Fantasía

Una de mis fantasias es hecha realidad por un desconocido.

No todos los días se tiene la suerte de poder realizar las fantasías, y aunque siempre había tenido la esperanza de poder realizar alguna de las mías no podía saber que esta noche tendría mi oportunidad.

Entre una cosa y otra ese fin de semana había terminado por quedarme sola en casa sin ningún plan a la vista excepto el de descansar. Ya había oscurecido y como era usual estaba sentada a oscuras frente al computador con la televisión encendida pero sin prestarle la menor atención. Llevaba puesta una ligera camisa de dormir corta y una tanguita blanca.

Algo usual en mí es tener la capacidad de abstraerme de todo lo demás cuando estoy enfocada en algo, y esa noche estaba pendiente de lo que leía, un sitio de relatos eróticos donde siempre encuentro algo que dispare mi excitación. Debe ser por eso que no note los pasos que subían por las escaleras y que luego continuaron hasta donde yo estaba sentada, sólo me di cuenta cuando sentí sus manos alrededor de mi cuello.

El grito quedó ahogado en mi garganta, como suele pasarme cuando me asusto. Eran manos fuertes y grandes, sólo podían ser de hombre.

Calladita y tranquila que aquí no va a pasarte nada malo – me dijo medio susurrando – Date la vuelta y mírame.

Claro que resulto que no era mucho lo que podía ver de él. Era un hombre fuerte y bien formado, vestía completamente de negro y llevaba puesto un pasamontañas también negro.

Estas más bonita que nunca así, las mejillas sonrojadas te quedan muy bien. Supongo que debes estar excitada por lo que has estado leyendo.

Claramente había podido leer lo que tenía en pantalla, pero eso no tenía importancia. Lo importante era que él me conocía, y claramente yo a él pero con el rostro cubierto me era imposible decir quien era. La verdad es que en ese momento no me importaba quien era, no se si era sólo la situación o estaba motivada por lo que había estado leyendo, el hecho es que estaba muy, muy excitada. Sin sorprenderme comencé a notar como mi tanga se estaba humedeciendo por mi excitación y sabía que para él nada de eso pasaba desapercibido. Si su intención hubiera sido el robo ya habría registrado la casa completa o preguntado donde estaba el dinero y las joyas. Ninguna de esas dos cosas había pasado. En cambio, se había limitado a mirarme de pies a cabeza, aunque aun estaba sentada.

Suavemente me tomo del brazo y me hizo levantar de la silla, aunque sin ninguna presión. Lo hacia todo delicadamente, sin intención de dañarme, eso ya me había quedado más que claro, y por lo tanto podía dejarme llevar y disfrutar de esta increíble excitación, bueno no excitación no, calentura, así era como pensaba en ello, calentura.

Suavemente puso su mano en mi mejilla y la acaricio, luego me acercó hacía él para besarme, y ya que vio que mi resistencia fue nula, me besó con fuerza, con ganas, y recibió una respuesta igual de deseosa. Hasta ahí la cosa había ido muy medida… seguramente el quería estar seguro de mi reacción. Tardo muy poco en deslizar mi camisa hacia el suelo, deslizando los tirantes por mis hombros y luego dejándola caer. Yo más lentamente solté los botones de su camisa y acaricie su pecho mientras se la quitaba.

Volvimos a besarnos y comenzamos a acariciarnos mientras yo intentaba quitar su cinturón, él me llevaba hacia el sillón. No se muy bien como termine sentada sobre una de sus rodillas. Intente quitarle el pasamontañas pero no me dejó y debo confesar que en parte me alegro de que no me dejara quitárselo, por que el hecho de no saber quien era me excitaba aun más. Me coloque de rodillas entre sus piernas y mientras mis manos terminaban de trabajar con su cinturón y el cierre de su pantalón mi boca iba bajando suavemente hacia su entrepierna, ya podía escuchar sus primeros suspiros de relajo y placer, lo estaba disfrutando igual que yo.

Lo tome de las manos para que se levantara y me dejara terminar de bajarle el pantalón, mi intención era dejarlo totalmente desnudo pero mmmmmmmmm, podía terminar de quitarle la ropa una vez sentado mientras mi boca se entretenía jugueteando con su pene. Lo beso suavemente, lo lamo despacio, lo deslizo dentro y fuera de mi boca y a él lo escucho gemir.

Me hace levantarme, me para frente a él y lentamente desliza el tanga por mis piernas. Sería la imagen perfecta si llevará puesto tacones, pero no creo que él este pensando en eso. Acerca su cara hacia mí y luego se levanta. Me toma desde la cintura, y yo coloco mis piernas alrededor de él y vuelve a sentarse. Entonces me acomodo para dejar entrar su pene lentamente en mi, para sentirlo penetrarme por completo y luego lo cabalgo mientras los dos gemimos. Sus manos pasan por mis pechos y por mi espalda hasta mi cola, me acaricia, me apreta, "Oh si! No pares…" y una de sus manos se detiene en mi cola. Humedece uno de sus dedos con mis propios fluidos y lentamente lo mete en mi ano. Mi excitación sube y también la suya. Muevo mis caderas y mi cintura más rápidamente, él esta a punto de acabar y quiero sentirlo por completo, yo también estoy por llegar al clímax. Mientras empiezo a sentir los primeros espasmos del orgasmo también siento su explosión dentro de mí.

Caigo rendida sobre su pecho, y aunque aun no se quita el pasamontañas nos besamos ya lentamente, nos acariciamos con suavidad y sin prisa. Me parece incluso que dormitó un momento, y luego él me toma en brazos, me tiende sobre el sofá y me cubre con una manta. Me besa, se viste, vuelve a besarme.

Tu no sabes quien soy yo, pero yo si se quien eres tu. Nos veremos y no sabrás que soy yo, pero yo si lo sabré. Tal vez la próxima vez te diga quien soy.

Me besa y se va.