Fantasía cumplida
Mi más loca fantasía se hizo ralidad.
Desde que tenía 14 años estuve obsesionado con mi madre. Antes de esa edad no la había visto como mujer, pero recuerdo que una vez nos íbamos de vacaciones muy temprano en la mañana. Yo estaba acostado en mi cama sin dormir, con la luz apagada y la puerta abierta. En un momento dado sentí ruidos y prendí la luz, mi madre caminaba hacia el baño totalmente desnuda. Fue la primera vez que la vi desnuda, al menos que recuerde. Ella se enojó bastante, pero desde ese día se convirtió en mi obsesión sexual.
En esa época ella tenía 35 años, no era linda ni fea, 1m 70, un poco gordita, tetas grandes pero caídas (incluso a esa edad), pezones rojos. Un culo enorme, muy carnoso y una concha recubierta por pelos muy negros, muy tupidos en la zona de labios.
Desde que la ví esa primera vez, no perdía oportunidad de espiarla para verla desnuda. Tenía suerte porque la puerta de mi habitación se enfrentaba con la de mis padres. Yo siempre me iba a dormir temprano y apagaba la luz, luego esperaba que ella se fuera a acostar. Por algún motivo nunca cerraba la puerta y se desnudaba frente a ella, así que yo tenía una buena visión por el ojo de la cerradura.
Me pajeaba a diario con ella, tenía fantasías, y honestamente, si me hubieran dado a elegir cualquier mujer en el mundo para coger, la hubiera elegido a ella.
Pero eran solo fantasías, nunca pense que pudieran hacerse realidad. Mi madre tenía una formación cristiana y una moral estricta, si yo hubiera tratado de hacer algo probablemente me hubiera echado de la casa. Nunca ni por un momento pensé que fuera posible tener sexo con ella. Sin embargo, no le importaba demasiado que la viera desnuda, no se exhibía pero si por casualidad la veía no le molestaba, desde esa primera vez que se enojó, no pareció importarle.
Mis padres nunca se llevaron bien, pero llegó un momento que su relación empeoró hasta el punto de ruptura. Cuando yo tenía 18 años y mi madre 39, recuerdo que tenían frecuentes discusiones, y mi madre siempre recriminaba a mi padre que no la tocaba desde hacía mucho tiempo. Mi padre nunca decía nada, pero un día su paciencia se agotó y le dijo que no la tocaba porque ella lo había rechazado, mi madre le constestó que eso fue porque era un degenerado. No supe que quería decir hasta un tiempo después.
Al final la situación explotó y mi padre se fue de la casa. Tenía una hermana pero pasaba todo el tiempo con mi abuela, así que mi madre y yo estábamos solos. Yo iba a la Universidad y no trabajaba.
Mi madre empezó a salir, no sabía con quien, la pasaban a buscar y luego la dejaban, no se veía feliz, pero no decía nada.
Un día, llegó a la noche, yo estaba en mi habitación, como era habitual le espié, se la veía muy triste.
Después que se fue a la cama, empecé a sentir que lloraba. Me levanté a ver que le pasaba. Ella sólo lloraba pero no decía nada, me acosté a su lado y traté de consolarla. Después de un tiempo empezó a hablar entre sollozos, no me hablaba a mi, más bien era como que estaba pensando en voz alta. Decía que todos los hombres era iguales, y que ella era fea y ningún hombre la quería.
Le dije que eso no era cierto, que era una mujer muy atractiva y cualquier hombre estaría feliz con ella. Ella me dijo que le decía eso para hacerla sentir bien, le dije que no, que ya quisiera tener una mujer como ella.
Entonces ella paró de llorar, me miró y me dijo "de veras te parezco atractiva?", yo le dije que si, entonces ella me dijo que era una vieja y yo estaría más interesado en chicas jóvenes. Le dije que al contrario, me gustaban las mujeres experimentadas como ella, a lo que ella sonrió y me dijo que no era realmente muy experimentada.
Entonces me preguntó que si no fuera mi madre, si saldría con ella, si sería su novio, le dije que si, y era sincero, por eso creo que me creyó.
Entonces me dijo que se lo demostrara. En un mes yo terminaría mis cursos en la universidad y ella podía tomar una semana en su trabajo, entonces podíamos ir a algún lugar donde nadie nos conociera, y actuar como novios. Le dije que sí, pero ella me dijo, sólo actuar, salir juntos, bailar, nada más, que después de todo éramos madre e hijo. Yo me sorprendí un poco porque aunque lo deseaba, nunca pensé que se refiriera a nada más que eso, nunca creí que mi madre pensaría en coger conmigo.
Me dijo que quería ver si me animaba a salir a bailar con una vieja como ella, pero que prefería que fuera en un lugar donde nadie nos conociera, y de paso tomar unas pequeñas vacaciones.
Así que lo decidimos, no hablamos más del tema, cuando el tiempo llegó, nos fuimos a un pequeño lugar turístico, un lago, un hotel y no mucho más, Había un pequeño pueblito cerca y no mucho para hacer, pero el hotel tenía su propia discoteca y como era la temporada, había bastante gente.
El caso es que salimos a bailar. Mi madre no era muy buena bailando sueltos, así que me pidió que esperáramos que pusieran algo lento. Así que nos sentamos y empezamos a beber. Mi madre no tiene mucha resistencia y pronto estaba medio borracha. Entonces me dijo que si no quería sacar a bailar a alguna chica joven. Yo le dije que estaba con la mujer más atractiva del hotel, que ni pensaría en buscar otra, entonces ella se ría y me dió un beso en los labios.
Por fin pusieron los lentos y la saqué a bailar. Cómo estaba medio borracha, se apoyaba en mi, no pude evitar sentir sus tetas que me provocaron una erección. Le acariciaba la espalda y ella me dejaba hacer, pero no me atrevía a ir más allá. Al poco tiempo me dijo que estaba muy cansada y se iría a la habitación. Pero yo podía quedarme si quería. Yo le dije que de ninguna manera, iría con ella.
Algo que no habíamos reparado es que la habitación tenía una cama matrimonial. Mi madre se rió y me dijo que ahora tenía que dormir con la vieja, y se deplomó en la cama. Me dijo que le dolía la cabeza y que mejor se daba una ducha antes de dormir.
Yo me quedé en calzoncillos mientras ella se duchaba y me acosté, pero se demoraba mucho, así que llamé a la puerta sin obtener respuesta. Después de llamar varias veces entré. Mi madre se había quedado dormida. En lugar de una ducha había decidido meterse en la bañera, y se quedó dormida. Estaba ahí, completamente desnuda, con luz prendida. Me quedé mirándola unos instantes y luego la desperté, me costó un poco, pero finalmente lo conseguí. Me pidió que le alcanzara la toalla, pero estaba muy borracha así que me pidió que le ayudara a secarse, no pareció importarle que la viera desnuda. Cuando estuvo seca (y yo tenía una erección de campeonato), la ayudé a ir a la cama, luego fuí a buscarle un camisón, pero me dijo que no me preocupara, al fin y al cabo ya la había visto en pelotas.
Se quedó dormida con el culo en pompa. Yo por supuesto que no pude pegar un ojo. Hasta que al final el cansancio me venció y me dormí, abrazado a ella.
En un momento me despierto y veo a mi madre, muy cerca mío moviéndome para despertarme. Todavía estaba borracha y era de noche, pero había dormido algo y estaba un poco más conciente. Entonces me miró a los ojos y me preguntó que pensaba, de qué? le pregunté, ella me dijo que de su cuerpo.
Yo estaba un poco confundido pero le dije que era hermosa. Ella me preguntó si me excitaba y le dije que si. Entonces ella me preguntó que cual era la parte de su cuerpo que más me excitaba, y le dije que su culo.
Entonces hizo algo que me sorprendió, se dió la vuelta y se puso a llorar. Yo me acerqué a ella y con mucho cariño le pregunté que qué le pasaba, me dijo que todos los hombres eran iguales, que sólo quería su culo. Que era fea y no excitaba a nadie y que la única razón por la que los hombres se acercaban a ella era para tratar de cogérsela por el culo.
A esta altura yo ya no estaba sorprendido de nada, le dije que no era cierto, que todo su cuerpo era hermoso, que su culo era hermoso pero el resto también lo era.
Entonces ella me dijo que mi padre se había cansado de ella. Quería a toda costa metérsela por el culo, pero ella nunca aceptó, le parecía algo aberrante y asqueroso, así que mi padre nunca volvió a tocarla. Cuando mi padre se fue, salió con algunos hombres, se encamó con varios, y todos invariablemente terminaban pidiéndole el culo. Ella nunca aceptó y cuando eso pasaba no los veía más.
Yo le dije que su culo era hermoso, y que sería muy lindo penetrarla por ahí, pero que yo sería muy feliz haciéndole el amor normalmente.
Entonces sucedió algo que nunca olvidaré, incluso en aquel momento, con ella desnuda a mi lado y esa conversación, no pensaba que llegaríamos a más. Pero ella me miró a los ojos y me dijo "hacélo, hacéme el amor".
Yo no lo pensé y empecé a besarla, a lamer su lengua con pasión. Después me lancé a chuparle las tetas. Pero no me atreví a más, recordaba cómo había llamado degenerado a mi padre, y yo era su hijo! Así que me contenté con besarla y chuparle las tetas. Ella no hacía nada, sólo me dejaba hacer, hasta que finalmente se separó de mi, abrió las piernas y me dijo, "te quiero adentro".
Yo me acomodé, estaba tan nervioso que no encontraba el agujero. Ella me agarró la pija con la mano y la guió, hasta que finalmente se la metí.
Fué sin lugar a dudas, el mayor placer que he experimentado en mi vida. Su concha me apretaba la verga como un guante, estaba húmeda y suave. Me empecé a mover muy despacio o acabaría muy pronto. Ella sólo gemía despacio, yo la besaba y le chupaba las tetas. Hasta que en un momento sentí que se tensaba debajo mío. Empezó a jadear más fuerte y a transpirar much, y levantaba la cadera para que no se la sacara. Estaba teniendo un orgasmo. Mi ritmo lento y profundo la había vuelto loca.
Cuando ella terminó de acabar, me sentí libre y empecé a bombear con fuerza. Sabía que mi madre no podía tener hijos hacía que no había riesgos. Continué bombeándola, pero habiéndome contenido tanto tiempo, me costaba acabar, así que ella se excitó de nuevo y tuvo otro orgasmo, antes de que yo finalmente me vaciara en ella.
A partir de allí, el resto de la semana fue maravillos, ni nos molestábamos en ir a la discoteca en la noche, pasábamos el día en la piscina, o íbamos al pueblo, y en la noche cogíamos como locos. Si parecíamos amantes ahora, cuando estábamos afuera nos besábamos y mimábamos todo el tiempo, pero yo era muy cuidadoso, no quería arruinarlo. Sólo me la cogí por la concha en la posición del misionero, no traté de chuparle la concha o que ella me la chupara, y ni por un momento pensé en tratar de darle por el culo (aunque lo deseaba), incluso me cuidaba de no tocárselo.
Cuando volvimos a nuestra casa, me mudé a su habitación. Por supuesto que en público éramos madre e hijo, y cuando mi hermana dormía en mi casa yo dormía en mi habitación, pero cuando estábamos solos éramos amantes. No voy a decir que estábamos enamorados, yo la amaba como madre todavía, y ella a mi como hijo, pero usábamos el sexo para el placer, nos dábamos mutuamente placer y éramos muy felices.
Las cosas se pondrían mejores con el tiempo, pero eso será el tema de otro relato, este ya ha sido bastante largo.