Fantasía (1: La amiga de mi Hermana 4)

Sigue la historía de María

Al día siguiente, obedeciendo a mi jefe, aparecí afeitado y bien aseado al trabajo. Yo realmente ya no estaba tranquilo en aquella situación, pero necesitaba el trabajo. El director estuvo prácticamente toda la tarde merodeando por la zona en la que yo solía desarrollar mi trabajo. Disimulaba pero era evidente que estaba observando, intentando saber de qué me conocía. Al final de la tarde habló con mi encargado largo rato y desapareció.

La huelga de transporte había terminado y un día más como todos me despedí de Mónica hasta la noche y me encamine al trabajo en autobús. Iba dándole vueltas a la cabeza, ¿ debía buscar otro trabajo?, ¿ no pasaría nada y al final nos olvidaríamos de lo sucedido?. Al llegar a la puerta del trabajo me esperaba el encargado.

  • Mario, no te cambies de ropa y sube a la oficina de personal.
  • ¿ Que ocurre?
  • Arriba te lo dirán. Yo solo te puedo decir que yo no he tenido nada que ver.

Entré en la oficina y me atendió la administrativa de la empresa. Me dio el final del contrato para firmar y me explicó que no había superado el periodo de prueba y que me ingresarían el finiquito en unos días. Yo me quería morir, me había reconocido y me despedía para evitarme.

Estuve toda la tarde dando tumbos por la ciudad sin ganas de volver a casa. Ahora debía explicarle a Mónica la situación y esperaba que se apiadara de mí mientras encontraba otra cosa.

Cuando se lo expliqué, Mónica me entendió perfectamente, "no te preocupes y busca otra cosa rápido". Esto es lo que suele pasar cuando un travesti o transexual busca un empleo, solo que lo tuyo es más fuerte porque solo fue un día. Es muy duro Mario, y además la mayoría de las personas reaccionan como lo hiciste tu conmigo el primer día".

Le pedí disculpas y la abracé, con mucho cariño. Esta vez si que me dejo besarla, le di un sincero beso en la boca quedándome abrazado a ella. Así estuvimos un rato hasta que nos quedamos dormidos en el sofá viendo la tele.

Los siguientes días fueron un suplicio. Estuve buscando trabajo durante semanas, pero en todos los sitios me rechazaban. En algunos porque no había trabajo, en otros no cumplía el perfil que buscaban y, lo que veía más extraño, donde me seleccionaban acababan desestimándome sin hacer ninguna prueba. Estaba desesperadísimo y Mónica estaba ya reclamándome que no podíamos llegar a fin de mes con lo que ganaba de su centro de estética. Al final, en una de las empresas se sinceraron conmigo, me dijeron que no encontraría trabajo en el país pues en las informaciones que manejan las empresas había informes negativos sobre mí. "No sé que harías en la empresa de transportes pero te aseguro que no volverás a trabajar mientras esos informes estén ahí".

Me derrumbé por completo. Ya hacía días que estaba mal emocionalmente, mi hermana había arruinado mi vida por completo. Estaba convencido que había sido mala persona pero no para llegar a este extremo, el castigo estaba yendo mucho mas allá de travestirme y entregarme sexualmente a un hombre.

Decidí ese mismo día afrontar los problemas de cara y me fui a la empresa de transportes a hablar con el dueño, sabía perfectamente que me había reconocido y ese era el problema. Iba a intentar solucionarlo para volver a la normalidad cuanto antes.

Me presente allí en media hora. Me atendió la chica que me dio el fin de contrato.

  • Buenos días Mario, ¿Qué puedo hacer por ti?
  • Me gustaría hablar con el Director, sobre mi despido.
  • No sé si te podrá atender, un momento.

Se adentro el despacho, cerrando la puerta tras de sí, y estuvo unos minutos dentro. A mi me pareció una eternidad. Al salir pude ver al hombre del hotel en su escritorio, miraba hacia mí con un semblante rudo. La puerta se cerro y a mí me dio un vuelco el corazón. No había conseguido nada, seguro.

  • Don Arturo no te puede recibir ahora.
  • Ya, me lo imaginaba. Solo quería saber ¿porque impide que trabaje en otros sitios?
  • Yo no sé nada, son decisiones que yo no tomo, solo cumplo ordenes. La verdad yo no entiendo nada.
  • Yo creo que sí, pero es algo muy personal.
  • De todas formas Mario, me ha dicho que se pondrá en contacto contigo para concretar una cita y te dará explicaciones.

Me fui de allí con una desazón extrema. Muy nervioso volví a casa y me tumbe en el sofá. Me quedé a oscuras mirando al techo y dándole vueltas a la cabeza. ¿Y si me presento el día que me cite vestido de María? No, no. Si ese es el motivo será peor. ¿Qué le voy a decir?

Estaba casi dormido cuando se oyó la puerta. Escuche a Mónica decir,"pasa pasa que no está, no hay luz en casa". Y a mi hermana contestar, "Menos mal, tenía muchas ganas de estar a solas contigo".

Al encender la luz del salón y verme allí, se llevaron un susto tremendo. Yo al ver a mi hermana tuve un ataque de cólera y me lancé contra ella. Quería matarla, me había hecho la vida imposible, había destrozado mi futuro y me estaba volviendo loco.

Mónica reaccionó y me sujetó para evitar que yo pegara a mi hermana. En una de las brazadas que di agarré el suéter de mi hermana y se rompió. Descubrí que llevaba puesto el sujetador de látex con el que la había visto hacia unos meses follando con Mónica y Joaquín.

  • Estas enferma –le dije – y nos estas contagiando a todos.
  • ¿Quieres ver el resto? Seguro que te gusta hermanito, seguro que te gustaría ser como yo. ¿Quieres que te deje la ropa? jajaja

En ese momento se quito la falda larga que llevaba y dejó ver aquella lencería de látex, las botas hasta la rodilla. Yo me zafe de Mónica y me fui contra ella.

  • ¡Zorra!, me las vas a pagar.

Conseguí que perdiera el equilibrio y cayó al suelo boca abajo. A la vez y sin querer Mónica se llevó un buen golpe que la dejó fuera de juego unos momentos, los suficientes para que yo pudiera quitarme los pantalones y el slip y dejar al aire mi polla, que estaba a punto de reventar.

Caí sobre mi hermana y le sujeté mientras me abría camino para follarla por el culo. Ella en cuanto noto mi pene, dejo de hacer fuerza y me retó.

  • No tienes lo que hay que tener para follarte a tu hermana por el culo.

Al oír eso cogí impulso y se la clave sin pensarlo dos veces, ella gritó pero no de dolor, no era la primera vez que se la follaba alguien por detrás. Tenía un culo perfecto pero bien abierto.

  • Si Mario, fóllame, fóllame y perdóname. Pero reconoce que te ha gustado, te he jodido la vida pero te gustó ser una puta.
  • Si ,me gusta, y ahora ya no sé ni quién soy. Eres lo peor del mundo.
  • Mónica- dijo mi hermana- dale a María lo que le gusta.

Mónica obedeció en seguida, ya estaba con su polla en la mano viendo como follábamos, se puso encima de mí y ahora era yo quien recibía la medicina. Yo estaba entre cabreado y exultante. Tenía a las dos mejores mujeres que conocía dándome y dándoles placer.

Las tornas habían cambiado y quien mandaba ahora era Susana, nos ordeno parar y que nos besáramos Mónica y yo. Mientras se colocó un dildo. Nos pidió que hiciéramos un 69, Mónica debajo y yo encima, se puso detrás de mí y me clavo aquel artefacto de súbito.

Mónica y yo nos corrimos cada una en la boca de la otra y quemados tiradas en el suelo. Desde allí podíamos ver el escultural cuerpo de mi hermana con los brazos en jarras y las piernas abiertas justo encima de nosotras.

  • Sois mías, ¿lo sabéis verdad?
  • Si contestamos al unísono.

Aquella noche dormimos todas juntas, bueno yo no dormí. Estaba muerto de miedo pues no sabía cómo se iba a desarrollar el futuro. Ya estaba aceptando que me trataran en género femenino, tenía relaciones con mi hermana y estaba sometido a ella y, además, estaba tremendamente enganchado a Mónica. Definitivamente mi vida había dado un giro brusco en unos meses. En esos momentos ya no me acordaba de mi situación laboral.

Al dormirme tarde, desperté solo en casa. Todo estaba recogido y no había ni rastro de lo que había ocurrido en la noche anterior.

En ese momento sonó el timbre de la puerta y fui a abrir.

  • Hola buenos días traigo una carta certificada para Mario …..
    • Si soy yo. ¿Quien la remite?
  • Arturo …..

Una carta de Arturo, mi jefe, el hombre del hotel. ¿Qué más sorpresas me esperaban? Por lo menos había cumplido y quizá me citaba como prometió.

La recogí la abrí y empecé a leer.

"Querida María:

Si, te reconocí finalmente. Supongo que lo imaginabas. No sabes lo que pensé en ti desde que salí de aquella habitación del hotel. Ya estaba convencido de que jamás volvería a verte y de súbito apareciste en el almacén de mi empresa.

Lo primero que quiero es pedirte mil perdones por haber sido cómplice con tu amiga Susana, por haber grabado lo que hicimos en el hotel. He de decirte que en cuanto te vi en discoteca me atrajiste muchísimo. No sé porque, jamás había estado con travestis ni me lo pareciste. Estabas bastante drogada o borracha y llegue a un acuerdo con tu amiga para hacerte venir conmigo si grababa y le entregaba lo que ocurriera con los dos. La verdad es que me advirtió que eras un chico pero sinceramente no me importó.

Al descubrir que Mario, el chico nuevo del almacén eras tú me volvieron todos los recuerdos que tenia de ti. Tu hermosura, tu forma de ser, lo caliente que eres, lo bien que lo pasamos. Y pensando en lo difícil que era afrontar la situación por tu parte y algo menos por la mía decidí despedir a Mario. Pero quería que volviera María así que he dado malos informes sobre ti para que algún día volvieras a pedir explicaciones. Ayer estuviste aquí.

No voy a obligarte a nada, solo te voy a hacer una propuesta en la que tendrás tres oportunidades de echarte atrás, yo lo entenderé y tu vida y tus informes volverán a ser como antes si así lo quieres.

Mañana a las 10 de la mañana pasará un coche a recogerte, es tu primera oportunidad. Si no estás en coche a las 10 y 10 partirá y nos olvidaremos de todo. Si decides continuar encontraras unas instrucciones en el asiento de atrás, léelas, piensa y decide. Será tu segunda oportunidad, si decides continuar deberás decirle al chofer que arranque.

En cuanto a tercera la conocerás mañana en las instrucciones.

Si decides no montar en el coche, me despido pidiéndote disculpas y jurándote volver a poner las cosas en su sitio, no volverás a verme. Eso si, no podrás trabajar en mi empresa, no soportaría tenerte tan cerca y tan lejos a la vez.

Si decides continuar hasta pronto.

Con todo mi amor,

Arturo"

Me quede con la carta en la mano y mirando hacia ningún sitio, esto cada vez era mas difícil de soportar, pero podría llegar a una solución por fin.

Continuará.