Fantasía de secuestro y terror consentida. pare ii

PARTE II De fantasía de secuestro. MistressPain vuelve a relazar un secuestro con sus términos con sus esclavo pero con una sorpresa, no estará sola, estará acompañada. Relato para sádicas y masoquistas lleno de dolor, fetiches, restricción, mordazas, guantes...

Segunda parte de Fantasía de secuestro, Publicada en esta misma página. No es necesario haber leído el primer relato, pero si da a conocer mejor a la sádica  MistressPain y cómo sucedieron los acontecimientos para realizar nuestras fantasías de secuestro. Recibí correos que querían leer la parte autocensurada del primer relato, partes más hardcore (duras de relatar)  y aquí las he incluido como la hora de comer o el enema. Este relato si será fundamental para la tercera y ultima entrega. Espero que lo disfruten y si quieren añadir algo u opinar no duden en hacerlo en sumisso22@yahoo.es

CAPITULO I: ANHELO DE SECUESTRO

Habían transcurrido ya 6 meses desde que había realizado la fantasía de secuestro gracias a la señora MistressPain. No había día que no hubiese recordado aquellos momentos  de encierro y castigo en sus manos. Fue la experiencia más impresionante de toda mi vida. Mis recuerdos son  de dolor, castigo, humillación, vejación, poder…. Todo grato en la mente de un masoquista como soy. La señora es la mujer más impresionante que he conocido. Recuerdo mis dudas antes del secuestro, estaba convencido que aquella señora no podría llevar a cabo la fantasía, la menosprecie y antepuse sus limitaciones de  edad  y físico sin apenas conocerla. Fue un gran error, me dio una gran lección. Para aquellos que no la conozcan o no leyeron la primera parte del relato recordaré que MistressPain es una señora mayor de unos 60 años de edad, aunque creo que tiene más, quizás 65, no sabría indicar con exactitud. La señora no esconde su aspecto ya curtido con notables arrugas en su rostro y un cuerpo muy voluminoso que nunca ha disimulado, rechoncho, pasada de sobrepeso, unos 100 kilos, camina lentamente con grandes y obesos brazos y piernas,  pero como indiqué, para mí la mayor belleza de una mujer es su carácter, temperamento, su menté sádica y os puedo asegurar que la señora es la mujer más cruel, sádica y despiadada que he conocido y por tanto la mujer más bella para mí. Tal como se define a sí misma como  una mujer sádica amante de infringir dolor a sus esclavos y cuanto más dolor los  provoca más disfruta, hasta sobrepasar sus límites y castigarlos y torturarlos sin piedad.

Mi cuerpo y mente deseaba volver a repetir aquella maravillosa y tortuosa fantasía de secuestro. Nunca me conformo con algo, siempre pido más y más y había llegado el momento de volver a ser castigado duramente. Decidí escribirla un correo electrónico. Esta vez fui muy amable y educado, aunque también hubo lugar para alguna broma. Escribí que deseaba volver a repetir nuestro encuentro y volver a ser secuestrado en sus manos. Repasé el correo y lo envíe con toda seguridad.

Pasó una semana y no recibí respuesta, quizás no era del agrado de la señora, quizás se había olvidado de mi… quizás…. Mi mente no paraba de pensar. Hasta que  recibí su contestación. Mi corazón se puso al máximo de revoluciones al leer el nombre de la señora MistressPain como remitente del correo. Lo abrí enseguida y no tuve la menor duda que era ella en persona quien me había escrito. Reconocería su forma de hablar, escribir y de dirigirse a mí como un simple esclavo estúpido. Estaba completamente emocionado y no me demoré en leer su respuesta.

“Pensé que no querrías volver a saber nada de mí, que habías aprendido la lección y no tendrías agallas para volver a verme. Observo que estoy equivocada, eres lo suficientemente estúpido para querer volver a vivir un nuevo secuestro. Volverás a tener un nuevo secuestro, ya conoces la condición: traerás firmado este documento aceptando los términos del secuestro y hay varias novedades que te detallo y deberás aceptar si quieras realizar un nuevo secuestro:

-      Serás atado e inmovilizado como yo desee, podré utilizar la forma que considere oportuna para restringir tu movimiento. No podrás escapar.  -. Decía el primer punto.

- Serás  amordazado, de una forma efectiva donde no puedas emitir sonido. No tendré que aguantar  tus quejas ni podrás pedir ayuda, detesto a los quejicas - Rezaba el segundo punto.

- Serás castigado de la forma que yo desee, aplicando la dureza que estime oportuna. Los castigos serán dolorosos y pueden llegar a ser insoportables pero los aceptaras con la dureza que yo decida.

-     Serás alimentado de la forma que estime oportuna, tendrás 2 comidas al día,  pueden ser desagradables pero serás obligado a comer todo durante tu cautiverio, no dejaras una migaja de lo que te traiga- Trataba este punto sobre mi alimentación mientras estuviese en su finca.

- Una vez firmado este documento serás mío  y podré castigarte como deseé, no me detendré aunque llores o supliques, hasta que transcurra el tiempo pactado. No me gusta perder el tiempo, una vez firmado no hay vuelta atrás, no me detendré hasta que transcurra el tiempo pactado. Si lo empiezas, lo terminaras aunque te retuerzas de dolor.

Hasta aquí todos los puntos eran exactamente iguales que el contrato anterior. Esta vez no me tomé a broma sus términos. Ya había experimentado sus métodos, era consciente que podría atarme de una forma muy efectiva, sin utilizar métodos sofisticados pero si completamente restrictivos. Utilizaba cadenas gruesas de metal, muchos  candados, esposas metálicas, cuerdas…. Lo necesario para inmovilizarme dentro del secuestro. En cuanto a su mordaza, sabía que tenía métodos muy efectivos e incluso agónicos para silenciarme, donde no podría quejarme ni emitir sonido de mi boca.  Sus castigos eran terribles, infringía dolor una y otra vez, tenía multitud de métodos, su sed de castigar no quedaba satisfecha y no dudaba al instante en aumentar mi dolor una y otra vez. El cuarto punto había comprobado que era verdad, una vez empezado no había vuelta atrás, no había palabra de seguridad, la señora no perdía el tiempo con esclavos, si firmaba el contrato impondría sus métodos hasta el final del secuestro.

Ahora llegaron las novedades del nuevo contrato,  que me dejaron boquiabierto. Nuevos puntos que debía aceptar:

-En este nuevo secuestro no estaré sola. Me acompañara una amiga, que desea vivir esta fantasía. Todos los puntos aquí escritos abarcaran y dan autoridad a ambas señoras. Podrán castigarte como deseen y   crea oportuno dentro de lo establecido.

-La duración de este contrato será de 72 horas, 24 horas más que el anterior. Tu como esclavo has decidido un nuevo secuestro y las señoras aumentar la duración  y castigos.

-En este contrato, tal como el anterior, podrás tener un deseo que será estudiado  y recibirás respuesta a tu petición.

Quedé impresionado y atemorizado, esta vez no iba a estar sola MistressPain. No daba detalles de su amiga, pero si era igual de sádica que ella, sabía que a sufrir y mucho. Empecé a divagar si su amiga sería joven o madura. Me daba igual, no daba importancia a edad ni físico, si a su carácter sádico. La duración había aumentado, era conocedor de la dureza de  los secuestros de la señora MistressPain, iba a sufrir y aún en mayor duración. Mi petición tenía claro cuál iba a ser, igual que en el anterior secuestro pediría que ambas señoras portasen guantes enfundados en sus manos. Adoraba y a la vez detestaba aquellos guantes negros de goma que tanto dolor me infringieron en mi primer secuestro, deseaba que ambas lo llevaran en sus manos , esperaba que aceptasen mi petición. Era mi deseo fetichista.

Unos días más tarde, recibí un nuevo correo donde me indicaban el día, hora y lugar de ingreso de mi secuestro, que sería la finca de la señora. Aceptaron mi petición de llevar guantes en sus manos durante el secuestro y la señora añadió en su nuevo correo  una de sus frases lapidarias que tanto me atemorizaban.

- Este va a ser tu secuestro definitivo. Vas a dejar de ser un joven estúpido y engreído, vamos a enseñarte modales y a  ser obediente. Vas a vivir una verdadera pesadilla del dolor que te vamos a infligir.¡  Tú lo has deseado¡ te aseguro que vas a odiar nuestros guantes y no querrás volver a vernos más  . Nos odiaras, te lo prometo -.

Sentenció en su comentario. Se me erizó el pelo al leer su frase contundente y aterradora, sabía que podía ser cierta, ya conocía la dureza de la señora, pero nada sabía de su amiga.

CAPITULO II: NUEVO SECUESTRO.

Conduje muy nervioso hasta el lugar indicado. No era mi primer secuestro, pero sabía que iba a ser realmente impresionante. Esta vez no me perdí, conocía como llegar a la finca de la señora. Tras aparcar en la puerta anduve por el sendero del  jardín lleno de tierra y barro. En aquel lugar siempre llovía y el clima era muy húmedo. Llegué hasta el porche exterior y toqué la puerta con mis nudillos. Unos segundos después me abrió la puerta MistressPain. Estaba igual de radiante que siempre. Ya he comentado que es una mujer mayor y pasada de peso, pero mi reina y diosa. Continuaba con su pelo corto completamente rizado lleno de caracoles y sus gafas de visión. Quizás andaba más despacio, algún problema, pero sabía que aquello no la detendría a la hora de producir dolor a sus esclavos.

Me invitó a pasar al interior de su finca, nada más entrar contemplé a otra mujer sentada en el sillón del salón. Era de la edad de la señora, más de 60 años, quizás mayor que mi señora, denotaba más arrugas en su rostro,  de aspecto físico muy parecido a ella. Muy Corpulenta, grandes muslos, piernas, brazos…. Su peso  sobrepasaba 100 kilos. La diferencia que observé era que  tenía el pelo liso y anudado atrás con una goma. Si me hubiesen dicho que eran hermanas me lo hubiese creído, pero no fue así. La nueva señora se llamaba MistressMabel.  La saludé educadamente e hice una de mis bromas, era imposible para mí ocultar mi arrogancia Y estupidez….  Algo que no debía hacer en presencia de las señoras, pero era inevitable para mí, siempre he sido una persona muy habladora, bromista y engreída debido a mi estatus económico.

La señora atisbo una sonrisa y me contesto:

- ¡Es igual de estúpido  que como me has descrito ¡  Tendremos que quitarle la estupidez y sonrisa de su rostro – Le dijo a su amiga MistressPain con tono de burla hacia mí.

Entregué el contrato firmado y mi señora me indicó el camino a seguir, que ya conocía. Hasta el final del pasillo y descender las escaleras que conducían al sótano de la finca. Descendí las escaleras delante de ellas, la puerta del sótano estaba abierta y entré. Nada había cambiado, estaba igual que la última vez. Un sótano lúgubre y viejo, paredes roídas y lleno de humedad. En los extremos de la estancia había un armario donde mi señora guardaba sus objetos de castigo. Había algún enser más alrededor de la habitación, una silla, una mesa.

- ¡Ya conoces como funciona esto ¡ Dirígete  al lado de la columna y desnúdate ¡ - Me ordenó la señora MistressPain.

Obedecí y comencé a desnudarme a la vez que las señoras cerraban la puerta del sótano y la cerraban con llave desde el interior. Mi señora sacó su manojo  de llaves, donde cada llave pertenecía a algún objeto como la puerta, el armario, candados, esposas…. Cerró la puerta con llave quedando encerrados en el interior  y ambas mujeres se acercaron a mí contemplándome desnudo.

- Señora Mabel, ¿quieres atarle o me lo dejas a mí   ? – Pregunto mi señora a su amiga.

- Hazlo tú, por supuesto, siempre se te ha dado muy bien, haz el honor- . La contestó sonriendo.

MistressPain sonrió y se dirigió hacia su armario grande de madera. Agarró múltiples objetos y se dirigió de nuevo hasta la columna situada en el centro del sótano donde me encontraba arrodillado y completamente  desnudo.

- Manos a la espalda, estúpido – Me ordeno.

Obedecí al instante y la señora colocó sus esposas de metal alrededor de mis muñecas. Las cerró, anclando mis manos a mi espalda  y tras un clicccck sonoro en la estancia las apretó duramente sin piedad a mi piel. Igual que en el anterior secuestro las apretó fuertemente, de tal forma que me hiciesen daño  sin dejar de apretarme  y no pudiese quitármelas. No pude evitarlo, me queje por lo apretadas que las colocó. “ Aaahhhh “ , siempre he sido un quejica a pesar de ser masoquista.

- ¡¡Deja de quejarte estúpido¡¡. Conoces perfectamente que no me importa, ya sabes que cuando lleves horas con ellas puestas te apretaran mucho más y... Sabes que da igual No te las voy a quitar ni aflojar – Me recordó la señora.

Continuó inmovilizándome. Colocó unas tobilleras de piel  unidas por una fina cadena en  mis pies en mis tobillos. Las cerró duramente y me ató los pies. Apenas podía mover los pies, solo unos centímetros de separación entre la fina cadena.  Continuó con sus preparativos para inmovilizarme, tal como rezaban los términos del secuestro. Pensé que iba a atarme las esposas a una cadena sujeta del techo como hizo en el anterior secuestro, pero me equivoque.  Colocó un collar grueso de perro alrededor de mi cuello y lo cerró de la hebilla manteniéndolo apretado. Agarró una cadena gruesa de metal, de un par de  centímetros de grosor y colocó un extremo sobre el collar de perro que anudaba mi cuello y el otro extremo sobre una argolla anclada en la columna. Me ató como un perro de presa al que no quieren que se escape.  Terminó el procedimiento anclando un candado sobre el collar y otro sobre la argolla, de tal manera que no pudiese soltarse la cadena ni de mi cuello ni de la columna por más esfuerzo que realizará. Era una cadena bastante gruesa, no podría romperla de ninguna manera y menos quitar los candados con las manos esposadas y sin la llave de los candados.

La SeñoraMabel observaba con una sonrisa en su rostro  como MistressPain me inmovilizaba. Comprobé como era imposible pudiese liberarme. Estaba esposado con las manos en la espalda. Los pies anclados por unas tobilleras y un grueso collar de perro inundado a una cadena gruesa de metal a la columna. Apenas tenía un metro o quizás dos de movimiento si quisiera arrastrarme ya que mi posición no me permitía ponerme de pie.  Una vez terminó de inmovilizarme, la señoraMabel felicitó a mi señora por lo bien que lo había hecho. Era verdad, era imposible pudiese libérame de la columna y de mis esposas. Tendría que ser el hombre de hierro para romperlas, no era el caso.

MistressPain se dirigió hacia el armario donde guardaba sus enseres y agarró un par de guantes de goma y otro par para su amiga. Ambas mujeres comenzaron a enfundarse unos guantes de goma o caucho gruesos hasta el codo. Eran de tipo industrial y apretados en sus manos y brazos,  les llegaban hasta el comienzo del codo.

- Este es el deseo del esclavo. – Menciono mi señora a su amiga.

Observaba atónito y resbalando  baba de mi boca como se enfundaban los guantes largos   gruesos  de goma de  color negro. Eran una talla normal y las señoras tenían unas manos y brazos voluptuosos y carnosos, permítanme la expresión, bastante obesos, por lo que la goma quedaba muy ajustada y tiraban fuertemente para que entraran por completo en sus manos. Terminaron de ajustarse los guantes, les quedaban completamente ajustados, parecía que en cualquier momento podrían reventar los guantes de la presión, pero estaban justo como ellas querían, muy ajustados para darlas facilidad de movimiento. El chirrido de la goma me producía temor mientras terminaban de enfundarse los dedos tirando del extremo.

- Ahora nos falta algo muy importante: La mordaza. Tal como ha aceptado en los términos,  no podrá hablar, quejarse y mucho menos pedir ayuda. Podemos infringirle el dolor que deseemos que no podrá quejarse y así será hasta el final de las 72 horas porque no le vamos a liberar ni le va a escuchar nadie. Tan solo podrá llorar silenciosamente, jajaja – Dijo mi señora  explicando los términos del contrato a su amiga  MistressMabel riéndose.

- ¿Llorar? , odio a los esclavos llorones . Si se le ocurre llorar tendré que aumentar el castigo hasta que deje de hacerlo. ¡¡ Por su bien espero que no llore ,jajaja ¡¡ - Continuaron ambas señoras bromeando y riéndose , a la vez que yo estaba asustado por sus palabras. ¿no podía ni llorar? Me pregunté atemorizado para mis adentros. Finalmente tuve que quejarme, era superior a mis fuerzas .

- Disculpen señoras. Es inevitable que llore si me castigan duramente – Las reproché de forma inconsciente y arrogante.

- Por favor MistressPain, amordázale, ¡¡ y de una forma muy efectiva¡ no quiero escuchar una sola palabra cuando le castiguemos y si se le ocurre llorar...  tendremos  que aumentar el castigo hasta que deje de hacerlo. ¡¡Hoy va a aprender a dejar de ser un joven estúpido y llorón ¡¡. -  Me reprocho la SeñoraMabel, que según sus palabras era igual de sádica que mi señora o quizás más.

MistressPain sonrió e introdujo una mano enfundada en sus guantes negros de caucho  por debajo de su falda. Se bajó sus bragas y las deslizó por su rodillas, tobillos y las sacó por sus pies enfundados en unas botas de lluvia hasta las rodillas que casi siempre portaba debido a la comodidad  y  a la humedad de aquella región. Agarró sus bragas blancas y las hizo un ovillo con su mano enguantada. Eran muy grandes debido a su corpulenta cintura  y gran culo. Serían de una talla XL. Las estrujo una y otra vez hasta hacerlas una pelota entre sus guantes negros y las acercó a mi rostro. Quedé impresionado al observar como sus bragas  completamente blancas de seda  estaban completamente sucias. Tenían unas grandes manchas amarillas y marrones productos de suciedad de orines y de su culo. ¡¡ Eran completamente humillantes¡¡ .Me llegó un fétido olor .

Me quejaría profundamente, ¡¡ eran apestosas aquellas bragas que había llevado durante días ¡¡. Mi chulería y prepotencia de joven asomaron en mi boca. Decidí quejarme y a la vez provocar a las señoras, dar acción al secuestro,  nunca he sido un joven obediente que acepte todo tipo de normas. Cometí el error de provocar a las señoras.

- ¡¡ Eres una puta vieja gorda, no vas a amordazarme con esas bragas asquerosas ¡¡ - La contesté levantando la voz.

La sonrisa de MistressPain se convirtió en una mirada sería llena de odio. Se borró toda sonrisa y su rostro se volvió muy serio. La señora tenía un gran temperamento y rápidamente comenzaba a gritar:

- Te prometo que no vas a volver a abrir la boca en las próximas 72 horas. No voy a consentir una sola falta de respeto hacia nosotras, te voy a amordazar y  no vas a  poder ni quejarte del dolor que vas a soportar. Ya te lo ha advertido la señoraMabel, si se te ocurre llorar te castigaremos más duramente hasta que te quedes sin lágrimas, estúpido. Has decidido que sea por las malas, muy bien, así será. Voy a meterte las bragas hasta el fondo, me da igual si te da arcadas, es tu problema estúpido, haberlo pensado antes. – Me dijo furiosa la señora levantando su tono de voz que retumbaba en la habitación del sótano.

Noté su mano  izquierda cubierta por sus gruesos guantes de goma sobre mi nariz. Atenazó mis fosas nasales fuertemente para que no pudiese respirar por ella, mientras mantenía aprisionada mi nariz acercó el ovillo de sus bragas repugnantes y mal olientes en el dorso de su mano enguantada. Abrí la boca, no tenía otra opción para respirar. No me dio tiempo a respirar, abrí la boca para tomar aire y me encontré sus bragas completamente sucias de varios días  en mi boca, no me dio oportunidad de tomar una bocanada de aire, comenzó a forzar con su mano derecha enguantada las bragas con fuerza para que entrasen en el interior de mi boca. No se conformó con que entraran un poco, apretó fuertemente para que entraran por completo mientras seguía manteniendo mi nariz atenazada con su otra mano. Antes de liberar mi nariz,  pegó un último empujón con su otra mano y consiguió lo que deseaba, que las bragas entrasen por completo hasta la campanilla de la boca para que de esta forma no pudiese emitir un solo sonido. Comencé a saborear un sabor repugnante a orines y suciedad de su culo, era repugnante el sabor que no paraba de degustar. La SeñoraMabel acercó a mi señora un rollo de cinta americana, de color gris de fuerte resistencia.

Pegó un extremo de la cinta americana sobre mi boca y comenzó a dar vueltas y vueltas sobre mi boca, cara, cabeza, pelo…. Estiraba y apretaba para que comprimiese la cinta la mordaza dentro de mi boca. Después de una gran cantidad de vueltas de cinta americana quedé completamente amordazado. Intenté escupir sus bragas pero era imposible, las tenía bien metidas en la boca hasta el fondo y la cinta muy apretada. Sentía nauseas  del sabor apestosos pero ahora ya era tarde, no podría escupir la mordaza de ninguna forma. Me sentí completamente humillado.

- Ya no hay vuelta atrás, estúpido. Lo firmaste en el contrato y sabes que siempre cumplo lo pactado. El secuestro durará 72 horas, nadie podrá escucharte y no vamos a detenernos, vamos a causarte el dolor que te mereces por estúpido y engreído. – Me dijo todavía enfadada por mis insultos.

- ¿por dónde empezamos? – Le preguntó MistressMabel a mi señora.

- Tengo la costumbre de empezar azotando. Que sientan el dolor en su carne durante todo el secuestro. – Respondió MistressPain.

CAPITULO III: A CORREAZOS

Ambas señoras se dirigieron hacia el armario donde guardaban todos los objetos y tras hablar entre ellas en voz baja, agarraron algo entre sus manos y regresaron de nuevo hasta la columna donde estaba inmovilizado en el suelo. Levanté la mirada y contemplé como estaban enrollando una correa de cuero alrededor de la palma de su mano enguantada.  Quedé aterrado, ya había probado los correazos de la señora, eran terribles, no pude sentarme durante una semana del dolor y lo marcado que me dejó.

- La última vez creí que haba aprendido la lección, pero veo que no fue así porque ha vuelto de nuevo. ¡No le azoté lo suficiente¡ – Explicó mi señora a su compañera de secuestro.

- ¿Cuantos correazos recibió  el estúpido? – Le contestó su amiga en forma de pregunta.

- 100 correazos – Respondió la señora.

- Esta vez tendremos que darle 100 correazos cada una. Si te parece bien, le daremos en tandas de 10,  cada tanda será más dura que la anterior, aumentaremos la dureza. Esta vez aprenderá, vamos a romperle el culo a correazos, va a dejar de ser un joven estúpido, va a aprender a respetarnos – Le propuso MistressMabel a mi señora. Ambas sonrieron por la idea.

Comenzó mi señora, comenzó azotándome no muy fuerte, pero si duramente. Eran soportables sus correazos. Me propinó sus 10 correazos. La señora Mabel hizo lo propio con su tanda. Poco a poco pasamos a nuevas tandas y la dureza se intensificó. A partir de la tercera tanda de cada señora comenzó a dolerme el culo considerablemente, llevaba ya muchos correazos y el culo estaba rojo y caliente. Las posteriores tandas fueron aún más dolorosas. Las señoras disfrutaban y reían a carcajadas mientras me azotaban con la correa y yo me arrastraba por el suelo inmovilizado hasta donde permitía la cadena anudada al collar de mi cuello. En las ultimas tandas de azotes, ya eran muy dolorosos los correazos, no podía defenderme, ni tapar mi culo expuesto ante las señoras. El dolor era muy intenso y ya brotaron las primeras lágrimas de dolor. La señora Mabel se percató de mi llanto, se inclinó hasta el suelo donde me encontraba y me acarició suavemente la cara con su mano enguantada.

- ¡ Ohhhh, ya estas lloriqueando¡ Te lo advertí no me gustan los llorones. Tendré que enseñarte a no lloriquear, a aguantar tu dolor como un hombre, pero veo que no eres más que una perra. Te enseñaré a dejar de llorar. Vas a recibir la siguiente tanda de 10 correazos de una forma que te convencerá a dejar de hacerlo. – Me reprochó duramente.

-      SeñoraPain, ¿puedes sujetarlo para que no se mueva ? Voy a propinarle los 10 correazos más duros de toda su vida, aprenderá a obedecer. Le dije que no me gustan los llorones pero no me hizo caso. – Preguntó a su amiga si podía sujetarme aún más para que no pudiese ni arrastrarme.

MistressPain se colocó a  mi lado y fue totalmente cruel conmigo. Se inclinó hacia el suelo y noté su mano enguantada agarrando mi pelo. Recordé el anterior secuestro, descubrí que la encantaba tirar del pelo con una fuerza bruta que te saltaban las lágrimas del dolor, creías que te iba a arrancar el cabello de la dureza. La goma de su guante atenazaba el cabello y podían ser muy dolorosos sus tirones. Deseaba por dentro que no lo volviese a hacer, Nooo, noooo. Estaba completamente amordazado y mis suplicas no emitieron sonido, agarró mi pelo y me levanto del suelo con un tremendo tirón. Ahhhhhhh, era muy doloroso. Me mantuvo en el aire sujeto por el pelo entre su mano de goma y sonrió a su amiga.

La señora Mabel dio un paso hacia atrás y descargó la correa con gran dureza. Inclino su cuerpo hacia atrás y me azoto despiadadamente en mi trasero. El dolor fue insoportable. Comencé a llorar más aún por el dolor, tanto del correazo como de mi pelo sujeto.

-      Uno. Te quedan 9 iguales y si sigues llorando cuando termine, comenzaré de nuevo. Aprenderás a dejar de ser una puta llorona-.

Descargó la correa otra vez y luego otra vez. Fueron los correazos más dolorosos de mi vida. El dolor fue insoportable, era como la lava de un volcán contra mi trasero. Me ardía la piel de mi culo a cada correazo. Recibí los restantes correazos mientras me sujetaba duramente mi señora por el pelo. No deje de llorar, todo lo contario, se intensificó.

- Ohhh , ¡ sigues llorando ¡ Tendremos que seguir insistiendo en tu comportamiento. La señora MistressPain tendrá que seguir enseñándote a obedecernos. No nos gustan los llorones. ¿SeñoraPain, crees que puedes superar la dureza de mis azotes?-. La preguntó riéndose mientras me humillaba.

Mi señora se ajustó la correa contra la palma de su guante negro con dureza y se acercó a mí. Acepto el reto de su amiga.

-      Sujétalo bien querida, Hoy le vamos a romper el culo a correazos. No volverá jamás a desear un nuevo secuestro. - . Sentenció mi señora muy seria.

MistressMabel apoyó su bota contra mi cara apretándola contra el suelo y así inmovilizándome para que no pudiese arrastrarme. Mi señora descargó unos terribles correazos contra la piel de mi culo. El dolor fue realmente severo. Nunca me había azotado con tanta dureza, estaba enfurecida y a la vez disfrutando de infligir tanto dolor a un esclavo. Utilizó su fuerza bruta azotándome. Me dejó el culo completamente dolorido, magullado. Lloré como nunca antes de tanto dolor. La señora quedó satisfecha con su castigo. Esta vez no podría sentarme durante semanas.

- Te advertimos que te romperíamos el culo a correazos. Nos odiaras te lo prometo, esto solo ha hecho nada más que empezar. Atado y amordazado no podrá salvarte nadie…¡  ohhh que lastima . Tenemos muchas horas por delante para seguir castigándote. Te prometo que desearas escapar, gritar, pedir ayuda….  Voy a asegurarme que no puedas hacerlo y recibas un dolor insoportable. Firmaste el contrato y lo vas a cumplir. Esta vez vamos a ser muy duras contigo, necesitas disciplina, obediencia… - Me dijo con un tono completamente sádico, nunca la había visto tan despiadada.

- De momento hemos terminado. Vas a quedarte aquí calladito y esperando nuestro regreso. Nosotras vamos a descansar. Cuando regresemos continuaremos tu castigo. Será la hora de comer y ya sabes que tragaras lo que te demos como firmaste. No vas a volver a hacer lo de la última vez, fue un desastre. – Me recordó.

- ¿Qué ocurrió la última vez? – Preguntó la señoraMabel intrigada a su amiga.

- Me desobedeció, le traje comida de perro y la rechazo. Le castigué y le hice tragar mis propias heces, pero fue un desastre,¡¡ no paraba de gritar y llorar y puso todo perdido¡¡ - La contestó mi señora malhumorada recordando nuestro último encuentro.

- No te preocupes querida, Esta vez no lo va a hacer,¡¡ ya estoy yo aquí¡¡. Te prometo que va a tragar hasta la última gota de comida que le demos, sin rechistar, protestar, ni gritar. Lo hará calladito y tragando. – Dijo cruelmente la SeñoraMabel.

Contemplaba inmovilizado y amordazado su conversación, estaba aterrado. ¡¡ Otra vez no iba a pasar por aquello¡¡ . Las señoras tiraron del extremo de sus guantes y se los quitaron de sus manos y brazos. Los arrojaron contra el suelo y se dispusieron a abandonar la habitación. Atravesaron la puerta y cerraron desde el exterior con llave dejándome allí encerrado, inmovilizado y amordazado sin poder hacer nada para evitarlo.

CAPITULO IV HORA DE COMER. CAPITULO SIN OMISIÓN.

Transcurrieron varias horas allí encerrado. El secuestro solo había comenzado y estaba realmente asustado, aquellas dos señoras eran terriblemente sádicas. Esta vez iba a ser todavía mucho más duro el secuestro que tanto había deseado. El tiempo pasaba y las señoras no regresaban, continuaba bocabajo en el suelo, atado de pies y manos con cadenas y unas esposas. No podía hacer nada para escapar, era imposible y tampoco pedía gritar, pedir ayuda o llamar a las señoras. Mi boca estaba amordazada con unas bragas sucias que cada vez sabían peor, no paraba de degustar restos de sabor de orines y suciedad. Aquella mordaza era cruelmente humillante y detestaba aquel sabor.

La puerta se abrió y aparecieron las señoras. Cerraron nuevamente la puerta con llave desde el interior, algo que no era necesario, no podía escaparme, pero no corrían riesgos, había firmado el contrato y no me escaparía por mucho que lo deseara. Una de las señoras portaba un cuenco hondo de cristal para ensaladas. Lo destapó y me lo enseño. Era una ensalada de lechuga y tomate. Algo realmente apetecible. Supuse que esa sería mi comida, pensé que se habían apiadado de mí.

Mi señora agarró el cuenco profundo de cristal y se marchó a un lado de la habitación. No pude observar que hacía ya que la cadena anudada al cuello no me lo permitía Hice un esfuerzo, me giré  arrastrándome en el suelo y levanté la cabeza. Observé como MistressPain estaba defecando sobre el cuenco de cristal repleto de ensalada. ¡¡ Aquello era repugnante ¡¡. Cuando termino se acercó la señoraMabel e hizo lo mismo. Era completamente repugnante aquella comida llena de heces de las señoras.

Ambas señoras recogieron los guantes de goma gruesa del suelo y comenzaron a enfundárselos de nuevo. Escuché el chirrido de la goma que producían, ya que las quedaban tan ajustados en sus carnosos brazos que no entraban. Tras terminar de ajustárselos cuidadosamente y con esfuerzo  una de las señoras se dirigió hacia un extremo de la habitación y agarró una silla que colocó al lado de la columna donde me encontraba encadenado. Me agarró por el pelo la SeñoraPain con una fuerza brutal obligándome a sentarme sobre la silla mientras la otra señora me ató la cintura  con una cuerda a la silla. Ahora estaba encadenado y atado sobre la silla sin saber que pretendían, pero pronto lo averiguaría.

Una señora me mostró el cuenco de cristal repleto de ensalada de tomate y lechuga y por desgracia estaba repleta de heces de ambas señoras. Metió la mano enguantada y comenzó a removerlo todo cuidadosamente. Me quitaron la mordaza con esfuerzo debido a lo apretada que estaba y las vueltas de cinta americana. Una señora se colocó detrás de la silla donde me encontraba atado y encadenado y la otra frente a mí. Concretamente la señoraPain a mi espalda y su amiga Mabel frente a mí.

- Ahora vas a comerte todo. No vas a dejar una migaja. Voy a quitarte la mordaza y estarás calladito con la boca abierta – Me reprendió.

No pensaba tragar aquella apestosa ensalada llena de heces ni loco. Me quejaría rotundamente, gritaría, haría lo que hiciese falta para evitarlo.

- ¡¡ No pienso tragar esta porquería¡ os la podéis comer vosotras ,viejas gordas . Si es necesario gritaré y se enterará todo el vecindario. – Las amenacé.

- ¡¡ Ohhhh, no vas a poder gritar¡ nos vamos a asegurar de que así sea. Solo tragaras y tragaras. – Me recriminó la SeñoraMabel que fue la artífice de aquella idea repugnante.

La señoraPain me rodeó por detrás con uno de sus brazos carnosos y voluptuosos. Sujeto mi cabeza con su antebrazo por mi cuello, presiono duramente contra ella para que no pudiese moverme ni ladear la cabeza. Fui a gritar y quejarme, pero no pude hacerlo, me tapo la boca por detrás con su otra mano enguantada mientras seguía sujetándome con una fuerte llave de inmovilización  sobre mi cuello. Sus brazos voluptuosos me apretaban con fuerza.

- Hmmm hmmmm – Solo podía articular ese sonido  de mi boca tapada por su guante de goma apretándome la boca fuertemente.

- ¡ Te reíste  de mí la última vez¡. Escupías todo y no parabas de gritar. Tuve que abandonar el intento, pero hoy será diferente. Hoy vas a comerte todo el cuenco, vas a tragar nuestras heces hasta terminarlo por completo. Las instrucciones son muy fáciles- Me reprendió por mi último comportamiento y continuo dándome sus instrucciones.

- Tragas, ¿quieres respirar?  pues tragas. Cuando te tape la nariz tú abres la boca y tragas. Si no tragas, no respiras. Te prometo por mi nombre MistressPain, que hoy vas a tragar todo, desobedéceme y no te dejaré respirar. No vas a volver a reírte de mí nunca más. Olvídate de pedir ayuda o gritar, ¡¡ no te voy a dejar¡ vomita y te lo hago tragar todo de nuevo. Tú decides. No volverás a burlarte de mí. Vas a tragar mierda durante todo tu secuestro, te lo prometo, es lo único que vas a comer estos días, me he cansado de tus estupideces y burlas, te voy a enseñar que nadie se burla de mí. ¿crees que bromeo? Te aseguro que no, me vas a odiar como te prometí, eres un joven estúpido y arrogante que voy a enseñar a obedecer, cueste lo que cueste, tengo mucho tiempo por delante y olvídate de salir de aquí antes de 72 horas.

Nunca me había hablado de esa forma, estaba muy dolida conmigo, debido a mis impertinencias, arrogancia, faltas de respeto, burlas….  Se la había acabado la paciencia. Estaba aterrado. Esta vez intente gritar pero de verdad, para pedir ayuda.

- Socooorrooo ….mmhhhhmmmm – No pude terminar de gritar cuando me tapo la boca de nuevo con sus guantes de goma.

Me tapó la nariz con su mano izquierda enguantada  mientras me acorralaba con su antebrazo  derecho  desde atrás bien sujeto  por el cuello sin dejar moverme.

- señoraMabel, ¡comienza, ¡ va a tragar todo, me voy a asegurar de ello y si vomita comenzamos de nuevo – Dijo cruelmente y muy enfadada.

Estaba realmente aterrado. Nunca la había visto tan enfadada, ya había agotado su paciencia con mis tonterías y desobediencias. Me lo dejó bien claro el día que la conocí que no tolera la falta de modales, desobediencia, estupideces … y había hecho una tras otra provocándola hasta que la señora MistressPain se enojó duramente y estaba dispuesta a darme una lección que nunca olvidase.

La señoraMabel sonrió y acercó el cuenco repleto de ensalada y las heces de ambas señoras. Metió su mano enguantadas hasta los codos y agarró un buen puñado entra la palma de su mano. Acercó su guantes repleto de aquella apestosa comida y al instante la señora Pain dejó de taparme la boca para esta vez tapar la nariz. Esperó pacientemente unos segundos y al abrir la boca la señora Mabel introdujo todo su guante dentro de mi boca portando aquel alimento indeseable. Forzó con dureza para que entrara todo y mi señora sujetándome duramente con su antebrazo no me dejó ni un instante para escupirlo, dejo de atenazar mi nariz y me tapó la boca.

- ¡Come estúpido¡  Hoy no vas a escupir nada. Traga o no respiras, tú decides …. Me dijo duramente.

No tuve más remedio que tragar aquella repugnante comida. Tras mucho esfuerzo lo trague pero el guante de la señora  ya estaba de nuevo frente a mi boca.  Repitieron su coordinación, una me tapaba la nariz y al abrir la boca introducía su guante repleto de más y más comida. Se aseguraba desde atrás mi señora que no pudiese escupirlo tapando con dureza mi boca. El proceso se volvió repetitivo. Ambas señoras estaban disfrutando humillándome por completo. Se reía entre ellas y me obligaban a tragar una y otra vez.

- Acostúmbrate cerdo, es lo único que vas comer durante este secuestro. Acabaste con mi paciencia, voy a hacer que me odies, no vas a desear más ser secuestrado – Me dijo acercando su voz a mi oído mientras continuaba sujetándome fuertemente  desde atrás.

Mi alimentación duró un tiempo que para mí se hizo infinito, nunca terminaba el cuenco, parecía que se reproducía. Introducían más y más comida sin dejarme apenas respirar, y mucho menos poder quejarme,  me tapaban la boca y si no tragaba también la nariz al tiempo.

Terminé de tragar todo el cuenco de ensañada y heces. Las señoras se dieron por satisfechas pero por supuesto mi secuestro no había terminado, estábamos en el primer día.

CAPITULO V: CONTINÚA EL DOLOR

La señora MistressPain se dirigió amablemente a su amiga:

- Por favor querida, ¿puedes acercarme su mordaza?- Se refería a sus sucias bragas que estaban en el suelo con las que me había amordazado anteriormente.

- El estúpido, está deseando gritar y pedir ayuda, pero no va a poder hacerlo. Firmó claramente que no me detendría hasta que transcurriese el tiempo pactado. Ahora le vamos a enseñar a obedecer. Va a recibir mucho dolor, tanto que no querrá haber deseado su secuestro – Le dijo a su amiga y compañera de secuestro.

- Por supuesto que si amiga, yo voy a ayudarte. Tengo unas buenas ideas que no le van a gustar nada. Ahhhh y si llora…. Tendremos que duplicar su dolor hasta que deje de hacerlo, detesto a los llorones y no para de desobedecernos. Te aseguro que se va a quedar sin lágrimas de tanto llorar de dolor – Dijo cruelmente su amiga.

La señora comenzó a amordazarme de nuevo, metió sus grandes bragas sucias de una talla enorme dentro de mi boca hasta el fondo y comenzó a enrollar mi boca y cabeza con cinta americana, dejándola bien apretada. Terminó de amordazarme y se dirigió a su amiga. Comenzaron a hablar en voz baja sin que pudiese escucharlas y comenzaron a reír. Se acercaron ambas hasta el armario donde guardaban todos los instrumentos de castigo y agarraron varios objetos. Se dirigieron de nuevo hacia a mí y mi señora  mostró las pinzas metálicas para pezones que portaba en su mano enguantada.

- SeñoraMabel, Estas pinzas las fabriqué yo. Conseguí unas pinzas de metal, las uní con una cadena y las cambié el muelle por uno más duro que cierra con mayor contundencia. Aprietan fuertemente donde las coloques, quizás demasiado fuerte. Las probé en varios esclavos, pero  las aguantaron unos pocos minutos. Salieron huyendo de dolor. El estúpido está atado y amordazado, no podrá huir ni quejarse. ¡Podemos dejárselo puestas el tiempo que queramos que no podrá quitárselas¡ - Dijo La señora a su amiga con un tono de voz burlesco hacia mí.

- Que cruel querida,jajaja. Sigues siendo igual de sádica que siempre. Es decir, si se las dejamos puestas una hora se retorcerá de dolor, ¡los demás esclavos las aguantaban minutos¡ .jajaja – Comenzó a desternillarse de risa la SeñoraMabel por la ocurrencia de la señora.

- ¿Quién ha hablado de una hora?, las llevara todo el tiempo que me plazca – Sentenció enfadada mi señora.

- Me parece perfecto, y si cuando regresemos está llorando y desobedeciendo, tendremos que duplicar el castigo, Respondió la señora Mabel aumentando su crueldad.

- ¡Que cruel querida¡ – Respondió mi señora. Se estaban divirtiendo mucho a mi costa.

La señora MistressPain Colocó una de sus pinzas en unos de mis pezones y sentí un dolor terrible. El muelle de las pinzas era muy duro y apretaba con dureza. Posteriormente colocó la otra pinza unida por una fina cadena de metal en mi otro pezón y el dolor se incrementó.  Agarró mi pelo y tiró de el con tremenda dureza inclinando mi cara hacia atrás frente a la suya.

- El dolor va a ser insoportable, ¡ así aprenderás a obedecerme ¡ Las llevaras bien apretadas  el tiempo que yo estime oportuno.  Voy a causarte mucho dolor, has acabado con mi paciencia, te lo vuelvo a repetir…. Me vas a odiar…. solo vas a recibir dolor y dolor y olvídate de escapar hasta que se cumpla el tiempo pactado. Vas a vivir un infierno en mis manos y no podrás ni llorar, ya que la señoraMabel entonces duplicará el dolor hasta límites infinitos. – La señora  comenzó a reírse cruelmente.

-

-

El dolor de la pinzas era muy fuerte. Sería inaguantable aguantarlas varias horas. Apretaban muy fuerte. Deseaba llorar, pedirla perdón, suplicarla, pero no podía, sus bragas estaban encajadas hasta casi la garganta degustando un sabor horrible. Este secuestro era mucho más duro y cruel que el anterior. Tenía razón la señora, comenzaba a odiarla, solo producía dolor y más dolor.

- Ahora me toca a mí - dijo la señora Mabel agarrando un cepo de madera. La otra señora eligió como instrumento de castigo un cepo de madera. Lo colocó sobre mis testículos y comenzó a cerrarlo girando una pequeña manivela. La madera comenzó a apretar y aprisionar mis huevos con dureza. Era bastante doloroso. En un momento comencé a sentir un fuerte dolor proveniente de las pinzas metalizas aprisionando mis pezones y otro fuerte dolor de mis testículos aprisionados por el cepo de madera.

Ambas señoras quedaron satisfechas por el castigo que estaban impartiendo. Decidieron abandonar el sótano y marcharse, dejándome allí soportando mi castigo. No podría quitarme las pinzas ni el cepo de ninguna forma, solo podía esperar el regreso de las señoras. Mientras tanto no tenía otra opción que sufrir el intenso dolor sin poder ni quejarme, ni pedir ayuda.

CAPITULO VI: LA TRAICIÓN DE LA SEÑORAMABEL

Lo que ocurrió a continuación fue sorprendente. Algo que no me esperaba. Me dejó confundido y a la vez aterrado. Continuaba soportando el dolor de mis pinzas y del cepo encerrado a oscuras en el sótano, desconozco el tiempo que había transcurrido porque perdí la noción, pero fue suficiente para recibir un verdadero castigo. La puerta se abrió y respiré aliviado. Las señoras regresaban para concluir mi castigo. Mi gran confusión se produjo cuando solo entró en el viejo sótano la señoraMabel. Cerró la puerta con llave desde el interior, portaba el manojo de llaves de mi señora y quedé encerrado a solas con ella en la habitación. Se acercó hasta mi la SeñoraMabel y se inclinó hasta mi donde me encontraba tumbado en el suelo. Dirigió  su tono de voz muy serio:

- Tu señora, está descansado. Ha realizado mucho esfuerzo hoy. Me ha pedido que sea yo quien baje al sótano y te libere de tu castigo.-.

En mi interior comprendí que la señora estaba algo enferma, caminaba más despacio, lo observé desde el momento que entré por la puerta en mi nuevo secuestro.  Me sentí triste.

- Tu señora está siendo demasiado comprensiva contigo, la desobedeces, faltas al respeto e incluso la has insultado hoy. ¡¡Se ha vuelto demasiado blanda¡¡. No te preocupes, estoy yo aquí. Voy a enseñarte a obedecer y  a respetar y sobre todo a no lloriquear cuando te castigan. El contrato que firmaste fue con la señora, no conmigo. ¡Voy a enseñarte disciplina de verdad¡ Duermo bastante poco, así que mientras duerme tu señora yo te voy a castigar como te mereces. ¡¡ Va a ser una noche muy larga para ti¡¡.  – Termino de explicarme porque ella estaba sola en el sótano.

Quedé aterrado. Aquella mujer me tenía inmovilizado y amordazado a su mercede y me había insinuado que iba a ser muy dura, más que mi señora. No iba a respetar el contrato firmado con mi señora. ¡¡Aquello no era justo¡¡. Quería quejarme a mi Señora Pain, pero no podía hacer nada. La señoraMabel  estaba allí por su propia iniciativa sin respetar las condiciones de mi señora.

MistressMabel  comenzó a quitarse su blusa y su falda. Se quedó en sujetador negro y bragas negras con un liguero que sujetaban sus grandes medias en sus poderosas piernas. Era más voluptuosa que mi señora y seguramente que mayor en edad. Era una mujer bastante mayor de edad. Comenzó a enfundarse los guantes de goma negros en sus brazos. Escuchaba el chasquido de la goma entrando por sus brazos y manos con dificultad por lo  apretados que la quedaban en aquellos carnosos y gordos brazos. Se quitó sus zapatos quedando descalza sobre sus medias negras y volvió a hablarme:

- Los modales que tu señora no te ha enseñado,¡ te los tendré que enseñar yo¡. Vas a aprender lo que es el verdadero dolor estúpido – Me dijo cruelmente.

Estaba aterrado, deseaba escapar o gritar o pedir ayuda a mi señora. MistressMabel me había asustado, podía ser más despiadada que mi señora. No podía escapar, solo observar como la señora abrió el armario donde guardaba sus enseres mi señora. Agarró una cuerda  y regresó con ella. La anudó a mi cuello y posteriormente a mis esposas situadas en mis manos a la espalda. Tras varios nudos, no comprendía que pretendía, pero pronto lo averigüe. Al tratar de moverme, la cuerda se tensaba y atenazada mi cuello sin dejarme respirar. No podía moverme, ni arrastrarme, ya que la cuerda sino apretaría mi cuello sin dejarme respirar. ¡¡Debía estar completamente quieto¡ ni arrastrarme podía. Antes me daba unos metros la cadena de mi collar sujeta a la columna, pero ahora la cuerda no me dejaba moverme lo más mínimo, ni siquiera mis manos esposadas ya que apretarían la cuerda al cuello. Era un nudo restrictivo que nunca había visto.

La señora semidesnuda vestida con sus bragas y medias negras agarró la correa de piel de nuevo del armario. Se detuvo frente a mí, la observé aterrado, era muy poderosa, muy grande, fuerte, obesa. Era un insecto a su lado. Aquella vieja señora me provocaba  mucho temor. Se anudó el cinturón de piel en su mano enguantada y volvió a hablarme:

- ¡¡ Ahora vas a aprender lo que son unos buenos correazos ¡ tú señora es demasiado piadosa contigo. Te aseguro que no vas a poder apoyar el culo durante mucho tiempo. Ahhhhh…. Ya sabes…. Si lloras continuaré una y otra vez hasta que dejes de hacerlo. La noche va a ser muy larga te lo prometo, Vas a aprender modales. – Sentenció la señora duramente.

Deseaba escapar pero no podía moverme un milímetro, la cuerda era muy restrictiva a mi cuello. No tuve más remedio que quedarme completamente quieto y la señoraMabel comenzó a descargar su correa con gran fuerza sobre mi dolorido culo. Mi piel estaba magullada pero a la señora no la importó, la azotó y azotó una y otra vez. Comencé a llorar y ella tal como prometió intensifico el castigo, me azotó más duramente.  Fue interminable su azotaina de correazos, cada vez que lloriqueaba aumentaba el número de correazos. Dejó mi culo completamente magullado con sabañones y morado.

Terminó su castigo con la correa. Nunca había recibido tal castigo y dolor, ni siquiera de mi señora. Fue más escrita que ella. Tenía razón, se me quitaron las ganas de desobedecer o fatlar al respeto, era lo último que haría en este momento.

- La señoraPain me ha hablado de vuestro último encuentro, ha mencionado en concreto  que no soportaste su enema, el que ella fabricó. La goma era demasiado gruesa y finalmente no aguantaste el dolor y utilizaste su movimiento de seguridad. Quedó bastante decepcionada contigo.¡¡ No te preocupes¡¡ ahora voy a aplicarte un enema de verdad, me da igual lo gruesa que sea la goma ,¡ va a entrar por completo te lo aseguro¡. Si te atreves a llorar lo detendrás muuuucho tiempo, toda la noche si es necesario. Yo no soy tu señora, a mí no vas a faltarme al respecto. -  Me dijo seriamente sin ningún tipo de broma.

Observé como la señora se dirigió hacia el armario y agarró la goma del enema que mi señora había fabricado y una bolsa donde introducía el líquido y conectaba con la goma. Se acercó hacia mí de nuevo agarrando ambos objetos.

-      Tu señora tenía razón, ¡es demasiado gruesa la goma ¡ pero no te preocupes va a entrar en tu culo. Podemos hacerlo por las buenas, sé un joven obediente, te relajas y te dolerá menos o podemos hacerlo por las malas, meto la goma  sin compasión en tu culo, tú eliges…. – Me amenazó la señora.

Traté de escapar o gritar, pero no podía,  a mis esposas y a la cadena se había unido la cuerda que me apretaba en el cuello  y me dejaba sin aire  sin intentaba mover las manos. Lo intenté, pero fue absurdo solo conseguí quedarme sin aire unos segundos. Mi movimiento enojó  a la señora.

- Has elegido que sea por las malas. La señora introdujo el extremo de la goma en mi ano y poco a poco fue introduciéndola en mi interior. El dolor fue inaguantable, me quedé sin aire debido a la cuerda al  tratar de moverme pero eso a la señora no la detuvo, continuó introduciendo la goma sin piedad en mi ano. Finalmente la introdujo y lloraba como una perra de dolor.

- ¡¡ Ohhhh ya estas llorando¡¡. Te lo advertí.

La señora saco la goma de mi culo y sonriendo dijo:

- Volveré a meter la goma de nuevo. No tengo prisa, tenemos toda la noche, puedo estar sacando y metiendo la goma toda la noche en tu culo. Deja de llorar y quizás continúe con el enema, mientras tanto la sacaré y volveré a meter una y otra vez, cada vez seré menos delicada. No te va a hacer gracia cuando la fuerce de golpe – La señora tiró del extremo de su guante y se lo ajusto a sus dedos para darla mayor movimiento en sus manos enguantadas. Forzó de nuevo la goma y la introdujo apretando sin compasión provocándome un dolor insoportable.

La señora aplicó el castigo por completo, una vez me hizo sufrir con la gruesa goma en mi ano, introdujo el líquido y lo tuve que retener bastante tiempo mientras ella sonreía sentada sobre una silla observándome.

Me castigó duramente, tras terminar y quedar satisfecha. Se dirigió muy seria hacia mí:

- Esto que ha sucedido esta noche, ni se te ocurra comentárselo a MistressPain. Si se te ocurre decirla algo tendrás un problema muy serio conmigo. Puedo regresar mañana por la noche y castigarte muy duramente, esto no será nada. Puedo ponerte una sonda en tu pene que te causará un gran dolor, o quizás  apriete el cepo en tus huevos  con una presión muy grande hasta que no puedas más….  Tú decides…. Este será nuestro secreto . Sentenció la SeñoraMabel amenazándome, ya que sabía que su amiga no toleraría se saltase las normas del secuestro.

CAPITULO VII: SILENCIO

Al día siguiente continuó mi castigo. Bajaron al sótano m señora MistressPain y la SeñoraMabel.  Ambas me castigaron muy duramente, pero mi intención era explicar a mi señora como su amiga se había saltado las normas del secuestro.  Estaba atado, encadenado y amordazado muy eficazmente, no podía contárselo, debía aprovechar algunos momentos que no estaba amordazado, sin perder el tiempo ya que apenas me dejaban hablar. Mi oportunidad fue durante la hora de la comida. Traían una apestosa comida que debía comer sin rechistar y para ello debían quitarme la mordaza. No perdí el tiempo y justo cuando me quitaron la mordaza, aproveché para contar a mi señora lo que había hecho durante la noche la SeñoraMabel.

- Señora, anoche su…. HHHHHHmmmmmmmm – Traté de contárselo y chivarme de lo sucedido, ya que era intolerable.

No tuve tiempo, la SeñoraMabel me tapo la boca con su guante de goma y apretó fuertemente, no me dejó la oportunidad de poder hablar.

- Señora Pain, déjeme a mi esta vez ser quien le sujete e impida que grite - Le dijo a mi señora sonriendo. No era porque quería cerciorarse que comía todo, era para que no pudiese hablar y contar lo sucedido. Se aseguró la SeñoraMabel desde atrás sujetándome que no tuviese un solo segundo para abrir la boca y poder hablar. Me tapaba la boca con fuerza con sus guantes sin dejarme oportunidad. Una vez terminaron de alimentarme nuevamente. La señoraMabel fue quien cogió la mordaza  del suelo, las apestosas bragas con las que había sido amordazado desde el inicio del secuestro.  Fue mucho más cruel y despiadada que mi señora, introdujo las bragas dentro de mi boca y apretó hasta demarrarlas bien metidas hasta el fondo. Era completamente agónica su mordaza, pero era lo que pretendía, sufrimiento y que no pudiese hablar. Acercó su rostro al mío y en voy muy baja me susurró al odio:

- Esta noche te haré una nueva visita yo sola. Has intentado decírselo a tu señora, te dije lo que ocurriría si lo intentabas. Esta vez tu enema va a ser mucho más doloroso, voy a meter la goma sin ningún tipo de delicadeza en tu culo,  voy a procurar te duela todo lo posible y cuando termine…. Tengo algo especial para ti…. Una sonda para la uretra que entrará por tu pene, esta vez si vas a llorar  de dolor. Vas arrepentirte estúpido- Me susurró muy enojada.

Los acontecimientos que sucedieron posteriormente serian fruto de otro relato pero he de contar que la SeñoraMabel cumplió su palabra, me visitó de noche en el sótano donde me encontraba encadenado y  amordazado y recibí un terrible castigo. La señora era igual o quizás más sádica que la señora Pain.  Al terminar de castigarme volvió a amenazarme:

- Espero que esta vez lo hayas entendido, no se te ocurra contar nada a tu señora de mis visitas nocturnas o quizás tenga que volver a castigarte  y de una forma mucho más severa – Me amenazó duramente.

Por supuesto que no la hice caso, había incumplido las reglas y ocultado cosas a mi señora. En el momento que terminó el secuestro consentido y  fui desatado y me quitaron la mordaza se lo conté a MistressPain. Ella entró en cólera, su amiga la había traicionado y aprovechado de su esclavo o futuro esclavo ya que todavía no lo era oficialmente. La hecho de su casa con su mal carácter y la dijo que nunca quería volver a verla. Me quedé triste por el suceso pero ella se lo había buscado.

Antes de cerrar la puerta y marcharse la SeñoraMabel me hablo duramente:

- Te arrepentirás estúpido… volveremos a vernos te lo prometo – Sentenció con un tono de voz muy serio y se marchó de la vieja finca tras ser expulsada por su amiga dominante, mi señora.

Continuara…. 3º y última parte.

Para cualquier comentario: sumisso22@yahoo.es