Fantasía con la chica de la tienda

Una fantasía súper excitante con la chica de los masajes que le ponía a mil.

La tarde en el trabajo había sido muy relajada y cuando mis ocupaciones bajan y tengo tiempo de pensar siempre me lleno de los mismos pensamientos, el sexo.

Aquella tarde en la oficina había quietud absoluta, lo que me invito a pensar en alguna fantasía y en pasar algunas fotos imaginarias de conocidas en ropa interior y en sus desnudos.

Cuando salí del trabajo fui al supermercado a hacer alguna compra que tenia pendiente.

Fui por los pasillos más pendiente de mirar las chicas que los productos que había expuestos en la tienda.

Como de costumbre elegí la caja donde estaba la chica que más morbosa me parecía y espere la larga cola para pagar.

Cuando termine de pagar en la caja salí por el pasillo de la galería comercial del super para curiosear en los escaparates de las tiendas que estaban aun abiertas.

Al final del todo del pasillo esta la tienda de productos naturales. Nunca me había fijado en esa tienda y nada había hecho que me parara en el escaparate para valorar si había algún producto que comprar. Solamente me había fijado en el cartel que anuncia los masajes. Como serian estos masajes? Quien seria la encargada de darlos? Y si entro a darme uno y resulta ser un tío el que los da? Fui abandonando la idea de preguntar por los masajes así que nunca mas preste atención a la tiendecita.

Aquella tarde cuando llegue al escaparate vi a la chica que se encarga de vender en la tienda. Me quede mudo cuando la vi. Que atractiva y que sensual se veía.

Levaba puesto un pantalón vaquero y una camiseta blanca y pude adivinar unos preciosos pezones inflamados debajo de su camiseta. Me volví loco pensando en que pensaría la chica de dentro para estar tan empitonada. Que vista y que pechos mas bonitos y mas dulces. No podía quitar la vista de sus pechos.

Una vez miró hacia fuera de la tienda y yo cambie de postura mirando con interés el escaparate como si nada pasara. La inflamación de sus pezones fue bajando poco a poco y la vista perdió color. Me coloque en la otra esquina del escaparate para poder ver su culito con los vaqueros puestos. La vista fue genial. Tenia un culo redondito, no demasiado grande ni muy pequeño, la medida justa. Sus piernas no eran demasiado largas pero el final de sus piernas era una maravilla.

Mi fantasía empezó a funcionar como un tren que empieza la marcha y la idea del masaje volvió a mi a toda prisa.

Imagine que seria ella la que daría los masajes y me puse como un cachorrito de tierno.

La escena no se quitaba de mi cabeza.

Yo entraba en la tienda, saludaba sonriendo y le decía a la bomboncito que me explicara los masajes.

La conexión y la química marcaron el destino.

Yo estaba tumbado en la camilla de masajes solamente con unos bóxer ajustados que son los que uso normalmente.

Una sabana cubría mi culo y mis piernas y mi espalda quedaba desnuda para que mi masajista hiciera con ella lo que quisiera.

Ella me pidió que me relajara y que la dejara hacer y así lo hice, sabia que iba a ser el mejor masaje de mi vida.

Ella tenia las manitas no muy grandes pero preciosas. Cogió un bote de aceite que olía a limón y a hiervas y empezó a pasar sus delicados deditos por la parte superior de mi espalda. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando sentí el frío del aceite y el calor de sus manitas en mi espalda.

Cerré los ojos y deje que la masajista trabajara a su gusto.

Después de un buen rato intentando colocar todos los huesos de mi espalda, empecé a sentir sus manos deslizándose por mis costados. Mi piel se puso como la de un pollito y note la respuesta en mi entrepierna que gustosa recibía las caricias delicadas y suaves de la chica de la tienda.

Ahora ya la sensación de masaje se convirtió en sensación de caricias y mi excitación empezó a notarse en mi respiración. Si me pide que me de la vuelta en ese momento alucino por lo excitado que estaba.

Note como sus manos bajaban la sabana que cubría mis piernas y mi excitación creció. Empezó por la parte de abajo, cerca de mis pies y poco a poco quitaba toda la presión y la carga de mis músculos. Sus manos subían cada vez mas cerca de todo. Empezaron a recorrer el interior de mis muslos y yo empecé a soñar con un leve roce de sus manos en mi entrepierna. Ese deseo hizo que mis piernas se abrieran un poco mas pero el roce no llegaba y sus manos abandonaron la zona.

Siguió el masaje y yo seguía excitadísimo y con unas ganas de roce impresionante.

Me pidió que me diera la vuelta. Yo no podía en ese momento porque mi paquete pegaría en el techo de la salita. No sabia que hacer y ella me pregunto que si estaba dormido sonriendo.

Decidí darme la vuelta y que fuera lo que Dios quisiera.

Cuando la chica de la tienda vio mi paquete soltó una leve sonrisa y me hizo una mirada cómplice.

Cogió mi brazo con los suyos y lo apoyo en su hombro y empezó un movimiento de estiramiento. Cada vez que se agachaba para coger impulso yo podía ver el trocito de telita del sujetador. Era blanco precioso y me hubiera encantado quitarle la batita allí mismo y empezar a masajearla yo a ella.

Cuando todos mis huesillos, músculos y tendones de mi tórax estaban en su sitio continuo con las piernas. Mi pene había bajado su tamaño considerablemente por lo que mi vergüenza se había calmado.

Empezó el masaje de arriba para abajo y cuando replegaba sus brazos para el próximo estiramiento su bata rozaba un poco con mi paquete y eso hizo que mi excitación creciera de nuevo. Como estaba de espaldas me recree en su culito y pude ver que llevaba braguitas blancas. Me hubiera encantado meter allí mismo mi nariz justo en la parte donde mas arrugas hacia su pantalón blanco.

Se dio la vuelta y al agacharse pude ver sus dos pechos cubiertos de un suje perfectamente bonito.

Pero lo que encendió del todo es ver de nuevo unos pezones crecidísimos y riquísimos y el color morenito de ellos apareciendo por encima de la telita.

Ya no podía mas, ella estaba notando mi excitación por mi respiración y como no por el tamaño de mi pene. Cuando se dio la vuelta de nuevo para seguir con su trabajo dejo el culito a mi entera disposición. Entonces alargue mi mano y la coloque en medio de sus piernas a la altura del muslo. Ella dio un respinguito pero no dijo nada, lo que dio el pistoletazo de salida para que mis manos se metieran en el papel de masajistas y volaran por su cuerpo.

La chica de la tienda se dio la vuelta y me miro sonriéndome y pude ver en sus ojos la forma mágica del deseo.

Acerco su dulce cara hacia mi y nos besamos con pasión contenida. Me senté en la camilla y abrace a la chica de la tienda y la acerque todo lo que pude a mi. Sus manos seguían jugando con mi espalda y eso hacia que me relajara mucho y me abandonara al placer. Mis manos empezaron a acariciar la suya y poco a poco recorrieron toda su espalda jugando a la vez con su pelo y su cuello. Fui bajando mis manos hasta llegar a la gomita de su pantalón.

Metí las manos por debajo del pantalón y llegue a la telita deliciosa de sus braguitas y abarque su culo con mis dos manos. Fui jugando con la telita mientras ella se acercaba cada vez mas y sus besos tenían mas pasión. Me acercaba despacio hasta la zona mas rica de su entrepierna. Por encima de sus braguitas podía notar un poco de humedad y eso hizo que me fundiera de placer. Retire con mis dedos la telita de la braguita y pude acariciar parte de sus pelitos húmedos y di un pequeño roce en su culito. Esto hizo que se agitara un poco y que subiera una pierna encima de la camilla para quedar completamente abierta ante mi. Ahora ya tenia espacio para jugar como quería. Dado que yo la tenia enfrente de mi pude masajear todo su culo y recrearme con ella en jugueteos antes de pasar a tocar su flor. Cuando llegue a tan delicada zona y estaba completamente húmeda y pude ver como mis dedos resbalaban perfectamente hacia su interior notando sus juguitos cada vez que mi dedos entraba y salía de su cuevecita.

Me levante y agarrándola de la cintura la senté ahora a ella encima de la camilla. Ahora el masajista seria yo.

Quite su camiseta blanca de enfermera y ante mi apareció otra vez el sujetador blanquito con sus pezones a punto de estallarlo. Ayude a que se lo quitara y dos preciosos pechos aparecieron frente a mi con los pezones señalándome e invitándome a que los comiera poco a poco. Acerque mi lengua hasta ellos y puede notar en su dureza y su excitación. Sabían riquísimos y eran grandes y bonitos.

Mientras mi lengua jugaba con los pezones y con sus aureolas mis manos se dedicaban a intentar quitarle los pantalones. Cuando se los quite apareció ante mi una barriguita preciosa y un hilito de pelillos que le llegaban hasta el ombligo. La tumbe en la camilla de masajes también boca abajo, como ella a mi anteriormente, y mis manos empezaron a deslizarse por su espalda.

Estaba claro que yo no tenia tanto arte como ella por lo que decidí no seguir y si intentar que la excitación de la masajista fuera lo mas fuerte posible.

Con mis manos metí la telita de la braguita que le sobraba en su culito haciendo un estilo de tanga. Una de mis manos se paseaba entre la telita de las braguitas y su flor y podía notar la humedad y la excitación. Ella levantaba la espalda para que también jugara con sus pezones a la vez de con su culito. Teniendo sus glúteos todos para mi empecé a lamerlos y a besarlos despacio entregando mi alma en ello. Poco a poco me acercaba cada vez mas al paquetito que se veía por detrás en medio de sus piernas. Lo que mas me gustaba era el olor que tenia aquella zona. Olía perfecto y cada vez que aspiraba con mi nariz cerca de su flor mi excitación subía de grado. Con mis dientes intente retirarle la braguita para poder saborear su coñito y su culo. Cuando la telita ya no existía volvía a olisquear la zona "C" de esta chica. El olor era a excitación, a hembra, a sexo y al dulzón de la humedad.

Mi lengua fijo como objetivo su culito. Era una zona preciosa con una piel un poco mas oscura que el resto de sus nalgas. Mi lengua conecto enseguida con aquel pequeño agujerito que se intentaba acercar a mi todo lo posible. A la vez que lamía su culito el olor a sexo se hacia cada vez mas grande y mi pene también. Sus manitas jugaban por encima de mis bóxer y sus dedos iban entrando poco a poco por debajo para llegar a mi prepucio.

Cada roce que ella me daba yo la recompensaba con mi lengua y ese lenguaje lo aprendimos rápido.

Después de un rato de jugar con su culito le di la vuelta y su barriguita y sus pechos quedaron a mi entera disposición. Mi lengua empezó por sus pezones mientras mis manos recorrían todo el cuerpo de la masajista. Mi legua quería llegar al pastel y la chica que lo hiciera, pero si tardaba un rato mas quizás su excitación creciera mas y eso me ponía a mil.

Por fin decidí darle la recompensa al trabajo que hizo antes ella conmigo.

Retire la telita de su entrepierna y olisquee de nuevo su flor. El olor era intenso pero muy excitante. Mi lengua empezó a caracolear con su pubis y poco a poco se fue metiendo dentro de su rajita. Su clítoris estaba durito y puntiagudo y el brillo de la humedad recorría todo su coñito. Seguí lamiendo alternando lametazos con el ensamble de mi lengua dentro de su agujerito cada vez mas abierto. Ella levantaba el culito buscando mas roce y yo se lo daba. Su clítoris apuntaba hacia mi con ganas y deseo de mas lamidas y eso es lo que hice durante un buen rato.

Ella se incorporo delante de mi y en un santiamén mis bóxer cayeron al suelo. Agarro mi pene con sus dos manos y con vicio lo llevo hasta su boca para darse un buen atracón. Su lengua jugaba con mi prepucio y sus labios recubrían mi pene como un anillo mágico. Era una pasada tener mi pene en su boca metido. Estuve a punto de correrme varias veces y depositar mi semen en su boca, pero no quería disgustarla con nada y quizás eso no le gustaría.

De pronto quise meter mi cacharrito dentro de ella y sentir su volcán en mi pene. La senté en la camilla y puse su vagina a la altura de mi pene. Al principio restregué mi prepucio por su humedad y poco a poco empecé a introducir mi juguete en su agujerito.

Cada bombeo que tenia se reflejaba en su cara de pasión y de ganas de tener un buen orgasmo. Yo ya no aguantaría mucho mas y ella tampoco a juzgar por la fuerza de sus manos.

Después de segundos los dos llegamos a un fuerte y mágico orgasmo fundidos en un abrazo riquísimo donde sobre todo notaba los pezones de la masajista en mi pecho.

Esto no es mas que una fantasía que he tenido contigo. Nunca me conocerás ni sabrás quien ha soñado contigo de esa manera.

Eres deliciosa, lo sabias?

santiner@hotmail.com