FANTASIA O REALIDAD IV. Sueños cumplidos.

Para lograr nuestros objetivos, a veces se presentan oportunidades que no podemos desaprovechar y cumplir la más anhelada fantasía, hay dichos que dicen “el que no arriesga, no gana”, “todo o nada”, yo quería ganarlo todo

Cuarto capítulo de la historia, un poco más largo que los demás, el más caliente y excitante XD, disfrútenlo………

Llegaba la mañana, transcurría el día laboral, llegaba la noche y pues así pasaban y pasaban los días, las semanas, los meses, pensando y recordando a ese joven que había llamado mi atención, Giancarlo, con el que convivía una o tal vez dos ocasiones a la semana, y esto porque me las ingeniaba para ir de visita a casa de Marce con excusas relacionadas con algo del trabajo, solo deseaba llegar para ver a ese galán al que deseaba con todas mis fuerzas, por el que estaría dispuesto a todo solo por tener la dicha y el gusto de tenerlo entre mis brazos aunque solo fuera por una vez en mi vida, solo que había un obstáculo, era el hijo de mi mejor amiga.

Ya en verano, los días laborales transcurrían calurosos y muy, pero muy atareados, ya que por estas fechas tenia muchísimo trabajo; el pedido del hospital, el pedido de la clínica, el material de un doctor, de otro doctor, el pedido que había que enviar al extranjero, en fin, teníamos días de locos, y esto había sido por aproximadamente ocho semanas. Pero dentro de todo este caos que se manejaba en la empresa habría una buena noticia: el próximo viaje a la playa. Como cada año la principal cabeza de la empresa, mejor dicho, los jefes, nos hacen una invitación a un viaje, ya sea la playa o alguna ciudad al centro del país, todo pagado, esto para recompensar todo el esfuerzo que los empleados ponemos a nuestros trabajos para que todo salga tal y como ellos esperan, sin tener la necesidad de traer problemas a la empresa.

Este año correspondían las vacaciones de tres días y dos noches a una de las playas de nuestro país, tres días en los que me podría relajar sin preocuparme por nada ni por nadie, tres días para mi nada mas, tres días para broncearme y pasarla de maravilla, tres días para disfrutar de la compañía de Giancarlo, aquel joven apuesto que esta vez, estaba seguro, lograría algo con él.

Llego el tan esperado día, el día en que Giancarlo y yo –porque no existía nadie más- nos iríamos de viaje, a disfrutar de la arena acariciándonos los pies al caminar descalzos a la orilla del mar, a disfrutar del caluroso verano que ese año había llegado con más fuerza que nunca.

Ese viernes me desperté muy temprano con la ilusión del tan esperado viaje, me levante, me duche rápidamente, prepare la maleta, traje de baño, bermudas, playeras y todo lo necesario para llegar a tiempo al lugar acordado para partir rumbo a la playa. Eran las nueve de la mañana y todo y todos estábamos listos, salimos en el automóvil de una amiga para tomar la autopista que conducía a nuestro destino, después de tres largas horas llegamos al hotel donde nos hospedaríamos. Una vez en el hotel la asignación de habitaciones fue el comienzo del que esperaba sería el mejor fin de semana de mi vida.

-la habitación 406 será para los jóvenes solteros del grupo, Marco Antonio, Leonardo (primo de Giancarlo) y por supuesto Giancarlo.- dijo mi jefe con una mueca en la cara que preguntaba si estábamos de acuerdo.

-me parece bien - exclame- la 406, perfecto, pues allá vamos.

Nos entregaron las llaves de la habitación y acto seguido nos dirigimos a ella para instalarnos. Llegamos a dicho lugar y sorpresa!!!!!!!!!!!!!! La habitación solo tenía dos camas, así que alguien de nosotros tres tendría que compartir su cama, y ese esperaba ser yo, claro compartir mi cama con Giancarlo sería lo mejor que me podría pasar, solo tendría que esperar a que él aceptara.

Una vez instalados en la habitación, todos nos dispusimos a bajar a la alberca del hotel, después de tan largo viaje un momento de relajación no estaría nada mal. Con los trajes de baño puestos nos dirigimos al cúmulo de agua que nos esperaba, cristalina, fresca, relajante, los más jóvenes del grupo entramos clavándonos en el vital liquido que nos refrescaba en esa tarde tan calurosa, después de nadar un poco organizamos un partido de voleibol en la alberca junto con un grupo de jóvenes que nos acompañaba en la piscina, mientras el resto del grupo se sentaba en las orillas de la alberca, solo se mojaban los pies y tomaban bebidas platicando y recordando anécdotas propias. Esa tarde de verano Giancarlo llevaba puesto un traje de baño ajustado a su cuerpo, un biquini negro contrastante con la blancura de su piel, muy pegadito a su pelvis que resaltaba el “paquetito” formado en su entrepierna y ese par de bolas que formaban unos glúteos redonditos y muy abultados, exquisitamente llamativos, yo opte por llevar unas bermudas que no dejaran ver mi de por si gordito cuerpo. Pasamos la tarde en la alberca, jugando, riendo y tomando una que otra bebida para pasarla de maravilla, cuando salimos teníamos la piel como de un anciano de noventa años, blanca y arrugada por el exceso de tiempo remojándonos dentro del agua, era tiempo de regresar y dormir un poco para descansar y cargar baterías para el día siguiente.

La primera noche me dispuse a disfrutar la cama para mí solo, ya que Giancarlo se quedaría compartiendo cama con su primo Leonardo, un joven de 20 años muy reservado adicto a los videojuegos. Por esa noche solo me dedique a admirar su sueño, parecía un ángel que estaba tan cerca y tan lejos a la vez, ya que no podía ni tocarlo por temor a perturbar su sueño y por ende el de su acompañante. Esa noche no pude evitar el sentir mi entrepierna un poco presionada, estaba excitado solo por pensar que tenia a Giancarlo tan cerca, recordando todos los momentos en los que lo hacia participe de mi vida, los sueños eróticos, la noche en el antro, la película de la que disfrutamos juntos con la paja y muchos momentos mas, lo deseaba, lo quería solo para mí pero era imposible, pues tenía compañía.

A la mañana siguiente nos dedicamos a la diversión, nadar, jugar en la arena, caminar por la playa, vóleibol playero, relajarnos, en fin a hacer lo que cualquier persona haría estando en un paraíso así. Había sido un día extremadamente divertido, por la tarde nos dirigimos nuevamente al hotel para tomar una siesta y recargar baterías para hacer planes para la noche. Una vez en el hotel cada quien se dirigió a su habitación, yo por mi parte decidí primero tomar alguna bebida en el restaurant del hotel para pensar un poco, despejar mi mente y tratar de relajarme, estaba ensimismado escuchando el sonido de las olas al saludar la arena de la playa, sentía la brisa del mar acariciándome la piel, entré en un mundo donde solo existía yo, me sentía en una playa desierta donde nada ni nadie me molestaría, y así después de media hora de relajamiento total salí de ese trance en el que me encontraba y me dispuse a regresar a mi habitación para recostarme un rato ya que por la noche, al parecer, tendríamos actividad.

Desperté ya entrada la noche, estaba solo, al parecer se me había hecho tarde y nadie se molesto en despertarme para la cena así que me duche rápidamente, me vestí y me dirigí al restaurant:

-buenas noches Marquito- exclamaron todos sentados en la mesa, hicieron coro, como si hubieran ensayado el saludo de bienvenida. Yo solo puse los ojos en blanco ignorando el comentario.

  • al parecer se te pegaron las sabanas.-comento Marce con cierta ironía.

  • sí, y nadie tubo la decencia de despegármelas.- comenté con enojo.

  • ya relájate, siéntate y disfruta de la cena y claro de nuestra compañía.- comento Natalia una compañera mas de trabajo.

Tome asiento y comencé a deleitar el menú que esa noche había en el lugar, después nos dispusimos a conversar de cosas sin importancia, recordábamos las aventuras y desventuras que habíamos vivido durante el día, reíamos y disfrutábamos del momento que no nos dimos cuenta que ya pasaba de la media noche, ya no había tiempo de salir a pasear por la ciudad o por la playa así que de nueva cuenta a las habitaciones que mañana tendríamos, y eso era seguro, un paseo en yate mar adentro.

Era casi la una de la madrugada y yo estaba más despierto que nunca, no quería regresar a dormir, tenia energía para rato así que organice un paseo a orillas del mar, hice la propuesta y solo me siguieron cuatro personas: Natalia, su esposo Pablo, Giancarlo y Ana Sofía (prima de Giancarlo y hermana de Leonardo). Salimos entonces del hotel hacia la playa, en ese momento éramos los únicos peatones caminando por la ciudad, recorriendo sus calles solo con el propósito de disfrutar nuestro entorno, al vernos solos por las calles frescas y solitarias nos dirigimos a la playa, tardamos cerca de 15 minutos en llegar a nuestro destino. Una vez que sentimos en crujir de la arena bajo nuestras sandalias nos despojamos de ellas, solo deseábamos sentir cómo nuestra piel hacia contacto con la suave arena, nos proporcionaba un leve masaje, hacía sentir un leve escalofrío que nos recorría el cuerpo de pies a cabeza.

Iniciamos nuestra caminata nocturna, hablábamos, jugueteamos, bromeamos y yo realmente me sentía feliz ese día porque él, Giancarlo, esa noche se comporto un poco mas social que de costumbre, hablamos de nuestros problemas, de lo cotidianidad de nuestras vidas, de cosas sin importancia, de la felicidad que sentíamos al estar ahí, dándonos un momento de relajación. La plática fue tan amena que no sentimos el tiempo que se fue volando, ¡ya eran las dos de la madrugada! Era tiempo de regresar a nuestro lugar de descanso, ya era tarde y había que descansar.

Llegamos al hotel y pues cada quien a su habitación, Natalia y su esposo, se despidieron y caminaron tomados de la mano muy enamorados, Giancarlo y yo acompañamos a Ana Sofía a su dormitorio y después nos dirigimos al nuestro, al llegar Giancarlo me sorprendió, pues se había recostado en mi cama, me quede atónito al verle y el solo giro la cabeza para verme, esbozando en su cara una sonrisa llena de ternura que me alegro el corazón.

-espero y no te moleste compartir hoy tu cama conmigo.-me decía.

-esteeeeee………… mmmmmmmm, no como crees. Le respondí algo nervioso.

  • al parecer mi primo se adueñó de la cama y hoy no quiere que duerma con él, tal vez piensa que lo voy a violar o algo así, jajajajaja, pero yo no soy así heeee……No pienses mal de mí, no temas, jejeje.- respondió con una sonrisa en los labios.

  • si, jejejejeje te comparto lo que quieras.- concluí pícaramente.

Giancarlo se quedo dormido al instante por el día tan ajetreado que tuvimos y yo solo lo miraba con tanta ternura, me recosté a su lado y solo pensaba lo que podía pasar en ese preciso momento y en las palabras algo insinuantes que me había dicho hace solo unos segundos. Pasaban los minutos y no podía conciliar el sueño porque tenía un pensamiento perverso, lo tenía en mi cama, no lo podía creer, estaba algo tentado a darle tan solo una caricia, un beso, o tal vez sexo.

Me quede pensativo por un momento, -¿lo hago? O no lo hago, ¿qué pasaría si el despierta y me descubre besándolo o acariciándolo? – Me decía a mí mismo, lo veía y pensaba, -si me descubre, me odiaría toda la vida, no solo él sino también Marce, ¿Qué hago?- había otro obstáculo, su primo, dormido plácidamente en la cama de lado, parecía muerto, solo emanaba tremendos ronquidos que no me molestaban en absoluto, pero, ¿si despierta y él me descubre? estaba en un dilema del que era difícil salir pero no imposible. No puedo dejar pasar la única oportunidad que tengo, lo tengo que intentar, como dice el refrán “el que no arriesga, no gana”, yo por supuesto quería ganar y me decidí a hacerlo.

Dispuesto a todo me asegure que estuviese profundamente dormido hablándole al oído y moviéndolo de lugar para ver si reaccionaba, efectivamente estaba en un sueño profundo, lentamente fui acercando mi mano a su entrepierna la cual me sobresalto porque estaba durísima como las mismas piedras, suavemente fui bajando poco a poco las bermudas que llevaba puestas, acto seguido introduje mi mano en su bóxer para sentir nuevamente la firmeza de su miembro, una verga de  18 centímetros que estaba completamente empalmada, la despojé de sus ropajes y empecé a acariciarla con un suave sube y baja, a contemplarla, era magnifica, grande, perfecta, ahora solo quería mamarla como un niño hace con su paleta, quería lamerla, disfrutar de su sabor pero antes fui subiendo despacio su playera para contemplar su torso medianamente marcado, comencé con un tierno beso en su ombligo para después ir subiendo lentamente con ligeros mordiscos hasta sus pezones, tibios, rosados, me deleite por unos minutos mientras susurraba lentamente su nombre –Giancarlo, Giancarlo, Giancarlo, eres mío, solamente mío-, Giancarlo de dejaba hacer mi trabajo, sin moverse ni replicar por lo que hacía, ahora regrese a su miembro babeante de pre seminal y comencé a lamen la punta de su columna de acero, primero lentamente para disfrutar su sabor salado y después para tratar de tragarla toda entera y disfrutar de su exquisito sabor. Estuve así poco mas de 15 minutos, no me importó que tuviésemos compañía, total, era como si no hubiese nadie ahí con nosotros, seguía y seguía extasiándome con ese juguetito que tenia a mi disposición.

-haaaaa……… hhhuuummmmm……… que bien lo haces Marquitos, haaaaaa así sigue, sigue hhhuuumm…… eres todo un experto en satisfacer a un hombre-. Susurro Giancarlo entre jadeos.

Había despertado y me pillo tragando su verga, al momento que escuche su voz me quede atónito, sin saber qué hacer. Rápidamente me separé de él y lo mire con cara de terror.

-heeee……yo……mmmmm……esteee……mmmm- me quede sin palabras.

-¿¡¡Qué haces!!? ¿Por qué dejas de hacerlo? Lo deseo tanto o más que tú, sigue así, por favor.

  • ¿en-ton-ces?......... ¿ttutuu?......- respondí tartamudeando.

  • ya te lo había dicho, yo sabía que eres gay, notaba mucho la forma en que me mirabas con esos ojos llenos de deseo, de lujuria, la noche del antro, la noche de la película, además esas llamadas que recibías en casa y siempre te apartabas para contestar y hablar en susurro, el hecho de que tengas ya 21 años y no tengas novia, tu forma de ser y muchas otras cosas más me hicieron llegar a esta conclusión, solo faltaba comprobarlo y pues yo era la carnada, esta noche conocería toda la verdad y ya ves, no me equivoque.- decía mientras yo no salía de mi asombro por la manera en que había planeado todo para satisfacer su curiosidad.

Respire profundamente para calmar mi nerviosismo y tener el valor para defenderme y salir ileso de este problema.

-      Y ahora que ya lo sabes qué piensas hacer.- vocifere.

-      Pues nada, solo lo quería comprobar, yo no tengo ningún problema con que te gusten los hombres, no le diré nada a nadie, si es lo que te preocupa pero tienes que hacer algo por mí, estuve escuchando todo lo que me decías y la verdad eso fue hermoso, sincero, esas palabras fueron lo más excitante, así que tu terminas lo que empezaste y yo te guardo tu secretito, ¿te parece?- me dijo con una sonrisa coqueta con la que demostraba que lo que había hecho lo llenaba de satisfacción.

En ese momento me volvía el alma al cuerpo, estaba convencido de que le agradaba la idea de ser amado, de sentir esas caricias, mis caricias, que le proporcionaba con tanto amor, con tanto deseo.

-      ¿Estás seguro?, ¿es eso lo que quieres?, porque me gustas mucho y si me lo pides lo haré, no me importara nada, es lo que he deseado desde que te conocí, - Argumente mordiéndome el labio inferior y guiñándole un ojo para demostrar el deseo que sentía por él, por su cuerpo.- Además tenemos compañía ¿no te importa?- le dije señalando a su primo que estaba ahí inerte como una roca en la cama de lado.

Me miró fijamente a los ojos y de repente se me echó encima y comenzó a besarme como loco, desesperadamente y yo le respondí con la misma intensidad antes de que se arrepintiera de todo y no me dejara saciar esas ganas que tenia de poseerlo, bastaron solo unos segundos para desprendernos de la poca ropa que llevábamos puesta y seguir con las caricias febriles que nos hacían sentir cada vez más y

más extasiados, él se puso encima mío, me tomo por la cintura, bajó un poco sus manos y comenzó a acariciar mi culo con suaves masajes, me habría las nalgas y acariciaba tiernamente la parte más íntima de mi ser, mi esfínter, el cual había empezado a dilatarse para posteriormente ser penetrado por el mástil, duro y firme de mi compañero, mientras me besaba desesperadamente, yo lo abrazaba, acariciaba su espalda evitando que se apartara de mí, fue bajando lentamente hasta llegar a mis pezones que estaban erectos por el éxtasis que la escena me proporcionaba y comenzó a besarlos dándome ligeros lengüetazos, succionaba mis tetillas como devorándolas mientras yo exhalaba ligeros gemidos de alegría y placer.

-      Hhhaaaaaa…… Giancarlo… ahora si eres mío…… hhhuuummmm…… Gian……Giancarlo……- le decía entre gemidos.

Él solo seguía con ese ramillete de besos y caricias que desesperadamente me hacía. Acto seguido lo tome con fuerza y me giré para quedar sobre su cuerpo, ahora yo tendría que corresponder su actuar, comencé besando ligeramente sus labios, baje a sus tetillas, y así lentamente por su abdomen hasta que tuve frente a mí esa verga firme como una columna de acero, palpitante y babeante de pre seminal dispuesta a ser mamada por una boca lujuriosa como la mía.

Comencé a lamer la punta de su verga y de un momento a otra la trague completa  no me importo sentir arcadas,-  pues por su tamaño me llegaba hasta la garganta- dándole pequeños apretones con los labios que hacían que Giancarlo, mi Giancarlo, sintiera satisfacción y se retorciera de placer, luego él me tomo por la cabeza para sostenerla y comenzó a follarme la boca haciendo que por las comisuras de mi boca salieran ligeros chorros de saliva mezclada con su pre seminal.

-      Mámamela completa…… así…… hhuuumm…… que rico…… hhaaaa……- decía mientras marcaba un ritmo acelerado con sus caderas.

Subí nuevamente lamiendo, besando, mordisqueando su torso hasta llegar a sus labios, nos besamos y entre los gemidos el pidió mi culo.

-      Quiero tu culito, Marco, quiero meterte mi verga, ¿sí?, ¿me dejas? – me decía con su carita de inocencia.

-      Sí, quiero que me penetres, hazlo, es lo que más deseo.- respondí.

-      Entonces ponte a gatas.- me dijo con una sonrisa en sus labios.

-      Está bien, no insistas, je je je.- concluí.

Enseguida me voltee y me puse como el me lo pidió y comenzó a besarme el culo, me ponía un poco de sus saliva e introdujo primero uno de sus dedos, besaba y acariciaba mis nalgas, lubricaba cada vez más, ya tenía dos, tres dedos entrando y saliendo de mis adentros con mucha facilidad, mi esfínter estaba listo para recibir ese monstruo que se disponía a entrar. Coloco la punta de su miembro en la entrada y presionaba para adentrarse en mis entrañas, yo pujaba por el leve dolor que me ocasionaba, pero disfrutaba por el placer que me concedía, ya tenía medio palo dentro de mi ser.

-      ¿Estás bien?, ¿Te duele?, si te molesta solo dilo y me detengo.- me decía con cierta preocupación por mi estado.

-      No, sigue, sigue por favor. Así es al principio, duele un poco pero después se disfruta a lo máximo.- y sonreí.

Prosiguió con la penetración hasta que de un empujón entro completa su verga.

-      Haaaa!!!...... – vocifere casi en un grito y el inmediatamente saco su pene de mi interior y se apartó.

-      ¡¡Cállate!! O vas a despertar a mi primo, nos puede descubrir.- respondió con enojo.- discúlpame, no quería lastimarte.- me decía tiernamente.

-      No te preocupes, ya me ha pasado.- le dije volviendo a la posición en la que estaba.- sigue, vuelve a intentarlo.- y así lo hizo.

Lubricó nuevamente con abundante saliva, para después posicionar su verga en mi culo y entro en un abrir y cerrar de ojos, el dolor fue más leve pero placentero, empezó con un vaivén lento, que yo disfrutaba a cada entrada y salida de su miembro en mi esfínter, me acariciaba, pellizcaba ligeramente mis pezones, buscaba mi boca para besarla y cada vez aumentaba mas la velocidad de sus envestidas, que nos hacían vociferar gemidos de placer.

Estuvimos por un buen rato en esa posición, de pronto el me volteo y yo estaba recostado boca arriba, el tomo mis piernas y las subió a sus hombros, levantó un poco mis caderas y se dispuso a seguir con sus envestidas bestiales, yo me pajeaba y él apartaba mis manos para agarrarme la verga y masturbarme, esta posición era perfecta porque tenía de frente a mi Giancarlo, al que le podía ver la cara de placer que tenía y así podíamos besarnos con más facilidad.

-      Haaaaa…… Marquitos…… que culo tan rico tienes…… hhhaaaaa…… - susurraba entre gemidos.

-      Haaaa…… mmmmmm…… y tu verga esta deliciosa, grande, firme, me llena de placer, Gian……hoooo…… Gian… Carlo…… haaaa…… mmmmmm…... que rico.- le contestaba.

Después de disfrutar por varios minutos la penetración él me dijo que estaba por terminar, me sacó la verga y comenzó a pajearse, yo hice lo mismo para terminar juntos y sentir nuestra leche caliente recorrer mi cuerpo, nos masturbábamos, nos besábamos siempre en la misma posición, yo con los pies abiertos uno a cada lado de Giancarlo y el arrodillado entre mis piernas, seguíamos pajeandonos y de pronto el sintió las contracciones, causa de la eyaculación que estaba por venir, gemía y gemía antes de chorrearme con cinco proyecciones disparadas de la exquisita verga que tenia frente a mí, toda su leche caliente cayó sobre mi pecho y abdomen, yo solo disfrutaba del momento, mirando como terminaba, al igual que el ya también estaba a punto de estallar y así lo hice con cuatro expulsiones que salieron a una gran velocidad disparadas hacia el techo y cayeron después sobre mi cuerpo mezclándose con el esperma de Giancarlo, fue sinceramente hermoso. Después de bañarnos con nuestros fluidos corporales Gian se desplomo sobre mí llenándose de la combinación de semen que tenía derramado encima, nos besamos con pasión y nos quedamos abrazados un rato, relajándonos, pues habíamos terminado muy agitados por el extenuante ejercicio que solo hace unos instantes habíamos realizado, nos recuperamos y enseguida tuvimos que levantarnos para limpiarnos y dormir, ya pasaba de las tres de la madrugada y Gian y yo aun seguíamos despiertos.

-      ¿Yyyy?...... ¿cómo te sientes?, ¿Qué piensas ahora?, ¿Te gustó? -Pregunté al verlo algo serio.

-      Mmmmm. Pues…… no sé qué decir, mañana hablamos, ¿sí? Por ahora quiero dormir un poco, ¿te parece? –respondió – y mi primito ni se movió, el no duerme, se muere, jejeje. –continuaba.

-      Está bien. A dormir entonces. Mañana será otro día.- concluí y dicho esto nos recostamos para descansar.

Trataba de dormir y no dejaba de pensar en lo maravilloso que había sido el momento que acababa de pasar, - magnifico, extraordinario, hermoso, la mejor noche de mi vida, - pensaba, miré a Giancarlo que veía el techo, trate de abrazarlo y él se separó y me dijo, - no, ahora no, nos podrían ver,- me aparto y me tomo la mano por debajo de la sábana,- así está mejor,- susurro, yo solo le sonreí y nos dispusimos a dormir.

Cuarto capítulo concluido, espero y les haya gustado, a mi me encanto escribirlo, comenten, sugieran, critiquen, valoren, hagan todo lo que saben hacer y otra vez GRACIAS………