FANTASIA O REALIDAD II. La vida te da sorpresas

Tratando de convivir el mayor tiempo posible con Giancarlo llego a darme cuenta de cosas que son benéficas para mí, sorpresas que me hacen pensar en la posibilidad de una relación con el hijo de mi mejor amiga.

Segundo capítulo de esta mini serie hecha con todo mi cariño y lo mejor de mí, espero y los pocos  o muchos lectores a los que llegue sea de su total agrado, sin más que agradecer paso a relatar……


Era de mañana, desperté para comenzar con mi día rutinario, al llegar a la empresa me encontré con Marce y la agradable sonrisa que la caracteriza, la salude con un tierno beso en la mejilla y entramos a la empresa conversando sobre las clases de su hijo, salude a mis compañeros con el mismo entusiasmo de siempre y me dispuse a realizar mis actividades, todo transcurrió con la misma normalidad, trabajar como locos, platicar un poco, reunirnos para desayunar y comer, reír, bromear, y hacer todo lo posible por hacer nuestro día mas llevadero y menos estresante. Al salir de esa prisión en la que me pasaba la mayor parte del día encerrado, me dirigía a casa recordando el sueño tan hermoso que había tenido la noche anterior, un sueño que anhelaba con todas mis fuerzas y pensaba en cómo era posible el haber fantaseado con un joven al que apenas conocía, menor que yo y en la nula posibilidad que tenia para que todo esto fuera una inminente realidad.

Cruzaba una de las calles que me llevaban a mi hogar y escuche a lo lejos que decían mi nombre.

-      ¡Marco! ¡Marco!,- escuchaba. Al momento gire la cabeza a ambos lados esperando ver a la persona que decía mi nombre, su voz me parecía conocida.

-      ¡Marco!, espera, acá estoy, Marco.- volví a escuchar sin saber de donde provenían esos gritos.

Al momento di media vuelta, vi a la persona que me llamaba, venia corriendo hacia mí, agitada, estaba del otro lado de la calle esperando le dieran paso los automóviles que por ahí transitaban. Cruzo la calle y nos encontramos.

-      ¿Llevas prisa? ¿Por qué no me esperabas? Vengo siguiéndote desde tu trabajo y no te podía alcanzar.- me decía aún agitado.

-      Perdón pero no te escuchaba, traía puesto esto. –le dije mostrándole el reproductor MP3.

-      Bueno solo te buscaba para presumirte que hoy tuve el primero de los exámenes finales, el más difícil, matemáticas, y ¿Qué crees? – decía con alegría y mostrándome su calificación.- ¡aprobé! ¿lo puedes creer? No lo hubiera logrado sin tu ayuda, otra vez gracias.- me dijo.

-      Pues mucha felicidades y ojala que así sea con todos los que te faltan. –le respondí con una leve sonrisa y dándole un fuerte abrazo.

En ningún momento espere que el hiciera esto, no había duda, estaba muy agradecido conmigo, esperaba que hiciera algún comentario sobre lo que me había dicho el día anterior, pero no fue así, solo recibía halagos y agradecimientos por todo lo que hacía por él y para mí fue muy grato darme cuenta de que lo dicho la noche anterior era solo un simple comentario, tal y como yo lo pensaba, sin fundamento. Pensé y decidí no confesarle nada, no quería arruinar su felicidad confundiéndolo con mis frustraciones, si él no seguía con el tema, yo no tendría porque hacerlo, callé y me contagie de su alegría. Seguimos nuestro camino jugueteando y platicando de lo bien que nos iba durante el día, nada de lo pasado había sido tema de conversación en ese instante, al parecer estaba olvidado.

Pasó la semana de exámenes para Giancarlo, había tenido buenas calificaciones, estaba feliz, siempre me buscaba para agradecer todo el empeño que había puesto para ayudar un poco a mejorar sus notas. Ahora si estaba listo, aprobó el semestre, se sentía muy contento preparando todo para la noche de gala, esa noche que  tanto anhelaba, su fiesta de graduación.

Llego el tan esperado día, Marce estaba llena de felicidad al igual que su familia, pues Giancarlo tenía un logro más en su corta vida y había que celebrarlo, todos se preparaban con sus mejores trajes para asistir al evento, y Giancarlo ese día parecía estar más guapo de lo normal y me encantaba. Yo por mi parte me dispuse a acompañar a ese niño en el que sería el día más feliz de su vida hasta en ese entonces, no porque él me hubiera invitado, la invitación me la había hecho Marce –no dudé ni un segundo en aceptar-, en agradecimiento por todo lo que hice para que éste día llegara.

Bueno, pues la fiesta comenzó con el acto académico, duro aproximadamente una hora y treinta minutos, tiempo en el que escuchamos despedidas por parte de los profesores hacia sus alumnos, agradecimientos, discursos, entrega de diplomas a los alumnos más sobresalientes de la generación y disfrutamos de un grupo musical que hacía más amena la tarde-noche. Concluyo dicho acto, las felicitaciones hacia los recién graduados no se hicieron esperar y yo no me quedaría sin la oportunidad de brindarle un afectuoso abrazo a Giancarlo, todos los alumnos se abrazaban, se despedían deseándose el mejor futuro, unos lloraban, otros reían, otros reían y lloraban, había sentimientos encontrados, todo esto por la melancolía que les causaba la despedida de su escuela y amigos, o por la felicidad de haber concluido esa etapa en sus vidas.

Llegada la noche empezó la fiesta, la mayoría de los asistentes estaban en la pista de baile, algunos hablando y celebrando, otros tantos solo reían y veían como se divertían los demás, yo solo me dedicaba a admirar entre suspiros a ese joven tan atractivo que me llenaba de ideas locas la cabeza, bailaban y disfrutaban la fiesta que me contagiaron de su ánimo, decidí acercarme y bailar como loco. Cansados y un poco sudados tuvimos un descanso, era la hora de la cena así que cenamos muy serenamente riendo y disfrutando de la compañía que en la mesa tenía, Giancarlo, solo lo veía contento, gozando de su fiesta, riendo y saludando a cuanto conocido se encontrara, estaba feliz.

El resto de la noche nos la pasamos bailando y brincoteando con los amigos de Giancarlo, así pasaron las horas hasta pasada la media noche, cuando terminó la fiesta todos exhaustos salimos rumbo a nuestros hogares a descansar, nos despedimos entre risas y recordando lo bien que la habíamos pasado en la fiesta, ahora si, Giancarlo empezaría sus vacaciones de verano y pues solo le quedaba disfrutarlas como nunca y prepararse para lo que acontecería después.

Al día siguiente, día domingo, como de costumbre me levante tardísimo y no por la fiesta del día anterior, para mí el único día de descanso era para disfrutar placenteramente de mi cama y no levantare sino solo para lo necesario, acudí a la cocina para comer algo pues estaba hambreado, casi eran las tres de la tarde, tenía planes que le quería proponer a Giancarlo, estaba con la ilusión de que aceptara y pasáramos la tarde juntos, llame a casa de Marce desde mi teléfono móvil y precisamente me contesto Gian.

-      ¿si? Diga…- me contestaron. Al momento reconocí su voz y mi corazón latía cada vez más fuerte.

-      Hola, ¿Giancarlo? – pregunté.

-      Hola Marco ¿como estas? ¿Qué hay de nuevo? ¿quieres hablar con mama?- respondió con ánimo.

-      Bien gracias y tú ¿Cómo amaneciste? –contesté - No, no busco a tu mamá quiero hablar contigo, ¿tienes planes para hoy? – me atreví a decirle.

-      Mmmm…… no ¿por? – respondió.

-      Quiero hacerte una invitación, mmmmm a donde tú quieras ir, ése sería mi regalo por tu recién graduación, ¿Qué te parece?- le dije con cierto miedo a que me dijera que no.

-      Mmmm pues me parece perfecto, no tengo nada que hacer y pues salir a dar la vuelta contigo me parece buena idea, le aviso a mis papas ¿ok? –respondió, me sentía feliz porque hoy pasaríamos toda la tarde juntos.

-      Está bien, así quedamos, me cambio de ropa y paso por ti, ya voy, espérame. – finalice la llamada.

Me fui directo a la ducha, salí y rápidamente me puse la ropa, me peiné, me puse la mejor loción que tenia, subí al coche y salí como rayo hacia casa de Marce. Debo de confesar que estaba un poco nervioso debido a que era la primera vez que invitaba a Giancarlo a salir y no sabía como tomaría esto mi amiga.

Llegue al domicilio, toque el timbre dos veces hasta que escuche unos pasos venir hacia la puerta, Marce me recibió con una sonrisa amable y me invito a pasar a su casa.

-      Hola Marco, pasa por favor Gian está casi listo, ahora viene, toma asiento, -me dijo con su eterna sonrisa y regalándome un beso en la mejilla.

-      Hola que tal Marce, vengo por tu hijo quedamos de ir a pasear, espero no te moleste. – conteste sentándome en su sala.

-      No como crees, si va contigo se que esta en buenas manos ya sabes que te quiero como un hijo y que en esta familia se te aprecia. – me decía mientras vi que venia bajando Giancarlo por las escaleras.

-      Listo. Ahora si ¿nos vamos? – dijo Giancarlo, haciendo acto de presencia en la sala, estaba guapísimo, con unos jeans muy pegados que resaltaba ese enorme bulto que te hace imaginar el tamaño de su miembro y una camisa a cuadros igualmente adherida a su piel, llevaba puesta una loción, la más rica que había olido hasta entonces, parecía simplemente un ángel.

-      Pues vámonos que la noche es corta.- respondí.

-      Bueno pues que les valla muy bien y cuídense mucho.- nos dijo Marce cuando nos dirigíamos hacia la salida.

Nos despedimos con un tierno beso, salimos, subimos al coche y partimos rumbo a nuestra aventura.

Eran ya las cuatro de la tarde, llegamos al centro de la ciudad, específicamente la plaza principal, un lugar donde cualquier persona (mas comúnmente las parejas de novios) suele salir y sentarse para disfrutar de la tarde tranquilamente, un lugar rodeando de centros comerciales, restaurantes, antros, bueno un lugar donde te puedes divertir a lo grande. Al llegar compramos un helado y nos sentamos en una de las bancas vacías de la plaza, solo veíamos los transeúntes yendo y viniendo de un lado a otro disfrutando de nuestro helado, riendo y conversando de cosas sin importancia. Al anochecer caminábamos por el lugar y a Giancarlo le llamo mucho la atención en lugar en especial, un antro, solo que no era cualquier antro, era un antro gay. Miraba el lugar y volteaba conmigo con una sonrisa, incitándome a entrar al lugar.

-      ¿Que tanto miras? – le dije observando como le atraía ese lugar.

-      Mmm…… Pues…… el antro que esta allá.- me dijo asiéndome una seña con la cabeza.

-      ¿Cuál? ¿el antro gay? – conteste.

-      Si, el antro gay, ¿podemos entrar? Quiero conocerlo, saber que tanto ocurre ahí, pero eso no quiere decir que soy gay, - dijo.

-      Si, lo se, si quieres vamos, con la condición de que no le digas a Marce que entramos a ese bar, ¿de acuerdo? – exclame.

-      Como crees que le voy a decir, me mata. – me decía.

-      Ok, ok, pues vamos solo que ahí tendremos que entrar como pareja, no aceptan heteros, no te pido que me agarres la mano ni que me beses, solo camina muy juntito a mí, si te preguntan dices que soy tu novio, aunque si quieres hacerlo más real nos besamos, cual es el problema, ja ja ja ja. Eso no quiere decir que seamos gay – le dije mientras reía.

-      ¿en serio? ¿haz entrado a ese lugar? – me dijo sorprendido.

-      Si, con un amigo, ¿Entonces? ¿Qué dices? – pregunté.

-      Estás bien vamos pero ni creas que te voy besar ¿hee? – comento mientras caminábamos hacia el lugar.

Cerca al edificio encontrábamos parejas, gays, lesbianas, y un@ que otr@ transexual, besándose, acariciándose con una pasión aun más intensa que las parejas heteros, Giancarlo estaba sorprendido de todo lo que esa noche veía, estaba anonadado, todo lo que ocurría era nuevo para él, yo solo le decía que disimulara un poco la cara de terror que tenia y que a mí me causaba mucha risa.

Ya dentro del antro buscamos una mesa que estuviera en lo más recóndito del lugar para pasar desapercibidos, entre empujones, pisotones y hasta re pegones de vergas y culitos nos escabullimos entre los asistentes hasta que encontramos la tan deseada mesa que estaba un lado de la pasarela en donde se presentan los shows que amenizan cada noche. Al sentarnos se nos acerca un mesero muy sexi al que Giancarlo mira de pies a cabeza debido a la vestimenta que llevaba, pedimos unas bebidas y nos dispusimos a disfrutar del espectáculo que estaba por comenzar. Esa noche el entretenimiento correspondía a un grupo de travestis que imitaban a artistas famosas, cantaban y bailaban sensualmente para los ahí presentes. Luces de colores, música de DJ, banderas gay, confetis, bailes sensuales y muchos pero muchos homosexuales, hombres y mujeres, vestían de color esa noche, brincando y bailando sin parar, besándose, acariciándose, mientras Giancarlo y yo solo nos limitábamos a admirarlos, él con cierto rechazo y yo deseoso de ser el afortunado que estuviera allá disfrutando tan alegremente de la fiesta.

Bueno, pues estaba el espectáculo en toda su plenitud, mi acompañante y yo aplaudíamos al ritmo de la música, de repente uno de los travestis se acercó a nuestra mesa y tomo de la mano a Giancarlo –el no hizo resistencia alguna-, lo jalo y se lo llevo al centro de la pista, lo sentaron en una silla, le ataron pies y manos, ahí fue donde comenzó para mí el verdadero espectáculo. Giancarlo solo veía a su alrededor sonriendo nerviosamente, le quitaron la camisa con sutileza, bailaban a su alrededor proporcionándole caricias que él correspondía con sonrisas tímidas, yo solo me limitaba a disfrutar del momento, me levante del asiento en donde estaba para apreciar mejor la escena, las caricias que le daban a mi amigo eran cada vez más atrevidas, empezaron frotándole los pectorales suavemente,  recorrían sus manos por el cuello, lo tomaban por la barbilla con una mano y le metían lentamente uno de los dedos por la boca, Gian lo succionaba con sensualidad, volvían a su abdomen, se bajaban hasta acariciarle su paquete con leves apretones que Giancarlo respondía con cara de placer, después estuvieron a nada de quitarle los pantalones, todo el mundo estaba que ardía de placer por ver semidesnudo a Giancarlo, él dijo que no con la cabeza y los bailarines se detuvieron instantáneamente, los gritos y las rechiflas no se hicieron esperar, desataron a Gian y lo despidieron a su asiento dándole tremendo beso en la boca, y paso algo que me dejo atónito, mi pequeño niño había correspondido el beso de un desconocido buscando desesperadamente su lengua y haciendo el beso más duradero. Todo había pasado, después del regalo que le habían hecho a Giancarlo el sorprendido era yo, ¡nunca creí que el hijo de mi mejor amiga sintiera atracción por los hombres! Fue algo nuevo y fuerte para mi, cuando llego a mi lado no sabía que decir, estaba boquiabierto, el solo me miraba algo apenado, con una leve sonrisa, y un poco mareado, nunca había tomado alcohol, se sentó y tomaba de su bebida.

-      ¿y qué te pareció? ¿te gusto? – me decía.

-      Pe…pe…pe… pero… ¿Qué fue eso? – le dije tartamudeando.

-      Fue solo un baile, fue algo que quería hacer desde hace tiempo, el solo me tocaba y yo tenía que corresponderle, o ¿no?, además eso no quiere decir que yo sea maricón - me dijo – Ah y algo que nadie sabrá ¿verdad?

-      No, claro que no, ya ni me acuerdo de lo que paso hace un momento – respondí aun con cara de sorpresa.

-      Bueno entonces a seguir disfrutando, que la noche es corta. –concluyo.

Nos dirigimos a la pista de baile y comenzamos a bailar como dementes, no nos importaba nada más que disfrutar del momento, el tiempo se hizo nada durante nuestra estancia ahí dentro, Giancarlo miro su móvil y tenía varias llamadas perdidas de casa, enseguida salimos con tristeza de la fiesta, Gian llamo para avisar que iba de regreso a casa, nos dirigimos al coche y partimos de ahí. Ya en camino a casa dentro del auto se sentía un ambiente raro, lleno de tención, parecía que iba yo solo dentro del auto, solo pensaba en la forma de actuar de Giancarlo y en lo que le diría a Marce por el aliento ligeramente alcohólico de su hijo, mientras Gian miraba fijamente por la ventanilla del auto, ausente, como si estuviera en otro planeta, en su mundo, hasta que decidí romper esa gruesa pared de hielo que al parecer nos separaba.

-      ¿y cómo te sientes? ¿en qué piensas? – le decía mientras Giancarlo mantenía la mirada en la nada.- dime algo, habla, repróchame si quieres, dime que yo te conduje a todo esto, cúlpame pero dime algo, no te quedes callado, solo haces que me sienta mal y crea que por meterte en ese lugar ahora estas así. – exclame y en el auto seguía ese silencio que me culpaba por la actitud de Giancarlo-. Mira Giancarlo necesitamos hablar, quiero saber lo que sientes para poder inventarle una buena excusa a Marce porque no quiero tener ningún problema con tu mamá y no meterte en problemas a ti tampoco. –le decía.

-      No te preocupes, estoy bien, solo pensaba la manera de justificar mi aliento alcohólico y no causarte problemas a ti, nunca había tomado y eso será una sorpresa para mi mamá.- por fin respondió muy tranquilamente. –cuando lleguemos a casa no digas nada, no des explicaciones que no te pidan, solo cuando sea necesario hablar, hablas, tu tranquilo. –me dijo y con eso me tranquilice un poco.

Llegamos a su hogar e inmediatamente nos dirigimos a la entrada de su casa, Giancarlo abrió la puerta y en la sala estaban Marce y Jorge muy preocupados por la ausencia de su hijo.

-      Giancarlo, Marco, por fin llegan, estábamos muy preocupados por ustedes.- decía Marce abrazando a Gian con cariño.

-      Mil disculpas, perdón, no quería preocuparlos, pero es que estábamos……- les decía y Giancarlo me interrumpió.

-      Estábamos en el antro, bailando con unas amigas que nos encontramos en el lugar, la música estaba tan fuerte que no escuche mi móvil y ya en ambiente me atreví a tomar una cerveza, pero fue solo una, ¿me perdonan? –decía Gian con cara de víctima.

-      No te preocupes hijo, si solo fue una, lo importante es que están bien y ya estás en casa. –dijo Jorge.

-      Bueno es tardísimo y también tengo que irme a descansar, - dije dirigiéndome a la salida-. Mañana nos vemos Marce, Jorge gusto saludarte y Giancarlo que descanses – me despedí con un apretón de manos y salí rumbo a casa.

Llegue y la casa se sentía sola, vacía, al entrar cerré la puerta tras mis pasos y pensaba en todo lo que había ocurrido en el antro, - el espectáculo que había dado Giancarlo para todos los asistentes sin importarle nada, una posible homosexualidad que poco a poco Gian iría demostrando y que me favorecía bastante ya que esto aumentaba mis posibilidades de llegar a ser algo más que solo un amigo para él, pero lo que no terminaba de entender era porque actuaba así cuando estaba solo con mi compañía, aunque esto no quería decir absolutamente nada, tal vez era como él lo había dicho, simple curiosidad y todo lo imaginado eran solo ideas mías - pensaba mientras me dirigía a mi recamara, entre y llegué directo a la cama, estaba cansadísimo y solo quería dormir, la tarde había sido larga y la noche muy divertida, me recosté y plácidamente dormí hasta la mañana siguiente.

Hasta aquí el segundo capítulo de esta mini-historia, gracias por leerlo, comentarios y críticas aquí abajo, califiquen por favor (1 al 10). De nuevo MIL GRACIAS!!!!  B-)