Fantasía imposible

"Cristina entra en la habitación y lleva puesto un bikini porque vamos a bajar a la piscina..." Cuando arde el deseo no hay nada imposible ¿o si?

FANTASÍA IMPOSIBLE

Cristina entra en la habitación y lleva puesto un bikini porque vamos a bajar a la piscina. Se ha puesto el azul, ese que tan bien la sienta, a juego con el color de sus ojos y en contraste con su blanca piel.

Una vez más examino ese cuerpo que tanto deseo. Su pelo es largo, liso y castaño como a mí más me gusta. Sus preciosos y ya mencionados ojos junto con sus apetecibles labios, que dan ganas de comerse, rematan uno de los rostros más bellos que jamás he visto. Además está su sonrisa, siempre presente, que ilumina la sala en la que se encuentre.

El resto de su cuerpo no es menos maravilloso, es perfecto, no como esas modelos que salen por la tele que no tienen nada por ningún sitio. Sin llegar a estar gorda lo tiene todo en su justa medida y es que me vuelve loco de la cabeza a los pies.

Tiene unos pechos de tamaño medio, ni grandes ni pequeños, y sin duda muy bien puestos. Bajo la prenda que lleva puesta se adivinan redonditos.

Bajando un poco más está su ombligo. El ombligo no es una zona que me guste especialmente en las mujeres, pero en el caso de Cris me vuelve loco. Desearía besarlo durante horas.

Su culo es normalito, pero de él nace la parte que más me gusta, sus muslos. Creo que podría tocarlos durante el resto de mi vida sin cansarme. Parece que estén pidiendo a gritos ser comidos.

Para terminar está su piel, su suave piel. No existe en el mundo nada más agradable al tacto. Desde la primera vez que la rocé no deseo otra cosa más que disfrutar de ella en toda su extensión. Poder besar, lamer y acariciar cada milímetro cuadrado de su extensión, para disfrute de los dos.

– ¿ Puedes atarme la cuerda del bikini? Es que yo no llego – Me dice haciéndome volver al mundo real.

Sin responder nada comienzo a hacer el nudo. Mis manos rozan su espalda al realizar la tarea y una idea empieza a rondar en mi cabeza.

Estamos solos en casa. Es la primera vez que estamos a solas desde que siento algo por ella y probablemente pasará mucho tiempo hasta que se repita esta situación, por lo que si quiero decirla lo que siento difícilmente habrá otro momento como este.

Pero la revelación puede tener consecuencias muy serias. Nuestra amistad podría terminar y eso sería lo menos malo si alguien más llegara a enterarse.

No sé que hacer. Una frase me viene a la mente: "no te arrepientas de lo que hiciste, arrepiéntete de lo que no te atreviste a hacer". Voy a decírselo, pero no sé como. Nunca he hablado con ella de sexo ni nada parecido. Decido que es mejor no pensar, que salga por mi boca lo que tenga que salir.

– Cris, tengo que decirte una cosa que es muy difícil de decir – La digo mientras termino de hacer el nudo.

Estoy muy nervioso y creo que ella lo ha notado. Se da la vuelta.

– Dímelo, pero rapidito que me quiero dar un baño. Además no creo que sea para tanto – Lo dice sonriendo, totalmente ajena a lo que estoy a punto de decir.

Decido ir directo al grano, no puedo soportar más esta tensión.

– Me gustas mucho desde hace tiempo. Me encanta tu cuerpo y me muero por besarlo y acariciarlo – No sé como, pero me he atrevido a decirlo.

Quizá podría haber sido más delicado, pero así es como me ha salido. Cristina se ha quedado sin habla, no creo que se esperase nada parecido.

Me acerco a ella y la acaricio el cabello. Me estoy sorprendiendo a mí mismo, jamás pensé que me atrevería a dar este paso.

Da un sobresalto y se aleja unos pasos de mí.

– ¿Estás loco? Lo que acabas de decir es imposible ¿Sabes que pasaría si alguien llegara a enterarse de lo que acabas de decirme? – Cristina está bastante alterada.

Se ha enfadado de verdad. He hecho el mayor ridículo de mi vida y he tirado por la borda nuestra bonita amistad.

La miro a los ojos, ella me devuelve la mirada. Algo en mi interior me dice que debo continuar, que en el fondo ella también lo desea pero que sus prejuicios se lo impiden.

Me acerco otra vez a ella pero esta vez la beso delicadamente en la mejilla. Cris da un respingo pero me deja seguir.

Continuo besando su mejilla mientras vuelvo a acariciar su pelo. Beso a beso mi boca se acerca a la suya hasta que al fin nuestros labios se juntan.

La beso de la forma más suave y dulce que puedo, es la primera vez que beso a una chica a pesar de que ya soy algo mayorcito. Su boca al principio no responde, para ella también es el primer beso aunque tiene la excusa de que es algunos años menor que yo.

Sus labios empiezan a reaccionar, a jugar con los míos, mientras mis manos bajan por su espalda, acariciando su suave piel. El beso poco a poco va subiendo de intensidad y nuestras lenguas entran en acción, comienza una lucha por entrar en la boca del otro. El beso al principio delicado ahora es totalmente salvaje, nos estamos dejando llevar por la pasión.

Mis manos por fin llegan hasta su culo y allí permanecen apretándolo con delicadeza mientras nos comemos el uno al otro.

Quiero que este sea un día inolvidable para Cristina, así que, muy a mi pesar, me separo de sus labios. Bajo a su cuello y comienzo a besarlo. No sé como debo hacerlo, es la primera vez que hago estas cosas, pero tengo entendido que a las chicas les encanta. Simplemente me dejo llevar.

– ¿Te gusta? – La pregunto.

– Me encanta, pero prefiero besar tus labios – Me responde sonriendo.

Inmediatamente dejo su cuello y vuelvo a su boca, probando de nuevo su sabor. Nuestras lenguas continúan con su particular batalla y mis manos siguen recorriendo toda su zona trasera, disfrutando de esa piel que tantas veces he deseado acariciar.

Sin duda hemos olvidado quienes somos y las consecuencias que puede tener lo que estamos haciendo. Ahora eso ya no importa, ahora lo importante es que este sea un momento inolvidable.

Otra vez detengo el beso. Esta vez mi objetivo está más abajo. Mi cara pasa por delante de sus pechos, mirándolos con deseo, pero todavía no es su turno. Llego hasta el ombligo, esa pequeña cueva que me vuelve loco. Empiezo a besarlo mientras mis manos acarician su espalda, su culo y finalmente su abdomen. Mis caricias llegan hasta su vientre, introduciéndose unos centímetros por dentro de su prenda inferior buscando que Cris se muera de deseo.

Vuelvo a subir hasta su boca. Esta vez mis manos se centran en desatar el nudo que minutos antes yo mismo había hecho. Cuando por fin lo consiguen sus tetas se descubren ante mí.

En mi vida he visto cosas muy bellas: paisajes, palacios… pero nada como esos preciosos pechos. Tan redondos, tan blancos, con el tamaño perfecto y con unos pezones rosados maravillosos. No puedo resistirlo más y comienzo a jugar con ellos. Los aprieto y acaricio. Son muy suaves y blanditos pero firmes al mismo tiempo. Nunca antes mi sentido del tacto había gozado tanto.

Me concentro en acariciar sus pezones. Están muy duros, lo que me hace pensar que Cristina lo está pasando bien y eso me alegra mucho. Ahora es mi boca la que los busca. Al principio los recorro con la lengua, después los muerdo suavemente para por último succionarlos como hace un bebé. Tienen un sabor muy especial y que me resulta muy agradable.

Tan solo la agitada respiración de Cris me hace saber que está en este mundo porque su mente parece estar en una nube.

Tengo la sensación de que en este momento se dejaría hacer lo que yo quisiera, así que es el momento del desenlace. Mis manos ya se han apropiado de sus muslos, esos muslos con los que tantas veces he soñado. Son tan suaves, tan blanditos… mejor que en cualquiera de esos sueños.

Mientras, mi boca vuelve a la suya por última vez. Después baja a su cuello, se entretiene con sus pezones y finalmente llega de nuevo a su ombligo. Mis manos continúan amasando su carne cada vez más cerca de la entrepierna. Es en esa zona, la parte interior de sus muslos, donde la piel es más suave. Podría estar así el resto de mi vida pero he de continuar.

Comienzo a bajar sus bragas, y lo hago despacio para crear más deseo. Su vagina queda expuesta ante mí. Está mojadísima debido a la excitación, y a su alrededor hay abundante pelo negro.

No puedo resistirlo y huelo la prenda que acabo de quitarla e incluso la acerco hasta mi lengua. Su olor es muy excitante y su sabor delicioso, quiero más.

Mis manos ya acarician los alrededores de su vagina, cada vez más cerca. Comienzo con los labios mayores, después los menores y finalmente busco su clítoris. Nunca había visto uno hasta la fecha pero no me cuesta demasiado encontrarlo. Al principio lo acaricio de forma suave con la yema de los dedos pero poco a poco voy acelerando el ritmo hasta que lo froto rítmicamente. El flujo no deja de salir de su sexo de forma lenta pero constante.

No puedo aguantar más y mi boca va directa a esa fuente. Al principio mi lengua recorre la zona en busca de ese sabor que tanto me ha gustado. Después beso sus labios vaginales de igual forma que si besase su boca. A continuación la lengua busca su clítoris. La muevo lo más rápido que puedo, quiero que Cris llegue al orgasmo. Mis manos juegan con sus nalgas mientras uno de mis dedos decide explorar en busca del orificio de su ano acariciándolo suavemente.

De pronto Cristina explota. Sus fluidos salen a presión hacia mi cara pringándome por completo. Sus gemidos y convulsiones no dejan lugar a dudas, ha llegado al orgasmo. Levanto la mirada. En los segundos que dura su efecto Cris está como en trance. Mira hacia el techo mientras con las manos aprieta sus pechos.

Cuando al fin vuelve al mundo real me mira, me sonríe y me besa apasionadamente. Acaricia mi mejilla pringada por sus fluidos y se lleva la mano a la boca.

– Gracias – Me dice – Gracias por haberme abierto los ojos a algo tan maravilloso. Si dos personas se aman y quieren disfrutar de sus cuerpos ¿Que más da lo que la gente piense?

Mi mano pringada de semen me devuelve a la realidad. Esta ha sido mi fantasía habitual de cada vez que me masturbo.

Nunca podrá hacerse realidad porque nunca tendré el valor de decirle a Cristina lo que siento por ella. Es mi prima y además mi mejor amiga, tengo miedo a como pueda reaccionar.

FIN

Este es el primer relato erótico que escribo en mi vida. Me encanta escribir aunque no se me da demasiado bien, por lo que agradecería comentarios que me ayuden a mejorar.