Fantasia cumplida (i)

Primera parte del relato en el que cuento la primera experiencia sexual con una mujer, una mujer que me duplica en edad, pero con la que fantasee durante buena parte de mí pre adolescencia. Así comenzó aquel encuentro fortuito.

Esto que voy a contaros sucedió no hace mucho tiempo. Poniéndoos en antecedentes, os diré que he tenido relaciones con chicas de más o menos mi edad, ciertos encuentros calientes, con besos y magreo, pero ninguna había llegado a la relación sexual, hasta ese momento, podría decirse, que no había probado hembra. Quiero aclarar, que no me “encasillo” en ningún grupo sexual, si tuviese que definir mis gustos o preferencias sexuales, sería, sexo sin tabúes, ni más ni menos, algo que ya sabrá, quien me haya leído antes. Vamos al lío. ; )

Verano, unos cuantos amigos y amigas estábamos disfrutando de una tarde de playa, ya serían las ocho de la tarde, cuando, al ir en busca de uno de mis amigos, caminando por la playa, vi tras una gran roca, en una zona bastante solitaria de esa playa, que se incorpora una figura de mujer que llama mi atención, lucia unas enormes tetas desnudas, con una minúscula braguita de bikini, se gira y deja al alcance de mis ojos unas voluptuosas nalgas, enmarcadas en la minúscula braguita tanga. Era una mujer con curvas voluptuosas, anchas caderas, grandes tetas, a las que la gravedad obligaba a colgar un poco, pelo largo y ondulado, metro sesenta y cinco, de estatura y unos setenta o setenta y pocos kilos de peso, no era escuálida, la cara no se la había visto bien. Volvió a girarse y yo que no había apartado la vista de ella, le vi la cara y ella la mía y dijo:

  • Mateo, ¿eres tú Mateo ?. Me dijo mientras ponía una mano delante de cada pezon, porque a decir verdad aquellas pequeñas manos poco más podían tapar de sus enormes pechos y pezones dilatados por el sol.

  • Julia ?, claro que soy yo. Le respondí yo, Julia era una amiga de mi madre, bueno, de toda la familia de mi madre, incluso me había ayudado con los estudios algún verano, cuando yo era un niño y ella preparaba unas oposiciones. Siempre habíamos tenido muy buena relación, muy buen rollo, para mi era como una tía, en cuanto al cariño que le tenía, pero también era como una amiga, en cuanto a la complicidad y cercanía que tuvimos después de aquellas largas tardes explicándome nombres, pronombres, verbos y adjetivos o ecuaciones, fracciones y potencias.

Me acerque a ella para darle dos besos y saludarla, pero a un metro de ella me pare al ver de cerca sus enormes tetas, no creí oportuno acercarme y besarla en la mejilla, ella, que vio como se me caían los ojos en sus tetas y dándose cuenta de que, aunque luchaba por apartar la vista de sus senos, me dio corte acercarme a besarla, dio un paso al frente apoyo sus manos en mis hombros y restregando sus tetas contra mí y poniéndose de puntillas me beso en las dos mejillas, al tiempo que me dijo:

  • No seas tonto, ¿ no te dará ahora vergüenza tu tía Julia ?.- Como ya dije era una cachonda y quitaba importancia a cualquier cosa.

  • Es que te veo tan desnuda, que me apuró un poco... , incomodarte, pero tenía muchas ganas de verte, ahora vienes poco al pueblo, por lo que dice la abuela. Le estás cogiendo el gusto a la ciudad o  es que al final ¿ te as echado novio ?.- Le dije sonriendo, lo del novio era tema recurrente cuando se hablaba de ella en casa.

  • ¿ como que “al final”, te as echado novio ? ¿Ya me ves tan vieja?, no me lo digas. Ya me se la respuesta, pero no me gusta oírla. Yo también tenía ganas de veros y sobre todo a ti, ¿ por que no vienes a casa y tomamos algo? y me pones al día, o cenas conmigo, yo llamo a tu abuela.- Me dijo esto y se giró y agacho, para recoger la parte superior del bikini, que guardaba en un bolso playero, al girarse y doblarse por la cintura, su exuberante culo se abrió para mis ojos, sus nalgonas se separaron dejándome entrever parte de su aureola anal por ambos lados de la braguita, con el  nerviosismo el teléfono que llevaba en mi mano se me cayó a la arena, justo detrás de ella, Julia seguía rebuscando en el bolso su bikini, yo tímidamente me agaché a recoger el teléfono, acercando de esta forma mi cara a su culo, viendo de cerca tan magnifico espectáculo, tan cerca tenía mi cara, que podía olerlo, después de una tarde sudando al sol, apretado por el minúsculo tanguita y encerrado tras aquellas enormes nalgas, que al separarse dejaron salir aquel dulce perfume que envolvió mi cara y una sensación excitante recorrió todo mi cuerpo, mis ojos examinaban con esmero aquel trasero  y pude notar la forma de su vulva bajo la tela del bikini,  que se ceñía a su relieve. Vi que ella se levantaba y yo también recuperé la verticalidad apresuradamente, con el recuerdo en mi pituitaria, la miraba intentado cubrirse las enormes tetas con aquel ridículo bikini, echo sus brazos a la espalda para abrochase el sostén y bajo la cabeza y vi que se fijaba en mi paquete, me miro a la cara y volvió a mirar mi paquete fijamente, entonces mire también, para ver qué era lo que miraba con tanta insistencia, el mundo se me cayó encima al descubrir que estaba empalmado como un burro y la punta de mi glande se quería abrir hueco por la cintura de mi pequeño bañador baje mis manos y con el teléfono y las manos intentaba tapar tremenda erección, sólo alcance a decirle:

  • Vo..., voy, voy junto mis amigos, que estarán preguntándose donde estaré, vuelvo en un ratito.

Ella se rio, y me dijo.

  • No no, no te apresures, yo te espero en casa, ven y tomamos ese refresco. Yo voy subiendo!!. Me chillo mientras yo me alejaba a toda prisa.

Julia era muy atractiva, tendría unos cincuenta años y aún estando llenita conservaba unas carnes firmes, siempre me había atraído físicamente, desde crio sentía una tensión sexual con su presencia, pero nunca me había pasado esto, me sentía un poco avergonzado, hacía más de un año que no la veía y la saludo de esta forma, que pensaría de mi, que le contaría a mi madre, que vergüenza.

Me despedí del grupo de amigos y salí de la playa, mientras iba camino de su casa, continuaba dándole vueltas a lo ocurrido y pensando que le diría para disculparme, ya podía ver su casa y aún no sabía que decirle. Era una casita típica de pueblo marinero, dos plantas y una amplia zona ajardinada en la fachada delantera y otra en la trasera, me acerqué a la puerta y la empujé, estaba abierta, entre y grité :

  • Holaaa!!.

Su voz contestó :

  • Mateo, ya estás aquí, que pronto as llegado, pasa pasa. Estoy en la ducha. Sírvete algo y acomódate, yo voy enseguida.

  • De acuerdo, no te des prisa. Le conteste yo y me fui al frigorífico, abrí una cerveza y me encamine a la sala, pasando por el pasillo, a la altura del baño, que tenía la puerta entreabierta, la vi de nuevo desnuda, enjabonada y frotándose suavemente, tenía una pierna subida al perfil de la bañera y la frotaba, sus tetas bailaban al ritmo que marcaba la esponja, en ese momento levantó la cabeza y me vio. Yo como pasando por allí, la salude levantando la cerveza.

  • Ponte cómodo, enciende la tele si quieres, yo estoy terminando de ducharme, es que venía muy sudada y llena de sal y arena.

  • Tranquila, voy a llamar a casa mientras terminas.

  • Dile que cenas conmigo y saluda a tu abuela de mi parte.

Yo, estaba flipando, se estaba duchando con la puerta de la calle sin pasar la llave y la del baño a medio abrir, me ve mirándola en la puerta y actúa como si nada, hubiera dado un brazo cuando era niño por haberla visto así, en pelotas. Nunca la había visto ni en bañador y hoy parecía que era el día internacional de “ sin ropa se vive mejor”. Al principio, cuando la saludé en la playa, quería contarle como me había ido en el año y pico que pasamos sin vernos y también preguntarle y saber de ella, pero ahora, ahora ya no sabía ni cómo salir del embrollo de los últimos minutos en la playa. Pero la situación cambió de repente.

Paro de oírse el agua de la ducha, mientras yo terminaba la cerveza, mirando al jardín trasero a través de la ventana de la sala, escuchaba a Julia canturrear, tenuemente, como entrecortada y agitada, imagino que con el frotar de la toalla, mientras se secaba, luego oí pasos apresurados por el pasillo y subiendo las escaleras, después la oía moverse arriba, por la habitación, pasaba ya un rato largo sin oír nada, a excepción de lo que me parecía una maquinilla de afeitar eléctrica, me parecía raro, pero supuse que sería algo parecido y no le di mayor importancia, entonces fue cuando escuché un estruendo, un golpe fuerte contra el suelo, y un tenue “ay” que salía de su boca, la llame, no respondió, subí todo lo rápido que pude y al entrar en su habitación, allí la vi, en el suelo, colorada como una fresa, intentando incorporarse con dificultad, entre la mesilla de noche, el armario ropero y la pared, llena de una crema blanca, de un tubo de crema hidratante que había sobre la mesilla, que también salpicaba la pared, la cama, la mesilla y grandes gotas poblaban el suelo de madera a su alrededor, también una maleta negra, que estaba en el suelo y ella seguía intentando ponerse en pie, dando algún resbalón sobre la crema y diciéndome:

  • No paso nada, tranquilo, estaba poniéndome la crema de después de tomar el sol, y debió derramárseme una poca en el suelo y cuando subí una pierna a la mesilla para ponerle crema el otro pie resbaló y me caí, pero si me echas una mano, en lugar de estar, ahí mirando, como hago patinaje sobre crema en pelota picada, te lo agradecería mucho !!.

La verdad que estaba embobado mirando todas sus carnes bailar al son de los resbalones, medió recostada contra la pared y forcejeando con manos y píes, para levantarse y sobre todo con toda su vulva expuesta en mi dirección, abriéndose y cerrándose con el pataleo de sus piernas al resbalar, era una vista fantástica, la verdad, era un coño grande, muy grande, de pliegues grandes y abultados, los labios se veían carnosos, abiertos y brillantes por la humedad,  muy abiertos, como si estuviese excitada, su monte de Venus o barriguita, también era voluptuosa y todo el conjunto, estaba depilado a la perfección, ni un solo vello en el, que a decir verdad en una mujer madurita, ese coño pelado, era realmente excitante. Y a mi debía notárseme mucho donde fijaba la vista, por eso su comentario fue cortante.

  • Es un coño, deja de mirarlo y ayúdame!! - Dijo tapándoselo con la mano. - ¿ habrás visto alguno ? Digo yo,

  • Perdona. - Dije al tiempo que le tendía la mano - La impresión, me quede un poco descolocado al verte tirada en el suelo, perdón, no sabía muy bien que hacer. - Continué diciéndole mientras la ayudaba a levantarse.

  • Ahora, por favor, deja que me ponga algo y bajaré enseguida, si no te importa. - Dijo señalándome la puerta y cogiendo de la mesilla el bote de crema y un pijama, que estaba sobre la cama.

Salí de la estancia apresuradamente, con la cabeza agachada y procurando no mirarla al tiempo que le decía:

  • Perdona, por supuesto, no quería molestarte. Toma el tiempo que necesites, faltaría más. -

Baje las escaleras, dándole vueltas al asunto y viendo, claramente que la había molestado, decidí poner alguna excusa y marcharme en cuanto bajase.

Paso un buen rato hasta que la oí bajando por la escalera, paso por la cocina y entro por la puerta con dos cervezas en las manos.

  • Yo tendría que ir yéndome, por que ... - comencé diciéndole.

  • ¿ Ahora ? No, ya te he abierto la cerveza. - Me interrumpió ella y continuó diciéndome - Vamos, no te apures por mi reacción ahí arriba, fue el momento de verme tirada, el enfado por lo idiota que me sentía, allí tirada, intentando levantarme, mientras tu lo único que hacías era mirar mi entrepierna con la boca abierta de par en par, se me juntó todo y ... , perdona, no fue culpa tuya y no quiero que te sientas mal. - Y diciendo esto, estiro una de sus manos, ofreciéndome la cerveza que tenía en ella.

Yo mire la cerveza, pero abriendo mi enfoque a una panorámica, la veía, con su pijama, que consistía en una ceñida camiseta de tiras, que dibujaba el contorno de sus grandes pechos y transparentaba un poco las grandes aureolas de sus pezones y un pataloncito corto, dejando salir parte de sus nalgas por la parte de abajo, este no trasparentaba sus braguitas, pero ceñido a su piel dibujaba la forma de su raja. Viendo esto por detrás de la cerveza, pensé que lo mejor abría sido irme, por que me costaba tener que evitar mirarla.

Pero no, no me fui, cogí la cerveza de su mano y ella dio un paso hacia adelante para ofrecerme un brindis con su cerveza, note que cojeaba y me dijo que le dolía un poco el tobillo por el resbalón, que no  creía que fuese nada de importancia, sentándose en el sofá, de espaldas al reposabrazos y estirando solo la pierna con el tobillo dolorido a lo largo del sofá y yo me senté justo donde terminaba su pierna, fijándome que al mantener una pierna en el suelo y la otra a lo largo del sofá, la pernera, de su mini pijama, me dejaba entrever una parte, muy pequeña, de su bonita y gran vagina, percatándome, que no se le transparentaban las bragas por su pijama, por no llevarlas, torcí inmediatamente mi vista y allí nos quedamos horas, charlando y bebiendo una cerveza tras otra, charlamos y nos reímos, de todo y de nada. La vista seguía traicionándome de vez en cuando, cada vez que yo iba a por cervezas a la cocina, no podía evitar mirárselo, pero fui capaz de mantener la compostura.

Yo, que tenía la espinita dentro, por lo de la playa y por lo de su habitación, viendo que volvíamos a estar a gusto, charlando y riendo, decidí presentarle mis disculpas, para que no quedasen rencillas entré nosotros, y comencé así:

  • Julia, quiero decirte que, no se que me paso esta tarde en la playa, quizá el calor o que al principio no te reconocí, así a lo lejos y desnuda tras una piedra, bueno, desnuda no, bueno, ya sabes a qué me refiero, y luego en tu habitación, no se, no fue un comportamiento muy caballeresco, yo no quería incomodarte, pero a veces, el cerebro reacciona sin consultar, con vida propia, no se que decirte, la verdad, pero no quisiera que... , vaya, que no me gustaría que esto cambiase nada. Que te tengo mucho cariño y no quise molestarte.

  • Ay, Mateo Mateo, no le des importancia, ¿ por eso llevo notándote tenso toda la noche ?, lo que paso, yo te diré lo que pasó. Paso que hace años que dejaste de ser nuestro niñito, para convertirte en un guapo y apuesto jovencito y el problema de los hombres, en general, es que no podéis remediar ciertas cosas, va en vuestro ADN, quizá por eso no me gustan los hombres, quizá ese sea el motivo, por el cual me siento atraída por las mujeres, por la parte femenina de las cosas, por la cara B de la vida, no lo sé. Y diciendo esto se quedó mirando al techo, suspiro y continuó diciendo. No quiero que le des más vueltas, yo nunca podría tomarme mal nada que venga de ti. Y tú erección de la playa, si te digo la verdad, hizo que me exci... . Bueno que no me molesto lo más mínimo y es algo normal en los hombres. -

Volví a quedarme con la boca abierta, como un idiota, otra vez, pero ahora mirándola a la cara. En mi cabeza, quedó grabado a fuego, “no me gustan los hombres” “me atraen las mujeres”. Cuando pude reaccionar, sólo atiné a decir:

  • ¿ Eres lesbiana?, no pareces lesbiana, tu te cuidas, te maquillas, te vistes muy femenina, te ves mujer y lo más importante, los demás te vemos mujer y una bella mujer, no... . Quiero decir es... .- Mi cerebro  volvía a tomar el control de mis actos, de mis palabras, sin pasar por mi filtro. Pero a decir verdad, las lesbianas que yo conocía, fuera de pelis porno hechas para hombres, eran mujeres reconvertidas a tío, es decir, marimachos que se vestían como hombres, hablaban como hombres y se comportaban como hombres, por que esa parecía ser la forma en que se sentían libres o liberadas de los convencionalismos de nuestra sociedad machista y falocéntrica o eso es lo que había visto o oido yo. E intentando arreglar lo dicho solté:

  • Quiero decir, yo no te juzgo, ni a ti, ni a nadie, esto yo tengo amigos gay. - Usé una frase muy recurrida y que parece que autoriza a criticar al grupo en el que dices tener amigos, para que no se molestase por la retahíla de memeces que acababa de soltar. A lo que ella contestó.

  • Pero tu, ¿ que crees que somos las lesbianas ?, ¿ hombres camuflados, no me as oido  decirte ? que me gusta el lado femenino de las cosas, me gusta ser mujer, adoro ser mujer y si no me gustan los hombres, no voy a sentirme atraída por alguien disfrazado de hombre, o que le guste ser hombre. - Me dijo esto con una risita maliciosa pintada en su cara y continuó diciendo, pero con tono más serio. - ¿ De verdad no te habías dado cuenta de mis preferencias sexuales ?, ¿ no te estaré asustando ? ¿ no te tenia por homófobo ?. Y ya que estamos aquí sincerándonos y para que no te sientas culpable por tu erección en la playa. Te diré que desde que te convertiste en un hombrecito, no se el motivo, pero me pones mucho, si, ya se que tengo 42 años y que eres mucho más joven que yo, pero me despertabas un no sé qué, un tilín, quizá tú aspecto afeminado, o gestos femeninos, o que eres realmente un muchacho guapo o igual es que me van los jovencitos de aspecto aniñado, incluso esta tarde cuando vi que tenías una erección, cogí un calentón y una excitación, que por cierto estaba intentando aliviar en la ducha cuando llegaste y como me interrumpiste, cuando salí de la ducha intenté terminar de aliviarme en la habitación, si, como lo oyes, que no te asuste esto también, estaba dándole al manubrio, masturbándome vamos, hasta que me caí por culpa del bote de crema que había dejado en el suelo y por eso tenía tan mala leche y me molestó que estuvieses fijándote en mi conejito cuando subiste a mi habitación y que eso me pase a mí, que me excite al ver un muchacho empalmado, a una mujer lesbiana, a la que nunca le  atrajo ningún hombre y nunca tubo relaciones sexuales con hombres, me descoloco y encolerizó y... , y... , y no se por que te estoy contando todo esto. - Me dejo a cuadros diciéndome todo esto, no salía de mi asombro, así que decidí pagar con la misma moneda. Cuando pude recuperarme del asombro y quitar de mi cabeza su coño húmedo y sus dedos dentro de él.

  • Pues creo. Le dije suave y pausadamente, intentando relajar la tensión del momento. Que deberías saber que no te juzgo a causa de amistades o conocidos, yo no puedo juzgar tus gustos sexuales, por dos motivos, uno, que yo no soy quien para juzgar a nadie por gustos o preferencias sexuales y dos, a mí también me gustan los hombres, bueno no todos, algunos y hasta ahora nunca he tenido sexo con mujeres, si con hombres, hombres de todas edades, gustos y sabores, pero no con mujeres y quiero que sepas también que esta tarde, cuando te vi desnuda en la playa salieron a relucir deseos y pasiones que arrastraba desde niño, tu quisiste aliviar tu excitación hoy, pero yo no podría contar las pajas que de niño y no tan niño, me hice con tu imagen en la cabeza y esta tarde, en la playa, todas las veces que te había soñado desnuda, todas las veces que me masturbe imaginando esas enormes tetas, todo eso se unió a las sensaciones que me producía verlas, luego en el suelo de tu cuarto, ver de cerca tu vagina sin nada de vello, imagino que para quien vea a su mujer de entre 40 y 50 años a diario, con el coño depilado, no le resultara nada nuevo, pero para mi, es sencillamente delicioso en comparación  con el de una joven de mi edad, tiene matices y formas que vértela así depilada, húmeda, sus labios abiertos, no entendí muy bien en ese momento por que estaban así, en esa posición de excitación, por que follar no me folle ningún coño, pero ver e visto muchos, dicen que hay más fotos de chochos en internet, que de ninguna otra cosa y tocar también e tocado alguno, no muchos, pero si tengo los suficientes datos, para saber que en reposo, la vagina, se ve cerrada y sus labios casi sellando la entrada de tan dichosa y bella caverna y los tuyos, lucían abiertos, húmedos, abultados y excitados, ofreciendo libre entrada a quien quisiese pasar y tu clítoris abultado y majestuoso, coronando la entrada y yo, viendo esa imagen, no pude evitar verme atraído por ella, repasando mentalmente, cada pliegue, cada curva y notando una atracción magnética, que tiraba de mi boca hacia su dulce néctar y eso sí que es difícil de controlar, contener ese impulso, igual que contuve mis ojos durante el rato que estuviste tumbada en el sofá y se entreabría tu pijama dejando al aire parte de tu coño. Pero al contrario que tú, yo sí sé que me atraes sexualmente y al contrario que tú, no me avergüenzo y al contrarío que tú yo sí seguiré soñando con acariciar todas las partes de tu cuerpo, qué hoy vi por primera vez, en poder besarlas y lamerlas, en penetrarlas, en sentir el calor de tus enormes pezones en mis labios, en que si fueses una fruta, te comería hasta el hueso, al contrario que tu... , lamentaré haberte tenido tan cerca y a la vez tan... . -