Fantasía bisexual

Una experiencia real aporta la dosis de fantasía necesaria para un gran momento de placer, contado como una carta a mi macho.

Te escribo para participarte mi último momento placentero, solo, pero muy gratificante.

Ayer me quedé solo en casa y decidí prepararme un baño calentito. Sabía que acabaría masturbandome pensando en tí, y por ello abrí el frigorífico y encontré un delicioso pepino de tamaño estandar.

Me desnudé y acaricié como tú hiciste ese día en el que tanto placer obtuve saboreando tu deliciosa polla y algo de tu fluido preeyaculatorio que degusté con deleite después de marcharme, puesto que ese sabor me acompañó hasta mi casa y bese a mi mujer, compartiendo con ella el sabor de tu semen, sin que ella lo supiera.

Me introduje en el agua caliente y chupé el pepino. Estaba duro y me parecía que sería un buen amante ocasional. Tras hacerle una mamada fantaseando con que fuera tu polla la que llenaba mi boca, y mientras mi erección era ya brutal, busqué el lubricante y empecé a jugar con mi ano. Primero entró un dedo, jugando con mi esfinter, tratando de dilatarlo más. Noté que era el momento de introducir el segundo dedo, y tras él un tercero y cuarto. El placer me enloquecía y comprendí que necesitaba tu polla dentro de mi culo. Sin dudarlo empecé a introducir el pepino poco a poco. El dolor pasó de insoportable a llevadero, tornándose en puro placer. El pepino entraba en mi culo sin problema, acabé introduciéndolo entero mientras un suspiro salía de mi boca.

En ese momento supe que necesitaba que me follaras, que me trataras como tu puta y me violaras, obligandome a darte placer. Recordé ese día en que, desnudos ambos, me hinqué de rodillas delante tuya y por primera vez introduje un pene en mi boca, un pene que chupaba con deleite mientras crecía con mi mamada hasta ponerse duro, a la vez que mis manos acariciaban tus huevos. Recordé como tu polla entraba y salía de mi boca, húmeda de mi saliva y tus fluidos preeyaculatorios, a la vez que tus manos acariciaban mi polla y trataban de abrirse paso en mi ano. También vino a mi memoria el momento en el que me pediste que parara, que si seguía con mi mamada te correrías y como en mi cabeza había deseos encontrados, entre seguir mamando y recibir tu semen  o parar para disfrutar de un placer más duradero.

En ese pensamiento se mezcló fantasía con realidad. Sé que tuve tu polla en mi boca y me encantó. También sé que no me hubiese importado que me hubieses hecho tuyo como una zorra sumisa, incluso dando rienda suelta a fantasías depravadas como mearme, o que me hubiese encantado degustar tu semen y mostrartelo dentro de mi boca antes de tragarlo. Seguí con el pepino en mi ano, dándome unos momentos de placer inenarrables. Con una mano hacía que entrara y saliera, mientras la otra la usaba para masturbarme, siempre con los ojos cerrados, soñando que eras tú quien me follaba.

Así recordé el momento en el que me dijiste que si deseaba que me desvirgaras el culo con un vibrador, no viéndome preparado, de lo que me he arrepentido en numerosas ocasiones: hubiese preferido que fuese tu deliciosa polla la que me desflorara el culo.

Tambien se me vino a la cabeza como gemías mientras hice que te corrieras y el calor de tu esperma en mi mano, así como, inmediatamente después, mi corrida y como introdujiste mi polla en tu boca para acabar de limpiar los restos de mi corrida.

He de confesarte que pensé en el momento en el que entregarías a esta puta que te desea al otro macho, los tres desnudos en la cama, él follándome después de que me hubieses dado permiso para recibirlo dentro, mientras mi lengua jugaba con tu polla. Reconozco que me enloquece mamartela, rodear tu glande con mi lengua, jugar con el orificio de tu uretra saboreando tu fluido y jugando con él, introduciéndola entera en mi boca a la vez que me agarras con tus manos follándome la boca. Imaginé que ambos me follabais y el otro macho se salía de mí al notar su orgasmo y se ponía junto a tí, regalándome su semen mezclado con el tuyo.

Fue justo ahí cuando noté que me corría, derramándome en mi abdomen y haciendo llegar todo mi semen a mi boca con los dedos, pensando que el próximo semen que pruebe será el tuyo.

Un beso mi macho.