Fantasía de secuestro y terror consentida
¿Cómo sería la fantasea de secuestro de un esclavo masoquista ? . En este relato se describe como una vieja señora pacta un secuestro con un esclavo, el cual recibe verdaderos castigos, humillaciones, vejaciones.... Le quitará las ganas de su fantasía. Relato con castigos, humillaciones, fetiches..
FANTASÍA DE SECUESTRO
Todas las personas tenemos nuestras fantasías sexuales. En este caso ¿cuál es la de un esclavo masoquista?, puedo responder por mí. Ser secuestrado, atado, amordazado y se sometido a castigos muy dolorosos e interminables. No poder escapar, ni moverme, ni gritar, ni emitir sonido alguno. Ser castigado sin poder hacer nada por evitarlo por una mujer cruel. Que parezca lo más real posible ¿Cómo sería mi fantasía de secuestro – internamiento? Aquí la respuesta. Escríbeme si te ha gusta el relato y comparte tu fantasía.
PARTE I: MISTERIOSA PÁGINA WEB
Desde que tengo uso de razón una de mis fantasías ha sido ser dominado física y psicológicamente por una mujer. Me adentré muy pronto dentro del sadomasoquismo, viví mis primeras experiencias y pronto me di cuenta que realmente era una persona masoquista, amante del dolor. Todas las experiencias me sabían a poco, deseaba más dureza, y cada vez que tenía un nuevo encuentro no me saciaba, necesitaba más y más dolor. Fui aumentando mi nivel de exigencia, sesiones sadomasoquistas más duras, pero seguían sin ser lo que deseaba. Un día vi una película donde una mujer tenía retenido a un hombre, le tenía encadenado en su sótano y le sometía a múltiples humillaciones y castigos para vengarse de el por lo que la había hecho. Desde que vi esas escenas, mi mente supo perfectamente que aquella era mi fantasía sexual aunque sin el contexto de la película. Pasó el tiempo y seguía con la fantasía en mi cabeza, no la había hecho realidad, podía haber pagado a una mujer para realizarla, no tengo problemas económicos, pero no deseaba aquello, porque lo haría solo por dinero y realmente ella no disfrutaría realizando mi fantasía. Necesitaba que a la otra persona le agradara mi fantasía, se involucrara y le produjese placer el poder castigarme, humillarme e incluso torturarme. Necesitaba una persona complementaria a un masoquista como yo soy, una mujer sádica amante de producir dolor.
Encontré navegando por internet una página web por casualidad, era de ambiente sadomasoquista, nunca la había visto, era espectacular aquella página. En un apartado indicaba que dejará reflejado mi fantasía y otras personas podrían contactar conmigo. No dudé y al instante lo hice. Escribí y escribí mi fantasía a lo largo de varios párrafos. Describí como mi fantasía era y es ser secuestrado – internado por una mujer cruel, ser atado, amordazado y recibir todo tipo de castigos y humillaciones y no poder hacer nada para evitarlo, solo recibir más y más castigos. Era fantasía y no se haría cierto, así que exageré incluso en mi descripción.
Apagué el ordenador y de pronto me di cuenta que se me había olvidado un detalle. Regresé de nueva al ordenador y pinché en la última página web visitada, me salió un mensaje que indicaba que aquella página no existía y nunca había existido. No entendía nada, hace unos momentos había estado dentro de la página escribiendo mi fantasía y ahora me daba error que no existía. Lo intenté de nuevo pero me seguía indicando que aquella página nunca había existido. Algo extraño, pero tampoco le di más importancia.
Unos días más tarde, recibí en la bandeja de entrada de mi email un extraño correo. Una tal señora Mistress Pain me había escrito. El mensaje era escueto, indicaba que había leído mi fantasía e indicaba que era de su agrado pero dudaba que yo estuviese preparado y dispuesto para realizarla. Rápidamente tocado por mí orgullo la contesté, indiqué que era el sueño de mi vida poder realizar aquella fantasía y que estaba totalmente preparado, y la pregunté si ella realmente era la que estaba preparada para realizarla. La reté descaradamente.
No recibí respuesta hasta unos días más tarde. El correo fue mucho mejor que el anterior, con más detalles. Había una foto de Mistress Pain. ¿Tenéis curiosidad por saber cómo era?, si pensáis que era una mujer joven despampanante, de gran belleza física, estáis muy equivocados, este no es vuestro relato. Era una mujer mayor, quizás 60 años, quizás más, no sabría decir, a simple vista podría ser mi madre e incluso más bien mi abuela. En la foto aparecía una mujer con un impermeable negro parada frente a la puerta de una vieja finca. Cabello corto, moreno, pero muy rizado con muchos caracoles ondulados en su cabello. No había sonrisa en su expresión, mirada dura e intimidante. Su rostro reflejaba arrugas de la edad, quizás demasiadas arrugas, era bastante mayor, creo que me había quedado corto en mi primer cálculo de su edad. Portaba unas gafas gruesas de visión en sus ojos. Una sensación de miedo me invadió, no había visto un rostro tan serio y fulminante antes. Su cuerpo era de complexión grande, pesada, muchos kilos de más, aproximadamente 100 kilos de peso, pero con estatura media, no era baja. Una mujer grande y fuerte de tamaño voluminoso. Vestía unas botas negras de goma para la lluvia y su impermeable negro ya mencionado. Las foto podría ser portada de una película de miedo. Lo que vi me agrado, nunca me ha interesado el aspecto físico, más bien el psicológico y aquella mujer despertaba un gran interés en mí, su mirada seria y dureza me había cautivado. No era belleza lo que desprendía, sino dureza, firmeza y seguridad.
Debajo de la foto había varias líneas escritas donde hablaba de ella brevemente. Se definía como una mujer estricta, amante de la disciplina y el orden, no toleraba la desobediencia y la rebeldía. Una mujer sádica amante de infligir dolor, cuanto más dolor infringía más disfrutaba. Detestaba a los esclavos inútiles y arrogantes, solo la producían la sensación de castigarlos hasta sobrepasar su umbral de resistencia y disciplinarlos hasta verlos llorar y suplicar. En las últimas líneas, había de nuevo una pregunta, ¿te atreves a llevar a cabo la fantasía?
Nunca me he creído nada sin comprobarlo, sus palabras producían temor, pero no me creía que aquella mujer de aquella edad pudiese castigar a un esclavo. Volví enseguida a contestarla y pequé de todos mis defectos; arrogancia, incredulidad, prepotencia… La contesté de forma amplia que estaba preparado para la fantasía y de nuevo la pregunté de forma arrogante si lo estaba ella. Volví a retarla subestimándola poniendo en duda que fuese ella quien pudiese realizar la fantasía, ella ya tenía una edad y no la veía capaz de infligir dolor.
PARTE II: EL CONTRATO
La primera conversación telefónica que tuve con ella me dejó impactado. No había conocido mujer más severa y segura de sí misma. Me llamó una tarde que estaba en mi despacho. Escuché una voz dura, grave, producto de la edad. La saludé educadamente e intenté mantener una conversación agradable, soy una persona educada y muy charlatana que sabe atraer a los demás. Toda mi palabrería no sirvió de nada.
- No se te ocurra volver a hablar sin que te pregunten. Hablaras cuando te dé permiso estúpido – Cortó tajantemente mi labia verbal y palabrería.
Mantuvimos varias conversaciones a lo largo de los días siguientes. En todos ellos escuchaba y si me preguntaba, contestaba. En una de sus conversaciones me dijo que estaba deseando realizar aquella fantasía. Había despertado en ella unas ganas enormes de castigarme.
- Eres justo todo aquello que aborrezco, un esclavo prepotente, arrogante que se creé en poder de la verdad y control de todo y luego… no son nada. ¿sabes lo que hago con estos esclavos?- Me preguntó dejando en el aire la pregunta.
- No señora - contesté educadamente, esperando su respuesta.
- Los machaco hasta que caen rendidos en mis botas suplicando clemencia y cuando esto sucede intensificó su dolor hasta que no pueden más y una vez que esto sucede aumento más su dolor hasta convertirlo en una pesadilla que desean despertar y nunca termina. Les quito toda arrogancia que hay en ellos- Me dijo con un tono muy serio.
Se hizo unos segundos de silencio por sus duras palabras y no pude evitarlo:
- Jajajajajajajajajajaja - comencé a reírme descaradamente, me burlé de ella, salió al exterior lo peor de mí mismo, mi arrogancia, incredulidad… Estaba casi seguro que aquella mujer mayor no podría hacer el daño que prometía, ya tenía una edad. Continúe riéndome a carcajadas una y otra vez sin poder evitarlo. Aquello enojó a la señora Mistress Pain. La dí a entender descaradamente y sin preámbulos que ella no era tan dura y severa como aparentaba. Continué con mis risas y burlas menospreciándola. Esta vez me retó ella a mí:
- Te voy a enviar las condiciones de tu secuestro, un contrato. Te voy a indicar un día, hora y dirección y si traes el contrato firmado no habrá vuelta atrás. Te voy a tratar de una forma especial, ¿te ríes ahora? Te aseguro que se te quitaran las ganas de reírte estúpido, voy a tratarte como nunca antes lo había hecho a ningún esclavo, No tendré la mínima piedad contigo, vas a vivir una verdadera pesadilla y yo la voy a disfrutar mucho. Voy a causarte el dolor que nunca he llegado a producir a otro esclavo, voy a disfrutar viéndote llorar desconsoladamente.Tu vivieras tu fantasía y yo la mía; causar el dolor que nunca antes he causado. Me reprendió malhumorada con rabia debido a mis burlas hacia ella.
Se me quitó la risa de inmediato. Su Tono de voz era muy serio y enojado, no bromeaba.
Recibí el contrato unos días más tarde.
¿Tenéis curiosidad por saber en qué consistía el contrato? .Bien, era un contrato de 20 puntos muy claros y concisos, cada uno de ellos intimidaba más. Entre los puntos más importantes declaraba lo que me podría ocurrir y yo estaría dispuesto a aceptar si lo firmaba. A modo de ejemplo puedo citar los puntos más importantes orientados al secuestro:
El esclavo abajo firmante acepta las siguientes condiciones:
- Serás atado e inmovilizado como yo desee, podré utilizar la forma que considere oportuna para restringir tu movimiento. No podrás escapar. - . Decía el primer punto.
- Serás amordazado, de una forma efectiva donde no puedas emitir sonido . No tendré que aguantar tus quejas ni podrás pedir ayuda , detesto a los quejicas - Rezaba el segundo punto.
- Serás castigado de la forma que yo desee, aplicando la dureza que estime oportuna. Los castigos serán dolorosos y pueden llegar a ser insoportables pero los aceptaras con la dureza que yo decida – Un punto que me intimidaba por completo a pesar de mi incredulidad.
- La duración del secuestro será de 48 horas. Ni una hora más ni una menos. – Dejaba clara la duración de esta fantasía este punto.
- Serás alimentado de la forma que estime oportuna, tendrás 2 comidas al día, pueden ser desagradables pero serás obligado a comer todo durante tu cautiverio, no dejaras una migaja de lo que te traiga - Trataba este punto sobre mi alimentación mientras estuviese en aquella finca.
- Una vez firmado este documento serás mío y podré castigarte como deseé, no me detendré aunque llores o supliques, hasta que transcurra el tiempo pactado. No me gusta perder el tiempo, una vez firmado no hay vuelta atrás, no me detendré hasta que transcurran las 48 horas pactadas. Si lo empiezas, lo terminaras aunque te retuerzas de dolor. – Este era el punto que más temor y respeto me producía, una vez firmado no había forma de escapar o terminar el secuestro.
Había varios puntos más, donde se fijaban límites intraspasables ya hablados y un último punto donde me daba el privilegio de poder elegir un deseo o voluntad en relación al secuestro pactado. No tuve la menor duda, soy fetichista de guantes, deseé como el que pide un deseo a una lámpara de Aladino que llevara mi captora guantes en sus manos. Ella me concedió el deseo, Cuando la conté mi deseo, que llevará guantes en sus manos en todo momento del secuestro, me respondió:
- Muy bien así lo haré, llevaré guantes en todo momento, conseguiré unos especiales solo para ti, pero te aseguro que terminaras aborreciéndolos , te van a causar tanto dolor que no querrás ni verlos, los odiaras y suplicaras me los quite, aborrecerás tu fetiche – Me dijo seriamente.
PARTE III: EL ENCUENTRO
Anduve con el coche dando vueltas desorientado sin encontrar el lugar indicado. Tenía una dirección, pero estaba situada en un pueblo remoto completamente confuso sin calles, solo con fincas grandes esparcidas unas de otras. Me perdí y finalmente un hombre muy amable me indicó cual era la finca que yo buscaba. Ya llegaba tarde, precipitadamente aparqué en la puerta y me dirigí a la puerta de la entrada de aquella finca de grandes dimensiones. La puerta metálica, estaba abierta, me adentré por un terreno lleno de tierra lleno de maleza y plantas situadas a mí alrededor. Anduve por un pequeño camino de piedras que atravesaba el terreno y me llevaba hasta una puerta de madera que indicaba la entrada al interior de la casa rustica.
Toque la puerta y esperé completamente nervioso. Unos segundos después me abrió la puerta una señora. Rápidamente la conocí por la foto, era la señora MistressPain. , la señora que me había citado en aquel lugar para poder hacer realidad mi fantasía, que a la vez sería la suya. Mi vista recorrió disimuladamente a la señora de arriba abajo. Observé que vestía como en la foto que me mando; un impermeable oscuro, deduje que era por la humedad de aquel lugar, unas botas de goma negras muy grandes y pesadas hasta las rodillas,, debido a la constante lluvia que caía en aquella zona. La miré fijamente a los ojos y vi el furor de sus ojos, te traspasaba con la mirada, muy seria, dura y cara de pocos amigos, no había lugar para tontería o bromas. Denotaba la edad en su rostro, no la disimulaba, sus arrugas recorrían su cara, era realmente mayor, seguramente me triplicaba en edad, era bastante mayor, una autentica abuela, pero se conservaba muy ágil a pesar de su enorme cuerpo, voluptuoso y de grandes dimensiones. Pero para mí era la mujer más bella de todo el reino.
- Llegas tarde – Me recriminó con tono serio escuchando su voz grave.
- Lo siento señora, me perdí- La contesté disculpándome.
- No quiero excusas estúpido. ¿has traído el contrato? – Me preguntó.
Saqué de mi bolsillo el contrato plasmado en papel. Me había olvidado de el durante unos minutos, pero en los últimos días me quitaba el sueño aquel trozo de papel.
Me invitó a pasar cortésmente al interior de aquella vieja finca. Cogió el trozo de papel y comprobó que era el original y estaba firmado. Lo guardó en el bolsillo de su impermeable.
- Muy bien, no habrá más demoras. Tu secuestro va a comenzar. Sígueme – Me ordeno.
La seguí por un amplio salón con una acogedora chimenea, desembocaba en un largo pasillo con varias habitaciones y al final del extenso pasillo aparecían unas escaleras de madera que descendían hacia el interior de la tierra. Anduve tras de ella, observando su gran tamaño y el chirrido de sus botas de goma que producían a cada paso, estaban mojadas y desprendían un sonido chirriante en cada movimiento “ criiicccck, criiiikkk “ Bajamos unos diez escalones y llegamos a una gran puerta de madera. Sacó de su impermeable un llavero con muchas llaves y abrió la puerta. Me invitó a pasar primero con un gesto en su mano. Pasé a la vez que la señora daba la luz. Observé una gran estancia, llena de humedad, suelo de cemento sin asfaltar y paredes descascarilladas. Estaba repleto de trastos y enseres apoyados a lo largo de las paredes, pero dejaba el centro y los contornos libre de espacio. Acumulaba muebles antiguos y objetos personales pegados junto a las paredes. La estancia era muy grande y sin duda se trataba de un sótano donde guardaba toda su vida.
Mientras yo contemplaba el lúgubre sótano, la señora Mistress Pain entró tras de mí a la instancia y cerró la puerta con llave desde el interior. Aquel gesto me intimidó. Ambos estábamos encerrados en aquel frio sótano, con la diferencia de que ella era quien portaba las llaves.
- Desnúdate y colócate de rodillas bajo la cadena – Me ordenó con tono serio.
No me había percatado de la gruesa cadena que colgaba de una viga del techo. Estaba situada en el centro de la habitación, bajo un pilar grueso de estructura de la finca. Obedecí y comencé a quitarme pantalones, camisa, ropa interior… Mientras la señora se dirigió hacia un mueble apilado junto a la pared, abrió un cajón y agarró algo con sonido de un tintineo metálico. Se acercó hacía mí, mientras yo esperaba desnudo tal como me había ordenado bajo la cadena de metal.
- Manos a la espalda – Volvió a ordenarme con su voz grave.
Obedecí y tras colocar las manos a mi espalda, sentí como se inclinaba levemente y rodeaba mis muñecas con un objeto metálico. Eras unas esposas de metal y de las de verdad, nada de juguetes eróticos. Me rodeó mis muñecas con el metal de las esposas y las cerró duramente apretando mis muñecas. Noté cierta presión, pero nada comparado cuando volvió a regularlas y las cerró con mucha más dureza, utilizó su fuerza para cerrar y dejarlas muy apretadas a mi piel, tanto que mis muñecas no cedían un ápice y eran mordidas por el metal. Las esposas arañaban mis manos duramente.
- Ahhhhhggssssss – Solté un quejido involuntario por el dolor, estaban muy apretadas.
- No quiero una sola queja, te las acabo de poner, no te imaginas lo que te dolerán cuando lleves horas con ellas puestas. Las vas a llevar todo el secuestro - Me dijo para intimidarme, y lo consiguió, a la vez que cerraba las esposas con una pequeña llave que portaba en su llavero.
Agarró mis muñecas esposadas a mi espalda y las levantó hasta la altura donde colgaba la gruesa cadena. Colocó un candado entre las esposas y la cadena, de tal manera que mis brazos quedaban inclinados hacia atrás e inclinados hacia arriba sujetos por la cadena. Una posición bastante incomoda. Continuó con mis pies, sacó de un cajón unas tobilleras de piel y las colocó a la altura de mis tobillos. Cerró las tobilleras y la hebilla que portaban y para mi sorpresa las ancó a unas pequeñas argollas sujetas en el suelo a mis pies. Debido a mi nerviosismo no me había dado cuenta que había dos argollas incrustadas en el suelo. Colocó dos candados, uno en cada tobillera contra la hebilla y la argolla del suelo, para que quedaran sujetas al suelo y no pudiese moverme ni pudiese desprenderse la hebilla que las mantenía cerradas, manteniendo mis piernas bien abiertas y pies anclados al suelo . Nunca había sido atado o encadenado de esta manera, quedé completamente inmovilizado entre las esposas y las tobilleras y tantos candados. La posición era incomoda y no me permitía moverme.
Me di cuenta, que apenas en unos minutos había quedado inmovilizado. No podía mover las manos, mi cuerpo, ni tampoco los pies. Estaba encadenado totalmente y sin margen de movimiento. Había sido reducido en aquel pequeño espacio dentro del sótano sin posibilidad de movimiento. La señora denotaba bastante experiencia y tenía todo bien preparado para mi llegada.
Estaba completamente nervioso e inmovilizado en aquel lúgubre sótano. Escapar era imposible, salvo que fuese un superhéroe que pudiese romper la gruesa cadena, esposas y tobilleras. Intenté quitarme las esposas o tobilleras, solo para comprobar la dureza de mis ataduras y comprobé que estaba realmente inmovilizado, no volví a intentarlo más, sería absurdo intentarlo, no iban a ceder un milímetro mis cadenas y era lo pactado y deseado. Permanecí expectante en aquella incómoda posición a nuevos acontecimientos. Mi captora continuaba moviéndose por la habitación, el sonido de sus enormes botas de goma seguía chirriando a cada paso que daba, estaban mojadas y producían un continuo criiicc criccc a cada paso que daba en aquella instancia.
Levanté la mirada y giré la cara hacía atrás con dificultad debido a la incómoda posición y observé como la señora, se estaba quitando el impermeable y lo colocaba sobre una silla de madera que había en un lado. Debajo portaba un vestido largo y negro hasta las rodillas. El vestido era sin mangas, dejaba al descubierto sus voluminosos brazos, muy carnosos y obesos. . Era bastante grande y fuerte aquella señora, su piel denotaba ya su edad. La señora se acercó hacia mí de nuevo tras agarrar de nuevo algo entre sus manos.
Comprobé fascinado como la señora portaba algo en sus manos, sujetaba entres sus manos unos guantes negros de caucho, largos y de goma gruesa, industriales para limpiar poceras. . Comenzó a enfundarse los guantes, sus manos y antebrazos eran tan amplios que no entraban ya que los guantes eran de una talla media o pequeña, ella hizo fuerza y poco a poco comenzaron a entrar en sus manos y brazos, mientas escuchaba el rechinar de la goma al forzarla para encajarla en sus brazos. Tras mucha dificultad comenzó a introducir los guantes en sus dedos, la quedaban muy ajustados, parecía que la goma iba a reventar en cualquier momento de lo apretados que la quedaban .Me equivocaba, no iban a reventar, estaban justo donde ella querían, ajustados y dándola facilidad de movimiento en sus manos. Eran una talla inferior a su brazo, la quedaban muy justos, no la sobraba espacio, ni se la caerían de los antebrazos debido a lo apretados que la quedaban. Justo como ella quería para tener facilidad de movimiento.
- Pediste guantes, ¿verdad?, aquí los tienes. Te prometo que los odiaras, solo te producirán dolor. Vaya ¡¡ Me encantan – volvió a incriminarme sobre sus guantes intentando provocarme miedo mientas ella los observaba y terminaba de ajustárselos a su mano.
La señora Mistress Pain se acercó de nuevo hacia el cajón de uno de los muebles y agarró una cinta de embalar de color gris. Se dirigió hacia mí con ella sobre sus manos enguantadas.
- Me falta un último detalle…. Amordazarte – Me dijo con tono serio y grave.
Había conseguido intimidarme, estaba completamente inmovilizado, no podía moverme, ni escapar, estaba encadenado y repleto de candados .Nunca antes había estado inmovilizado de manera tan restrictiva. Si me amordazaba quedaría completamente a su merced, sin posibilidad de hacer nada, ser un mero objeto. Me entró miedo debido a la situación que me encontraba y traté de persuadirla que no me amordazara.
- No es necesario señora, no hablaré si lo desea – La dije educadamente y nervioso intentando persuadirla.
- Ohhh, ya lo creo que es necesario. ¿Te acuerdas del punto que has firmado? …. No pienso aguantar tus gritos desconsolados, quejidos y llantos de niña. Voy a castigarte como nunca antes los había hecho a ningún esclavo, te has burlado de mí y eso no lo voy a consentir. Por otro lado, voy a asegúrame que nadie pueda escucharte, ¿alguien sabe que estas aquí?... ¿ verdad que no ?. Olvídate de que alguien pueda ayudarte, firmaste el contrato estúpido, nadie te va a ayudar, porque intentarás pedir ayuda, pero no podrás. Ahora prepárate para vivir una verdadera pesadilla llena de dolor y sufrimiento. Lloraras y lloraras pero nadie podrá oírte, jajajajjaa - . La señora comenzó a reírse a carcajadas. Tan pronto reía como me hablaba de una forma muy seria. Me producía temor aquella vieja señora.
Quedé asustado por sus palabras, pero era cierto que había firmado el contrato y bien claro fijaba el punto que sería amordazado. ¿Aquello era una fantasía de secuestro pactada, o era un secuestro de verdad por mis faltas de respeto y burlas?, quedé atemorizado y mis dudas me invadieron, estaba confuso. Intenté de nuevo persuadirla, suplicarla que no me amordazará, que no gritaría ( si lo hacía sería un mero objeto a su merced) , pero no causo mis suplicas el menor efecto. Comprobé como comenzó a introducir su mano enguantada por debajo de su vestido y comenzó a bajarse sus enromes bragas blancas por sus muslos y pantorrillas. Se inclinó y agarró sus grandes bragas negras por debajo de sus botas de goma con una mano enguantada a la vez que las estrujaba haciéndolas un ovillo.
- Ahora abre la boca, estúpido - Me ordeno.
Me negué a abrir la boca, el miedo me controló, ¡¡ iba a amordazarme ¡¡ y estaba asustado - Traté de resistirme cerrando la boca y apretando la mandíbula para que no pudiese hacerlo.
La señora se detuvo con sus bragas en su mano enguantada a escasos centímetros de mi boca y se enojó al observar mi reacción de resistencia.
- Hay una cosa que debes saber y que por tu bien no la olvides. Si te doy una orden la obedeces, porque si no, por las malas será mucho peor. Ahora vuelvo a repetirte la orden: ¡Abre la boca ¡ – Volvió a insistir endureciendo su tono de voz mientras seguía sujetando su mordaza frente a mi rostro.
Continué cerrando la boca desoyendo su orden para que no pudiese amordazarme. Al no obedecer, al instante noté su mano izquierda sobre mi nariz. Estrujó mi nariz y la atenazó entre sus dedos de goma impidiendo pudiese respirar por ella. Mi respiración nasal quedó cerrada por sus dedos de goma.
- Te dije claramente que una vez firmado el contrato no me detendría. No vas a hacer perder mi tiempo. No vas a emitir sonido alguno en las próximas 48 horas te lo prometo. No abras la boca si no quieres,¡¡ te asfixiaras¡¡. - La señora esperó pacientemente mientras atenazaba mi nariz entre sus dedos mientras mantenía mi boca apretada y cerradasin poder respirar.
Quedé aterrado, intenté suplicar o pedir auxilio, ¡¡aquello era un secuestro de verdad¡¡. Seguía atenazando mi nariz entre sus dedos y al abrir la boca para pedir auxilio lo único que me encontré fue sus grandes bragas sucias en la comisura de mis labios, no me dio tiempo a decir una sola palabra, introdujo un extremo de sus bragas en mi boca, Una vez introdujo un extremo de la mordaza, apretó fuertemente con la yema de sus dedos enguantados para que entraran al interior de mi boca. Comenzó a forzar y forzar más y más sus dedos, poco a poco iban entrando sus bragas dentro de mi boca. Al poco tiempo comencé a quedarme sin aire, tenía atenazada mi nariz entre sus guantes desde hacía unos segundos y mi boca permanecía inflada de la tela de su mordaza.¡ Necesitaba oxígeno¡ pero la señora seguía presionando sus bragas dentro de mi boca sin soltar mi nariz. Sus dedos enguantados continuaban empujando más y más para que la mordaza entrara por completo dentro de mi boca. Dio un empujón final y finalmente entraron por completo sus bragas en el interior de mi boca. La introdujo demasiado dentro, las tenía hasta la campanilla. Soltó mi nariz y respiré exhausto, creí que iba a asfixiarme, llevaba tiempo sin respirar. Tapó mi boca con su mano para que no pudiese escupir la mordaza y continuará bien profundas dentro de mi boca, pero al menos liberó mi nariz.
Saboreé un hedor dentro de mi boca, sus bragas estaban tremendamente sucias. Sabían a orines y restos de su ano. Deduzco que las había llevado puestas durante varios días, el sabor era muy fuerte y repugnante. Me sentí completamente humillado sin poder hacer nada para remediarlo, nunca antes me había sentido tan humillado. La señora pegó el extremo de la cinta de embalar gris sobre la comisura de mis labios y comenzó a envolverme la boca, posteriormente la cabeza y repetidamente comenzó a dar vueltas y vueltas con la cinta sobre mi boca, pelo y cabeza. Tensó la cinta para que quedara muy apretada. Tenía la boca llena de sus sucias bragas y a la vez apretadas por la cinta. Dio una vuelta más y otra, no paró de dar vueltas. Se cercioró que no pudiese escupir la mordaza, era imposible, estaba muy apretada y había dado muchas vueltas sobre mi boca. Era una sensación de agonía y humillación. Traté de gritar y no se escuchó sonido alguno de mi boca, no podía mover la lengua, estaba completamente rellena de sus bragas. Traté de escupirlas pero era inútil, estaban demasiado profundas y no podía escupirlas, llevaba varias capas de cinta gris en mi boca y cabeza. Estaba completamente amordazado sin poder emitir el más mínimo sonido. Mi boca comenzó a degustar un sabor muy fuerte y humillante restos de suciedad y orines. No podía hacer nada para evitar aquel sabor y cada vez era más intenso.
- Ahora nadie podrá salvarte, estúpido. No va a escucharte nadie, voy a castigarte como te mereces. Eres tan estúpido que buscaste tu fantasía, me encontraste y yo te acepté. Tú me lo pagaste riéndote de mí edad, una vieja chocha y gorda que no sería capaz de castigarte. Me humillaste, y faltaste al respeto. Nunca antes ningún esclavo lo había hecho. Voy a tratarte como te mereces, vas a vivir las peores 48 horas de toda tu vida y nadie va a escuchar tus llantos y quejidos. – Fulminó la señora provocando mi absoluto pánico.
¿Aquello era parte de la fantasía o estaba hablando de verdad? Estaba aterrado. Traté de nuevo de escapar o gritar, pero era imposible, no podía moverme un milímetro, esposado y encadenado de pies y manos y, para rematar mi i boca completamente inflada, amordazada y humillada por sus sucias bragas.
- Comencemos tu castigo – dijo la señora sonriendo.
PARTE IV: A CORREAZOS SE APRENDE
Mistress Pain se dirigió hacia uno de los cajones de los muebles que había en el sótano. Sacó algo de su interior y se giró dirigiéndose hacia mí de nuevo. Contemple a la vieja señora dirigiéndose hacia mí con un cinturón de cuero grueso sujeto entre sus guantes de goma. No era un cinturón de hombre, era de mujer, grueso ancho de los que se colocan de complemento alrededor de la cintura. Caminó despacio hasta situarse a escasos centímetros de donde me encontraba encadenado. Comenzó a enrollarse el extremo del cinturón grueso sobre la palma de su mano para que no se la escapara y hacerlo más corto y manejable. Azotó su mano enguantada con su cinturón produciendo un chasquido sonoro. El ruido que produjo mostraba que aquello era doloroso.
- ¡Te reíste, te burlaste, “una anciana como yo no puede causarte dolor “ me repetiste¡ A ver si ahora piensas lo mismo estúpido ¡ .-Me dijo a la vez que dio un paso más hacia mí. Se situó a un lado mío con el chirrido de sus botas de lluvia. Se inclinó hacia el suelo donde me encontraba y noté el tacto de su mano enguantada sobre mi pelo. Atenazó la palma de su mano enguantada sobre mi pelo y la cerró duramente agarrando mi cabello entre sus dedos enguantados. Su mano era de un tamaño grande para ser de mujer y más aún debido al grueso de la goma de sus guantes .Tiró de mi pelo bruscamente con su fuerza bruta y me produjo un fuerte tirón sin piedad alguna. . Dejó bien claro que no iba a tratarme con delicadeza. Continuó tirando de mi pelo con mucha fuerza manteniendo mi cabeza inclinada hacia atrás. Buffff que dolor, tenía mucha fuerza la señora. Tiraba sin la menor piedad violentamente con toda su fuerza sujeto por el cabello. No cedió en su dureza, continuó tirando de mi pelo sujetándome en esa posición, mientras dirigió su voz de nuevo hacia mí:
- Voy a romperte el culo a correazos como te mereces. No voy a reprimirme, voy a azotarte duramente, no vas a poder sentarte durante mucho tiempo. No debiste faltarme al respeto estúpido. Ahora comprobaré si se rompe antes tu culo o la correa - Me dijo malhumorada.
Levantó su mano derecha y descargó la gruesa correa contra mi culo a la vez que me sujetaba por el pelo.
ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSS Me azotó con mucha dureza. Utilizó su fuerza provocando un dolor terrible. El chasquido de la correa resonó en toda la habitación. El dolor fue tan fuerte que traté de gritar para aliviarme, pero me encontré sus bragas de mordaza, no pude emitir sonido alguno. El miedo se volvió a apoderar de mí. No podía quejarme, ni gritar, ni suplicar.
ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSS
Recibí nuevos correazos igual de duros que el anterior. Mi culo se volvió completamente rojo, descargó la correa con gran intensidad. El dolor fue en aumento, comencé a sentir la quemazón de mi piel al chocar su correa contra mi trasero. La vieja señora no se detuvo, continuó azotándome una y otra vez, descargando muy duramente su correa. Nunca antes me habían azotado con tanta intensidad, aquella mujer era verdaderamente sádica.
ZAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAAAAAAA ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSS Los correazos continuaron sin pausa. Me sujetaba por el pelo inclinando mi cabeza hacia atrás mientras descargaba el cinturón con fuerza. El dolor comenzó a ser insoportable, me ardía el trasero, lo tenía al rojo vivo, me abrasaba.
Pronto se escapó la primera lágrima por mi mejilla debido al dolor. Sus correazos eran muy duros y severos y a la vez tiraba de mi pelo con mucha fuerza, deseaba suplicarla que liberase mi cabelló, me provocaba mucho dolor, la goma de sus guantes impedía que resbalara mi pelo , lo atenazaba la goma de tal forma que parecía que iba a partir cada pequeño pelo, era terrible el dolor y me tiraba con demasiada fuerza, pero no podía suplicar estando amordazado. La había subestimado, había cometido un gran error haciéndolo.
A esta primera lágrima le siguieron varias ya que la señora no cesaba, azotaba y azotaba sin piedad duramente mientras tiraba de mi pelo. No se cansaba, descargaba su correa con ira y fuerza contra la piel de mi culo.
- ¿Ahora ya no te ríes, verdad?¿ Se te han quitado las ganas de faltarme al respeto?. Esto no ha hecho nada más que empezar, voy a romper la correa en tu culo. Llora cuanto quieras que me da igual. Bien claro te lo dejé en el contrato, decidiré la dureza de tus castigos, aquí no hay palabra de seguridad, solo dolor y dolor hasta que a mí me plazca. – Me dijo furiosa.
Intenté gritar presa de pánico y pedir ayuda pero no podía emitir sonido, su mordaza era muy eficaz. La señora parecía leerme el pensamiento, observó cómo intentaba gritar pero solo degustaba más el sabor repugnante de sus bragas sucias.
- Ohhhh ¿No puedes gritar, nadie puede escucharte?- Me dijo con un tono irónico de burla.
- ¡ya te advertí en el contrato que no podrías gritar¡ pero tú te lo tomaste en broma y te burlaste de mí. Llora lo que quieras porque me he asegurado que nadie pueda escucharte. . – Me dijo a la vez que continuó descargando con gran intensidad de nuevo su correa de forma airada contra mi culo.
-
ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSS
Desconozco cuanto tiempo estuvo azotándome, para mí se me hizo eterno, habían parecido días y solo había sido una hora. Mi culo quedo completamente magullado y con verdugones. No podría sentarme durante mucho tiempo tal como me prometió la vieja señora.
- Ohhhh , ¡ como llora el estúpido¡. ¿se te han quitado las ganas de burlarte de mí? , todavía te quedan muchos correazos por recibir. Te he prometido que te azotaré hasta que me duela el brazo, lo que prometo lo cumplo – Me dijo de forma perversa mientras continuo dándome incesables correazos. La señora estaba disfrutando mucho azotándome, tenía una mirada sádica llena de gozo.
PARTE V: LAS DESTROZA – PEZONES
La vieja señora liberó mi pelo de entre sus guantes entre mis lágrimas, dando por terminado mi castigo. Se dirigió de nuevo hacia un mueble que contenía varios cajones de madera. Abrió uno de los cajones y agarró unas pinzas metalizas Eran dos pinzas metalizas sujetas una a otra por una fina cadena. Las sujetó entre sus dedos y se dirigió hacia mí mostrándolas para que pudiese verlas con todo detalle.
- Las destroza- pezones, las he bautizado. Las he fabricado yo misma. Me he asegurado que el muelle de ambas pinzas cierre con tal intensidad que produzcan un gran dolor. Apenas las he utilizado, a los pocos minutos ya lloriqueaban como niñas los esclavos, pero en tu caso… las vas a llevar puestas hasta que me plazca sin escuchar una sola queja, cada segundo será un infierno para ti .JAJAJAJAJA – Comenzó de nuevo a reírse mientras me mostraba y explicaba sus pinzas agarradas entre sus guantes de goma .
Intenté gritar en vano, escapar, pero nada de eso podía hacer. La vieja señora agarró de nuevo mi pelo entre la palma de su guante y deduje el dolor que iba a provocarme, tiró duramente hasta hacerme saltar lagrimas por la dureza de su tirón de pelo. Mi captora empezó a colocarme las pinzas en mis pezones. Tal como me explico, se cerraban con una gran dureza en mis pezones, el dolor era insoportable. Atenazaban duramente mordiendo sin piedad, pero no fue nada comparado cuando agarró entre sus dedos la fina cadena que las unía y tiró de ella. Una descarga de dolor recorrió mis pezones, lloré y lloré desconsoladamente. El dolor era terrible y la señora se burlaba de mí.
PLAAAAAAAAAAAAAFFFFFFFFFFFFF PLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAFFF
Recibí dos fuertes bofetadas que resonaron en la habitación. La goma de sus guantes chocaron contra mis mejillas severamente.
- ¿Ahora no te ríes verdad?, esto no es nada comparado con lo que te espera. He empezado con los castigos menos dolorosos y tengo muchas horas por delante, eres tan estúpido que firmaste todo y te burlaste de mí. Voy a sobrepasar tus límites de dolor hasta que no puedas más y cuando eso suceda seguiré aumentando más y más tus castigos. No voy a detenerme hasta que transcurran las 48 horas pactadas, no vas a poder escapar, ni nadie te va a escuchar, me he asegurado bien de ello. Desearas no haberme conocido estúpido, no volverás a burlarte de mí – Me dijo con un tono muy severo casi gritando llena de ira.
Mistress Pain continuó tirando de la cadena que unía las pinzas provocándome un gran dolor, ya que tensaban mis pezones y los estiraba de forma muy dolorosa. Soltaba la cadena, sonreía y volvía tirar con fuerza provocándome una descarga de dolor.
- Eres un completo estúpido – Me recriminaba a la vez que volvía a tirar de la fina cadena con su dedo, provocándome un dolor muy fuerte. Mis gritos se hubieran escuchado en el vecindario, pero no se escuchaba nada por su eficaz mordaza. Algo que propició que mi captora continuase causándome dolor sin piedad sin que nadie pudiese escucharme. Intentaba suplicar para que no estirase más de la cadena de las pinzas, pero no podía ni suplicar, tiraba una y otra vez mientras se burlaba de mí y me propinaba fuertes guantazos, estrellando su mano de goma en el rostro sin piedad.
- Me encantan estos guantes. Puedo abofetearte como quiera y no me escuece la mano. Voy a usarlos en tu cara una y otra vez hasta que los aborrezcas – Me dijo sonriendo y mostrándome la palma de su mano completamente ajustada a su guante de goma industrial, mientras volvía a soltarme otra bofetada y tirar de la cadena de las pinzas sin piedad provocándome un dolor indescriptible.
PARTE VI : SUPOSITORIO INFERNAL
La señora se dirigió de nuevo hacia el cajón y agarró algo minúsculo entre sus dedos que no pude identificar y posteriormente un pene de goma grande. Se colocó frente a mí y me mostró ambos objetos. Averigüé entonces que era el objeto minúsculo.¡¡ Era un supositorio¡¡.
- ¿Ves este supositorio? .Vas a retenerle dentro de tu culo, imbécil. Me encargaré que no puedas quitártelo. Le he fabricado yo misma, otro de mis inventos, lleva tabasco y picante, producirá un ardor insoportable de aguantar. No he tenido la oportunidad de probarlo antes, ningún esclavo se atrevía…. Pero en tu caso, ¡puedo hacer contigo lo que quiera ¡ firmaste el contrato. Lo introduciré en tu ano y lo dejaré hasta que terminé su efecto y te advierto que serán varias horas. El culo te va a abrasar y no vas a poder quitártelo te lo prometo, vas a sentir el infierno, ¡pide ayuda si puedes¡JAJAJAJA - La anciana Continuó riéndose a carcajadas mientras comenzó a introducir el supositorio en mi ano sin remordimientos, forzó con la yema de su dedo enguantado el supositorio para que entrase profundamente. Sonrió de forma perversa y empujó nuevamente con dureza para que entrará por completo, sentí el supositorio y su dedo enguantado dentro de mí con una descarga de dolor y Acto seguido agarró el pene de goma y comenzó a introducirlo en mi ano tras el supositorio. Al principio no entraba, estaba nervioso y asustado y estaba cerrado, pero eso a mí captora no la importó. Apretó y apretó hasta que entró por completo reteniendo el supositorio y provocándome un fuerte dolor debido al pene de goma. Utilizaba su fuerza bruta introduciendo el pene de goma sin impórtala mi dolor.
La señora agarró un trozo de cuerda y colocándola sobre mis piernas y culo hizo un tanga que sujetaba el pene dentro de mí para que no pudiera expulsarlo. Así reteniéndolo en mi interior ya que nada podía hacer para expulsarlo debido a la cuerda. Hizo un fuerte nudo tensando la cuerda de tal forma que apretaba mi ano. La señora quedó satisfecha, ahora no podría expulsarlo.
- Ahora se te quitaran las ganas de burlarte de mí. El dolor puede ser insoportable, te arderá el culo durante horas. ¿qué vas a hacer?, ¿vas a pedir ayuda? Inténtalo si puedes. JAJAJA Nadie va a escucharte, me he asegurado de que así sea. ¿ves cómo era necesaria la mordaza? Vas a vivir un verdadero infierno y nadie te ayudará. Desearas que te lo quite, pero no lo haré. Vas a pagar por reírte de mí – Me dijo furiosa y llena de ira.
Mi vieja captora tiró del extremo de sus guantes y se los quitó de sus manos de un tirón. Se dirigió hacia la puerta de salida del sótano, pretendía dejarme allí encerrado, amordazado y con mi castigo. Se guardó los guantes en el bolsillo de su vestido y antes de cerrar la puerta se giró hacia mí:
- En unas horas regresaré, espero que disfrutes de tu supositorio. Cuando regrese comprobaré si aún tienes ganas de burlarte de mí, imbécil. Esto es solo el comienzo, llevamos tan solo unas pocas horas, queda mucho secuestro por delante, lo peor está por llegar. Firmaste el contrato, no me detendré hasta que transcurran las 48 horas pactadas, voy a disfrutar mucho castigándote, esto no es nada comparado con lo que te espera - . Me dijo furiosa y cerrando la puerta con llave desde el exterior.
Quedé aterrado y llorando de dolor, el supositorio comenzaba a hacer efecto. ¡¡Esto era un secuestro de verdad¡ la vieja señora me había secuestrado. Tenía que encontrar la forma de escapar.
PARTE VII: LA ESPERA
Intenté escapar y librarme de mis cadenas, pero era imposible, no cedían lo más mínimo, ¡eran de metal mis ataduras¡ la señora se había cerciorado que no tuviese la más mínima posibilidad de escapar, lo había fraguado sin dejar nada al azar. El dolor era cada vez más fuerte, el supositorio introducido en mi ano me escocía y producía un dolor terrible. Quedé exhausto de intentar escapar, no había conseguido moverme lo más mínimo. Estaba completamente inmovilizado y encadenado. Mi siguiente intento fue intentar pedir ayuda, ya lo había intentado antes pero volví a hacerlo, lo único que provoqué fue degustar el sabor rancio de sus bragas sucias en mi boca. La mordaza era terriblemente eficaz, sus b ragas estaban staban dentro de mi campanilla, no podía emitir el más leve sonido, solo tragar y tragar su sabor. Nadie me podría escucharme.
El tiempo transcurría muy lentamente encerrado y encadenado en aquel sótano. Los segundos se convertían en horas y los minutos en años, quizás exagere pero era eterno el tiempo cuando estas incómodo y recibiendo dolor y más dolor en todas las partes de tu cuerpo. Este era la pesadilla a la que se refería la señora, donde se para el tiempo y recibes dolor y dolor. Desconozco el tiempo que había pasado desde que se fue la señora, me habían parecido días, pero realmente serian horas, quizás 2 horas, quizás 3 horas. Estaba derrotado de recibir dolor.
Deseaba gritar, mis pezones sentían un dolor muy fuerte y el supositorio era un volcán en llamas y el simple aire provocaba dolor en mi culo magullado. La señora no regresaba y el tiempo seguía transcurriendo. Dolor y más dolor era lo único que recibía.
Escuché el inconfundible sonido de sus botas de lluvia al bajar las escaleras detrás de la puerta criiick criiicck, Cuando escuché la llave abriendo la puerta desde el exterior sentí una sensación de alivio. Entró mi señora y captora Mistress Pain , encendió la luz y se dirigió hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
Plantada delante mido sacó de nuevo sus guantes de caucho de su bolsillo, los que había deseado al firmar el contrato. Comenzó de nuevo a enfundárselos con dificultad en sus manos mientras me hablaba:
- Espero que hallas recapacitado sobre tu comportamiento. ¡No volverás a burlarte jamás de mí,¡ seguiré enseñándote para que nunca se te olvide. Es hora de jugar con tus testículos, voy a estrujarlos entre mis manos hasta que revienten, ¡¡ voy a disfrutar mucho haciéndolo¡¡- Me dijo seriamente.
Estaba aterrado ¿hablaba en serio? o ¿era para asustarme? La señora continuó ajustándose los guantes en sus manos mientras me miraba fijamente.
Parte VIII: JUEGO DE BOLAS
Mi captora se situó detrás de mí, se inclinó y noté la goma fría de su guante sobre mis testículos. Agarró suavemente mis huevos, poco a poco noté como comenzó a cerrar su mano y de pronto los apretujo con mucha fuerza. Los apretujó fuertemente y comenzó a retorcerlos como si fuera una simple bayeta que escurrir. El dolor fue insoportable, los estrujaba y retorcía fuertemente sin piedad. Escuché el crujir de la goma de sus guantes atenazando y retorciendo mis testículos.
- No vas a poder sentarte durante una temporada por el dolor de culo debido a los correazos, pero tampoco podrás andar por el dolor de testículos. Voy a retorcerlos y azotarlos hasta que me plazca - Me prometió mientras continuaba estirándolos y retorciéndolos. Seguí escuchando el crujir de sus guantes mientras lo hacía, era muy doloroso y no se escuchó la más mínima queja de mi boca mientras lo hacía, debido a que su mordaza me lo impedía.
La vieja señora no había terminado, agarró un cepo de madera, un instrumento donde se introduce algo y girando una manivela comienza a cerrarse y cerrarse más hasta aplastar lo introducido. Quedé aterrado cuando colocó mis testículos entre las dos maderas y comenzó a girar la manivela .Mis testículos comenzaron a sentir una gran presión, poco a poco comenzaban a quedar estrangulados entre las dos robustas maderas, la presión comenzó a provocarme dolor y ella continuó cerrando el cepo hasta que dejó aprisionados mis testículos con una dureza cruel.
Agarró una fina vara de madera y comenzó a azotar mis testículos con ella mientras su instrumento estrujaba mis testículos.
ZAAAAAAAAAAASSSSSSS ZAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSS
El dolor era de gran magnitud. Su vara de madera se estrellaba en mis testículos una y otra vez. No cesaba de azotar una y otra vez.
Estuvo durante un largo tiempo azotándome con su vara de madera hasta dejarme los testículos completamente doloridos. Ella tenía razón, no podría andar durante mucho tiempo debido al dolor.
- Debes de estar hambriento con tanto dolor, no te preocupes, te prometí que te alimentaría 2 veces al día . – Me recordó lo firmado.
Se marchó del sótano y regresó a los pocos minutos. Portaba en su mano, un cuenco para perros y una bolsa de plástico. Comenzó a hacer diversos preparativos y finalmente me enseño que llevaba en la bolsa. Sacó una lata de comida para perros, un paté de perros.
PARTE VII: HORA DE COMER LOS PERROS
Dejó el cuenco para perros frente a mí sobre el suelo. Abrió la bolsa y sacó una lata de comida para perros. Quitó la anilla y vertió su contenido en el cuenco. Llenó el cuenco para perros de comida.
- Ahora vas a comerte lo que te he traído. ¡No voy a dejar que te mueras de hambre, ¡ en el contrato te especifiqué que comerías lo que yo quisiera y tú lo firmaste . Me recordó.
- Voy a quitarte la mordaza para que puedas comer. Déjame advertirte, que si escuchó una sola palabra o queja, será mucho peor. Ahora pórtate bien, comete todo y no me hagas enfadar y quizás pueda quitarte las pinzas y el cepo como buen perro que eres. – Me dijo seriamente advirtiéndome.
Me quitó la mordaza y me ordenó que comísese toda la comida para perros que me había traído gentilmente. Se quedó mirándome para ver como cumplía sus órdenes.
- No pienso comer esta basura, suéltame ahora mismo puta vieja gorda- La recriminé llena de ira.
La señora suspiró decepcionada. Su decepción se convirtió en ira y comenzó a gritar, su voz resonaba en toda la habitación.
- Eres un estúpido, ¡no aprendes¡ No tolero la falta de modales, la desobediencia y mucho menos insultos. He sido demasiada blanda contigo. Voy a tratarte como te mereces, estúpido – Dijo a la vez que se marchaba de la habitación para regresar unos minutos después con un delantal de plástico en sus manos. Cerró la puerta con llave tras de sí y acercó una silla dejándola al lado mío. Se colocó el delantal en su cuerpo por encima de su ropa para no mancharse, la llegaba hasta casi las rodillas, era un delantal de un tamaño muy grande que cubría su cuerpo. Se ajustó los guantes de goma a sus manos tirando del extremo mientras me miraba con odio.
- Vas a comerte todo, te lo prometo. Más vale que no se caiga nada al suelo – Me dijo a la vez que se sentaba en la silla que había colocado a mi lado.
Me sujetó por el pelo entre sus guantes y tiró duramente, creía me arrancaba el pelo del fuerte tirón, se humedecieron mis ojos, me trataba con crueldad. Acercó mi cuerpo al suyo, de tal forma que ella permanecía sentada en la silla y mi cuerpo pegado al suyo de rodillas, mi espalda pegada a su abdomen, muy pegado y bien controlado entre sus rodillas y cuerpo. Me rodeó con su brazo izquierdo rodeándome por detrás impidiendo pudiese gira el rostro. Noté su fuerza y su antebrazo enguantado apretándome duramente, una llave de brazo que me apretaba duramente, casi no podía respirar. Metió su guante de goma en el cuenco completamente enfadada y agarró un puñado de aquella pastosa comida.
- Abre la boca perro – Me ordenó.
Me negué a hacerlo, mi señora colocó su bota de goma sobre mis testículos que seguían atenazados por el cepo de madera y apretó fuertemente su talón contra ellos. Sentí un dolor terrible, más intenso que antes, como si te mordiese un cocodrilo en los testículos. Fui a gritar de dolor y me encontré su mano enguantada introduciendo la comida dentro de mi boca. Sus dedos enguantados empujaron la comida al interior de mi boca. Una vez introducida tapó mi boca con su mano de caucho para que no pudiese escupirla. Me negaba a tragarla pero cerró con su otra mano mi nariz y me impidió respirar. Tenía la boca repleta de comida pastosa de perro y tapada con su guante para no poder escupirla, mientras su otra mano me atenazaba las fosas nasales.
- Te voy a enseñar a obedecerme, traga estúpido. – Me gritó muy airada, la había enfadado por completo faltándola al respeto e insultándola, algo que detestaba. No tuve más remedio que tragar aquella repugnante comida.
Volvió a repetir el proceso, agarró la comida viscosa entre sus mano, la introdujo en mi boca y su bota de nuevo aplastó mis bolas atenazadas por el cepo produciéndome un dolor insoportable, una descarga eléctrica de dolor. No tuve más remedio que abrir la boca e introdujo toda la comida. Impidiéndome respirar tapando boca y nariz, tragué todo sin rechistar.
- Me has desobedecido, faltado al respeto e insultado. Eso no lo voy a consentir. Voy a pensar un castigo muy severo que te ayude a obedecer – Me dijo.
Yo pensé que ya estaba siendo castigado haciéndome tragar aquella comida de esa forma, ese era el castigo, pero estaba equivocado, aquello era solo lo pactado en el contrato, no el castigo. Si se desobedecía a la señora ella te obligaba a obedecer su orden por las malas y posteriormente te castigaba para que lo recordaras, ese era su procedimiento.
- Ya se cual será tu castigo. Esta noche cuando vuelva a traer tu comida, será algo mucho peor. Va a salir de mi cuerpo reciente y tú te lo vas a comer todo sin rechistar. Te prometo que lo tragaras o te quedaras sin pezones y testículos, los estrujare hasta que te comas todo. Así aprenderás. Te aseguro que después de probar eso, mañana no rechistaras y te comerás todo lo que te traiga.Vas a ser un come mierdas te lo prometo . . Me dijo furiosa. Sabía perfectamente de que hablaba, iba a hacer sus necesidades, defecar y me iba a hacer comer su mierda. . Todo cuanto prometía se cumplía. No habría forma de escapar, podría torturas mis pezones y testículos de tal forma que me comería todo sin rechistar. Había firmado que comería lo que ella quisiera, había sido muy ignorante.
Terminé de comer toda la lata de comida de sus guantes, fui obligado hasta no dejar una sola gota. Repitió el procedimiento una y otra vez, apenas me daba tiempo para respirar cuando ya notaba su guante repleto de más comida dentro de mi boca Deseaba suplicarla y pedirla perdón, pero no me daba opción, introducía sus dedos enguantados con más comida hasta el fondo y cerraba mi nariz obligándome a respirar . Estaba completamente empachado y humillado.
- Si yo digo que hagas algo, ¡¡ lo harás¡ sino tendrás que pagar las consecuencias y pueden ser terribles. Vas a ser un auténtico comemierdas, ¡lo firmaste , estúpido ¡ “ comerás lo que yo desee” , te lo dejé bien claro y tú te burlaste y reíste de mí. Vas a tragar mi mierda de mis guantes sin rechistar te lo prometo, lamerás mis guantes sin dejar ni un resto. ¿crees que no soy capaz de hacerlo?, lo comprobaremos, te prometo que lo haré y siempre cumplo mi palabra, estúpido. Odiaras mis guantes como te prometí - . Me dijo enfurecida por mi comportamiento.
Una vez terminé de comer toda la lata de comida de perro de aquella forma tan humillante y cruel, sin dejarme respirar, introduciendo la comida con sus guantes y tapando mi nariz para que tragara. Agarró de nuevo sus bragas sucias que estaban en el suelo y las acercó de nuevo a mi boca.
- Abre la boca – Me ordeno. Iba a amordazarme de nuevo. Aquello sería mi perdición, volvería a estar bajo su completo control de nuevo. Así que aproveche el momento que no estaba amordazado para pedir ayuda.
- Socooooorrroooo – Grité con intensidad.
La señora se enojó de nuevo por mi comportamiento.
- ¡¡ No aprendes, nadie podrá escucharte , te lo he dejado muy claro ¡¡ . Me dijo mientras comenzó a introducir sus bragas en mi boca de nuevo.Esta sensación ya la había vivido, mi captora introduciendo mi mordaza impidiendo pudiese respirar. Volvió a introducir sus bragas dentro de mi campanilla. Las forzó y forzó con sus manos enguantadas hasta que entraron por completo en mi boca. Inflaron mi boca y posteriormente las volvió a precintar con cinta americana. Gastó la otra mitad del rollo que la quedaba. No escatimaba en cinta, se aseguraba que la mordaza fuera completamente eficaz, sin darme la menor posibilidad de escupirlas o de poder pedir ayuda al exterior del frio sótano. Saboreé de nuevo el repugnante sabor de su sucia mordaza
- Esta noche regresaré y te comerás toda mi mierda. Atrévete a desobedecerme y te romperé los testículos con mis botas. Los pisaré sin piedad ¿lo tragaras? te aseguro que sí .No te preocupes, después tengo una sorpresa guardada para ti . – Me dijo misteriosamente.
Se dirigió a un cajón y regresó con una goma entre sus manos, era como una manguera de poca distancia de largo pero gruesa. ¿Que era aquello? pronto lo averiguaría.
- Tengo guardado este enema casero que he fabricado desde hace mucho tiempo, no he tenido oportunidad de probarlo. Demasiado grueso pensaban los esclavos y huían. ….. Pero en tu caso lo introduciré por completo en tu culo sin importarme lo más mínimo tu dolor, por tu bien espero te relajes y entre rápido, sino puede ser muy doloroso, porque lo voy a introducir te guste o no, puedo hacerlo por las buenas o por las malas será mucho peor…. Entrará por completo toda la goma gruesa en tu culo te lo prometo, me da igual cuanto llores pero entrará. Vas retener el enema todo el tiempo que me plazca, querrás suplicar de tanto dolor ¿lo dudas? JAJAJJA . Me dijo atemorizándome y burlándose de mí.
PARTE IX: TEN CUIDADO CON LO QUE DESEAS
No se trata de extender más este relato. Si queréis conocer el final de esta historia de fantasía de secuestro, os diré que me liberó a las 48 horas tal como habíamos pactado. Mistress Pain siempre cumple lo que promete, sus castigos y sus contratos. Había conseguido producirme miedo y terror. Había sentido miedo de verdad, pensaba que no iba a liberarme, me había hecho sentir en un secuestro de verdad con una mujer cruel y sádica, mi fantasía. Era una mujer completamente sádica que tal como me advirtió castigaba a sus esclavos sin piedad .Me aplicó todos los castigos prometidos, no tuve más remedio que tragar su mierda de sus guantes de goma de una forma cruel y lleno de dolor, pero a ella no la importó, no se detuvo. Mis llantos no la importaron, la tragué y tragué de sus guantes, tapó mi nariz y la introdujo una y otra vez obligándome a tragarla dejándome sin respirar si no lo hacía. Me humilló por completo.
Cumplió todo lo prometido. Me aplicó el doloroso y tortuoso enema, me resistí como era de esperar y lo introdujo bruscamente sin importarla mi dolor y mis llantos de sufrimiento. La goma entró por completo en mi ano, forzó la gruesa goma burlándose de mí. No entraba al principio, pero insistió e insistió apretando hasta que entró por completo en mi ano. Lloraba y lloraba de dolor en mi mordaza pero ella no se detuvo, no la importaba lo más mínimo mi dolor. Me castigó de múltiples formas hasta terminar la duración del contrato.
Transcurrieron las 48 horas pactadas en el contrato. Había llegado el momento de dar por concluido mi secuestro y liberarme de mis cadenas. Se quitó uno de sus guantes de goma pero dejando puesto el otro y sacó el manojo de llaves de su bolsillo. Antes de introducir la llave en mis esposas para liberarme , dirigió su palabra hacia mí:
- ¿Has aprendido la lección, imbécil? – Me pregunto de forma segura sabiendo que me arrepentiría de todas mis palabras y faltas de respeto hacia ella.
La verdad que la había aprendido, nunca había recibido tanto dolor y humillación. Era conocedor que ya había terminado mi castigo y nada podía sucederme. Decidí burlarme de ella aprovechándome que el secuestro había terminado. Deseaba vengarme por el dolor y miedo que me había producido.
- Sigues siendo una puta vieja gorda - La dije y comencé a reírme, esperando su reacción. No había conseguido vencerme.
Me miró con una mirada incrédula que posteriormente fue convirtiéndose en odio, llena de ira. Metió su mano dentro del bolsillo de su vestido y sacó el contrato firmado. Lo rompió delante de mi cara en varios pedazos con una mano enguantada, mientras la otra mano se había quitado el guante para liberarme de las esposas.
- Este contrato ha terminado y lo he cumplido… pero… - Dejó su frase a medias llena de odio mientras rompió el contrato ya finalizado.
- Los términos han cambiado. Eres un completo imbécil que sigue burlándose de mí. Me falta al respeto y no lo voy a consentir. Nadie lo ha hecho jamás.- Me dijo de forma contundente.
Se dirigió de nuevo hacia su armario, agarró un nuevo rollo de cinta de embalar de color negro y se situó frente a mí, comenzó a ajustarse de nuevo el guante que se había quitado mientras sujetaba la cinta americana. ¿Qué ocurría? ¿Que estaba sucediendo? ¿Porque volvía a enfundarse el guante y agarraba de nuevo otro rollo de cinta americana para amordazar? Permanecía incrédulo.
- Ahora va a comenzar un nuevo secuestro. Te explicaré cuales son los términos: No hay… Voy a castigarte como te mereces, quitarte la chulería, prepotencia… arrogancia y faltas de respeto hacia mí. Aprenderás a respetarme. La duración del secuestro será la que yo desee… puede ser unos días más…. O quizás una semana… o quizás un mes… o quien sabe…. Nadie sabe que estas aquí y no vas a poder pedir ayuda Te liberaré cuando me plazca y me trates con respeto. – Me dijo tranquilamente pero a la vez con un tono enfurecido.
- Pero…. ¿qué vas a hacer? suéltame ahora mismo vieja gorda – La recriminé lleno de temor. No comprendía que estaba sucediendo.
- ¡Se acabaron los juegos¡ Voy a castigarte como te mereces. Te azotaré de nuevo, te introduciré supositorio tras supositorio cada día hasta que ardas de dolor…. , pero no te preocupes… después te introduciré la goma en tu ano y esta vez no voy a ser tan delicada introduciéndola. ¿y sabes que comerás día tras día ?.... mierda, serás mi comemierda quieras o no, te aseguro que lo harás, te lo prometo . Desearas no haberme faltado al respeto .- Me dijo enfurecida hablando muy en serio mientas la contemplaba aterrado.
Me mostro su guante negro de caucho sujetando de nuevo su mordaza sucia en su mano.
- Abre la boca…. O ya sabes que por las malas será peor, tú decides – Me dijo mientras acercaba sus bragas sucias a mi boca para amordazarme. NOOOOOOOOO…………..
- ¡¡ Vas a ser mi comemierdas y nadie podrá ayudarte, olvídate de tu vida, ahora eres mío¡¡. Empujó la mordaza al interior de mi boca de nuevo. El verdadero secuestro había comenzado .
Para cualquier comentario: sumisso22@yahoo.es
FIN.