Fantasía de un día normal

Típica fantasía en la que cualquiera puede ser el prota

Me desperté con una buena sensación. Abrí los ojos y te vi chupandomela.

  • Que buen despertar.

Llevo mi mano a tu cabeza cuando me vas a decir algo para que sigas mamando hasta que me la pones lo suficientemente dura.

  • Por que no te desnudas cariño?

  • Por que no mejor me desnudas tú?

Rápido y decidido empiezo a quitarte la ropa, en cuanto abro el sujetador me lanzo a por tus pechos. Sabes que me gustan. Y yo se que te gusta juegue con ellos, mis manos juegan con tus tetas, pellizcan tus pezones. Mi boca te los lame.

Mis dedos bajan por tu cuerpo hasta encontrar la apertura por la que mis dedos se cuelan y te llevan a la lujuria y el desenfreno. Me empujas, de nuevo a la cama. Se que cuando te pones así no hay quien te pare y tampoco es que desee hacerlo. Te subes encima de mi, taladrando poco a poco tu vagina con mi polla.

Lanzas un gemido que me pone el vello de punta, como sabes lo que me gusta. Tus gemidos me vuelven loco, nos movemos a la par. El rebotar de nuestros cuerpos es sumamente placentero.

Por ahora llevas tú la voz cantante. Pero eso no va a tardar en cambiar, se que quieres que te domine y te lo voy a dar. Te aparto de encima mía.

-A cuatro patas zorra.

Mi voz suena autoritaria, tus ojos me miran con lujuria mientras cumples mis órdenes. Pero no va a ser tan fácil. Mis dedos juegan con tu clitoris, me acerco hacia ti y susurro sensualmente:

  • Me quieres dentro tuya?

  • Es lo que más deseo.

  • Pues suplica, me gustan las zorritas que saben su lugar.

  • Por favor, necesito que me la metas.

  • Quien lo necesita?

  • Tu putita

  • Así me gusta.

Mi verga se introduce hasta tu interior. Chillas como la cerda que eres. Contra más guarra te vuelves más me excito, así que te volveré aún más guarra, te agarro del pelo mientras mi otra mano impacta contra tus nalgas en sonoro palmetazo. Me súplicas que no pare, ja como si pensara hacerlo.

Tu coñito es juguetón y disfruta con todo esto, está encharcado, yo también tengo ganas de correrme. Te la saco y te lo digo. No conscientes en desperdiciar tal manjar así que mi polla vuelve a tu boca donde suelta toda tu preciada leche. Te relames.

-Repetiremos?

Te sonrio, sabes que si. La lujuria de nuestros cuerpos no se puede detener.