Fantasía de abuso II

El primer latigazo cayó como un rayo en mi pezón izquierdo, y aunque fue ahogado por la gagball grite de dolor y placer, el segundo cayo en mi vientre

El primer latigazo cayó como un rayo en mi pezón izquierdo, y aunque fue ahogado por la gagball grite de dolor y placer, el segundo cayo en mi vientre, y mi cuerpo temblaba de emoción y placer, el tercero reventó en mi pezón derecho, así cuatro, cinco, diez, treinta, sesenta, cien, mi cuerpo temblaba, y estaba marcado, la verga de mi profesor estaba dura al cien, entonces soltó mis amarras, caí al suelo, me incorpore:

-Quiero más.

-Lo vas a tener putita, lo vas a tener.

El profesor me esposo las manos a la espalda y así como los pies, uso una cuerda para unir las cadenas de ambas esposas, con lo que no podía moverme, me dio un leve empujón, con lo que caí de panza al suelo, lo que me sacó el aire, luego volvió a ponerme la gagball y por ultimo me llevó del cabello hasta el borde de la piscina, me puso de pie, y tras tomarme de la mandíbula pasó su lengua por mi rostro, y luego me empujo a la piscina, debo aclarar que soy una excelente nadadora, incluso se nadar largas distancias, pero mis ataduras me impedían moverme por lo que me fui hundiendo, nuestra piscina tenía cinco metros de profundidad en su parte más honda, y yo me fui directo al fondo, la gagball tenía agujeros por lo que comencé a tragar agua, y más rápido de lo que pensé todo se puso negro.

Comencé a toser con una gran bocanada de aire, aún estaba atada, y mi profesor estaba junto a mí y empapado, me había dado respiración, y al verlo le sonreí, y luego de eso me llevó de nuevo hasta la mesa donde me había desvirgado, y me colocó nuevamente ahí, apuntó su verga a mi culo, y dio un fuerte empujón, mis ojos casi se me salen, el aire no me llegaba al cerebro, el dolor era superior a lo soportado, pero tenía toda la verga del profesor clavada con todo y piercing en el culo, mis piernas se agitaban como maracas, y por fin, el grito salió de mi garganta, y en ese momento el profesor comenzó a bombear, cogiéndome a todo, su verga entraba toda y el tener mis piernas cerradas apretaba más mi culo, por lo que el profesor gozaba con la estrechez, imaginaba que el profesor cumpliría mis expectativas, pero no que las rebasara, su verga era enorme y el piercing en la punta de su verga tocaba puntos que aumentaban el placer, al grado que los líquidos vaginales comenzaron a fluir nuevamente mojando el suelo, esto excito bastante a mi profesor, pero me puso la mano en el cuello y me levantó, sin dejar de cogerme, llevándome poco a poco hacia la piscina, sabía lo que pretendía, me aterraba y me excitaba al mismo tiempo al grado que volví a mojarme, tuvo que sacarme la verga para poder lograr su cometido, me llevó hasta la parte menos profunda de la piscina y me colocó de rodillas para luego apoyar mi cuerpo en el borde, luego volvió a penetrarme y tomándome del cabello hundió mi rostro en el agua sin dejar de cogerme, comencé a ahogarme, pues no me había dado tiempo a tomar aire, pero yo estaba gozando enormemente, (claro no pensaba en que podría haber consecuencias) me sacó un momento jalé aire y volvió a meterme en el agua, el piercing en su verga se sentía delicioso, y yo gemía aun debajo del agua, el profesor aceleró sus movimientos, y de pronto comencé a sentir los chorros de leche descargados en mi culito, y la verga saliendo del mismo con fuerza lastimando un poco, pero el profesor no me sacó del agua, pero mis ataduras y mi posición me impedían incorporarme, por lo que yo continuaba dentro del agua, mis pulmones no aguantaron más y mi preciado aire salió completamente por mi boca y nariz, comenzando a ahogarme nuevamente, agitaba mis pies suplicando a mi profesor que me sacara, sin embargo no lo hizo y volví a perder el conocimiento.

Desperté nuevamente tosiendo y expulsando agua, aún estaba atada, mi profesor me había reanimado nuevamente, me levantó por el cabello, y me puso de pie, para desatarme:

-Dime si te está gustando. –me dijo propinándome una bofetada.

-Me encanta.

-¿Quieres más?

-Si. –dijo tosiendo.

Me llevó de nuevo al árbol pero esta vez me ató de frente al tronco, dejando mi espalda y nalgas expuestas, entonces me puso la gagball, y tomando el látigo comenzó a hacerlo reventar contra mis nalgas, grite pero mi grito quedo apagado, mi espalda, mis piernas, mis brazos incluso mis pies fueron alcanzados por los casi doscientos latigazos que me propino el profesor, luego de eso me dijo que estaría por experimentar el máximo placer, que rayaría en el extremo, me desató y me ordeno ir por un banco dentro de la casa, yo obedecí, pero mase por el baño antes y me mire orgullosa y feliz con todas las marcas moradas que tenía en el cuerpo, estaba realmente feliz, entonces fui a cumplir con mi cometido y traje un banco sin respaldo de la cocina, y al salir al jardín vi al profesor debajo de una palapa donde teníamos una polea (que entre otras cosas en un tiempo sirvió para colgar piñatas) sosteniendo la cuerda más larga que había pasado por la polea y había hecho el nudo de una horca, deje el banco en el suelo, mire la horca y abrí los ojos y la boca con alegría y comencé a brincar de la emoción:

-¡¿Es para mí?!

-Así es putita, ahora te voy a subir y luego te voy a volver a coger.

-¡SIIIIIIIIII!

Mi profesor uso las cuerdas para atar fuertemente mis manos a la espalda, así como los pies, luego de lo cual me tomó en brazos y me colocó sobre el banco, luego me ordenó inclinarme, y me colocó la cuerda de modo que el nudo quedó en mi nuca, la tensó lo suficiente para que la caída no me rompiera el cuello, y ató la cuerda en uno de los postes de la palapa, estaba a punto de patear el banco cuando lo detuve:

-Espere, espere, espere.

-¿Qué? ¿Ya te dio miedo?

-No, quiero que no me bajes hasta que me desmaye.

-Como quieras.

Y sin decir más pateo el banco y caí unos centímetros, el aire se boqueo por completo, y de mi boca solo salía un sonido similar a algo como “kkkkkk” el profesor me observó, mi cuerpo tuvo espasmos y se movía por instinto de supervivencia, entonces comenzó a masturbarme y el profesor soltó la cuerda y me bajó al suelo, y desperté un momento después, y le rogué al profesor que lo hiciera de nuevo, por lo que me volvió a subir y ahorcarme dos veces más, y tras la tercera me quito la atadura de los pies, y boca abajo volvió a meterme la verga en la concha, haciéndome gritar de placer, pero entonces jaló la cuerda y el aire fue bloqueado, luego me soltaba y lo volvía a hacer, pero llegó un momento en que me quitó la cuerda del cuello me puso en la mesita del jardín boca arriba y siguió cogiéndome deliciosamente, dándome bofetadas, y latigazos yo gritaba pidiendo más y más, pero entonces me volteo haciendo que mi cabeza colgara de la orilla de la mesa, y metió su verga en mi boca hasta llegar a mi garganta, el piercing impedía que entrara en mi garganta, pero el profesor dio un empujón y el piercing atravesó mi garganta, metiendo su verga en mi garganta, y usándola como concha, mi respiración estaba bloqueada, pero yo estaba gozando de lo lindo, mientras sentía como el profesor me metía un dildo en la concha y otro en el culo, yo me venía una y otra vez y deseaba que no terminara, pero entonces el profesor empujo su verga hasta que sentía que el piercing estaba en un punto en mi pecho, y comencé a sentir el palpitar de su verga y el calor de la leche en mi interior, luego de lo cual me sacó la verga y volvió a atarme los pies, para arrojarme una última vez a la parte profunda de la piscina, y perder el conocimiento de nuevo, y tras reanimarme de nuevo, estaba desatada, y el profesor se estaba vistiendo:

-No, no se valla cójame más, deme más.

-Es suficiente, si te aplicas, quizá volvamos a hacerlo, pero si no lo haces no solo reprobaras, sino que no me volverás a ver.

-Lo prometo.

Antes de irse el profesor me concedió una última tortura, me pidió una botella de alcohol de curación y me lo vació sobre el cuerpo, el ardor fue horrible, pero lo disfrute, luego me vestí, estaba adolorida, el profesor limpio todo, guarde los juguetes de mi madre, y luego salí a despedirlo:

-Entonces entiendo que te sometes a mi ¿Verdad?

-Lo hago profesor.

-Pruébalo… desnúdate aquí en la calle. –y sin pensarlo dos veces me quite el vestido, el profesor me dio un beso, encendió su moto y se fue, por lo que yo regrese a la casa, en cuanto a que dijo mi madre al ver mi cuerpo, pues digamos que pasé la noche y el día siguiente atada a dos postes de la palapa del jardín, y mi madre da latigazos más fuertes que mi profesor, que cosas tiene la vida.

Hasta aquí llega el relato de hoy, si les gustó déjenmelo saber, y si tienen ideas o fantasías que quisieran cumplir (en un relato) conmigo déjenmelo saber en mi correo, eso sí, no regalo fotos, así que no las pidan, besos, y nos vemos en el siguiente relato.