Fantasía en el tren

Mientras los kilómetros vuelan ella se concentra en su próximo encuentro

Miro por la ventanilla pero no me fijo en lo que veo. Mi reloj dice que faltan 2 horas para encontrarme contigo. He preferido viajar en tren para este primer encuentro, tal es la excitación que siento, que sé que no podré concentrarme en conducir, mientras pienso en ti y el deseo se apodera de todo mi cuerpo. Aprieto las piernas con fuerza una contra otra, esperando estimular mi sexo y empezar a sentir el preámbulo de lo que vendrá después.

El paisaje se vuelve monótono. Imposible concentrarse en la lectura. Cada página que paso de este libro me acerca más a ti.

Cierro los ojos y me dejo llevar. Pienso en cómo será nuestro primer encuentro….

Llego al Hotel. Hemos quedado en Recepción. Miro hacia todos lados y no te veo. Es extraño. He hablado contigo hace media hora y me has confirmado que ya estabas esperándome. Siento una mirada desde atrás que me recorre de arriba abajo. Noto cómo unos ojos me desnudan en la distancia. Me giro y eres tú. Me observas desde lejos y tu deseo recorre los metros que nos separan. Te acercas a mí despacio. En tus ojos brilla una mezcla de pasión y curiosidad.

Me besas suavemente en los labios. Es apenas un roce, un leve contacto que hace vibrar todos los poros de mi cuerpo. Noto tu olor, mezcla de perfume y de deseo. Te acercas más a mí y entonces noto tu sexo poderoso y erguido frente a mí. Quiero morderte los labios pero sé que debo esperar. Sólo unos minutos más.

En el ascensor estamos solos tú y yo. Pasas tu dedo por mi cuello, bajas por mi espalda y con fuerza, agarras mi culo con las dos manos. Me atraes hacia ti y me muerdes el cuello, con la suficiente intensidad para causarme placer. Me gustaría detener allí el ascensor y seguir con ese juego.

Hemos llegado a nuestra planta. El largo pasillo aumenta mi deseo. Quiero llegar a la habitación y disfrutar de tu cuerpo.

Entramos y cierras la puerta. Allí mismo me empujas hacia la pared, mirando hacia ella. Subes mis brazos y te pegas a mí. Con la fuerza de tu brazo sujetas los míos y la otra mano la llevas hacia mi coño. Tu mano es fuerte y lo agarras completo, como queriendo abarcar para ti lo que tantos días has deseado y no pudiste tener.

Tu polla está dura, la noto contra mi cuerpo y me anima a seguir. Me apartas el pelo y me besas el cuello, lo muerdes con fruición y despacio desde atrás, desabrochas uno a uno los botones de mi camisa. Mi deseo es cada vez mayor. Me desabrochas el pantalón y metes la mano por mis braguitas. Aún tengo puesta la ropa. Me giras hacia ti, con la ropa puesta pero desabrochada y te pones de rodillas. Pasas tu lengua por mis bragas. Me hueles el coño. Me haces desearte y te tomas tu tiempo. Apartas las bragas hacia un lado y pasas tu lengua por mi sexo. Te gusta y me gusta.

Me quitas el pantalón y sigues arrodillado. Bajas mis bragas y hundes tu lengua en mi coño. Tiemblo de placer. Tiemblo pensando en el placer que vendrá después.

Me quitas la camisa. El sujetador deja entrever unos pechos rebosantes de deseo. Mis pezones están duros y llaman a tu boca. Sacas mis tetas de su escondite y lames despacio, recreándote, mientras tu mano sigue en mi coño, que vibra con cada acercamiento. Tu boca lame, chupa, moja y se deleita con mis formas contundentes.

Me besas, me muerdes, tu lengua pasea por cada espacio de mi boca. Me sientes y te siento.

Te quito la camisa, con desesperación. Quiero sentir tu cuerpo, quiero lamente, recorrer cada centímetro de ti, quiero hacerte vibrar de placer y que desees que no pare. Paso mi lengua por tu ombligo. Desabrocho el cinturón, y te quito el pantalón, despacio. Bajo tu ropa interior, veo tu polla latiendo, esperando mi boca, mi lengua y mi saliva. Lamo tus ingles, tu ombligo y tus testículos. Me recreo en ellos, los lamo, los humedezco, y los atrapo en mi boca, mientras te observo. Mi lengua desea conocerte entero. Se desliza suavemente, arriba y abajo. Lamo tu sexo empalmado. Unas veces despacio y otras más rápido. Más suave o más intenso. Con más presión o con menos, tus gemidos me dicen cómo hacerlo, dónde debo comerte y dónde lamerte. Tu polla entra y sale de mi boca, húmeda, caliente, vibrando. Me agarras del pelo. Ahora te chupo con total entrega, con urgencia, queriendo hacer mío tu sexo, disfrutando de tu polla, que ahora es sólo para mí.

Me llevas a la cama. Con mis piernas abiertas, hundes tu boca en mi coño, que te desea y te deleitas en morder, chupar, lamer, mientras metes tus dedos profundamente en mi coño, primero dos dedos, luego tres, por fin cuatro. Siento un gran placer, mis gemidos son cada vez más intensos y ahora besas mi boca. La mezcla de fluidos me excita, los sabores de nuestros cuerpos embriagan mis sentidos.

Estoy lista para recibirte. Quiero sentir tu polla dentro de mí. Quiero notarla profunda y fuerte en mi cuerpo. Deseo que el placer que sintamos sea tan grande que no podamos olvidarlo nunca. Al oído te pido que me folles, que me folles como nunca has follado a nadie, que me penetres hasta el fondo, que me hagas sentir tu polla en el centro de mi cuerpo, absorbida por él, como un solo cuerpo, gozando ambos de las sensaciones que nos produce y mirándonos a los ojos mientras sentimos tan inmenso placer.

Abro los ojos….Estoy a punto de llegar a la estación de tren. Mis pensamientos me llevaron hasta ti y he divagado acerca de cómo me gustaría que fuera nuestro primer encuentro. Ahora…me dirigiré hacia el hotel, ardiendo en deseos y buscaré tus manos para que recorran mi cuerpo tal y como he soñado.