Fantasía

Procedo a invitaros que conozcáis una de mis fantasías.

Hola a todos, algunos ya me conocéis por mis relatos anteriores; otros, sin embargo, puede que sea la primera vez que me leéis. Si es así, os invito a que descubráis mi primera experiencia sexual. En este caso, voy a contaros una de mis fantasías más recurrentes. Espero que os guste.

Nos invitan a una fiesta de disfraces, hace tiempo que no salimos y nos agrada mucho la idea. Durante toda la semana nos centramos en el trabajo y, al llegar el viernes, empezamos a planificar de qué podemos ir disfrazados. Tras varias propuestas que no terminan de convencernos, me sugieres que nos disfracemos del sexo contrario, o lo que es lo mismo, disfrazarte de hombre y yo de mujer. Me parece una buena idea y, seguro, que nos reímos mucho además de pasarlo genial.

Al día siguiente, después de comer, me dices que tenemos que prepararnos para estar perfectos. Me voy a la ducha y me depilo completamente (aunque no tengo mucho vello), me rasuro el culito y la polla, me afeito, ducho... Cuando acabo, veo que me has dejado algo de tu ropa preparada para que me lo ponga, lo que más me llama la atención es que incluso me has "prestado" uno de tus tangas. Lo cojo, y te digo:

J: ¿De verdad quiéres que me ponga también tanga?.- Te miro con cara de asombro.

S: Claro que sí, ya que nos disfrazamos lo haremos bien, además me apetece verte y reírme un rato siendo la única que sabe que lo llevas.- Me contesta con una sonrisa un poco maléfica.

J: Está bien, en ese caso te pondrás tú uno de mis boxers y espero que luego me des caña. Jajajaja.- La sigo la broma.

S: Por supuesto nena, esta noche serás mi zorrita.- Me dice poniendo voz grave al tiempo que me suelta un azote.

Me pongo el tanga de hilo negro, siento una sensación extraña, es muy pequeño y mi polla apenas es cubierta, por otro lado, la sensación que produce en mi ano es agradable, me gusta. Me miro en el espejo y resalta mi culito redondo, arqueo la espalda y no puedo evitar excitarme un poco. A continuación procedo a ponerme un vestido azul oscuro, sin escote, pero bastante corto (tendré que tener cuidado con mis movimientos si no quiero que se me suba), además, al ser ceñido, se nota la tira del tanga. Vuelvo a mirarme en el espejo, lo que veo me causa una impresión positiva, al ser tan ceñido me marca unas curvas muy interesantes, a la vez que resalta mi trasero. Desde luego, si me ven de espaldas pasaría por una mujer.

Salgo del baño y me "presento" a mi pareja, ella lleva una camiseta que le queda larga con unos vaqueros. Se ha colocado una gorra tapando su cabello y le da un aspecto de rapero extraño. La hago una broma en la que reímos los dos antes de que me diga que estoy para darme todo el día. con esa voz grave, y ambos reímos aún más.

S: Sólo falta un par de detalles más.- Me dice mientras saca de una bolsa unos zapatos con algo de tacón de mi talla y una peluca morena.

J: ¿De dónde has sacado unos zapatos de mi talla?.- La pregunto incrédulo de que hubiese una 45,

S: Calla y póntelos. Así verás lo que duelen los pies... y eso que éstos no tienen mucho tacón.

Termino de vestirme y parezco una auténtica mujer y, aunque esté mal que yo lo diga, hasta estoy para echarme un buen polvo. Me observa desde la puerta y me insulta amablemente al ver que, efectivamente, estoy bastante buena así vestido.

S: Espero no tener que pegarme por tenerte esta noche.- Me dice en tono juguetón.

J: No sé cariño, este cuerpo está hecho para el pecado.- La contesto, contoneandome mientras reímos.

Llegamos a la discoteca donde se celebraba la fiesta, todo el mundo iba disfrazado, unos con mejores disfraces que otros, más o menos "currados". Nos acercamos a la barra primero, para ir pidiendo algo hasta que encontráramos a nuestros amigos, y ahí empecé a sentir bastantes miradas y algún que otro comentario acerca del "culito tan rico que tenía". Empecé tomándolo a broma, pero a medida que iba pasando el tiempo, me iba excitando un poco más. Tras unos minutos S saludó al grupo de amigos que, por fin, habían llegado, nos sentamos todos en un reservado que había y empezaron todos a bromear sobre lo "buena" que estaba esa noche. Todos nos reíamos y les seguía la broma. Lo estábamos pasando muy bien y era lo que importaba. Fue pasando la noche, bailes con unos y con otros, S aprovechaba para sobarme el culito de broma (no fue la única), y yo me dejaba en ese ambiente relajado que teníamos todos.

Como era habitual, el grupo se dividió en "chicas y chicos", nos dijeron que se iban a casa de L, que vivía sola, para poder hablar sin tener que gritar tanto y a tomarse algo más tranquilas. Nosotros nos quedamos en la disco más tiempo, seguían bebiendo y ya iban bastante contentos, sabedores que yo les llevaría a casa ya que no me gusta mucho el alcohol. Antes de irnos, les dije que iría al baño, con su correspondiente broma de a qué baño acabaría entrando, obviamente, entré en el baño masculino, había un par de tíos que, al principio, se quedaron mirándome, luego se percataron del "disfraz" y siguieron a lo suyo, me acerqué al urinario y, en ese momento, sale del urinario de al lado C. Nos quedámos mirándonos y nos saludamos, entro para orinar, al salir sigue estando C "lavándose las manos" y estamos sólos en el baño:

C: Qué sorpresa tan agradable, no esperaba encontrarte aquí y menos así vestida...

J: Yo tampoco a ti... ¿Te gusta?.- Le digo la tiempo que giro sobre mí para mostrarme.

C: Mucho, así parece mucho más zorrita aún.- Me contesta agarrando mi cintura.

Al sentir su mano en mi cintura arqueo la espalda y me pego a él.

C: ¿Por qué no te vienes a mi casa y me enseñas lo putita que eres?.- Me susurra en el oído.

J: Claro, tengo que llevar a mis amigos a casa, luego me acerco a la tuya y jugamos. Tardo 40 minutos.

C: Allí te espero, no tardes zorrita.- Me dice al tiempo que me da un azote y se va.

No esperaba encontrarme allí con él, pero lo cierto es que me he excitado muchísimo. Sólo quiero llevar a mi amigos a sus casas e irme a la de C a que me haga de todo. Me miro en el espejo para colocarme antes de salir del baño para indicarles que ya podemos irnos. Nos metemos en el coche y les llevo a cada uno a sus casas. Voy camino, ahora, a casa de C, mi excitación es máxima, mi polla no la puede sujetar el tanga, a la vez que hace que se estire y roce aún más mi ano.

Llego a su casa, me abre y nos abrazamos, empieza a comerme la boca y yo, por supuesto, me dejo hacer por él todo lo que quiera. Se separa de mí, de hace girar para verme mejor y me dice que estoy espectacular, que parezco una auténtica zorrita y que quiere que se lo demuestre. Le empujo suave al sofá, me empiezo a mover lentamente, contoneando mi cintura, girando y mostrando mi culito, ése que tanto le gusta. Muy despacio subo el vestido enseñándole el tanga.

C: Uffff, qué bien te queda. Te voy a comer el culito y te lo voy a follar.

J: Por supuesto que si, soy tuya.

Me quita el vestido y la peluca, me deja con el tanga, únicamente. Besa mi cuello mientras acaricia mi culito. Arqueo la espalda y me retuerzo de placer, gimo en su oído y le suplico que me haga su zorrita. Se sienta en el sofá de nuevo, y me dice:

C: Muy bien zorrita, ya sabes lo que hay que hacer.

Obediente, le digo que sí con la cabeza mientras me arrodillo y le desabrocho el pantalón, descubro esa maravillosa polla y me lanzo a por ella. La chupo entera, lamo desde las pelotas hasta la punta, mirándole, sumisa, dándole todo el placer que puedo. Comienza a gemir mientras acaricia mi cabeza, me la meto en la boca y empiezo a acelerar el ritmo. Su mano me ayuda a que cada vez introduzca más su polla, hasta llegar a mi garganta. Después de unos minutos, me coloca en 4, echa a un lado mi tanga y comienza a comerme el ano. Yo solo puedo gemir y gritar de placer; su lengua va ganando terreno y se cuela dentro, moviéndose a su antojo, haciendo que me olvide de todo y solo quiera que me folle, que me haga su putita. Así se lo suplico.

Se levanta y apunta su polla a mi ano:

C: Eres mi perrita.

J: Siiiiiii, soy tu perrita. Fóllame, por favor.- Le suplico mientras muevo mi culito.

Me da un azote y me pide que no me mueva. Obedezco. Se va del salón y aparece a los 10 segundos, se vuelve a colocar detrás de mí y me coloca un collar.

C: Ahora sí que eres mi perrita.- Me dice, volviendo a colocar su polla en mi ano.

Sentir esa correa y su polla hace que mi sumisión sea máxima, accedo a todo lo que él quiera. Me siento su perrita y se lo hago saber.

J: Fóllame, por favor. Folla a tu perrita.

Comienza a introducir su polla en mi dilatado ano, el placer es absoluto, mi cuerpo se mueve a su voluntad y no puedo parar de gemir y pedirle más. Mi ano se va adaptando al tamaño de su polla y comenzamos a movernos al compás, acelerando el ritmo, dándome azotes, sacando a la putita que hay en mí. Tras unos minutos, se aferra a mi cintura y aumenta, aún más, el ritmo. Me está follando a su antojo y me encanta... Siento como su polla se hincha y descarga en mi interior todo su semen. Se queda ahí unos instantes y me susurra que soy la mejor putita. Yo, sumiso y contento, muevo el culito y sonrío dándole las gracias por el placer que me hace pasar. Despacio sale de mi interior y me dice que le acompañe, que aún queda mucho por descubrir, pero eso ya es otra historia...

PD: Espero que les haya gustado esta primera fantasía. Como siempre, espero vuestros comentarios y, deseo que se os haya puesto bien dura leyendo éste relato. Un beso.