FANTASIA O REALIDAD III. Luces, cámara, accion...

Hay actos en nuestras vidas que hacen que nos distanciemos de los seres amados y hay acciones nos ayudan a limar asperezas y reconciliarte con esas personas de las que no quieres separarte nunca.

Tercer capítulo, la mini-historia continúa, agradezco a todos los que toman su tiempo para leer este relato hecho con algunas de mis vivencias y que quise plasmarlas para compartirlas con todos ustedes……


Empezaron las vacaciones de fin de curso para Giancarlo, esperaba verlo mas a menudo debido a que tendría mas horas libres, sin embargo no fue así, Marce me comento que Giancarlo había salido de la ciudad para visitar a sus abuelos que vivían en Ciudad Victoria, ciudad situada en la frontera norte de nuestro país, ahí pasaría una corta temporada de sus vacaciones. Me desilusione muchísimo, Giancarlo no me había comentado nada – y no tenia porque hacerlo-, esperaba convivir un poco mas con él, me resigné a no tenerlo cerca y esperar a que regresara para seguir mi fantasía.

Durante la ausencia de Giancarlo pensaba en lo que descubrí de él, su posible atracción hacia personas de su mismo sexo, era algo que aun me sorprendía y sobre todo porque Marce me había hecho ciertos comentarios sobre una posible novia de Gian, no estaba segura, pero no perdía la esperanza de que así fuera y a mí me partía el corazón el solo hecho de pensar en la posibilidad del noviazgo de Giancarlo, pues esto haría que ya no conviviera mucho con él, seria mas nula mi oportunidad de tener algo con mi amigo.

No paso mucho tiempo, tan solo dos semanas después Giancarlo ya estaba de regreso y eso me alegraba más los días, el saber que nuevamente podía acercarme y salir como esa noche en la que me dejo estupefacto por su actuación en el bar, se lo propondría y de él dependería el volverlo a repetir.

Al darme cuenta de que Giancarlo había regresado salí desesperadamente de la empresa y me dirigí a casa de Marce, esto con el pretexto de saber el por qué ella no había ido a trabajar, quería ver a Gian para saludarlo y saber cómo había sido ese viaje tan repentino, llegue a casa de Gian, toqué el timbre e instantáneamente se abrió la puerta, era Marcela.

-      Hola Marce, ¿Cómo estás? ¿Por qué no fuiste al trabajo? –le decía tratando de parecer preocupado y besándole la mejilla,- no te vi en la empresa y me preocupé muchísimo, pensé que había pasado algo.

-      Hola mi niño, estamos bien,- me decía mientras pasaba al interior de su casa,- pedí libre el día, hoy regresó Giancarlo, tenía que pasar a recogerlo al aeropuerto y quería estar con él después de dos semanas de no verlo. - Respondió alegremente.

-      ¿Giancarlo ya regreso? Qué bueno y ¿donde esta? quisiera saludarlo. – le decía volteando a las escaleras con la esperanza de verlo.

-      Mira, precisamente viene entrando.- dijo señalando la puerta que se abría lentamente.

Había salido a correr un poco, en ese momento voltee y lo mire, era la persona más sexi que había visto desde hace tiempo, venia con unos shorts demasiado cortos por los que se podía notar ligeramente su abultado paquete y dejaba a la vista esas piernas torneadas, sin vello alguno que las arruinara, una playera ajustada y mojada de sudor que marcaba sus pequeños pero bien definidos músculos de pectorales y abdomen, la frente con esas gotas de sudor que recorrían su bello rostro hasta caer por la barbilla y su piel blanca ligeramente rojiza por la intensidad de los rayos del sol, estaba agotado, me miró y saludó agitando la mano.

-      Hola Giancarlo, ¿Cómo te fue en el viaje? – pregunte acercándome a él para saludarlo.

-      Hola Marco, me fue my bien, gracias por preguntar.- contestó secamente          saludándome de mano.

-      Bueno los dejo para que platiquen me voy, tengo cosas que hacer, -decía Marce saliendo de la sala, - Marco te quedas en tu casa.

-      Si gracias Marcela, - le contesté, - y tu Giancarlo ¿te noto algo molesto? O ¿son ideas mías? –le dije a Gian con cara de desconcierto.

-      No, estoy bien solo algo cansado,

-      Bueno entonces ¿te puedo invitar a salir? Así, como la vez pasada. – pregunté.

-      No – respondió casi al instante.- tengo cosas que hacer y no creo que pueda, debo descansar, el viaje fue largo y estoy un poco cansado.

-      Entonces mañana o el día que tú puedas solo es cuestión de que tú me digas y yo invito.- dije.

-      No creo que pueda, pero tratare, no te aseguro nada, por ahora me voy a duchar y quiero dormir un poco, perdón por dejarte así pero si estoy muy cansado, cuídate, adiós. – me respondió y subió las escaleras rápidamente sin importarle que yo estuviera ahí.

Me quede mirando y asombrado por la actitud tan fría que había tenido Giancarlo conmigo, parecía que estaba enfadado por algo que yo no hice o tal vez si, el haberlo llevado a ese lugar la noche que salimos lo podía haber perturbado, pero fuimos porque él quiso, yo no lo obligué a nada, así que si estaba arrepentido yo no tenía por qué preocuparme y no entendía el porque yo tenía que pagar los platos rotos, ese era su problema y no el mío, salí de la casa sin decir nada y me fui a descansar.

Día tras día pasaba y Giancarlo y yo no habíamos cruzado palabra alguna, ya no iba a comer a casa de Marce, y no porque no me invitara, siempre ponía excusas, pretextos que inventaba para no estar cerca de Giancarlo, me sentía molesto por la actitud tan infantil que había tomado hacia mi persona, pensé que me culpaba por el espectáculo que había dado aquella noche y al parecer lo avergonzaba, así que decidí estar lo más lejos posible él y no ser yo el que lo buscara para ofrecerle una disculpa, no tenia porque, sino el tenía que venir y hablar para aclarar todo esto. Mientras yo tranquilamente seguiría mi vida tratando de que esto no me afectara.

Una tarde después del largo día de trabajo llegue a casa para descansar, estaba sola como siempre ya que mis papás tenían que atender el negocio de la familia y llegaban solo a dormir a casa, inmediatamente fui a mi recámara, encendí la música, subí el volumen del estéreo para escuchar a mi artista favorito y me recosté en la cama coreando la música que tanto me gustaba, me encontraba muy relajado, de pronto mi móvil empieza a sonar cada vez mas fuerte queriendo ser escuchado y abriéndose paso ante tan alto sonido musical que había en mi habitación para avisar que tenia nuevos llamados, me levante súbitamente, tome mi móvil y no podía creer lo que mis ojos veían, era Gian que había mandado un mensaje de texto.

“Hola Marco, ¿nos podemos ver? Te espero en el parque donde solíamos ir a correr. Giancarlo”

Yo le contesté.

“no puedo estoy cansadísimo pero si te parece te espero en mi casa, vemos una peli y platicamos. Te espero en media hora. Bye”

No sé porque pero estaba seguro que vendría a casa, si él quería hablar asistiría a la cita así que me levante, busque entre mi repertorio de películas descartando las porno gay que tenia, baje a la cocina para preparar unas palomitas, regrese a mi aposento ya con botanas preparadas, prepare la sala de cine y me dispuse a esperar. No pasaron ni quince minutos cuando sonó el timbre, baje a abrir la puerta y efectivamente era Giancarlo.

-      Hola Marco, espero no ser inoportuno, ¿Cómo has estado? ¿qué haces? – me pregunto con una sonrisa en los labios.

-      Hola Giancarlo, bien muy bien pero pasa, adelante, estás en tu casa, vamos a mi habitación – respondí.

-      Solo quería ofrecerte una disculpa por la descortesía que tuve la última vez que nos vimos en casa, quería hablar contigo desde antes pero ya no volviste y supuse que era por la grosería que yo te hice, ¿no es así? – me dijo.

-      Pues la verdad… si, me sentí muy mal por tu manera de actuar, pero ya está olvidado, acepto tus disculpas, no te preocupes. – le decía mientras subíamos las escaleras.

Llegamos a la habitación, en la cama tenia los títulos entre los que podíamos elegir para ver esa tarde, la mayoría películas de terror (mis favoritas), románticas, cómicas, acción, suspenso y una gran numero de pelis entre las cuales se encontraba una con la que yo me identificaba muchísimo: Secreto en la Montaña (Brokeback Mountain). Giancarlo al ver la portada de la cinta le llamó la atención y pregunto cuál era la trama de la peli.

-      Tienes muchísimas películas, que difícil elegir solo una, ¿y esta? Brokeback Mountain ¿de qué se trata? – pregunto tomando con la mano la película y mostrándomela.

-      Mmmmmmm…… pues si quieres la vemos para que le entiendas, yo soy my malo describiendo historias. –le respondí.

-      Pues veámosla y ya veremos que tal esta.

Le tome la peli, la metí al DVD para que comenzara la reproducción y nos recostamos en la cama a disfrutar de la cinta y de las palomitas que en ese instante estaban deliciosas y más aun por la compañía que tenía.

La historia de Ennis del Mar y Jack Twist transcurrió lentamente entre sonrisas y llantos por mi parte, es una historia bellísima dramática y al mismo tiempo trágica por el final de la historia, un amor gay que comienza como un juego de solo una noche y poco a poco se va convirtiendo en un verdadero amor secreto que va saliendo a la luz pública durante el transcurso de las vidas de los personajes hasta que se convierte en tragedia por la muerte de uno de los protagonistas de la historia, bueno como les dije malísimo para relatar dramas mejor véanla y si ya lo hicieron, háganlo de nuevo y disfruten de ella.

Durante el transcurso de la peli miraba de reojo a Giancarlo y me sorprendió lo que vi al bajar lentamente la mirada hasta llegar a su entrepierna, su paquete estaba mucho más marcado de lo normal, más abultado, estaba excitado por las escenas algo subidas de tono que se apreciaban en la pantalla de mi televisión, miraba su bulto y volvía la vista al televisor, de vez en cuando Giancarlo discretamente presionaba su entrepierna como intentando calmar ese potente monstruo que quería ser liberado de la prisión que le hacia la ropa, yo no despegaba la vista de la pantalla y lo que presenciaba en esos momentos hizo que mi verga empezara a crecer desmesuradamente consecuencia de la excitación que tenia no solo por las imágenes de la cinta sino por la compañía que tenía en mi habitación. Llego un momento en que Gian me sorprendió viendo su abultado paquete, sonrió e instintivamente agarro uno de los cojines que tenía en mi cama, se cubrió y se sonrojo un poco.

-      No te asustes, estamos en confianza a mí también me excitan esas escenas yo también estoy empalmado. – le decía mostrándole mi entrepierna comprimida por los jeans.

-      Heee…… bueno…… yoo…… - tartamudeo sorprendido viendo mi paquete.

-      Tranquilo, si quieres pasar al baño y pajearte está bien, pasa, o también te puedes pajear aquí si no te da pena, yo siempre que veo estas escenas lo hago. – le dije mientras me quitaba los jeans y me quedaba solo con los bóxers que dejaban ver mi verga aun más marcada.

-      Las escenas de sexo suben la temperatura de cualquiera ¿verdad? – se excusó.

-      Je je je. Si claro, anda quítate la ropa y haz lo que tengas que hacer, lo que pase aquí dentro nadie lo sabrá, te lo juro. –le dije bajando un poco el bóxer y sacando lentamente mi verga.

Giancarlo me miro y enseguida hizo lo mismo, me quede atónito al ver la exquisita verga del hijo de Marcela, blanca con la cabeza grande y rosada, de 18 centímetros, llena de venas y expulsando pre seminal, palpitante y deseosa de ser acariciada, empezamos a pajearnos a la vez con un sube y baja algo lento al principio y que fue aumentando la velocidad poco a poco al ritmo que nuestra temperatura corporal aumentaba con cada escena que se apreciaba en el monitor, Gian volteaba y me miraba sonriente y sin pudor alguno, a veces paraba sus movimientos cuando se cansaba o cambiaba de mano para seguir disfrutando de la sensación que te da cada movimiento de verga al momento de la paja, en un momento parecía estar cansado y le pregunte que si necesitaba ayuda que yo le podría echar la mano con ese trabajo, solo me miró y asintió con cara de lujuria, tome su verga desde la base con mi mano derecha, mientras con mi mano izquierda tomaba mi columna de acero y empecé las caricias al mismo ritmo, el solo se recargó en la cabecera de la cama para disfrutar la paja que yo le hacía, después de un momento de gozar el sube y baja de mis manos Gian las aparto y siguió los movimientos que venía haciendo yo hace un rato, solo me relaje y goce del momento moviendo con delicadeza mi cadera para un mayor placer, sintiendo las caricias de Gian y mirando la escena de sexo de Ennis y Jack en la pantalla del televisor, en unos minutos estaba por estallar, avise a mi acompañante, las contracciones de la paja anunciaban la inminente llegada de la proyección de leche que venía, cinco disparos bañaron parte de mis piernas, las mano izquierda de Giancarlo y las sabanas de mi cama, como agradecimiento a su paja le aparte la mano y seguí subiendo y bajando por su mástil hasta que empezó también con gemidos que avisaban que estaba a punto de terminar y correrse en mi cama, al igual que yo cinco proyectiles salieron disparados hacia el techo cayendo en mi mano, la pelvis de Gian y su abdomen, después de esta escena estábamos algo agitados, nos recuperamos un poco y nos levantamos para limpiar la cama en la que parecía que habían masacrado dos vergas salvajemente hasta sacar sus fluidos calientes, viscosos y olorosos.

Al terminar pasaban los créditos de la película que yo había vuelto a disfrutar ahora más que nunca, Giancarlo me miro y sonrió complacido por la peli y por lo acontecido en la habitación, al parecer había sido de su agrado.

-      Y ¿Qué te pareció? – pregunte.

-      Mmmmmmm…… sin comentarios, solo te digo que si me gusto y mucho, por ahora me tengo que ir ya es de noche y le dije a mi mamá que no regresaba tarde. –respondió.

-      Bueno, ya sabes cuando quieras venir repetimos la tardeada, vemos otros títulos al fin ya tienes una idea de lo que podemos ver.- le dije.

-      Está bien yo te aviso, nos vemos, y gracias por ser mi amigo otra vez, gracias por todo. – dijo estrechándome la mano. – Ahh…… por favor que nadie se entere de lo que aquí pasó. No quiero que piensen que soy maricón.

-      Je je je. No nadie lo sabrá, te lo aseguro, te acompaño a la salida.- y nos dirigimos a la puerta de la casa para despedirlo.

Así pasaron varios días, después de nuestra “reconciliación”, en los que de vez en cuando Giancarlo volvía a mensajearme por las tardes para seguir disfrutando del cine que tenía en casa solo que estas ocasiones nada de lo anterior volvió a ocurrir, la películas porno ya no las apartaba, dejaba que Gian las viera para ver si quería ver una de esas y repetir lo vivido días atrás, sin embargo eran las ultimas en la lista de espera parecía que Giancarlo había olvidado lo ocurrido y yo no podía recordárselo, tendría que proponerlo él, y yo estaba dispuesto a hacerlo cuando el quisiera y no obligarlo a nada.

Pasaban y pasaban los días, las semanas, estaba esperanzado a que volviera a ocurrir algún día, paciencia era lo que me sobraba.

Habían transcurrido casi dos años desde que conocí a este joven, para entonces él ya estaba más desarrollado que antes, ya empezaba a formarse como hombre, delgado, alto, 1.80 de estatura, piel blanca, ojos claros, labios carnosos y rosados, y con unos músculos en desarrollo todo esto gracias a su afición a los deportes y al gym, bueno todo un “Don Juan”, y yo solo pasaba los días pensando en lo que podría ser, y nunca seria, lo que podía pasar otra vez y nunca pasaría, sin embargo en ningún momento pensé que era algo imposible, siempre tendría la esperanza de que pasara lo acontecido días antes por las tardes o algo mas entre los dos, algo me impulsaba a hacerlo y tratar de acercarme a él como algo más que amigo y por otro lado, el cariño y la admiración por su madre me lo impedían. No debo hacerle algo así a mi amiga, me decía hacia mis adentros y me convencía de que no lo haría, pues estaba de por medio esta amistad, que aunque corta, la sentía desde toda la vida. Sin embargo esto no me detenía para tener, cada mañana, esas erecciones matutinas que eran consecuencia de mis pensamientos eróticos o de algún sueño lleno de sexo, caricias y besos de los cuales Giancarlo siempre era partícipe activo, esas mañanas nada me importaba, me levantaba, me dirigía a la ducha, habría el grifo de la regadera, comenzaba a sentir como el agua empezaba a recorrer mi abdomen y todo mi cuerpo y a imaginar como si Giancarlo estuviera a mi lado, ahí, acariciándome con su enorme verga que ya hace tiempo había conocido, y entonces con mi trozo de carne ya en todo su esplendor comenzaba a masturbarme con un sube y baja que me enloquecía, siempre pensando en él, hasta que sentía esas contracciones dignas de una buena paja con la que sentía que el alma se me iba y se me venía en cada chorro de leche expulsado de lo más hondo de mi ser, después de esta escena me disponía a ducharme, pues tendría un trabajo pendiente.

Tercer capítulo completado, espero su calificación, valoren y comenten. GRACIAS!!!!