Fantasía
Ésta es una fantástica manera de disfrutar del placer en solitario, para mentes de amplio criterio y que disfrutan del sexo al máximo Desde luego, la idea de llevar estos placeres al terreno compartido es toda una fantasía.
Fantasía
Ésta es una fantástica manera de disfrutar del placer en solitario, para mentes de amplio criterio y que disfrutan del sexo al máximo Desde luego, la idea de llevar estos placeres al terreno compartido es toda una fantasía.
Las mujeres me han fascinado de toda la vida. Pocas cosas hay más Hermosas en la tierra que el cuerpo de una mujer. Lamentablemente, para mi causa, fue hasta los veinte años que por fin conocí la desnudez femenina y la humedad que existe entre sus piernas, su sabor, su aroma... su calor.
De ese tiempo a la fecha ha habido.... mmmmm.... unas cuantas mujeres en Mi vida sexual, la mayoría mayores que yo, con diferencia desde tres hasta 17 años. He experimentado algunas cosas, cosas "normales", cosas no tanto; cosas francamente descabelladas, pero hasta ahora no he tenido la oportunidad de disfrutar de una fantasía que llena mis sentidos desde hace algún tiempo. Una ocasión estuve a punto de realizarlo, pero, bueno, por circunstancias X no se pudo.
Desde antes de empezar a tener relaciones sexuales me di cuenta que una de mis zonas más erógenas es el ano. A menudo, durante mis constantes sesiones de masturbación, me estimulaba esa zona. Normalmente era por las noches, antes de ir a dormir.... bueno, a veces tenía que esperar a que mis padres y hermanas estuvieran dormidos para llevar a cabo mis malévolos planes.
Comencé, lo recuerdo muy bien, por introducirme el pequeño mango de mi cepillo de dientes... La sensación, por ser nueva, fue sensacional, pero muy pronto, no me conformé con ello. Sustituí el delicado e insípido mango del cepillo por un marcador de textos. La sensación fue, desde luego, un poco más intensa... intenté quedarme dormido con el marcador dentro, pero no fue posible, en parte por que al estar acostado, se deslizaba fuera de mí, pero en especial por que la sensación hacía imposible que pudiera conciliar el sueño.
Tiempo después sustituí el marcador por una pila "C", pero era muy corta, yo temía que se quedara dentro de mí y no pudiera luego expulsarla, así que la mantenía sujeta con mis dedos y la metía y sacaba una y otra vez de mi, poco a poco, más experimentado ano.
Poco a poco la necesidad de sentir algo más grande dentro de mí se hacía más intensa. Yo soy un antiguo practicante de artes marciales y mis fieles chacos (nunchakus) me ayudaron a encontrar algo más apropiado para mis fines. Debo aclarar que no eran hexagonales, tal como los suelen vender aquí en México, sino que, como fiel admirador de Bruce Lee, decidí imitar en la medida de lo posible los suyos y tenían una forma perfectamente cilíndrica. Me hice todo un experto en el arte de penetrar mi ano. Sabía el dolor que podía causar la violación intempestiva de tan pequeño esfínter, así que, por más ansioso que estuviera, comenzaba por lubricar muy bien mi pequeño agujero, luego, introducía un dedo durante un tiempo, lo sacaba y lo volvía a meter y lo doblaba un poco mientras estaba dentro de mí. Posteriormente me introducía aquel viejo marcador de textos. En especial me gustaba sentirlo deslizándose en mi interior mientras yo lo sujetaba verticalmente sobre la cama y me sentaba poco a poco sobre él. Hacía movimientos no sólo de entrada y salida, sino circulares, para aflojar un poco más mi ano....
Finalmente, colocaba una cantidad generosa de crema en la punta de uno de los palos de mis chacos, me untaba también el ano.... lo colocaba vertical sobre la cama y.... mmmmm..... me sentaba lentamente sobre él, sintiendo cómo se introducía en mi ano, provocándome sensaciones muy placenteras.
Ocasionalmente utilizaba algún otro artefacto para descubrir nuevas sensaciones. Una vez probé con un desodorante de mi hermana, de ésos de bolita mágica que tienen la parte superior más ancha que el resto, simulando muy bien la anatomía de un miembro masculino... pero siempre volvía a mis chacos. Me puse a echar a andar la imaginación. A veces atoraba el extremo de un chaco en la parte baja del respaldo de una silla, entonces, yo me sentaba en el borde de un sillón, acercaba la silla, subía mis pies en la parte alta del respaldo y busca que quedara bien centrado para penetrarme.... cuando lo conseguía, con mis pies apoyados firmemente en el respaldo, estiraba las piernas y las recogía para sentir ese delicioso palo entrar y salir de mi cuerpo.
Nunca pasó por mi cabeza la idea de hacerlo con otro hombre. No me espantaba ni tenía ningún tipo de prejuicio, simplemente, no se me antojaba... Hasta que...
Una ocasión establecí un contacto con una pareja mediante un anuncio que ellos pusieron en una revista. Nos citamos; la idea era "ir dispuesto a todo", como ellos dijeron. Cuando iba en camino, en el metro, en una estación subió un muchacho un poco más bajo que yo, nada anormal y se colocó detrás de mí. No sucedió nada al principio, pero, de pronto, caí en la cuenta de que había "algo" apoyado en mis nalgas. Imaginé que sería la mochila que vi que él llevaba, pero comencé a hacer fantasías y pensar que era su miembro el que estaba pegado a mí... la idea me gustó... No volteé, pero, disimuladamente, pegaba mi trasero un poco a aquello que se encontraba detrás de mí. En una de ésas, me acerqué un poco a la puerta y el muchacho pensó que me iba a bajar, así que se colocó a mi lado, pero yo no bajé, aún faltaban algunas estaciones. Él me miró, yo lo miré... su mirada me dijo que lo que yo había sentido no había sido su mochila... Sin pensarlo, y sin medir las consecuencias, estiré mi mano y toqué su miembro sobre el pantalón... sólo un instante. Volvió a ponerse detrás de mí y así siguió hasta que bajamos... Sinceramente, yo no deseaba que aquello trascendiera, lo había disfrutado, sí, pero para mí eso era todo. Le dije, antes que él pudiera hablar, que me gustaría mucho atenderlo, pero tenía una cita (era cierto), que si tenía teléfono...... Jamás le llamé.
Pero se encendió una lucecita. Mucho tiempo después, cuando conocí la Magia de Internet y todas sus posibilidades, no podría decir el motivo, decidí poner un anuncio solicitando conocer otro hombre para tener relaciones. Sería mi primera vez. Me escribieron algunas personas, la mayoría de ellos bastante vulgares, otro tanto eran demasiado grandes. Establecí contacto con un muchacho que me agradó. Mantuvimos contacto por correo, pero finalmente, no sucedió nada. Pero a ese mismo anuncio respondió otro muchacho. Hablamos incluso por teléfono y me agradó mucho. También sería su primera vez, y éramos completamente compatibles: él quería penetrar y yo ser penetrado por algo que se moviera por sí solo.
Nos vimos... él es un tipo de dinero, tenía un carrazo que... bueno. Algo que me agradó mucho es que al estar en su compañía, yo me sentía como su novia... sé que puede prestarse a malas interpretaciones, pero me gustó no ser el caballero de la escena. Él pagó todo lo que comimos, nos fuimos en su coche, yo como copiloto... él pagó el hotel mientras yo lo esperaba... En definitiva todo eso me gustó. El encuentro en sí... si bien no fue desagradable, él fue muy cuidadoso y atento... no fue lo que yo esperaba. Cuando me penetró sentí un poco de dolor, no hubo caricias, ni cosas previas... Tampoco es que yo lo deseara así, de hecho, si él hubiera intentado besarme o acariciarme, creo que me habría rehusado; pero yo esperaba mucho más de aquello... Bien pronto terminó el placer, no tuve orgasmos, no quise tenerlos. Al final él me llevó al metro y nos despedimos. No volvimos a vernos.
¡Ah, sí! La fantasía.
Jacqueline fue mi novia más liberal, de hecho, intentamos algunas fantasías. Una de ellas consistió en citarnos en la estación del metro Bellas Artes a una hora "pico". Fingir que no nos conocíamos, abordar el mismo vagón y yo iba a intentar manosearla; ella bien podía poner fin a mi asedio si así lo consideraba, es decir, no dábamos por supuesto que debería dejarse meter mano. Las cosas no resultaron como habíamos planeado: primero, por que ella llegó tarde. Luego, al abordar el metro, muchos hombres que estaban por allí intentaron acercársele y situarse detrás de ella. Yo, obviamente lo impedí y me puse a su lado. Comencé por rozar su mano ligeramente... ella la retiró... bien, era parte del juego. Volví, luego de un rato, a rozar apenas con mi dedo el dorso de su mano... volvió a quitarla... Así fue varias ocasiones, hasta que, al llegar a una estación, se desocupó un lugar y ella se sentó.... Vaya, me sentí muy desconcertado. Ya sin fingir ni nada, le pregunté qué pasaba y me dijo que se sentía un poco mal (físicamente). Bueno, se frustró nuestra intención de llevar por buen término esa fantasía, pero aún quedaba otra... yo lo sabía, ella no.
Salimos del metro y nos dirigimos a un hotel. Ese día, por cierto, jugó México contra Costa Rica en el Estadio Azteca y..... bueno, ya todos saben el fatal desenlace del juego. Lo bueno era que yo tenía algo más en qué ocuparme. Tuvimos una sesión de sexo normal... Más tarde comenzamos a jugar tal como lo habíamos planeado... Yo me puse la ropa de Jacqueline, ella me maquilló a medias, pues había olvidado gran parte de su arsenal de belleza.
Yo era su amiga que hacía mucho tiempo no veía. Llegué a visitarla y ella se alegró de verme. Platicamos, ustedes saben, cosas de "mujeres"... que si tenía novio, que si esto, y aquello... Ella se había vuelto una experta en sexo, yo aún era virgen y ella me animaba a hacer algunas cosillas...
entonces fue por un juguetito que tenía y me preguntó si me gustaría probarlo con ella... yo dije que sí, pero, bueno, no resultó tal como deseábamos. El famoso juguete lo había comprado yo unos días atrás en una Sex Shop cerca del metro Insurgentes. Era una idea que me carcomía el cerebro desde hacía mucho tiempo, la había comentado con Jacqueline un día en que ella, intempestivamente, me preguntó si dejaría que ella me maquillara. Yo, un poco divertido, le dije que sí, pero añadía algunas ideas, nos pusimos a fantasear... Luego ella me comentó que se escandalizó un poco cuando yo le puse sal y pimienta a su idea de maquillarme, pero luego, lo pensó bien y no había nada de malo en ello.
Salí de la tienda de artefactos sexuales con una tanga comestible, recompensa por la buena compra que hice ese día, un pene flexible con un aro en la base en el que se sujeta al pene de a deveras(mi idea era penetrarla por los dos agujeros al mismo tiempo) y el juguete que por tanto tiempo había buscado: un arnés con un gran pene, como el que vemos utilizar a las lesbianas en las películas, con la peculiaridad que tenía un pequeño pene dirigido justo a la vagina de ella, para que, al mismo tiempo que penetra, sea penetrada... A la hora de usarlo, el pene que le correspondía a ella no le entraba con facilidad (aunque pequeño, es muy grueso) y, cuando por fin entró, tras batallar mucho, se salió con suma facilidad. Por su parte, el pene que estaba destinado a mis intestinos, no entró... hacía mucho tiempo que no me introducía nada en el ano.... De hecho, desde ese día no volví a intentar tener algo dentro de mí... mis chacos hace tiempo descansan en una caja repleta de papeles.... un consolador que yo mismo me fabriqué con yeso (sí, sí, no lo digan, es muy duro) sigue oculto en aquel viejo portafolios... esas barras de silicón secas con las que alguna vez pretendí fabricarme un consolador más a doc siguen vagando por allí.... Hasta que...
A últimas fechas me ha dado nuevamente por sentir una gran verga dentro de mí... pero quisiera que fuera con una pareja: ser deliciosamente penetrado mientras mi miembro penetra a alguien más....
Algo me dice que pronto lo lograré, he recibido algunos mensajes bastante prometedores... eso me ha puesto de una temperatura que.... Uf!!
Llegué a mi casa bastante excitado... No hacía falta decidirme, ya lo estaba. Me encerré en el cuarto de la computadora. Me conecté a Internet y miré algunos relatos y fotos y los mensajes que he recibido... Saqué del cajón mi viejo y aún no estrenado juguete.... Busqué aquel viejo marcador, lo chupé imaginando que su textura no era la del metal... lo acerqué a mi ano y dejé que se perdiera allí.... mmmm, extraña sensación la del reencuentro.... Lo saqué... lo metí.... lo saqué..... Vi de reojo un amigo más de mis intestinos, bueno, un amigo aún desconocido, pero los presenté.
Recargué la base de mi paraguas en el piso, donde inicial el clóset y apoyé mi deseoso trasero en el otro extremo, en la punta del paraguas, que no era muy larga ni muy gruesa, pero sí podría hacer algunas cosillas con ella sin tener que usar mis manos.... lo tuve todo dentro y me alejaba y acercaba rítmicamente... No era necesario nada más. Saqué de su caja mi juguetito.... lo metí en mi boca lo más profundo que pude, contemplé las marcas de saliva para comprobar la profundidad de mi garganta... Entonces le puse un condón a esa hermosa verga de plástico, muy suave, pero larga y gruesa... Lo coloqué "parado" sobre una silla y coloqué mi culo en la punta.... no entró, pues el material era demasiado flexible, así que me puse de pie y con la mano guié a mi violador dentro de mi ano.... imaginé que me dolería, por el tiempo de desuso, pero estaba dispuesto a soportarlo..... no dolió lo más mínimo, todo lo contrario, entró con una facilidad que me sorprendió.... ahhhhhhh, fue delicioso.... Quedaba una parte fuera, me senté en la silla y fui sintiendo cada milímetro de ese delicioso artefacto taladrar mi interior.... Así, como estaba, con ciertas imágenes en mi pantalla, mi culo repleto de "carne" y mi mano asiendo firmemente mi enorme erección, comencé a moverme de adelante hacia atrás en una deliciosa triple estimulación..... Fue todo tan súbito.... mi orgasmo no esperó demasiado, se invitó a participar casi de inmediato, poniendo fin, por esa ocasión, a mi fantasía.
¿Existe alguna mujer que desee perderse en el placer de penetrar este ano deseoso, mientras ella misma es penetrada por mi juguetito?
Ansioso...