Fantasía Circular (3)

Continuación de fantasía circular II: DEL AMOR

DEL AMOR

Te amo, para amarte

y no para ser amado,

puesto que nada me place

tanto como verte a ti feliz.

George Sand

Si nos enamoramos de un cuerpo es porque ya estamos enamorados de la persona.

Julián Marías

CAPITULO III

Pasamos el día en Alejandría. Hicimos un pic nic, caminamos por el mediterráneo, conocimos gente de Europa y a la tarde volvimos al hotel. Esta noche había decidido tomar las riendas yo. Nos vestimos mucho más ligeras que la noche anterior y salimos a cenar afuera. Comimos comida marraquese y pude practicar un poquito de árabe. Cuando volvíamos todo parecía mucho más frío que la noche anterior pero sentía en mi que las cosas no se habían enfriado verdaderamente sino que era nuestro autocontrol que nos impedía besarnos con lujuria.

Llegué a la habitación después de una noche muy amigable y me cambié para conquistarla. Me puse unos encajes negros pero que no aparentaban a una prostituta. La llamé al la habitación y no me atendió nadie. Me asusté un poco así que me puse la bata y me dirigí a la habitación contigua para ver si todo estaba bien. Nadie abrió la puerta ante mis repentino llamados. Volví a mi habitación y me puse un jean y una camisa holgada. No me saqué la ropa interior porque estaba muy preocupada y realmente actuaba sin pensar.

LA volvía llamar y no contestó nadie. Bajé y en la sala donde había un hombre de unos 35 años leyendo el new york times la vi tomando una bebida y leyendo un libro.

-Te estaba esperando. Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

El hombre no se percató de mi cara de tristeza. No entendía como una mujer podía encenderse y apagarse tan rápido.

-Te llamé a tu habitación y me asusté porque no estabas. ... ¿Cómo que me estabas esperando?

-Sí. Sabía que me ibas a ir a buscar.

-Jajajaja ¿tan predecible soy?

Nos reímos con picardía.

El hombre seguía leyendo su diario.

Me senté a su lado. Miré a mi alrededor. Estaba el barman el interesante señor del diario, una mujer jugando al solitario que en ese mismo instante se retiraba y no creí ver a nadie más.

Me miró como tratando de adivinar mis intenciones. Le devolví una mirada y le di un beso en sus labios. Estaba cruzada de piernas y me animé a posar una de mis manos en su rodilla. Acaricié por un momento la rodilla desnuda y deslicé mi mano por debajo de la falda pudiendo tocar sus glúteos enteramente. Contemplé por el escote un par de pechos en muy buen estado y me animé a besar la entrada de ese escote. Cuando levanté la mirada el hombre del diario estaba mirando el espectáculo y tocándose por sobre el pantalón. Estúpidamente había tapado sus movimientos con el diario. Lo miré con mi mayor estado de excitación y vi con ella en ves de mirarlo a él me miraba a mí. Me encantó que no lo mirara a él. Puso sus manos en mi cintura y me dijo al oído que fuéramos a la habitación.

-Tengo un lugar mejor. Vení. Respondí tomando mi mayor postura de dominación.

Tomé su mano y me dirigí al hombre. Pasé por detrás del sillón y le dije, recordando una de mis películas preferidas

-Down boy.

Entre risas me dirigí a la terraza. La tomé de la cintura y la apoyé contra la pared. Estaba fría y eso hizo que se le erizara la piel. Tomé sus brazos y los subí por encima de su cabeza. Con una pierna le abrí las piernas a ella y con mi rodilla comencé a tocarla en su fuente de placer. Oía sus gemidos cada ves más fuertes su cuerpo comenzaba a emitir vibraciones que solo se pueden sentir si el cuerpo está totalmente pegado a la fuente de la cual provienen.

Besé sus orejas cuello y labios con pasión. Tomé sus muñecas en una mano y bajé la otra para desabrocharle la camisa que tenía puesta. El corpiño era negro, muy delicado. Desabroché su camisa unos botones y metí mi mano por la espalda. Desabroché su corpiño y lo saqué con rapidez. Me puse a beber de esos pechos que tanto me habían excitado y con la mano que me quedaba libre aparté la prenda que cubría su sexo. Introduje mis dedos para comprobar que estaba muy lubricada. Las palabras sobraban. Ninguna de las dos habló mientras la penetraba y veía como sus ojos se torneaban por el placer. Me miraba mientras empujaba con fuerza para adentro y peleó por soltar una de sus manos. Lo cual impedí con todas mis fuerzas. Ahí poseída por mi me estaba dando la más bellas de las venganzas. Ver su placer definitivo me excitaba por sobremanera y sabía que con un roce podía llegar al orgasmo.

Completé mi búsqueda besando sus labios y ahogando el grito de placer en ellos.

Lentamente abotoné su camisa pero me quedé como regalo su brasier. La tomé entre mis manos y la llevé a su cuarto. Cuando entré exhausta como estaba por el esfuerzo hecho en la terraza me recosté a su lado.

Me quedé medio dormida hasta que me desperté porque alguien me estaba desvistiendo. Su cuerpo estaba sobre el mío y ella estaba tratando de desabrocharme el pantalón. Se sentó en mis piernas y pude sentir la humedad de su entrepierna. Contemplé al habitación y mi cuerpo. Mi camisa ya estaba desabotonada y tenía restos de saliva en el encaje. Que linda forma de despertar, pensé entre mi. Estuve a punto de hablar pero no quise estropear el momento. Continuó besándome. Retiró mis pantalones y vi como se sacaba lo único que aprisionaba su cuerpo. Retiró su camisa y pude ver sus hermosas pechos. Rápida como una ráfaga comenzó a sacarme la ropa interior. Desnuda por completo me besó el cuerpo y succionó mis pechos se movía rápido como si estuviera ansiosa de comerme. Cuando descendió por mi vientre hasta las piernas quise abrirlas un poco pero no pude, ella no me dejaba, como si me impidiera llevar el ritmo a mi.

Besó mis piernas, se paseó por mis glúteos, me volteó y besó mi espalda. Sentí como unía su sexo a mis glúteos y los apretaba con su clítoris. Sentí como su cuerpo se iba pegando al mío. Sus pechos se amoldaron a mi espalda y su vos me murmuraba cosas que no entendía debido a la excitación. Mordió mis hombros y fue bajando deslizando la lengua hasta mis piernas. Levantó un poco mi cola y lamió los contornos. Quería acercarle mi sexo hasta chocar con su cara pero el momento de perpetuación eterna era más agradable. Estaba muy húmeda y ella sabía exactamente como mantenerme así.

Sin mucho más me acercó la punta de la lengua al clítoris. Sentí estremecer mi cuerpo arqueé la espalda y dejé que me comiera entera. Su lengua rodeó los labios mayores. Viajó por mi interior y comenzó a imitar a un miembro varonil metiendo y sacando su lengua de adentro mío. Aprisionó mi clítoris con al palma de su mano. Estaba caliente. Su respiración sacaba gritos de mí. Como un trueno desde los interiores de una tormenta bañé toda mi cavidad explotando en un orgasmo que aún recuerdo.

Esa noche continuamos charlando y haciendo el amor. Durante el domingo hicimos miles de cosas. Hicimos el amor en las pirámides de Giza, bailamos tango en la terraza y tomamos sangre de serpiente. Cosas que nunca en la vida se repetirían las probamos todas.

Así concluyo mi fantasía circular donde la fantasía de una fantasía se hace realidad. Te lo dedico con mucho amor y respeto a vos Sandra. Quedan más cosas para contar y fantasías que diseñar pero creo que el círculo se cierra en el primer orgasmo con vos. Te adoro y espero que te guste. Si querés termino los capítulos que faltan. Eso está en vos. En si te gustó o no. Besos en donde más los quieras te adora SAKMETH