Fantasía de una maestra de escuela

Quería ser follada cómo una zorra, cómo una guarra, cómo una puta, y para ello organicé una cena.

Aquel día estaba dispuesta a romper con todos mis prejuicios.

Así que organicé en mi casa una cena con Julio. Compré dos botellas de buen vino y naturalmente marisco y sushi.

Llegó puntual, a las diez. Yo me había vestido para la ocasión. Un vestidito negro, de tirantes, gran escote y la espalda descubierta. Debajo, un bustier, tanguita minúsculo, ligas y medias. Un disfraz pensé, de autentica puta pija.

Cenamos, y bebimos mientras cruzábamos miradas y conversaciones cómplices. Yo le decía _ esta noche quiero que hagas realidad tus fantasías.

Le decía- quiero ser para ti, una mujer sumisa, quiero que me hagas sentir, follada, amada, y dominada.

Con mi conversación, él se estaba excitando y bebiendo mucho, le sentía caliente, agresivo y yo bajo el tanga notaba mi clítoris duro cómo una roca y mi coñito húmedo. Tanto que sabía que estaba empapando mis muslos y las telas de mi recién comprada lencería.

En los postres, le dije que quería que me atara al cabecero de la cama, y que del cajón superior de la mesilla de noche cogiera algunas cosas que había comprado para él.

Me levanté, me acerqué a su cuerpo, rozándole con mis tetas, que en ese momento sentía duras, cómo nunca y le susurré al oído que me llevara cogiéndome por el pelo a la cama.

Julio, se levantó de su silla, y me agarró de mi melena rubia, y me arrastro hasta la habitación, yo me dejé llevar gimiendo pero tan excitada que pensé que si tardaba mucho en penetrarme, explotaría.

Me arrancó el vestido de 230 euros que me había comprado esa tarde y me ató al cabecero de hierro de mi cama, con él. Luego me abrió de piernas y me ato cada pie a las patas de la cama con las sabanas. Le dije que me tapara los ojos, lo hizo. Sentí cómo abría el cajón de la mesilla, sé que se quedó sorprendido pues, allí había un vibrador enorme, una fusta negra y unas pinzas de ropa.

Dejé que su imaginación volara, él cogió primero la fusta, y me la paso por todo es cuerpo, por mis labios, por mis tetas, por mi coño. Y me golpeo entre los muslos una vez, yo gemí, pero no proteste, así que me golpeo de nuevo. Y me arrancó el tanga, dejando al descubierto mi sexo, rubio pero afeitado. Me abrió sus labios, con la fusta y me golpeo de nuevo, esta vez en el clítoris. Yo para entonces estaba hecha una autentica perra, me retorcía, gemía, y le pedía que me follara. Él se lo tomó con calma, me dejó las tetas al descubierto, y me puso una pinza de la ropa en cada pezón. Yo sufría y sentía placer a un mismo tiempo. Le insultaba, llamándole cabron, diciéndole- es esto todo lo que sabes hacer, ¡cabrón! - le provocaba. Entonces él salió de la habitación un momento, yo no me lo podía creer, le escuche hablar algo, que se me escapaba, por teléfono. Regresó, le pregunté con quien hablaba y me dijo que me callara, que me iba a follar cómo a una puta, cómo a una zorra, cómo a una guarra.

Yo me dejé llevar, era lo que quería, mientras pensaba esto, Julio, puso en marcha el vibrador y sin contemplaciones me lo metió hasta su empuñadura de un solo empujón, a su máxima potencia, en mi coño súper húmedo, pero.....

Grite, de dolor y placer y él me insulto de nuevo, zorra, guarra, puta, perra, te voy a romper el coño y te vas a mear de gusto, puta. ¿No querías esto?, pues toma, zorra.

Yo estaba a punto de tener el orgasmo de mi vida cuando se abrió la puerta de la habitación, alguien entró. Yo me asuste, no sabía quien era y Julio, tan solo me dijo que ésta era su fantasía y que me callara.

Alguien cogió el vibrador que aun tenía dentro de mi, y comenzó a moverlo fuerte, duro, hacía dentro y hacía fuera, girándolo en redondo y rozándolo contra las paredes de mi vagina, arriba, a los lados, abajo. Tenía las medias, el bustier, y el tanga hecho jirones y temí que mi coñito quedara también maltrecho.

Estaba a punto de correrme de nuevo, cuando la persona que estaba metiéndomelo lo sacó y sentí la polla de Julio que entraba en mi con violencia, hasta los huevos que golpearon en mi culo. Estaba caliente, enorme, palpitaba dentro.

Me estaba abrasando, cuando un culo pequeñito, caliente y duro se sentó entre mis tetas. Era una mujer. Sí, una jovencita percibí; e inmediatamente sentí cómo sus manos me cogían del pelo y me metía la cabeza entre sus piernas, una voz de alguien muy joven pero autoritaria, me ordenó que le chupara el coño, que le metiera la lengua en él, me llamo por mi nombre Pilar, me dijo que tenía que lamerlo, chuparlo, comerme su clítoris cómo una guarra, cómo una autentica lesbi, o me castigaría.

Lo hice; sí, le metí la lengua hasta el fondo de su coñito, de un coñito afeitado, pequeño, caliente y húmedo cómo el mío. Se lo chupe, lamí, penetre y mordí cómo una perra, me gustaba su sabor, su flujo entre dulce y amargo. Imaginé que se corría en mi cara, en mi boca y así lo hizo, llenándome de su corrida mientras me llamaba de nuevo guarra, zorra, puta, perra. No sé porque lo hice pero le pedí que me diera una bofetada en la cara mientras me insultaba y me dio una y después otra y sorprendentemente un chorrito de pis, cayo en mis labios y en mis tetas, mientras Julio se corría dentro de mí, con tres sacudidas que me llenaron de su semen, al mismo tiempo que me azotaba con la fusta en mi culo. Me desataron y pero me ordenaron que no me quitara la venda de los ojos, tumbada, la jovencita puso su coñito sobre mi cara y detrás de ella se puso Julio, percibí que la penetraba, y que esto le daba a ambos mucho placer. Me ordenaron que lamiera el coñito de ella, que chupara su clítoris mientras era follada. Julio sacaba de vez en cuando su polla de ella y chorreando flujo la metía en mi boca para que la lamiera y de nuevo la metía en su coño.

Se iban a correr los dos sobre mi cara y así lo hicieron y sus corridas, semen mezclado con flujo comenzó a caer por los muslos de ella y yo se los lamí y me lo tragué todo.

Para ese momento yo estaba que no cabía en mi quería correrme, podía haberlo hecho antes pero sabía que aun quedaba algo para mi, y así fue pues me pusieron de rodillas en la cama y me metieron un vibrador en el coño, ella se puso dándome el culo debajo de mi, y me dijo que la follara, ¿Cómo?, pues el vibrador tenía dos extremos, era cómo los que utilizan las lesbianas, así que la podía penetrar, y cuando lo iba a hacer me dijo que por su coño no, por el culo. Se lo metí hasta el fondo, de un solo empujón, cogiéndola por las caderas, hasta que su culo golpeo mis muslos, yo sentí que el vibrador también entraba en mi hasta dentro. Estaba a la máxima de su potencia, en su culo, en mi coñito. La cogí por los pezones apretándoselos fuerte, y diciéndole aquello que ella me había dicho a mi, puta zorra, guarra, te voy a romper el culo cómo a una perra. Ahora si que me iba a correr, pero antes Julio me agarro las caderas y sin previo aviso me desvirgo el culo, haciéndome gritar de dolor y placer; era la primera vez que me daba por culo, y me corrí, gimiendo, siendo azotada en las nalgas, follada por el culo y fallándome con el vibrador doble a mi misma y a....

.....me quite la venda y al ver lo que vi, me mee de gusto, al mismo tiempo que me corría.

Julio y ella, a ver mi sorpresa y mi meada y mi orgasmo, se corrían conmigo, los tres nos corríamos.

Un chorro caliente de semen entró en mi culo.

Ella, debajo de mi, también se corría con él vibrador clavado en su culito, que también entraba en mi coño.

Yo me derretía, me meaba, gritaba y le daba bofetadas en las nalgas y en la cara.

A la zorra, a la guarra de 18 años, de pelo negro rizado, piel muy oscura, ojos azabache, coño afeitado, cuerpo de ébano duro y atlético, que me estaba follando y que yo conocía.

Era una alumna mejicana de mis clases de ingles en el instituto en el que trabajaba.