Fantasía de un escritor

Un escritor relata una de sus fantasias entre un pintor y su modelo.

Este es mi primer relato, tengo tiempo leyendo los de ustedes y al fin me anime a escribir uno….saludos a todos.

Un café humeante sobre la mesa y un montón de hojas regadas por el suelo testigos mudos de la creación literaria……………..Con lápiz en mano dibujaba el contorno de su cuerpo perfecto, ya estaba en el momento de dar fin a lo que había iniciado unas horas antes cuando en su mente Laura había hecho su entrada por la puerta del departamento; no era la primera vez que Laura aceptaba ese tipo de trabajo, mas bien se diría que era parte de su currículum u hoja de vida.

Cuando el ding-dong del timbre se escucho Eduardo se incorporo de inmediato del mullido sillón rojo, que tenía como sala; ya la esperaba y tenía todo previamente preparado y dispuesto en su lugar. No quería perder ningún instante ya que el trato que había hecho con la agencia que le enviaría a Laura era pago por hora. Además sentía que la sangre le hervía en las venas, se sentía inspirado y no podía darse el lujo de desperdiciar ese momento de ebullición que tienen los artistas.

Laura traspaso lentamente el umbral de la puerta, no se habían visto nunca en sus vidas pero ambos habían quedado impresionados mutuamente. Macho y hembra eran una belleza de su especie. Ella alta, cabello negro, con ojos verdes, sonrisa brillante, pechos firmes y de buen tamaño, cintura diminuta y caderas simplemente excelentes, redondas y duritas (como debieran ser todas las caderas de las hembras), las piernas largas y torneadas, todo ello acompañado de una exquisita tez blanca. Por su parte Eduardo era alto, de cabello rubio y rizado, ojos azules, brazos fuertes y pecho ancho, se notaba en él horas de gimnasio bien trabajado pues su fortaleza se notaba a simple vista, sus caderas eran grandes, duras y firmes excelentes agarraderas para los momentos de amoríos; el color de su piel bronceada hacia el perfecto contraste con el resto de su cuerpo.

Eduardo le ofreció una soda y le invito a despojarse de sus prendas tras el biombo japonés que se hallaba en el fondo de la sala, era la hora; la modelo había llegado.

Mientras los jeans ajustados con los que Laura había llegado caían suavemente al suelo rozando sus hermosas piernas de tez blanca, Eduardo preparaba el lienzo donde debía ser plasmada esa hembra de belleza extraordinaria.

En cuanto Laura apareció en completa desnudez Eduardo abrió los ojos a su máxima expresión y soltó al aire un "Dios Bendito, que mujer…." El breve halago hizo que la mujer sonriera de manera maliciosa; sabia muy bien que los artistas eran hombres de fuego y con pasión abrasadora, además este artista se le hacia demasiado hermoso como para dejarlo escapar. Laura era conciente de su belleza y del efecto que causaba en todos los hombres; además conocía de sobra la perfección de su cuerpo; pues en varias ocasiones ella misma había recorrido con sus manos cada milímetro de su piel, en busca de esas sensaciones que hacen gemir y vaciar la mente. Acompañado de su "Dios bendito, que mujer" Eduardo sintió como su virilidad comenzaba a levantarse y a salírsele de control; no comprendía el porque del efecto de esa reacción si no era la primera vez que veía a mujeres desnudas y hermosas; antes que ella había visto docenas de ellas; pero esta era "especial" ahora el torrente de sangre que le hervía en las venas ya no era de pasión por le arte; si no mas bien de deseo carnal.

Con el pretexto de ser acomodada en la pose ideal, Laura se aproximo al pintor y con el brazo rozo levemente la entrepierna de Eduardo para comprobar lo que sin necesidad de ello era evidente, el miembro del pintor estaba que quería reventar el cierre que lo aprisionaba; de nueva cuenta Laura sonrió para sus adentros y su mente empezaba a imaginarse la escena de pasión que podría ser llevada a cabo en ese mullido sillón rojo. Por su parte Eduardo, en un afán de recuperar su profesionalismo tomo a Laura de los hombros y la condujo al sillón rojo; acomodo sus piernas, sus brazos y su cara de tal manera que pareciera un cuerpo despreocupado y relajado.

Para cuando el pintor había dado la media vuelta en dirección al caballete donde se encontraba el lienzo ya Laura se encontraba mas excitada pues el simple tacto de las manos de quien le había pagado por posar; había hecho que su imaginación viajara a la tierra de las fantasías de caricias, besos y abrazos; trayendo consigo la consecuencia lógica de la lubricación en su vagina.

Eduardo, cogiendo un tizne negro se disponía a iniciar sus trazos en el lienzo, pero la protuberancia en su entrepierna era ya una molestia abrumadora, intento discretamente acomodarse su miembro en forma vertical para ayudar en esta forma a su relajación, algo que era inútil pues teniendo la tentación frente a sus ojos era materialmente imposible relajarse; sin mas remedio que el descaro Eduardo metió su mano al pantalón en dirección a su miembro para acomodarlo de manera que le molestara menos; esta acción era la libertad que Laura esperaba para dar rienda suelta a las fantasías de las que ya disfrutaba tumbada en el sillón; sin mas se levanto y se dirigió hacia Eduardo quien emitió un leve "disculpa pero…" la frase quedo entrecortada mientras sentía que una mano ajena le acariciaba el abultado pantalón, y unos labios se pegaban a los suyos; poco a poco las lenguas iniciaron el rito de caricias mutuas, y las manos hacían sus respectivos recorridos por la piel.

Eduardo enardecido de pasión inicio a despojarse de la ropa que ya le estorbaba, mientras Laura se arrodillaba junto al caballete y frente al pene del pintor, hábilmente se deshizo de los calzoncillos que eran ya la única barrera que se interponía a sus deseos y comenzó una danza lenta y suave de su lengua con aquella verga firme grande y gruesa; cerro los ojos y cerro la boca lo mas que pudo quería disfrutar mamando ese pene perteneciente a un Adonis terrenal; una y otra vez sentía como le penetraba hasta la garganta y volvía a salir; estaba loca, estaba ardiente; por momentos dejaba que aquella verga se escapara de su boca y se acariciaba el rostro contra ella, pasaba sus ojos, su nariz, los labios, las mejillas; hacia que todo su rostro rindiera tributo a esa verga que había estado deseando desde que cruzo la puerta; Eduardo gemía, con suspiros de placer entrecortados; mientras la astuta lengua de Laura jugaba hábilmente con sus huevos, los golpeaba con la puntita de la lengua de abajo hacia arriba y luego los succionaba con su boca y volvía a acariciarlos con su lengua. Eduardo metió su mano izquierda entre los cabellos negros de su ahora postrada amante y la hizo que dejara ese juego con los huevos y le introdujo todo el pene en su boca, un y otra vez entraba y salía ese trozo de carne que conforme mas era mamado mas se hinchaba y crecía.

Definitivamente esas mamadas eran de antología cualquier putita profesional las firmaría como suyas. El pintor retiro su miembro de la boca de aquella boca y levanto del suelo a su dueña; la llevo con pasos pequeños hasta el mullido sillón rojo, la sentó y le hizo abrir sus piernas a su máxima extensión mientras él se sumergía en el abismo de su vagina húmeda y sedienta de la virilidad de un hombre; paso su lengua una y otra vez a todo lo largo de esa vagina, hasta que se detuvo en el clítoris el cual empezó a mamar y juguetear con su lengua a cada acción corresponde una reacción y Laura no era la excepción; cada que Eduardo atacaba y mordisqueaba los labios y el clítoris, Laura se estremecía, gemía, pedía mas, pedía compasión quería que terminaran con su sufrimiento deseaba ya el encuentro con la carne y su sexo.. El pintor quiso hacer su buena obra del día y decidió darle a Laura lo que pedía.

La sujeto por la cintura y lentamente inicio el ritual de la penetración uno a uno los movimientos de ambos buscaban en aquella vigorosa fricción el máximo placer las nalgas de Laura con fuerza arremetían quería ser penetrada hasta la garganta de ser posible sus manos se aferraban a aquellas nalgas duras y deportivas le gustaba ser estrujada, le gustaba ser fornicada, Laura se dio la vuelta y tomado aquella verga con una de sus manos la condujo nuevamente a sus adentros ahora Eduardo tenia el control le estrujaba sus nalgas mientras le mordía la espalda. Mas de una vez la halo por el cabello y masajeaba duramente aquellos senos, como deseaba que eso no terminara.

Coger de esa manera, coger a esa belleza, no era cosa de todos los días; Eduardo se tumbo en el piso y coloco a su hembra encima de él y empezaron a superar sus propios gemidos ella se arqueaba buscando la mayor penetración posible, mientras Eduardo de daba gusto amoldando sus manos en los senos de fina envoltura los estrujaba y mamaba cada que podía, seguramente ustedes han sentido esa sensación que el pintor y la modelo sentían sigue , sigue; por favor no pares ahhhhhhhhhhhhhhhhhh¡¡¡¡¡¡los músculos se tensan los poros se contraen y dos tipos de fluido al mismo tiempo vienen y van, chocan de frente entre si ..El ya eyaculò y ella su orgasmo logro lentamente los cuerpos se aflojan y todos los sentidos comienzan a descansar. Ella se tumba sobre su pecho y él lentamente la vuelve a acariciar.

Después de unos minutos se comienzan a enderezar, Laura le pregunta que si ya pueden continuar; Eduardo solo le contesta que no hay necesidad, el cuadro esta terminado pues la pasión que tenía se acababa de marchar. Laura se vistió de prisa y se dispuso a marchar de la misma manera en la que la vimos llegar……….

De esta manera y concluyendo el dibujo de la silueta del cuerpo perfecto el escritor de esta historia acaricio su entrepierna abultada y sorbió su humectante taza de café…..FIN.