¿Fantasía masculina? (fragmento)

Traducción de un fragmento de "La violación de los hombres" ("The Violation of Men", de Angel Ray) ofrecido gratuitamente por Pink Flamingo Publications

La violación de los hombres (fragmento)


Título: The Violation of Men

Autor: Angel Ray (c) 2001, all rights reserved

Traducido por GGG, agosto de 2002

Un mundo donde las mujeres mandan y los hombres se someten...

Lo último que vio antes de perder el conocimiento, la imagen final que se grabó en su cerebro antes de que cerrara los ojos, era el grupo de cinco extrañas mujeres jóvenes en pie sobre él... mirando... observando...

Cuando Jason volvió en sí, se encontró encadenado a esta mesa larga en una habitación diferente. Al principio todo estaba difuso porque todavía sentía los efectos de lo que aquellas mujeres hubieran puesto en la bebida. Pero, una vez que sus ojos enfocaron mejor, miró alrededor y vio a las cinco mujeres en pie rodeando la mesa, mirándole con velas encendidas en las manos. Intentó levantarse pero tres largas y pesadas cadenas que le habían pasado rodeando el pecho y las piernas impidieron que lo hiciera.

"No intentes liberarte," le dijo una voz. Jason siguió la voz hasta el lateral de la mesa donde la vio, la mujer que le había ofrecido la bebida, situada junto a la mesa, cerca de su cabeza. "Las cadenas están aseguradas con candados bajo la mesa," añadió mientras la miraba, su rostro remarcado por la luz de las velas, su voz monótona y oscuramente siniestra. "De modo que la única forma en que podrás irte es si permitimos que te vayas." Hizo una pausa mientras señalaba con la cabeza hacia abajo y hacia él. "Al menos, no durante un tiempo.

"¿Qué queréis de mí?" exigió Jason. "¿Quién coño sois?"

"Te lo hemos dicho," habló por fin otra chica. "Somos tu fantasía."

Otra vez Jason siguió el sonido de la voz hasta esta mujer que estaba junto a su pierna. Parecía ser la más joven del grupo con su pelo rubio en trenzas y con gafas de sol tipo tira. Habría parecido una hippy si no fuera por la camisa rasgada y la minifalda de cuero que llevaba. Jason no estaba seguro pero tenía la sensación de que no llevaba nada bajo la falda. Sorprendentemente sintió que se estaba excitando ante la idea de que no llevara bragas, mientras notaba que su pene empezaba a levantarse y endurecerse. Sin embargo percibió de inmediato que su floreciente erección no chocaba contra nada. Miró hacia abajo y vio por primera vez que le habían desnudado del todo.

"¿D-dónde está mi ropa?" preguntó frenéticamente mientras veía que su polla desnuda y endurecida empezaba a oscilar arriba y abajo. "¿Qué habéis hecho con mi ropa?"

"No te preocupes," aseguró la mujer de pelo oscuro una vez más. "Te devolveremos tu ropa... cuando hayamos terminado."

"¿Cuándo hayáis terminado?" exclamó, volviéndose a mirarla. "¿Por qué, que planeáis hacer conmigo?"

La mujer de pelo oscuro bajó la vela que mantenía sobre su pecho dejando que un pequeño chorro de cera fundida se estrellara en mitad de su pecho. Jason hizo una mueca de dolor cuando sintió que la cera golpeaba su piel desnuda mientras rodaba por los lados y empezaba a coagularse. Ella le arrancó la masa coagulada de la piel mientras se limitaba a decirle, "Ya lo sabrás."

Jason quería probar a entretenerlas el mayor tiempo posible para intentar pensar en una forma de salir de esto, si es que había alguna, así que les preguntó.

"Esperad, aún no sé vuestros nombres."

La mujer de pelo oscuro se quedó en silencio un momento mientras consideraba la petición de Jason. Luego, una vez decidido que no había nada malo en decirle sus nombres, señaló a la mujer que estaba a su lado, que era la del pelo rubio platino, y dijo, "Esta es Lita." Señaló a la mujer que estaba al lado de Lita, la pelirroja de las gafas de montura de cuerno, "Esta es Anastasia." Señaló a la chica al lado de Anastasia, esta llevaba pelo corto puntiagudo y rosa y una camiseta negra con la palabra FUCK escrita en ella y un par de vaqueros tan cortos que le asomaba la mitad del culo, "Esta es Ally." Señaló a la chica rubia que había hablado antes, "Y esta es Sunflower (Girasol)."

Jason no pudo evitar una risita "¿S-Sunflower? ¿Te llamas Sunflower?"

Sunflower se vengó de la risita de Jason ante su nombre agarrando su escroto con la mano y apretando ambos testículos todo lo que pudo y con toda la fuerza que pudo. Jason apretó los dientes y gruñó mientras sentía que el dolor se propagaba desde sus huevos a la parte de atrás de sus piernas.

"Me llaman Sunflower porque tengo tatuado un girasol en el brazo, ¡pedazo de mierda de perro, jodido macho estúpido!" le chilló Sunflower en lo que sonó un poco como una chica a la que se le ha tomado el pelo demasiado respecto a su nombre. Mientras le seguía sujetando los huevos movió el brazo de manera que pudiera ver un gran tatuaje de un girasol en su antebrazo. Jason asintió con la cabeza cuando vio el tatuaje mientras Sunflower seguía sujetándole de los huevos y se negaba a soltarle hasta que la mujer del pelo oscuro le dijo, "Suéltale ya, Sunflower. No queremos dañar a nuestra pieza." Pasó lentamente la punta de los dedos por su pecho. "Por lo menos no de forma permanente."

Sunflower le soltó los testículos con un tirón rápido. Jason suspiró aliviado mientras el dolor empezaba a remitir en su saco escrotal. Un efecto añadido de la manipulación de Sunflower fue que el dolor causado por su erección también remitió. Una vez que recuperó la compostura, o todo lo que podía recuperar de la compostura en su estado actual, quiso intentar ganar algo más de tiempo, de modo que le preguntó a la mujer de pelo oscuro, "Eh, no me has dicho tu nombre."

Su presentación fue corta y seca. "Puedes llamarme Jett."

"Hola, Jett," le sonrió en un intento inútil de ser amable y quizás ganar algo más de tiempo.

Jett no dijo nada a Jason mientras él se encontraba incapaz de retirar la mirada de la mirada severa, hostil y firme de Jett, como si intentara perforar un agujero a través de su cráneo directamente hasta su misma alma. Jett se volvió y se dirigió hasta el mostrador que estaba a unas pulgadas de la mesa. Jason se imaginó correctamente que la habitación en la que estaban debía haber sido la cocina. También supuso que, fueran quienes fueran o lo que fueran estas mujeres, Jett era, obviamente, su líder. Con ella de espaldas a él, Jason preguntó a Jett, "¿Qué me echaste en la bebida para noquearme de esa manera?"

Jett no se molestó en volverse hacia él mientras respondía, "Era un invento con el que vino Anastasia."

"Mejor que el cloroformo o las píldoras para dormir," habló Anastasia, la pelirroja, por primera vez, sonriendo diabólicamente mientras lo hacía, aparentemente orgullosa de sus habilidades.

Jett se dio la vuelta y regresó a la mesa. "Sí, Anastasia está muy orgullosa de sus inventos," dijo Jett a Jason en una especie de ocurrencia tardía.

"Es obvio," murmuró Jason para sí mismo.

Jason se dio cuenta de que Jett llevaba un gran cuenco lleno de agua en una mano y otra cosa en la otra que no pudo identificar del todo en la oscura habitación. Sin que Jett tuviera que decirles ni una palabra, las otras cuatro mujeres colocaron las velas cuidadosamente sobre la mesa cerca del cuerpo de Jason, iluminando con la luz de las velas tanto el cuerpo como la mesa. Jett colocó a continuación el cuenco y la otra cosa que llevaba a cada lado de la mesa junto a sus hombros. Jason pudo ver finalmente que era el otro objeto, se trataba de una navaja de afeitar.

"Debemos prepararle," dijo Jett a las otras mujeres.

"¿Prepararme?" gritó Jason, agitando la cabeza hacia arriba. "¿Prepararme para qué?" Ninguna le respondió. Jett le pasó la navaja a Lita que estaba junto a ella. Lita la tomó y la sumergió en el cuenco. Escurrió el exceso de agua de la navaja y empezó a afeitar una franja de vello púbico de la tupida entrepierna de Jason.

"¿No tenéis algo de crema de afeitar?" dijo Jason medio en broma antes de sentir la caliente y punzante navaja sobre su sensible entrepierna.

Lita solo le afeitó una pequeña franja de vello púbico antes de pasar la navaja a la mujer que estaba a su lado, que era Anastasia, que la tomó sin demora y afeitó otra pequeña tira del pubis de Jason. Ally fue la siguiente en afeitar a Jason y luego Sunflower afeitó la franja que quedaba de pelo alrededor de los genitales de Jason. Sunflower devolvió la navaja a Jett. Jason observó nervioso como Jett mojaba la navaja en el cuenco y chapoteaba en el agua para eliminar el pelo que estaba pegado a la hoja. Tenía los nervios de punta cuando Jett colocó la navaja en su escroto y le afeitó todo el vello de los testículos. Jason se quedó completamente quieto mientras sentía la hoja tocarle la tierna piel de su saco, rogando que Jett no le cortara por accidente o a propósito, que era lo que temía que hiciera. Dio otro suspiro de alivio cuando ella terminó de afeitarle allí sin cortarle ninguna vez. Jason una vez más se imaginó lo que Jett podía haber querido decir cuando le dijo a Sunflower que no quería 'dañarle'... esto es, de forma permanente.

Jett tiró la navaja sobre el mostrador detrás de ella, luego agarró el cuenco lleno del agua caliente y de su vello púbico y lo tiró todo sobre el rostro de Jason. Jason escupió el agua y su propio vello púbico, que le había caído en la boca antes de mirar a Jett y exigirle enfadado, "¿Por qué coño has hecho eso?"

Jett, como antes, no respondió. Devolvió el cuenco al mostrador del que lo había cogido y luego agarró la vela que había colocado en la mesa junto a su hombro. Mantuvo la vela sobre su entrepierna mientras un segundo chorro de cera caliente se estrellaba sobre su pene flácido y corría hacia sus huevos, que estaban ahora tan pelados como el culo de un bebé. La cara de Jason se contrajo y arrugó ante el intenso dolor, mientras la cera se coagulaba sobre sus genitales. De nuevo sin que Jett tuviera que decir ni una palabra a ninguna de ellas, todas se turnaron para verter la cera de sus velas sobre la polla y los huevos de Jason. Toda la cera se coaguló en una gran masa, haciendo que pareciera como que tenía algún tipo de deformidad entre las piernas. Sin embargo, a pesar del inmenso dolor que sentía por haberle derramado cera caliente en la entrepierna, Jason presentaba una tremenda erección.

"Oooh," exclamó una de las mujeres, Ally, "¡Creo que le gusta que le maltraten!"

Todas se rieron divertidas, todas disfrutando con la tortura de Jason. El propio Jason no podía creer ni entender por qué esto le excitaba tanto. Siempre se había sentido orgulloso de lo dominante que era sexualmente con las mujeres. Pero ahora estaba recibiendo lo que debía haber sido algún tipo de pago kármico por haber tratado a las mujeres tan como objetos. Y por alguna razón inexplicable disfrutaba con ello.