Te amo…… -susurró, yo solo sonreí al escuchar nuevamente su confesión.

-        Me voy, ya es tarde y me están esperando, nos vemos pronto……

-        Sueña conmigo…… -sonrió- yo sentiré que estoy contigo.

-        Adiós…… -le contesté.

Después abrí la puerta, bajé del auto y caminé hacia la entrada a casa, busqué la llave en las bolsas de mi pantalón y la abrí, entré, antes de cerrarla Ricardo me envió un beso y un “te amo” en silencio, yo lo despedí con un adiós indicado con mi mano, arranco el coche y se perdió en la calle, cerré la puerta y entré a la casa que estaba sola, oscura, ya mi familia dormía tranquilamente, subí las escaleras sin hacer mucho ruido, entré a mi recamara, tras mis pasos cerré la puerta, me recargué en ella y poco a poco me fui deslizando hasta que quedé sentado en el piso, me sentía confundido por la situación que había vivido con Ricardo, nunca nadie me había hecho sentir amado, nadie me había regalado una noche tan mágica como la vivida con Rick, nadie me había confesado su amor de la manera que Ricardo lo había hecho; las confesiones, la canción, la rosa, los besos apasionados, sus caricias, un romanticismo tan grande que tocaba lo cursi y a mí me parecía ridículo pero me había encantado, a pesar de todo lo que Ricardo había hecho para mi yo en ningún momento había confesado alguna declaración de amor hacia él, todo lo vivido había sido de ensueño pero tenía algo dentro de mí que no me dejaba ser enteramente feliz, al parecer Rick estaba consciente de que yo sentía algo por Giancarlo y ya me había demostrado que no le importaba, como él lo había dicho, me estaba conquistando y haría todo lo que estuviera en sus manos para que le entregara mi corazón. Después de superar un poco la emoción me levanté, rápidamente me cambié la ropa que llevaba puesta por la piyama, me cepillé los dientes y directo a la cama, feliz y cansado concilié el sueño y descansé como nunca hasta el día siguiente.

Como cada domingo disfrutaba de la comodidad de mi cama casi hasta medio día, me olvidaba de todo, solo quería tener ese día disponible exclusivamente para mi, desperté, eran las once de la mañana, el sol ya iluminaba con sus intensos rayos mi extensa habitación, me levanté recordando lo vivido la noche pasada con Ricardo con una sonrisa discreta, alegre, me dirigí a la ducha para terminar de despertar con el agua refrescante de la regadera, me duché rápidamente, salí y me vestí mientras pensaba en lo que haría en mi día de descanso, después de tanto pensar decidí que quería estar solo, me alejaría de la sociedad para que nadie me molestara, durante los últimos días mi vida había sido muy intensa desde lo vivido con Giancarlo en la playa, su reacción después de lo que hicimos, los días de convivencia con Ricardo y su declaración de amor, la sinceridad de las palabras de Giancarlo, había pasado por situaciones “especiales” en mi vida y había que digerirlas para que no trastornaran mi de por si confundida mente, bajé a la cocina para desayunar algo, mi familia, como cada fin de semana salían a desayunar fuera, no me pedían acompañarlos porque sabían que este día no me gustaba estar fuera de la casa y solo lo utilizaba para mi descanso, así que solo tomé cereal con leche, una fruta y me senté a ver tranquilamente la programación de la tv, no logré encontrar un canal interesante, terminé el ligero desayuno y salí de casa en la motocicleta de mi hermano dejando en la cocina una nota para mi madre junto a mi móvil para que se diera cuenta que estaría desconectado del mundo y sería imposible encontrarme.

Atravesando la ciudad llegue al destino que tenía previsto, un pequeño lago alejado de la civilización que esperaba me ayudara a reacomodar mis ideas, mis sentimientos, al llegar, la frescura de la naturaleza me dio la bienvenida, el lago estaba tranquilo, solitario, solo con la compañía de los patos que nadaban y se sumergían adentrados en el, rodeado de una ligera capa de pasto y árboles frondosos que daban sombra a sus orillas, al acercarme me senté bajo uno de esos árboles, pensativo, respirando profundamente dejando que el viento del ecosistema entrara hasta mis pulmones para después exhalar tranquilamente, tenía la mirada perdida en la actividad de las aves que se refrescaban y volaban de un lado a otro, me levanté y comencé a arrojar piedras por encima del agua, trataba de hacer “patitos”, no lo logré, caminé por las orillas con la mente ocupada por mis amigos, Giancarlo y Ricardo, pensaba en lo que significaban cada uno de ellos en mi vida, Giancarlo, el hijo de mi mejor amiga, menor que yo, amigo de años, el amor que deseaba tener desde que lo conocí, mi fantasía, una ilusión que deseaba con todo mi corazón solo que tenía un “defecto”, era bisexual y no estaba dispuesto a esta conmigo solamente, se había sincerado cuando hablamos pero no me había dicho si lo que sentía hacia mí era amor, solo me aclaró que yo era indispensable en su vida, me veía como hermano, que sentía aprecio por mí, pero no el suficiente que con el tiempo se pudiera convertir en amor y por otro lado su madre, mi amiga, si algo se llegaba a dar entre Gian y yo esto afectaría en gran parte los lazos de amistad que teníamos y eso me dolería mucho, en verdad que tenia gran admiración y agradecimiento hacia Marcela y siempre vi injusto que yo le pagara de esa manera, robándole a su único hijo varón, me parecía una falta de respeto, no solo para ella, sino también para el resto de su familia.

Otra opción, Ricardo, el amigo que había conocido hace apenas una semana, el amigo que me había estado acosando durante meses sin darme cuenta de ello, el nuevo amigo que me había declarado su verdadero amor incondicional, el nuevo amigo que me había conquistado en pocos días, el amigo que me ofrecía una relación, el romántico, dulce, sincero, detallista, entregado, apasionado, cariñoso, tolerante, bromista, espontaneo, honesto, bueno un sinfín de virtudes de las que Gian carecía, en Giancarlo veía solo sexo, no amor, una amistad dependiente, una relación por debajo de la mesa, con sexo ocasional, y en Ricardo veía  mis fantasías cumplidas, el amor de mi vida, me sorprendí al darme cuenta de ello pues antes solo pensaba en Giancarlo como mi único y verdadero amor, y al conocer y convivir con Ricardo mi vida dio un giro de 360 grados y esto sí que fue algo inesperado en mi vida.

Regresé a casa para la hora de la comida ya con la mente más clara y con la disposición de habla en los días próximos con los dos amigos que habían hecho una revolución de pensamientos y sentimientos en mi cabeza durante los últimos días, ahora solo tenía que tomar valor para enfrentar las reacciones que tomarían ellos respecto a mis decisiones, esperaría paciente a que llegara el tan anhelado día en que por fin mis sentimientos quedaría expuestos ante los dos.

Ahora solo a esperar……

comenten, valoren, critiquen, sugieran y hagan todo lo que saben hacer, de antamano lo agradezco de todo corazon......

XD          XD            XD                  XD               XD