Fantasía con una vecina (1)

Tomamos a una mujer para empezar mi propio harem bdsm

Su nombre era Cecilia, ella trabajaba como cocinera en una de las casas de un senador de México, tenía 3 hijos, 38 años, mide aproximadamente 178cm, pesa 60kg, pelo negro (pintado de rubio), tez blanca, ojos cafés, labios muy carnosos, un gran culo, buena figura y ricos senos.

Se preguntarán porque les digo esto sobre ella, bueno es que ahora ella es mi esclava y vive conmigo, aunque no le guste, además de que tiene otro nombre y no tiene ya hijos que soportar, sino ahora tiene compañeras y ella es la primera mujer a la que he entrenado para ser esclava.

Ella fue mi primer esclava y llevaba mucho tiempo deseándola para entrenarla, ella y yo ya éramos más que amigos, pero nunca quiso ser atada y me obligo a hacerle esto; les diré no fue sencillo tomarla debido a sus hijos, pero librarme de ellos fue difícil pero no fue tan complicado, me deshice de ellos al decirles que se habían ganado unas bicicletas, ellos sin pensarlo se fueron con la mamá de Cecilia para ir por ellas, cuando salieron marque a casa de Cecilia para pedirle unas cosas para que pasara por ella y tuviéramos sexo.

Cuando salió de su casa y paso a la tienda, yo la aborde y le ordene que pagará lo que había tomado y que saliéramos tranquilos, afuera de la tienda le di la orden de abrir su casa y que entrara. Una vez adentro le ordené que se sentará en su sillón, y una vez sentada le pedí que se quitara sus pantis y se las metiera en la boca, después la jale del pelo y le ordene que me llevara a su cuarto; una vez en el cuarto le pedí que sacara todas las mochilas que tuviera mientras yo sacaba un par de cinchos para atarle sus manos, cuando ella acabo de sacar las mochilas (tenía como 20 mochilas guardadas), vi entre sus cosas una maleta que decía “juguetes y ahorros”. Una vez que tenía todas las mochilas afuera, coloque sus manos juntas y enfrente de ella para así poder atarlas con un par de cinchos y ponerle algo a esos pantis de su hermosa boquita; ya con sus manos atadas y su mordaza le pedí que empacara toda su ropa, maquillaje y sus juguetes sexuales, cuando acabo de empacar todo ella me miro y trato de evitar que me la llevara.

Ella trato de correr, obviamente lo había pensado con anterioridad y por eso había ido preparado con un arma eléctrica la cual dispare inmediatamente, ella cayó al piso y ya no se levantó más. Me acerqué a ella y le di una descarga más por si las dudas, después de eso tome sus piernas para atarlas, empecé poniendo un cinche en sus tobillos, continué en sus rodillas con otro cincho y termine en sus muslos a los cuales les puse un cincho a cada uno y los uní con otros dos (uno por delante y otro por atrás); después de atar sus piernas y ver que seguía inconsciente mi Güera, opté por tomar bolsas de basura negras para ahí meterla y así poderla sacar de su casa.

Para sacar a Cecilia de su casa me asegure de envolverla bien, atarla bien con más cinchos y dejar varios agujeros en la cabeza para que pudiera respirar; después de esto saque todas las mochilas que había llenado con sus cosas (eran 18 mochilas) y las lleve a mi auto, después regrese por mi nueva Güera y llevarla al carro; una vez todo en el carro la lleve a su nuevo hogar, una fábrica abandonada que yo había comprado con anterioridad y arreglado como un calabozo/prisión para ella y sus futuras compañeras.

Al llegar a la fábrica, lo primero en lo que pensé fue en ver si seguía viva mi nueva y reluciente Güera, lo bueno fue que empezó a gemir y moverse como gusano, lo cual me relajo mucho debido a que yo quería entrenarla a ella para ser mi esclava y poder cogérmela cuando yo quisiera.

Debido a que empezó a moverse como gusano justo al llegar a la fábrica, y yo estaba muy cansado, decidí volver a tranquilizarla con mi arma eléctrica, aunque tenía un problema con ello debido a las bolsas de plástico, así que solo le quite las bolsas de plástico de la cintura hasta su carita y después le dispare otra vez con mi arma, ella se quedó inconsciente otra vez y yo me fui a descansar.

Como por eso de las 5 de la mañana empecé a escuchar unos gemidos muy excitantes, lo cual me despertó y me obligo a ir a ver lo que le ocurría a mi Güerita hermosa y por lo que me percate esa mordaza ya le había incomodado, se había hecho del baño y olía muy mal; lo que había hecho que mi nueva y reluciente mujer me hiciera bañarla con agua fría y no empezar de lleno su entrenamiento como lo había planeado.

Para bañarla le quite su mordaza de su hermosa boca rompiendo el cincho que le había puesto para que no se salieran sus pantis y después la arrastre hasta un cuarto donde coloque una regadera fija y otra móvil (que si tenían agua caliente, debido a que había instalado ya varias maneras de obtener luz y gas para cocinar); después fui por jabón, champú, esposas, collar de perro y una cadena todo esto era para poder controlarla y evitar que corriera, al regresar con todo el material para bañarla y atarla, me dispuse a quitar las bolsas, quitar los cinchos (excepto el de sus hermosas manos) y desnudarla para que al acabar de hacer esto la bañara con agua fría como castigo por hacerse del baño.

Una vez desnuda, me dispuse a abrirla de piernas y tomar la regadera móvil para limpiarla a fondo y dejarla lo más limpia posible para empezar su entrenamiento, al acabar de bañarla le puse sus esposas y le quite el cincho de sus manos, le coloque su collar de perro con una placa que le había hecho con su nombre y coloque la cadena al collar para así arrastrarla a su nuevo lugar de juegos.

Al ver su nuevo lugar de juego ella grito como loca e imploró que no la lastimará, pero eso no iba a pasar, debido a que lo primero que iba a hacer ella era aprenderse de memoria lo que iba a pasar si no hacia lo que le digo, al igual que iba a aprender cómo me gusta que se maquille y se vista.

Para esto lo primero que le hice fue desatarle sus manos y encadenarla al suelo con su collar, de ahí fui por las cosas de ella al auto para así después obligarla a guardarla en los cajones de su nuevo cuarto. Una vez en el cuarto y ya con sus cosas ahí, la jale del pelo a la pared, amarre sus manos en su espalda con los pantis que traía de mordaza y después fui por sus calcetines mojados de meados suyos para metérselos en la boca.

Una vez con su mordaza y sus manos atadas, le empecé a decir las reglas de su nuevo hogar, las cuales incluían:

  • No gritar
  • No hablar a menos que sea solicitado
  • Avisar si quiere ir al baño
  • Llorar le causaría dormir en la caja
  • No dejarse bañar le causa dormir en la caja
  • No dejar dormir le causa dormir en la caja
  • No acatar órdenes le causaría o dormir en la caja u otro castigo
  • Ofender le causaría un castigo
  • Entre otras

Una vez le dije las reglas, ella sólo se sentó y soltó en llanto, lo cual le causo su primer castigo, pero no sin antes darle inicio a su entrenamiento.

Para empezar su entrenamiento, mi Güerita iba a sufrir en exceso, debido a que la primera fase iba a ser una semana llena de torturas físicas que iban a ser grabadas para que ella las viera, al igual que las que van a llegar con el paso de los días, así que la lleve a otra habitación donde la coloque en una silla sin fondo y até sus pies a las patas de esta, después amarré sus manos a su espalda y le coloqué un dildo en su vagina y unas cuentas anales en su ano (de las cuales le entraron 5 de 10), para después tomar la silla y colocarla en una pequeña tina con agua, lo cual la alteró aún más.