Fantasía mamatoria. Homenaje a aquella tarde
Pocas cosas en el mundo me pueden dar más placer que mamarle la verga...
Pocas cosas en el mundo me pueden dar más placer que mamarle la verga. Encontrar su cabeza rosada con mi lengua, probarla, saborearla con mis labios.
Hoy estoy aquí, esperando. Espero su llegada, desnuda sobre mi cama.
Quiero aguantar la tensión, pero no puedo más. Mi coño se humedece y me exige en silencio, que por lo menos introduzca un dedo para calmar su fiebre.
No es suficiente. Mis tetas blancas se mueven al ritmo de mi agitada respiración.
Un líquido tibio y viscoso resbala por mis muslos. Los jugos vaginales no se contienen, brotan de mis entrañas al imaginar su verga rígida y caliente apuntando directo hacia la entrada de mi concha.
Un escalofrío me recorre el cuerpo, y mi culo desea uno de sus dedos dentro de mí. Uno…para después seguir con otro, para seguir abriéndome y estar a la merced de su majestuoso pito que –seguro-, follará todos los orificios de mi cuerpo.
Saliva como lubricante…voy preparándome, anticipo su llegada.
¿Y si pusiera hielo sobre mis pechos? Tal vez disfrute saborear mis endurecidos pezones con un poco del chocolate que en días pasados, derramé sobre su verga.
Hincada –como muchas veces en nuestra historia- le he rogado por el placer maravilloso de su pito. Él sentado en una silla, contempla el espectáculo de mi lengua y de mi culo al aire.
Me acerco…lamo lento, suave, sigilosamente como previendo el escape de mi deliciosa presa. Después un tanto más confiada de tenerlo para mí, me acerco mientras la respiración de mi niño-amante, se hace más profunda.
Abro la boca, ingiero su capullo. Llego lento a la base de su verga y la aprisiono entre mis labios para ir subiendo paulatinamente por su tronco, apretando mi boca cada vez más.
Gime, resiste, exhala….su cuerpo se tensa y de su verga brota el rico néctar transparente que se supone debiera lubricar mi coño…. No es necesario: está abierto, rojizo, caliente y palpitante a su disposición; para lo que él quiera hacer…lo que sea! Es mi dueño, yo su esclava y me rindo ante su poder.
Obedezco sus manos que impulsan mi cabeza contra su sexo. Sus vellos púbicos acarician mi barbilla…vuelvo a chupar y ahora mamo. Mamo como una niña queriéndose alimentar de leche de hombre para crecer y reventar como una hembra de verdad. Como su hembra.
Sigo mi labor mientras de reojo, miro su cara. Sus ojos cerrados me hablan de su placer.
Quiero tragarlo completo, que llegue hasta el fondo de mi garganta, antes de devorarlo con mi concha.
Vierto entonces, chocolate líquido sobre su cabeza. Poco a poco va escurriendo por su falo y el frío caramelo lo erecta aún más, si es posible.
Una de mis manos escapa para acariciar mis pechos. Necesito tocarme la vulva, siento mi clítoris ardiendo, estallando de placer.
Tal como ahora, que lo espero.
Escribir tal vez sea una mala forma de distraerme, de olvidar un poco los latidos de mi concha que ahora, son más fuertes incluso, que los de mi corazón.
¿Cómo sofocar mi calentura mientras me apodero de su presencia?
Sin remedio froto mi entrepierna con la almohada y me muevo como cuando él me coge.
Empiezo a gemir, el ruido escapa por mi ventana abierta sin que en realidad me importe.
Quiero y no, tener un orgasmo. Quisiera esperarlo, pero ya no aguanto más.
¿Se molestará mi dueño por encontrarme tendida y con la cuca abierta; mojada y descansando para esperar su verdadera embestida?
Cierro los ojos, y mientras esto sucede, me deleito en el imaginario de su figura. Cuando estoy casi a punto de venirme, el teléfono interrumpe mi fantasía…es él! Alejandro me llama, está abajo y me pide que abra la puerta, para después, poder abrirme a mí como nadie mejor que él, lo ha sabido o sabrá hacer…
Para ti, por todos esos momentos maravillosos!
Hipussycat.