Fantasía

Pequeña fiesta durante un viaje de negocios.

FANTASIAS 1

Mi vuelo salía con media hora de retraso, un problema más para nuestra cita. Desde el principio todo iba mal y sufrí todos los inconvenientes de última hora. Por eso, apenas tuve tiempo de avisarte y desde luego no contaba con la ilusión que te hizo el cambio de planes.

-¿Sara, tienes planes para esta noche?

-¿Javier? ¿Eres tú? ¿Vienes hoy? ¿Cuándo? Jooo no me avisaste y estoy echa una pena.

-Cari, tú nunca estas echa una pena, eres preciosa. Perdona pero me salió el viaje a

última hora. Tengo que llevar una valija a Londres. Estoy en aeropuerto, salgo en diez

minutos y me llaman para embarcar ¿te recojo en casa?

-No, no deja, cogeré un taxi y te espero en el hotel. Hoy tengo ganas de fiesta ¿te

apetece?

-Si claro cariño ¿quieres ir a cenar y bailar?

-Si, bueno algo parecido, nos vemos en tres horas. ¿Sabes? Estaba pensando en ti

cuando llamaste, te echaba de menos aquí conmigo.

-Yo también. Tengo que apagar el móvil estoy embarcando y la azafata me mira mal.

-¡Eh! ¡Cuidado con la afazata no ligues con ella…jajaja! Bye cielo.

Tres horas después te encontraba en el vestíbulo del hotel. Estabas radiante con esa sonrisa tuya, tan tuya y esos ojos negros sonriéndome. Casi me quedo mudo al verte con ese vestidito de noche y el pelo recogido. Estabas para follarte allí mismo, delante de todos los del hotel. Sin dejar de abrazarte y besarte, subimos a la habitación a dejar mi equipaje.

-¿Quieres cambiarte o refrescarte? "Aunque para mí estás perfecto" me dijiste entre beso y beso. Dios cuanto echaba de menos tus labios, el tacto de tu pelo, tu olor, tu cuerpo caliente entre mis brazos… "¡Que paren el mundo… no quiero separarme de tí!" pensé.

Me llevaste a cenar a un restaurante. Estabas contentísima. Tenías unos buenos clientes y un banco te había contratado para unas sesiones de terapia a sus ejecutivos. Las cosas iban arreglándose poco a poco, pero según tu, lo mejor eran mis visitas. Desde luego que para mí si lo eran. Poder verte casi cada semana era un sueño hecho realidad. Ese trabajo que me buscaste de escolta de paquetería era lo mejor que me había pasado. Estaba bien pagado y cada semana, dos como muchísimo, podía tenerte unos días solo para mí, nada de chats. Te pasaste toda la cena contándome tus nuevos proyectos. Lo bien que se recuperaba tu hija de la operación de mandíbula y las ganas que tenía de venir a España. Sabes que se lo prometí: unas vacaciones en Motril.

Después de cenar me propusiste algo nuevo. Te habían hablado de un club de striptease y querías verlo, si me apetecía a mí. ¡Pues claro que me apetecía! Aunque lo que realmente quería era llevarte a la cama ya.

El local era amplio y contrariamente a lo que pensaba bastante iluminado. Tu cara era de sorpresa y curiosidad: "¿Son todos así? ¡Mira qué chicas… son guapísimas! ¿No te gustaría zumbarte a alguna?" Apenas me dejabas contestar, aunque las chicas eran guapísimas, yo solo quería zumbarte a tí. Sobre el escenario una chica hacia gimnasia mas que bailar, deslizándose sobre una barra metálica y contorsionándose al ritmo de la música. Los tíos babeábamos con sus movimientos… ¡era espectacular!

"¿Ves cielo? Se va a matar" te decía yo.

Tú reías divertida: "Si se matará, pero no le quitas ojo de encima…" decías.

Una camarera en tanga taconazos y collar de perlas nos trajo las copas. "¿Qué también esta buena?" preguntaste.

No se si por celos o por el espectáculo o quizás por todo, pero cada vez estabas mas cerca de mi. Tú pierna sobre la mía y tú pecho sobre el mío y no dejabas de decirme al oído: "¿Qué chica te gusta más? Yo no sabría cual elegir… ¡son todas guapísimas!…Joder si lo se no te traigo…ahora querrás irte con alguna de ellas…."

"Sara… ¡no digas tonterías! Están buenísimas, pero yo solo quiero estar contigo… no seas así."

"Jajajajajaja…No mientas…Anda dime que no te gustaría follarte a la rubita esa…mira que culito tiene" seguías provocándome.

"Bueno, si te pones así, prefiero a la pelirroja del vestido negro…me ponen las pelirrojas…" te dije.

En ese momento una visita nos interrumpió. Una de aquellas chicas vino a sentarse con nosotros. Tú no le diste mucha importancia, ya que continuaste tocándome la polla por encima del pantalón. La chica se dió cuenta de lo que estabas haciendo, pero tampoco le dió importancia y comenzó a hablar contigo. Yo apenas entendía nada. Ya sabes que mi inglés es demasiado básico, pero tú parecías muy interesada en la charla y yo empezaba a molestarme. Eso de no entender me cabrea, pero bueno ya me lo contarías después. Pareciste llegar a un acuerdo con ella. Solo entendí el okay final y la chica se alejó. Tu mirada era pura perversión "¿que estarías tramando?" pensé.

No tardé mucho en descubrirlo. Habías contratado los servicios de la pelirroja para un striptease privado. La chica vino a buscarnos y nos llevó hacia los sitios reservados. Tú estabas animadísima. Yo apenas podía imaginar como acabaría aquello, pero ya que tú querías, disfrutaría de mi baile privado, después de todo, la chica era preciosa.

Nos llevó hasta un pequeño cubículo privado, con un sofá circular, desde el cual estábamos a salvo de miradas curiosas. Te sentaste a mi lado. Pusimos las copas en la mesilla baja y la chica delante de nosotros comenzó a bailar al son de la música. Con una calma asombrosa, se fue quitando el vestido largo de fiesta. Quedó arrollado a su cadera. Sus tetas eran impresionantes. Me acerque a mi copa a beber… lo necesitaba. Tú seguías tocándome la polla y me mirabas divertida. Sabías de sobra qué me estaba pasando. La chica se arrodilló delante de nosotros y se acercó gateando. Tragué saliva, pero en el último instante ella se desvió. Te agarró de las rodillas y te separó las piernas. Su cabeza subió por tus muslos, parecía estar besándotelos, pero eso es parte del juego. Ellas no tocan y no dejan tocarse, aunque esta parecía no tenerlo muy claro a juzgar por tu reacción. Ahora eras tú la que estaba nerviosa. ¿Yo? Pues puedes imaginarte… Al verte así, con el vestido subido hasta la cintura y aquella melena roja sobre tu coño, estuve apunto de correrme.

La chica continuó su jueguecito. Fué subiendo por tu cuerpo insinuante, su lengua a escasos milímetros de tu vestido, de tu escote. Yo bufaba como un toro…Aquello era demasiado. Ella se levantó y cogiéndote de las muñecas te puso en pie, junto a ella. Se te veía algo confusa y nerviosa, pero ella no te dejó reaccionar. Con suaves movimientos fue colocándose detrás de ti. Sus manos revoloteaban por tu cuerpo hasta que se cernieron a tus caderas y comenzó a moverte al ritmo de la música. Tú aceptaste el juego. Aún no se por qué, pero comenzaste a moverte insinuante ante mi. Ella con maestría y dominio fue bajándote los tirantes del vestido… sus manos rozando tus tetas. Fue algo glorioso para mí, pero ver como tú echabas las tuyas hacia atrás, buscándola a ella, me sorprendió aún más. Ella se puso delante de ti. Ahora no podía ver más que tu sonrisa y tu cara de satisfacción. Con tus manos en sus caderas ella fue moviéndose, hasta que el vestido cayó al suelo. Tragué más saliva. Mi copa hacía rato que se acabó, así que continué con la tuya. Ella quedó completamente desnuda ante mí, con su coñito rasurado y tus manos revoloteando sobre ella, os movíais al compás de la música y parecía que lo teníais ensayado. Tu vestido siguió el camino del de ella y veros allí casi desnudas, así, bailando es más de lo que puede resistir cualquiera. Tú con tu minitanga negro y las medias de red y ella arrodillada entre tus muslos…mmmmmmmm… ¡Qué perversión! Aunque fuese fingido….

Casi como empezó, acabó. Ella, después de ponerte cachonda (tus pezones se veían erectos a la legua) recogió sus cosas y se marchó sonriente, no sin antes darte un cachetito en el culo. "Buen culo, si señora…" pensé orgulloso.

Tus ojos eran dos brasas cuando volviste junto a mí ¿Te gusto? Yo no podía hablar mi polla necesitaba organizarse, tratar de volver a la normalidad. "Vamos al hotel" te pedí. Fue más una orden que una petición. Me habíais puesto demasiado cachondo para seguir allí. Tú recogiste tu vestidito, te arreglaste y me cogiste de la mano. Tus ojos decían "Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…vamos a seguir con lo nuestro."

El hotel no estaba lejos, pero aun así, tardamos lo nuestro en regresar. A cada dos pasos yo me volvía, te aprisionaba entre mis brazos y te besaba con pasión. Apunto estuve de follarte allí mismo en la calle, contra aquel muro de piedra, si tu también lo hubieras deseado. Aunque tampoco se me ocurrió preguntártelo.

Aún no se como llegamos al hotel, menos como nos contuvimos en el ascensor. Seguramente por aquella pareja de viejos que nos miraban raro. Se nos notaba demasiado las ganas del otro.

En la habitación, tú me lanzaste contra la puerta. Apenas me dejaste entrar y tu boca ya buscaba la mía. Tu mano tenía prisas por bajarme el pantalón y yo tenía más porque lo hicieses y sentir como me acariciabas la polla…mmmmmmm… ¡Cómo añoro tus manos! Salvaje me lanzaste sobre la cama, me tumbaste boca abajo y me bajaste los pantalones y el calzón. Tú boca recorrió todo mi culo. Me separaste las nalgas y metiste tu lengua caliente, húmeda y juguetona entre mi raja, buscando mi ano. Yo creí morirme. Mi polla latía contra el colchón. Yo intentaba darme la vuelta, pero tú no querías. Estabas lamiéndome el culo y follándomelo con tu lengua como nunca. Me tenías a tu entera disposición… "Me estás matando de placer…cariñooooo…sigue no paresss" te supliqué. Uno de tus deditos se sumó a la fiesta, masajeándome el ano y metiéndose un poco dentro de el.

Tú teléfono comenzó a sonar, "joder que momento" pensé, pero podía ser de casa así que lo dejaste todo y corriste a su encuentro. Tu cara de preocupación desapareció en segundos. Lo descolgaste y tu voz sonó pura sensualidad. Yo estaba sorprendido. No sabía con quien hablabas, pero le contabas lo que estábamos apunto de hacer. "Sí voy a comerle toda la polla hasta el fondo y hacer que se corra en mi garganta" Eso lo entendí. Fue lo primero que me ensañaste en inglés, a decir cochinadas. Yo estaba alucinado "¿quieres oírlo?" preguntaste al teléfono. Luego diste el número de mi habitación y añadiste "Te esperamos". No colgaste el auricular, lo dejaste sobre la cama junto a mí. "Ahora, cariño, vas a saber que es una buena mamada y pórtate bien tenemos invitada" dijiste. Tu boca se cernió sobre mi glande. Me estrujabas con tus labios… Desde el móvil una voz te decía como tenias que chupármela ¡ja, como si no supieses! Llegué a pensar. Yo podía oírla entre mis jadeos decirte: "siiiiii… golfilla… ahora métetela dentro… siiiiii…hasta la garganta… chúpalaaaaaaa…quiero oírle correrseeee… estoy cerca ya."

Yo no entendía que estaba pasando y quién era la persona del teléfono. Solo se que me estabas haciendo una de tus mejores mamadas. Tu lengua parecía tener vida propia. Tus dedos habían tomado confianza y me follabas el culo como nunca lo hiciste antes. "¿Me estaré volviendo gay?" pensé. No se, pero me encantó. Me llevaste al borde del orgasmo una y otra vez, para luego frenarte, apretarme la polla y retrasar mi eyaculación. Hasta que no pude más…rebasaste el límite…" me corrooooooooooooooooo…" grité. Jadeé y mi polla comenzó a lanzar chorros de semen contra tu garganta. Tú ronroneabas satisfecha, paladeándola y estrujándome la polla, buscando hasta la última gota. Mi polla latía en tu boca, descargando chorros de semen. Yo te tenía cogida de la nuca, apretándote contra mi vientre. Entonces, alguien llamó a la puerta "¿Tanto escándalo hicimos? Pensé. Te levantaste y corriste a abrirla…mi leche aún caliente en tu boca….

"Esta está loca" pensé, "verás el botones cuando la vea chorreando leche y en tanga, seguro se muere. Tendré que cambiar de hotel." Pero el que casi se muere fui yo cuando abriste la puerta y la pelirroja tomó cuerpo en la habitación. Te cogió de la cintura y te besó, metiéndote la lengua hasta la campanilla. Mis ojos se abrieron como platos. Tú la estabas desnudando y cubriéndola a besos. Le lamiste las tetas apenas la despojaste del top. Ella correspondía acariciando tu sexo.

¿Y nuestro galán? Pregunto ella.

"Déjale unos minutos y verás lo que es bueno" respondiste tu.

Yo me morí, en ese momento. Llegue rápido al cielo porque lo siguiente fue veros desnudas a las dos, en la cama, junto a mí. Ella con su larga melena roja sobre tu sexo y tú gritando….gooooooooooooooodddddd…Con los ojos cerrados y tus manos aferrando su cabeza contra ti. Creo que en ese momento resucité. No estaba dispuesto a seguir muerto, así que maniobre hasta colocarme detrás de ella y disfrutar de su coño. Lo lamí y lamí hasta dejarlo reluciente. Lo follé con los dedos, mientras te oía gritar de placer. Luego me arrodillé detrás de ella y separando su culo clavé mi polla de un golpe hasta lo más profundo de su coño. Ella gimió de placer. Al oírla, te libraste de ella, te levantaste y te pusiste a mis espaldas. Me agarraste de las caderas y en ese momento me convertí en tu polla. Eras tú quien la follaba. Marcabas el ritmo y la intensidad de la follada. Yo me estaba volviendo loco. No sabía como complacerte y si seguías fallándola así no quedaría nada para ti. Pero tú no estabas dispuesta a parar. Sólo cuando notaste que ella se había corrido y yo estaba apunto me soltaste, te arrodillaste junto a mi y dijiste báñanos con tu leche cariño. Y así, volví a explotar.

Ella no estaba cuando desperté. Tú sí, tomando café, apoyada en la ventana. Te observaba desde la cama. Te diste la vuelta para mirarme y preguntaste: "¿Te gustó lo de anoche?", con una mirada extraña. "Si, no estuvo mal, pero preferiría haber estado solo contigo" te respondí. Me sonreíste, dejaste el café sobre la mesa, te acercaste a la cama y te tumbaste sobre mí, al tiempo que decías: "Eso era lo único que quería oír".