FANTASIA O REALIDAD VII.Entre la espada y la pared

Una oportunidad, una nueva ilusión. Ricardo se había ganado toda mi admiración, pero Giancarlo era un ciclo que aun no terminaba, al tratar de cerrarlo me da una sorpresa que no me esperaba y me pondría en un dilema, un laberinto del era difícil salir, me ponía entre la espada y la pared....

Septimo capitulo. Gracias a los lectores, sigan leyendome y gracias a los que cometan, en verdad les digo que me alagan los comentarios, buenos o malos que sean, son bienvenidos, he tratado de meterle un poco de celos, amor, pasion y cosas asi para que les guste mas, espero y no me equivoque en nada y si es asi haganmelo saber, gracias otra vez, sin mas que decir los dejo con mi mini-historia. diSfRutEnlA......    XD       XD


La semana después de las vacaciones en la playa había transcurrido con la compañía de un nuevo amigo, Ricardo, sentía que con él podía llegar a tener una nueva oportunidad en el amor, Giancarlo seguía siendo el plato de segunda mesa del que nadie querría comer, no recordé a ese chico a menos que su madre lo nombrara en la empresa, no tenía tiempo de pensar en él, ya tenía quien ocupara mis pensamientos, así paso la semana, durante todas las mañanas conviví con Ricardo que siempre trataba de hacerme sentir bien y conquistándome a cada minuto que pasábamos juntos.

Ese sábado me levanté creyendo que sería un día tan común como lo habían sido los días anteriores, sin embargo esa mañana había vivido una escena que yo había disfrutado como nunca lo había hecho, Ricardo después de seis días de convivir conmigo se había ganado mi confianza y se atrevía a decir todo lo que sentía por mí desde hace tiempo, me declaraba su amor, sus sentimientos, aun sin saber nada sobre mis preferencias sexuales, solo con una ligera sospecha de lo que yo era, había sido el valiente que yo nunca seria para declararle mi sentir a la persona amada, además de atreverse a confirmar sus palabras con ese beso lleno de pasión, de sinceridad, un beso inesperado al que yo correspondí febrilmente demostrándole con el beso un si como respuesta a su confesión, dándole la esperanza de comenzar una relación más fuerte que solo una amistad.

Todo había sido miel sobre hojuelas hasta que llegó el momento en que me percate de la persona que había sido testigo ocular de la escena que acababa de vivir, no pude evitar ponerme nervioso, me quedé atónito al verle, sentía que las piernas me temblaban de miedo, en ese momento no tuve fuerzas para sostenerme, sentía que me desvanecía al sentir la mirada acosadora en mi persona. Nos miramos fijamente a los ojos y sin decir nada comenzó a caminar hacia la salida del parque.

-        ¿Qué te pasa?...... parece que viste a un muerto. –me dijo Ricardo sorprendido al sentir que lo empujaba para apartarlo de mí.

-        Me tengo que ir, me tengo que ir, luego nos vemos o te llamo. –le contesté mientras miraba como la persona se alejaba del lugar caminando muy a prisa y yo encaminaba mis pasos para seguirla.

-        Perooo…… ¿Por qué te vas? Aún es muy temprano, ¿Qué te pasa?, espera, ¿hice algo que te molestara?, perdón por lo que hice, espera -me gritaba mientras seguía mis pasos. Al escuchar su llamado me detuve.

-        Lo que pasa es que Giancarlo andaba por aquí y nos vio.- contesté.

-        ¿Queee?......

-        Si, vio como me besabas, como correspondí a tu beso y tal vez escucho todo lo que me decías, no sé cuánto tiempo estuvo observándonos, tengo que hablar con él, luego nos vemos, entiende por favor y discúlpame. – le dije.

-        Está bien, si quieres te llevo y los dos hablamos con él. –comentó.

-        No, -exclamé- ni siquiera sabe quién eres, es mejor que solo yo hable de esto con él, creo que es lo mejor, luego nos vemos, llámame, adiós. –finalice la conversación.

Me despedí de Ricardo y me dirigí a seguir a Giancarlo para aclarar lo que había presenciado, todo fue inútil, cuando salí del parque ya no pude verlo, se había ido tan rápido que no lo pude alcanzar, me regresé al parque a encontrarme con Ricardo y seguir con el ejercicio.

-        ¿Qué pasó? –preguntó Rick mientras me acercaba a donde estaba sentado.

-        No lo pude alcanzar, se fue y no sé qué pueda hacer. –contesté con tristeza.

-        ¿Porque te preocupa tanto lo que ese chico piense?, tú me dijiste que no eran novios, solo amigos, no entiendo porque te afecta que él nos haya visto. –me comentó Ricardo.

-        No me preocupa lo que pueda decir de lo que vio, porque sé que no lo hará. Quiero saber lo que piensa, lo que pasa es que…… mmmm…… te dije que era un amigo con derecho a roce pero no te dije lo que yo siento por él y no sé si el sienta algo por mí, solo hemos estado una vez juntos y creo que esa vez confirmamos nuestro rol en la sexualidad, nunca hablamos de las preferencia sexuales, apenas nos estamos descubriendo en la relación homosexual, no sé si es gay o bisexual, no hablamos de nada solo nos dejamos llevar por la excitación que sentimos esa noche que estuvimos juntos, eso fue todo, Giancarlo estaba molesto conmigo y quizá venía a buscarme para arreglar las cosas y yo le di esta sorpresa sin planearlo, ¿no crees que sea necesario hablar con él para aclarar todo? –le pregunté.

-        Si, si es necesario, habla con él, hasta entonces tú y yo hablaremos seriamente porque quiero saber si sientes algo por mi o que me digas si me he precipitado a hacer todo esto para demostrarte lo que siento, lo que significas para mí, quiero que me digas si tengo alguna esperanza contigo, si lo quieres y él te corresponde yo no tengo porque interponerme, te preocupa demasiado lo que ese chico piense de ti y eso es porque lo sigues queriendo y lo entiendo, ya has vivido más cosas con él que con conmigo, a mi apenas me conoces y entenderé si decides irte con él y si no es así en mi encontrarás un amor sincero, verdadero, porque sabes cuánto te amo, te esperare con una respuesta buena o mala, sé que tienes dudas y no quiero ilusionarme hasta no estar seguro de lo que sientes, ahora ve y habla con él, tienes que hacerlo antes de seguir con esto.  –me dijo muy serio mientras se alejaba de mi lado.

-        Espera ¿Por qué te vas? –pregunté y el Ricardo se detuvo.

-        Ya te lo dije, no quiero seguir con esto porque tú piensas en alguien más y yo no quiero estar así, mi amor es sincero y no quiero que lo lastimes por tu indecisión, por tus dudas, así que es mejor que aclares todo esto con el chico y después tú y yo hablaremos, adiós. –respondió y se fue.

Me quedé en el parque pensando en todo lo que Ricardo me había dicho, tenía mucha razón, yo había actuado naturalmente mientras estaba con él porque con su compañía no recordaba a Giancarlo pero en el momento que vi a Gian, salió mi verdadero yo, mis verdaderos sentimientos, sentía que había traicionado a Giancarlo y no entendía porque si él nunca me había dado esperanza alguna de relación de pareja, no sabía si realmente Giancarlo me amaba o solo era sexo lo que lo atraía a mí, Ricardo estaba en lo cierto, no estaba seguro de nada y tendría que hablar con Gian para saber que pensaba, para saber si sentía algo más por mí, tendría que hacerlo pronto porque de esto dependía mi futuro con Rick, aunque sentía que al hacer esto estaba tomando a Ricardo como segunda opción y esto no era justo para él.

De regreso a casa me sentía confundido, pensaba en como haría para verme con Giancarlo y hablar de lo ocurrido en el parque, estaba obligado a hacerlo pero sin que Marcela ni nadie se diera cuenta de nuestro encuentro, tendría que ser un encuentro secreto para que nadie hiciera preguntas y no tener que dar explicación alguna de nuestra platica. Después de tanto pensar y pensar camino a casa llegue directamente a mi recamara, me desvestí e inmediatamente entré en la ducha para relajar un poco los músculos tensos por la escena pasada, abrí el grifo de la regadera y el agua  ligeramente fría empezó a recorrer mi cuerpo desnudo haciendo que una ola de escalofrío recorriera mi tembloroso cuerpo de pies a cabeza una y otra vez hasta que mi piel se adaptó a la temperatura del líquido que en ella se encontraba. Después de disfrutar por un rato la ducha me seque la piel mojada, salí del reducido espacio y me dirigí a la cama donde me esperaba mi ropa lista e impecable como siempre me gusta, me vestí ágilmente al darme cuenta de que ya se estaba haciendo tarde para el trabajo, bajé a la cocina para tomar algo para desayunar y como siempre mamá ya me esperaba con un rico desayuno recién hecho, salude con un beso y un “buenos días” a mi madre y acompañado de ella me dispuse a disfrutar la comida que había preparado, termine más pronto de lo acostumbrado, faltaban veinte minutos para la hora de mi entrada a la empresa y aun tenía que recorrer un largo camino para llegar, así que salí de casa muy a prisa hacia “MEDIC CENTER”.

Al llegar a la empresa, mi cotidianidad no cambiaba haciendo lo mismo a cada día, ya me había acostumbrado al ardua tarea de siempre, al llegar saludar con un buen humor a pesar de que a veces llegaba con una cara de los mil demonios pero tenía que disimular para evitar cuestionamientos sobre mi estado de ánimo, entrar a mi área de trabajo y comenzar con las mismas labores que a estas alturas podría hacer con los ojos cerrados, y pues como siempre conversar con los compañeros para hacer el día laboral menos pesado.

Era sábado y para todos los empleados el día más esperado, el ultimo día de la semana laboral que conllevaba al inevitable domingo de descanso que todos aprovechaban para pasarlo con su familia, este sábado no había visto en ningún momento a Marcela, lo cual lo agradecía porque ya no quería rechazar una invitación mas a comer, ya me daba pena decirle que no y seguir inventando escusas ridículas para no asistir a su casa, pero no me podía escapar de la empresa sin antes encontrarme con Marce, llegó la hora de salida y justo en la entrada me encontré con la persona de la que me había escondido toda la mañana.

-        ¡Marco! ¿te estabas escondiendo de mi o porque no te vi en toda la mañana? –me preguntó sonriendo y sorprendida de verme.

-        No, como crees, simplemente no nos habíamos podido ver. –contesté dándole un beso en la mejilla.

-        Bueno, te estuve buscando pero no te encontraba, pensé que ya te habías ido hasta llegue a pensar que no habías venido pero qué bueno que al fin te veo.

-        ¿En serio? La verdad anduve de arriba a abajo toda la mañana, por eso no nos habíamos podido ver. –le dije tratando de ser convincente.

-        Si, seguro fue eso, bueno, solo te quería invitar nuevamente a comer a casa, desde que regresamos de la playa ya no has ido a visitarme……

-        Perooo…… yoo…

-        ¡¡¡Nada!!! –reclamó- nada de escusas, ya no quiero más negativas de tu parte, toda la semana me estuviste rechazando y hoy no hay pero que valga, ¿entendiste?

-        Bueno, está bien, acepto. –le dije resignado, pensando en que esta sería la oportunidad que estaba buscando para hablar con Gian.

-        Ok, entonces vamos, le llamo a Jorge para avisarle que vamos para allá.

Salimos de la empresa en su coche, Marce le llamó a su esposo para avisar la llegada de su visita, mientras platicábamos sobre lo que habíamos hecho durante la semana y recordando lo vivido en la playa, no tardamos más de quince minutos en llegar a casa de Marce, estacionó el auto y bajamos del mismo, Marcela seguía hablando y yo asentía con la cabeza lo que decía sin prestar la mas mínima atención a sus palabras, me paré frente a su casa que estaba del otro lado del jardín, miraba a todos lados de la casa con la esperanza de ver a Giancarlo para hacerle alguna señal y viniera a encontrarme para poder platicar con él sobre la mañana de ese día.

Entramos a la casa y Jorge salió de la cocina, estaba calentando la comida que Marcela había preparado, me encontró y me saludo alegremente con un apretón de mano y excusándose por su Estancia en la cocina de Marcela.

-        ¡¡¡Jorge!!! Ya llegamos, ¡¿Dónde estás?! –gritó Marcela.

-        ¡¡¡En la cocina!!! –se escucho en grito haciendo eco en la inmensa casa.

Enseguida salió Jorge con instrumentos de cocina en mano.

-        Hola “flaca” qué bueno que ya llegaron. –le decía Jorge a Marcela dándole un beso amoroso en los labios- Marco, que bueno verte por aquí, ya nos tenias abandonados. –dijo con su singular alegría y estrechándome la mano.

-        No soy yo, es Marcela que ya no me había invitado. –me excusé sonriente.

-        Porque no lo habías invitado “flaquita”, no seas así. –dijo Jorge.

-        No seas mentiroso, tú ya no querías venir. –se defendió Marcela dándome un golpe en el hombro.

-        Bueno, lo que importa es que ya volví, y ¿ahora tú haces la comida? –le pregunte a Jorge.

-        Solo por hoy, para que vea mi “flaca” cuanto la quiero. –Respondió sonriente, abrazando y besando a Marcela, gesto que correspondió ella febrilmente.

Nos dirigimos a la sala, Jorge y yo, para seguir platicando, desde ese momento Marcela se encargaría de todo para la comida. Platicamos de deportes, futbol sobre todo, noticias nuevas en el país, su trabajo, el mío, cosas sin importancia y de las que yo conocía muy poco, veíamos la televisión mientras conversábamos, yo  solo pensaba y esperaba la aparición de Giancarlo en escena para ver qué actitud tomaría ahora que conocía cosas nuevas sobre mi persona, después de largo rato de tratar de seguir coherentemente la conversación con Jorge, Marcela nos llamó para acercarnos a la mesa para comer.

-        Jorge, Marco, acérquense a la mesa, ya está todo listo. –nos dijo Marcela- Lore, Gian, Adi, bajen a comer. –grito Marcela esperando respuesta de sus hijos.

-        Si ya vamos. –se escuchó en un grito a lo lejos.

Nos sentamos a la mesa y en ese momento bajan corriendo las jóvenes hijas de Marcela.

-        Hola Marco, que alegría verte. –me dijo Lorena con un beso en la mejilla.

-        Hola Lore, Adi ¿Cómo están? –les dije.

-        Hola, bien gracias. –me contestaron las dos chicas.

Se sentaron junto a nosotros y seguimos platicando, solo faltaba Giancarlo, ya venía bajando las escaleras y se sorprendió mucho al verme sentado ahí, en su mesa, al parecer no sabía que yo venía a comer con su familia.

-        Hola Marco, que bueno que te veo, ya tenías mucho tiempo sin venir a visitarnos, ya te extrañábamos. –me dijo mientras estrechábamos la mano y con un entusiasmo que me sorprendió mucho, parecía haber olvidado lo pasado en la mañana.

-        Giancarlo, otra vez de “sorpresa”. –respondí sonriendo, la actitud de Gian me puso de muy buen humor, era otro Giancarlo, nada tenía que ver con el Gian que había visto por última vez durante el regreso de la playa.

Sonrieron por mi comentario, después de la oración de gracias comenzamos a deleitar la comida que había preparado Marcela, un sazón único, exquisito, después del de mamá claro, era un verdadero placer saborear los platillos de Marcela por su sencilla preparación pero con un gran sabor, un deleite para nuestro paladar, inigualable. Todos disfrutábamos de la comida, Giancarlo sonreía con los comentarios que hacíamos entre bocados, yo lo admiraba y en raras ocasiones sonreíamos al intercambiar miradas insinuantes y guiños que Gian discretamente me hacía.

Después de degustar la mesa que Marce había preparado estuvimos platicando unos minutos más en la sobremesa mientras disfrutábamos de un rico postre hecho igualmente por las manos de mi amiga. Llego un momento en el que Jorge tenía que regresar al trabajo, al parecer ese día regresaría a cubrir a un compañero de trabajo en el turno de la tarde y se tenía que ir, se despidió de Marcela con el beso que le expresaba su inmenso amor, de sus hijos con un beso en la mejilla, yo solo le estreché la mano agradeciendo las atenciones que había tenido conmigo  y salió de su casa. Marcela se levantó para limpiar la mesa y lavar los trastes sucios con ayuda de sus hijas, me ofrecí a ayudar pero Marce me rechazó diciendo que la visita solo iba a descansar y Giancarlo me pidió ayuda con un problemita que tenia.

-        Marco qué bueno que viniste hoy, ya te iba a llamar para ver si podías venir para que me ayudaras con mi laptop, desde hace días me ha fallado y no sé por qué. –me dijo Giancarlo.

-        Giancarlo no seas abusivo, llévala con un ingeniero en sistemas y él te la deja lista. –dijo Marcela con tono de regaño.

-        No, no, está bien, yo le ayudo, si no lo logramos entonces que la lleve, primero hay que intentarlo. –repliqué.

-        Si mamá, te quiero ahorrar ese gasto, Marco y yo trataremos de arreglarla. No creo que sea nada serio. Vamos Marco está en mi recámara. –me dijo mientras subía.

-        Si, ahora voy, no tardo. –la contesté ayudando a Marcela a arreglar un poco su cocina.

No sé por qué, pero eso de la laptop no me convencía en lo absoluto, tenía el presentimiento de que Gian quería hablar conmigo y encontró el pretexto justo para estar a solas y hablar sin interrupciones. Subí las escaleras pensando en cómo iniciaría la conversación, que palabras le diría a Giancarlo y esperar cual sería su reacción hacia mí después de haberme visto en una situación tan comprometedora como la de la mañana, a cada escalón los latidos de mi corazón se hacían sentir cada vez mas y mas fuertes y rápidos. Llegue a la puerta de su recámara y me quedé parado frente a ella por unos segundos, estaba muy nervioso, las manos me sudaban, después de suspirar profundo y darme valor para afrentar lo que venía toque a su puerta.

-        Giancarlo, soy Marco, ¿puedo pasar? –decía mientras daba con la mano tres leves golpes a la puerta, esperando que atendiera mi llamado. El pasillo se quedó en silencio, unos pasos se escucharon y luego la puerta se abrió, entendí esto como un “adelante”. Entré sin decir nada, no vi a nadie, la habitación estaba sola, en silencio, tras mis pasos Giancarlo salió de atrás de la puerta, la cerró y le puso el seguro. Giré al instante y vi a Giancarlo recargado en la puerta con una sonrisa en sus labios.

-        Y bien…… -comenté.

-        Quiero que hablemos –dijo- de nosotros, de lo que ha pasado, de mis sentimientos.

-        ¿Que no vamos a componer tu laptop? –dije bromeando.

-        No, claro que no, eso solo fue pretexto para estar solos, siéntate y escúchame por favor. –Decía. Me senté en la cama y él, en el sillón frente a mí. Nos miramos fijamente y comenzó.

-        Marco, desde antes de conocerte me pareciste una persona muy agradable, mi madre siempre hablaba maravillas de ti hasta que mi papá le pidió que te invitara a comer a casa para conocer al joven maravilla amigo de mamá, ya tenía una buena imagen de ti, te conocí y comprobé todo lo que mi mamá decía, un joven servicial, amable, muy alegre, amigable y un sinfín de cosas, -decía y yo lo escuchaba atentamente- sabes que siempre me has agradado, al principio te miraba como el hermano mayor que nunca tuve y con el tiempo fue cambiando mi opinión sobre ti, te he confiado muchas de mis cosas, después de todo lo que ha pasado entre tú y yo, las tardes que pasábamos juntos jugando y haciendo mis tareas, la noche en el antro, las tardes en tu casa viendo películas, la playa y lo que paso esa noche, me fui dando cuenta de lo indispensable que eras en mi vida, de lo que sentía siempre que estábamos juntos y ahora me atrevo a decirte que siento algo especial por ti, toda esta semana que no nos vimos me sirvió para darme cuenta de todo, lo pensé demasiado antes de decidirme, te confieso que……-tartamudeó un poco.

-        Si, dime. –dije.

-        Que…… que soy……

-        Que eres que…… ¿gay?-agregué.

-        No, -contestó al instante- Soy  bisexual, -agachó la cabeza y un silencio invadió el espacio por unos segundos, luego continuó- me agrada mucho tu compañía y todo lo que hacemos, me encantas cuando estamos juntos pero debes saber que no quisiera que nadie se enterara de lo que pasa entre nosotros. –seguía diciendo mientras lo miraba sonriente.

-        No pensé que fueras a decirme todo esto, llegué a pensar que estas molesto conmigo por lo que hicimos y que ya no querías saber nada de mí, hasta pensé que por mi culpa tenias tantos “problemas” sobre tu orientación sexual, la actitud que tomaste después de hacerlo me hizo pensar eso. –le dije.

-        Perdón, perdóname si te ofendí de alguna manera con mi actitud, pero quiero que entiendas que no era mi objetivo hacerte sentir mal, solo que estaba confundido, no sabía cómo enfrentar lo que me estaba pasando, no sabía cómo actuar después de hacer lo que hicimos y solo quería salir de mi confusión, estar tranquilo conmigo mismo y tardé en darme cuenta que mi actitud era estúpida. La mejor manera de salir adelante era aceptar lo que estaba haciendo, lo que estaba sintiendo, entender que lo hacía por gusto, porque sentía la necesidad de hacerlo, de estar más cerca de ti, no quería aceptar mi bisexualidad porque me daba miedo el “que dirán”, el rechazo de mi familia, de la gente, no quería ser señalado, pero ahora ya entendí que he estado equivocado, esta semana distanciados me sirvió para aclarar todas mis dudas, me he aceptado, la gente no tiene porque enterarse de quien soy si yo no quiero, y por eso te pido que guardes el secreto. –decía.

-        No te preocupes, será un secreto, y dime ¿Cómo supiste que soy gay? –le pregunté.

-        Bueno, no fue algo que supe de la noche a la mañana, me fui dando cuenta al pasar el tiempo y convivir mas contigo, siempre tuve una ligera sospecha de eso, y lo iba confirmando a cada día. –respondió.

-        ¿Confirmando? ¿Cómo?

-        Mmmm…… pues, tu forma de actuar, sin novia, tu forma de mirarme, tu atención exagerada en mi persona más que en mis hermanas, y cosas así, eran solo sospechas tontas, sin fundamento, y con lo que vivimos juntos terminé de confirmar mis sospechas. –me confesó sonriendo tiernamente.

-        Ok, bueno, me confieso abiertamente gay. –le dije sonriente.

Después de estar sincerándonos, conversando por un rato, el ambiente volvía a ser el mismo de antes, volvíamos a ser los amigos que habíamos sido hace tiempo, solo que ahora ya sin secretos que esconder. Seguimos hablando sin darnos cuenta que ya habían pasado cerca de dos horas, ahí, encerrados, platicando como nunca lo habíamos hecho, ya eran las cinco de la tarde.

-        Ahh…… por cierto, lo que presencié hoy por la mañana…... –me miro muy serio- Quién era ese imbécil que quiere robarme a mi amigo-novio. –preguntó.

-        Ricardo, un amigo que conocí el lunes por la mañana en el parque mientras hacía ejercicio. –contesté.

-        ¿Queee?…… lo conociste el lunes y ya lo estabas besando, pues que fácil eres –me dijo y note algo de molestia en sus palabras -no lo puedo creer. –me dijo sorprendido.

-        No quería estar solito, y tú me tenias muy abandonado. –le dije con cara de sufrimiento. -¿Celoso?- Giancarlo me miró y puso los ojos en blanco ignorando el comentario.

-        Ya en serio ¿es tu novio?

-        Mmmm…… amigo-novio –sonreí- como tú dices. Apenas nos estamos conociendo, tal vez surja algo. –contesté.

-        ¿Eso crees? –me decía mientras se acercaba a mi- ¿crees que él te bese como yo? –decía susurrante entre besos que me daba en cuello y mejillas- ¿qué te haga el amor como yo? –preguntó con los labios muy cerca de los míos- ¿Heee? ¿Eso crees? –seguía y guardó silencio cuando juntó sus labios con los míos en un beso apasionado, desesperado, parecía que nunca más nuestros labios se volverían a unir, me empujó y los dos caímos en la cama, él encima de mí, y seguimos con el interminable beso, aunado a las cálidas caricias que me proporcionaban sus manos con desespero, sentía su abultada entrepierna haciendo presión sobre mi pelvis, esto me estaba poniendo excitado.

-        Eres mío y no quiero que seas de nadie más, me perteneces. –me susurraba mientras me besaba.

-        Giancarlo, espera, tu mamá nos pude ver. –Contesté.

-        No creo, la puerta está asegurada, ahora quiero hacerte mío. –dijo mientras se quitaba la camisa. En ese momento alguien toca la puerta, Gian se sobresalta y se aparta de mi lado, yo lo veo sorprendido.

-        ¡¡¡Gian, Gian!!! Dice mi mamá que bajes y le ayudes con el jardín. –se escucho casi en un grito la voz de Adilene, hermana menor de Gian.

-        Dile que ahora bajo, en un momento, ya casi terminamos. –respondió volviendo a besarme. –creo que dejaremos esta ocasión para otro día- me dijo son una mirada llena de deseo.

-        Sí, me voy, luego nos vemos, te llamo. –le dije levantándome de la cama, me arregle un poco la ropa y dirigí mis pasos hacia la salida. Gian me guiño un ojo y me dio una nalgada dando un ligero apretón a mi caliente glúteo.

-        Ok, nos llamamos, amigovio. –sonrió- espera –dijo mientras me dirigía a la salida- si no tienes planes para hoy, podemos salir y terminar lo que empezamos ahorita, ¿te parece? –agregó.

-        Mmmm…… no, estoy muy cansado y quiero recostarme un rato, mejor hacemos planes para otro día, ¿Si? –contesté.

-        Está bien, nos llamamos entonces. –me dijo y salí de la recamara.

Al llegar a la sala de la casa note que estaba sola, vacía, con un silencio que cualquier sonido por más insignificante se podría escuchar claramente, no vi a nadie de la familia y no quise molestarme en buscar, así que salí de la casa sin despedirme de nadie, total, parecía que Marce no se había dado cuenta de que yo, aun seguía en su casa.

Caminaba tranquilamente a casa con la cabeza llena de pensamientos, me sentía atrapado en un mar de sentimientos, en un laberinto de pasión, deseo y amor donde solo había dos posibles salidas: Giancarlo o Ricardo, por un lado la declaración de amor y el inesperado beso de Ricardo, sincero, honesto, lleno de amor, de pasión, beso que acepté de un desconocido prácticamente puesto que solo tenía seis, ¡si!, seis días de conocerlo y ya estaba a punto de darle un sí para comenzar una relación más formal, y por otro lado Giancarlo, la conversación sincera que acababa de tener con él, la confesión de su inclinación sexual, su forma de hacerme sentir indispensable en su vida, hacían que cada vez me enamorara más de él, solo que había un obstáculo, su bisexualidad, la cual ponía una barrera de por medio entre los dos al no dejarme tenerlo completamente solo para mi, tenía que compartirlo con alguna chica y eso era inevitable, Gian era muy guapo y las chicas se morían por estar con él, mejor dicho, se le ofrecían, y Gian como buen macho las atendería sin dar la mas mínima importancia a lo que yo sintiera, y claro que yo no estaría dispuesto a compartir al hombre que me pertenecía, y Ricardo, me ofrecía una relación, dentro del closet, pero una relación de dos, donde solo el seria para mí y yo exclusivamente para él, en verdad me sentía entre la espada y la pared, no sabía qué me convenía, en Giancarlo veía mi fantasía convertida en realidad y en Ricardo una sorpresa, un amor que nació de la noche a la mañana, a Gian lo conocía tres años atrás y a Rick solo seis días le habían bastado para enamorarme, al pensar en todos los pro y contras de cada uno mi confusión crecía cada vez mas y mas.

Seguía caminando sumido en mi propio mundo, eran las seis de la tarde, y de pronto suena mi móvil, me avisaba que tenía un nuevo mensaje de texto de Ricardo en el que me invitó a salir, no me negué, pensé que tratándolo mas podía aclarar mis dudas, quedamos a las ocho, el pasaría a recogerme y me llevaría a un lugar incierto que sería una sorpresa para mí, según me dijo.

Llego la hora, como siempre me arreglé lo mejor que pude, me rocié la loción que mas me gustaba y esperé paciente a que Rick pasara por mí. No pasaron ni cinco minutos y ya estaban tocando a la puerta, me dirigí para abrir y me quedé sorprendido al ver la persona parada frente a mi puerta.

-        Hola…… -me dijo inspeccionando mi vestimenta- ¿A dónde vas?

-        Pero…… ¿Qué haces aquí? –contesté atónito.

esperen el proximo capitulo................................................... XDXDXD