Fantasia compartida con mi esposa

Durante mucho tiempo imagine una noche perfecta de sexo. Nunca me aminaba a compartirlo hasta que un día tome la decisión y se lo propuse a mi pareja. Hacia muchos años que estábamos juntos y la monotonía a veces nos jugaba una mala pasada. Me pareció muy egoísta que yo estuviera imaginando y fantaseando sin decírselo. Le dije que leyera este relato y le pedí cumplir al pie de la letra cada paso de escena.

Cuando la tarde se comienza a transformar en noche y las ultimas luces del día dejan paso al momento del día quizás mas sensual, la pase a buscar por casa con el automóvil. Previamente, yo me había cambiado acorde a la situación, con una pantalón formal y bien liviano, de esa tela que permite sentir una caricia sobre ella. Color azul con una camisa de color celeste, llegue y toque bocina en la puerta.

Allí la vi bajar de las escaleras justo como me había imaginado: zapatos altos, negros con medias negras. Una falda a la rodilla color beige para nada corta y una camisa puramente blanca con botones en el frente. Amo las camisas con botones porque el juego de desabrocharlos es excitante.

Se trepo al auto y al sentarse su pollera se levanto bastante dejando ver que las medias tenían portaligas al tono. Ya esa imagen me éxito bastante, pero trate de mantener la compostura para seguir el juego. había sido muy sutil al mostrarme su ropa intima, casi casual.

Un beso en la boca, ella con labios pintados rojo opaco, no muy brilloso y el pelo recogido que dejaba insinuar su cuello.

Tomamos por la carretera sabiendo los dos hacia donde nos dirigíamos a pesar de haberlo dicho: a un hotel por horas de mucho lujo donde nos esperaba una habitación reservada previamente con todos los detalles necesarios para pasar una noche inolvidable.

Durante el viaje mi mano se poso en la rodilla y ella la dirigió hacia su entrepierna. Lentamente iba subiendo la falda y veía de reojo sin dejar de prestar atención al transito, el fin de sus medias, el comienzo de una tanga extremadamente pequeña y de color negro también.

Me detuve allí por unos instantes y pude sentir por primera vez en la noche el calor que irradiaba su vagina. también pude observar que su camisa estaba entreabierta por demás. había dejado varios botones sin abrochar y se podía intuir que no llevaba corpiño. Tuve ganas de meter mi mano por su escote para sentir la suavidad de su piel, pero me detuve reservándolo para mas adelante.

Llegamos, la habitación tenia una cochera privada así que no hizo falta bajarse del auto mas que para entrar a la habitación directamente.

Al abrirse la puerta pudimos ver todo el lujo que nos ofrecía. Una cama superamplia, con espejos a los costados y en el techo, luces de varios colores que daban distintas iluminaciones. La habitación tenia también un jacuzzi como para diez personas, nos sorprendió lo grande que era.

Con la inhumación baja, pusimos música, pedimos un trago. Daiquiri de frutilla para los dos. Mientras tanto ella me pidió que la espere sentado en un sillón de tres cuerpos que estaba a un costado, bastante lejos de la cama.

Vi como se alejaba y cerraba la puerta del baño por unos instantes. Luego la abrió y me dejo boquiabierto con su presencia. Salió sin la falda, llevaba puestos sus zapatos, las medias y pude confirmar que la tanga que llevaba era pequeña, con unos breteles a los costados muy finos. Al voltearse para mostrarme mas, vi que nada tapaba de su cola, que se me ofrecía a la vista como una apetitosa fruta. había abierto todos los botones de su camisa blanca y dejaba ver parte de sus pechos.

-Te gusta? Es todo tuyo mi amor.- dejándome sin palabras para responder.

Yo estaba todavía sentado en el sillón cuando intente pararme pero ella me lo impidió con sus dos manos. Se sentó a mi lado, se libero el cabello y comenzó a besarme en la boca, en el cuello, mientras con sus dos manos desabrochaba primero mi camisa, y luego el cierre de mi pantalón.

Yo respondí a sus besos y disfrute de su cuello, mientras veía sus pechos entre la camisa. Pase mis manos por su camisa y masajee sus pechos grandes y suaves. Estaba muy bien dotada y sabia que a mi me gustaban muchísimo. Lentamente me quite la camisa y ella me ayudo con el pantalón, quedando solo con un boxer gris bastante ajustado que sabia a ella la excitaba.

Se paro delante de mi y me dijo: -esta noche soy toda tuya, voy a hacer todo lo que tu me pidas- y se quito la camisa. Sin dejar un instante de mirarme, se arrodillo entre mis piernas y comenzó a quitarme el boxer, liberando mi pene que a esta altura de los acontecimientos estaba estallando dentro de la prenda.

Lo tomo con una mano, lo movió y luego lo poso entre sus dos pechos. Con sus manos ayudo a apretujarlo fuertemente y subía y bajaba masturbándome de manera increíble. Su pelo suelto me impedía a veces la visión de ese espectáculo, así que con una mano lo Coria para no perder detalle. Bajo y subió con mi pene entre sus pechos durante algunos minutos hasta que se paro nuevamente y se dio vuelta. –Te gusta? Mostrándome la tanga como le quedaba y luego la bajo lentamente con las dos manos.

En ese momento se sentó sobre mi dándome la espalda. Yo disfrutaba de la visión de su espalda desnuda y sentía en mis piernas el roce de sus medias. Primero dejo mi pene muy cerca de su vagina y se sentó sobre mi llevando mis manos a su cintura. Allí las libero y yo la acaricie completamente la espalda. Mientras lo hacia ella se levanto solo lo necesario para tomar con una mano mi pene e introducirlo en su vagina. En ese momento emitió el primer gemido y se dejo caer para que mi pene estuviera completamente dentro de ella.

Sentí la sensación de penetrarla y tuve que hacer fuerza para no estallar en ese momento. Sus pechos frotándose con mi pene me había dejado al limite. había soñado tantas veces con este momento que me concentre para aguantar sin acabar y disfrutar todo el tiempo que pudiera.

Durante algunos minutos a ritmo lento subió y bajo sobre mi pene. Por un costado podía ver uno de los espejos que me devolvía una imagen extraordinaria: la veía cabalgando sobre mi, con los ojos cerrados la boca entreabierta y su pelo suelto revuelto, las piernas bien abiertas y sus manos que se turnaban para estar en mis rodillas y por momentos acariciando sus pechos.

Luego cambio el movimiento de arriba abajo y se detuvo con mi pene dentro de ella. En ese instante comenzó a moverse de atrás para adelante, regalándome una sensación increíble de placer. Para eso se tomo bien fuertes de mis rodillas. Yo disfrutaba de verla moverse totalmente excitada y escuchar como gemía. –Como me gusta calbagar sobre ti- -Quiero que acabes dentro mío- me decía entre otras cosas mientras sentía su agitación en cada palabra que empezaba a gritar. Porque a esa altura de la cabalgata las palabras ya no eran suaves, sino que había comenzado a subir el tono, y eso ella sabia que me volvía loco.

Llego el momento en que estalle dentro de ella mientras no dejaba de moverse locamente, y nos quedamos abrazados así, de espaldas ella sobre mi.

Después, se levanto, y fue hasta el jacuzzi para llenarlo de agua. El primer trago ya se había consumido así que aprovechamos para pedir otros dos. Unas batas de toalla nos cubrieron por un rato no mas, ya que al estar preparado el jacuzzi, ella me invito a sentarme dentro.

Comencé acariciándole los hombros, la espalda con un masaje en principio relajante, que luego se transformo en erótico al llegar a la zona de sus pechos. Allí me detuve y los acaricie, primero sin tocar sus pezones, haciéndola desear que mis manos llegaran hasta ellos, y luego tomándolos con mi boca y succionándolos con fuerza.

Nos fuimos calentando nuevamente y las caricias fueron aumentando. El movimiento del agua también ayudo a la situación y teníamos ganas nuevamente de hacer el amor.

Nos paramos y nos secamos cada parte de nuestros cuerpos. Yo el de ella y ella el mío.

–Espérame en la cama tengo una sorpresa para ti- me dijo y se fue al cambiador.

La perdí de vista unos instantes y volvió con un conjunto rojo infierno de corpiño y bombacha.

Se sentó junto a mi en la cama y me dijo: -quiero jugar. Vos? teníamos un tablero con un dado y tarjetas que habíamos bajado de Internet con pruebas todas sexuales que debíamos cumplir.

El dado comenzó a rodar y las pruebas a cumplirse una a una. Las primeras nos causaban un poco de risa, pero después el desafío que traía cada carta era mas jugado y levantaba la temperatura de ambos.

La ultima prueba la elegía quien ganara el juego. Y ese momento fue increíble....

Cumplimos con todas las reglas y dejamos de lado el tablero completamente excitados. Ella me dijo: -Haceme lo que quieras, hoy soy tu puta, soy tuya, rompeme, atame, chupame toda- Ante semejante invitación, sin dudarlo tome dos sogas y la ate de sus muñecas a la cabecera de la cama, dejando bien abiertos sus brazos.

La mire, me aleje un poco para verla como estaba completamente a mi disposición, para cualquier cosa, atada a la cama con su conjunto rojo que me despertaba todos mis instintos.

Comencé por quitarle la bombacha roja y me detuve en su vagina. Primero bese su entrepierna y luego por fuera sus labios vaginales. sentía como se movía de placer pero todavía reprimía gemir.

Durante varios minutos mi lengua quedo en esa zona, pero sin entrar todavía. Solo lo hice cuando abr su vagina con una mano y con la otra tomaba con fuerza uno de sus pechos. Allí sentí que se había excitado completamente. La lengua entro y salió a mi caprichosa voluntad hasta que se humedeció completamente.

Puse un almohadón bajo su cola para levantarla un poco y me ubique entre sus piernas abiertas. Mis manos estaban en sus hombros y sin aviso previo la penetre. Violentamente diría, con la violencia que se necesita para sentir la dominación placentera.

Con mi pene en su vagina, desabroche el corpiño y lo levante para disfrutar del movimiento de sus pechos libres a cada embestida mía.

Cuando veía que su excitación crecía, me detenía para luego embestir con mas fuerza. –no pares, dame mas, dame mas fuerte por favor, dale, dale...- me decía entre gemidos que otra vez crecían en volumen.

Sentí que ya estaba lista para desatarla y lo hice, liberando a una mujer poseída por el placer que sin aviso me tiro de espaldas en la cama y tomo la iniciativa.

Sobre mi, sus manos a los costados de mi cabeza, ella misma se penetro y comenzó a dirigir los movimientos que eran bruscos, mientras yo le daba de nalgadas con mis manos.

sentía el chasquido de mis manos en sus nalgas que comenzaban a colorearse. Eso me lo permitía ver el espejo que estaba sobre la cama.

-Te gusta?, pedime mas...- le decía aprovechando que estaba como enfurecida sobre mi.

-Siiiiii, quiero mas, quiero mas...- entrecortado me gemía.

Luego levanto su torso sin liberar mi pene para tocarse ella misma los pechos y luego llevar mis manos hacia ellos para que los retuerce con fuerza, tirando para afuera de sus pezones.

Las palabras comenzaron a ser cada vez mas sucias, por la propia excitación y ese lenguaje me volvía completamente loco.

Por instantes bajaba nuevamente su torso y ponía en mi boca una de sus pezones. Yo lo mordía y lo lamía, succionando locamente.

Estallo en un grito desgarrador que libero sin problema porque sabíamos que nadie nos estaba escuchando. Dejo de moverse mientras sentía como descargaba todo dentro de ella.

Nos acostamos uno al lado del otro, y nos prometimos volver a cumplir otras fantasías muy pronto. Ya no hubo tiempo para otro trago, solo un rato de descanso.

Nos cambiamos y volvimos a tomar el automóvil para retomar nuestra vida, con el corazón lleno de placer por la fantasía cumplida.

Esta es la fantasía cumplida de un hombre, quizás falte la visión de una mujer, pero sirvió para transformar nuestra vida sexual de pareja.