Fantasía con mi vecino
A mis diez añitos comienza un viaje sin retorno...
Se que todas hemos comenzado casi de la misma manera, y en mi caso ni fue la excepción. Vivo en Bogotá Colombia y desde mi pequeña infancia sentí fascinación por todo lo femenino, maquillaje, perfumes pero por sobretodo algo que siempre me enloqueció fueron las medias veladas. Mi madre es una mujer muy liberada y siempre gustó de complacer a mi padre en todo. Un tipo paisa muy seductor y varonil y en este momento es inevitable recordar las noches en que los escuchaba hacer el amor y los gemidos de placer de mi madre fueron algo que me marco por siempre, sentir como gozaba me hacía sentir feliz pero a la vez con algo de envidia también.
Cómo les decía mi madre era muy sensual en su vestimenta y mi padre no escatimaba en gastos para verla hermosa, sobretodo en lencería y la prenda que prácticamente forjó mi carácter y lo que soy ahora. Medias veladas por montones.
Siempre supe que algo en mi no estaba bien porque todo lo femenino me atraía pero no para tenerlo sino para serlo, amaba a mi madre y quería ser como ella, la imitaba en todo y a mis escasos diez años soñaba con verme tan linda como ella con su blusa blanca señida marcando un pronunciado escote, minifalda 20 centímetros por encima de la rodilla y por supuesto unas hermosas pantimedias veladas tall color sientan con refuerzo push up en la cola para levantarla y todo esto cerrado por unas zapatillas de tacón 10 y medio negras. Aunque suene raro está era la ropa habitual de mi madre todos los días, mis padres trabajaban en casa en un negocio de zapatería así que todos los días llegaban clientes y había que estar presentable. En medio de mis fantasías era inevitable pensar en cuando mi padre le hacía el amor y una noche me probé las pantimedias que ella había usado en el día, uffff...cómo olvidar ese aroma y esa sensación de suavidad en mis piernas que al ser las de un niño alto de diez años que no era muy dado al fútbol ni a deportes rudos no tenían nada que envidiar a cualquier señorita. Me sentía divina y he instintivamente comencé a tocarme pero no mi incipiente pene sino mi huequito, primero un dedo y luego dos y tres acelerando el movimiento y pensando en mi padre y como me hacía suya...yo era mi mamá y eso no terminaba hasta botar un abundante chorro de leche aguada
Pero bueno...quizá después hablé de esa y otras experiencias pero como su nombre lo indica hoy hablaré de mi vecino, un chico de unos quince años que vivía en la casa del lado y a quien podía ver por el patio de la mía. A pesar de no haber cruzado palabra con el siempre hubo algo que me inquietaba en su mirada y un día en que mis padre salieron a hacer unas diligencias y quede sola en casa no desaproveché la oportunidad y me vesti lo más linda que pude... Parecía una señorita sexy y aunque no sabía maquillarme ni tenía peluca sentía que me veía bien, sobretodo de la cintura para abajo...mis piernas me encantaban y por instinto femenino los tacones altos se me daban bien.
Tan ensimismada estaba en mi trance femenino que salí vestida al patio para sentir ese divino placer que es el rato de sol sobre mis piernas enfundadas cuando veo a mi vecino del otro lado mirandome fijamente sin decir palabra. Yo quedé helada pero por alguna razón que no puedo explicar no me moví ni huí, quede quieta mirándolo fijamente también hasta que mi vecino rompió el silencio y me preguntó si podía pasar el muro a lo cual respondí que si...( No sé porque lo hice) y brinco hacia mí. Yo seguía inmobil pero sin miedo y el se acercó y tomo mi cintura con delicadeza y paso si mano por debajo de mi falda...con ambas manos me tocó como si quisiera abrazarme por debajo y me acariciaba el punto que hay entre mi ano y mis testículos. Yo solo cerré mis ojos y lo deje hacer hasta que me dijo que los abriera y pude ver su pene erecto en todo su esplendor...el recuerdo de mis padres vino hacia mí y un deseo profundo pero inocente me inundó... sabía que eso no era lo correcto pero a la vez yo me sabía mujer y me sentía deseada por un chico...tome su pene con dulzura y lo palpe, lo explore con curiosidad y asombro mientras mi vecino sonreía con malicia...
- chupalo vecinita...
No tuve ni temor ni asco cuando me agaché para lamerlo y en el momento justo de mi lengua tocar su capullo siento la puerta abrir y la voz de mi padre decir fuerte...
-David, alistese que nos vamos.