Fanatica de los juguetes sexuales (3)

Una rica la orgía que hicimos con ella (tres hombres y ella sola).

FANÁTICA DE LOS JUGUETES III

Este es el tercer relato de las cachondas aventuras con Paty, lo pongo a consideración de ustedes.

Pasados algunos días contacté por teléfono con ella, le comenté que ya tenía los 2 candidatos para complacer su fantasía sexual, eran unos amigos de la oficina, su voz sonó alegre al otro lado de la línea, preguntó que para cuándo sería y si podría usar todos sus juguetes, se notaba su ansiedad y excitación, respondí son un sencillo "sí" y su risa resonó en la bocina, quedamos en vernos en el bar de un hotel para que primero se conocieran y hubiera más confianza entre todos.

El siguiente viernes pasé por ella y me sorprendió al verla, iba vestida con un falda negra y corta que hacía lucir sus piernas y sus nalgas, una blusa blanca pegada que casi reventaba por sus enormes y apetitosos senos, sus pezones se marcaban en la tela denotando su excitación, además que contrastaba mucho más el tinte del cabello (rojo), zapatillas altas, medias negras y maquillaje discreto, por supuesto llevaba un maletín que contenía los juguetes, en el trayecto al bar, mi mano acarició su muslo, la fui subiendo y me di cuenta que llevaba liguero, eso me excitó, mi debilidad es la lencería, sobre todo cuando hace contraste con el tono de piel de quién la porte, así lo sabía ella y creo que trataba de complacerme, unos minutos después llegamos al punto de reunión, mis amigos ya estaban en el bar, por cierto, muy discreto, presenta música en vivo, un cantante con guitarra y alterna con un organista.

La presenté con ellos y nos sentamos, pedimos unos tragos y comenzamos a platicar animadamente, mis amigos elogiaron su cuerpo, le dijeron que yo era una persona con mucha suerte, que había podido tenerla solo para mi, ella contestaba con sonrisas y leves coqueteos, pasó algo así como hora y media, decidí que el alcohol había hecho su parte y lo expresé, Paty estuvo de acuerdo, no quería que alguien le fallara, las copas solo eran para romper el hielo y desinhibirnos, pagamos la cuenta y fuimos a la administración, le di una propina al encargado para que nos diera un habitación doble, puesto que éramos 3 hombres y una mujer, lo hizo sin ningún problema, subimos y en el pasillo caminamos tras de ella, sabe que uno de sus atractivos es el trasero, lo movía cadenciosamente al caminar, estaba conciente que nuestras miradas estaban clavadas en sus caderas, por eso trató se des lo más sensual posible.

Abrí la puerta y le cedí el paso, ella entró y nos hizo pasar, nos recibió con un rico beso en la boca, eso sirvió para que los 3 pares de manos se posaras sobre su humanidad, se notaba que lo que iba a pasar la tenía totalmente caliente, metí una mano bajo su falda y sentí su tanga muy húmeda, zafándose del múltiple abrazo dijo:

  • Antes de que empiecen, quiero bailar un poco – dijo.

Uno de mis amigos prendió el radio y buscó una estación romántica, en cuanto las notas musicales llenaron la habitación, Paty inició el baile, se tocaba en forma insinuante por todo el cuerpo, movía su cadera como si estuviera cogiendo con una invisible pareja, se fue despojando de sus prendas como si se tratara de una profesional, esto aumentó la calentura, que de por sí, nos invadía, llegó el momento en que solamente quedó en ropa interior, lucía definitivamente fenomenal toda de negro, giró lentamente y vimos que su tanga era realmente minúscula, sus amplias nalgas resaltaban de una forma indescriptible, era todo un monumento dedicado al placer.

Su voz resonó sobre la suave melodía – Ahora es tiempo de que los juguetes hagan su parte – comentó mientras se dirigía al maletín, sacó los instrumentos de placer y los repartió entre todos; tomamos lo que nos entregó y nuevamente hizo sus indicaciones – Pueden usarlos en donde mejor les plazca, la misión debe ser darme el máximo placer del que sean capaces, así que, ¡inicien su labor! – finalizó con tono autoritario.

Nos pusimos a su alrededor y la desvestimos en un santiamén, sus finas prendas íntimas volaron por todo el cuarto, los besos caricias y lengüetazos comenzaron a recorrer su tersa piel, la ardiente hembra se dejaba hacer todo lo que deseábamos, sentíamos su cuerpo temblar por los efectos de nuestros mimos, en cuanto sintió que un vibrador atacaba su parte delantera, arqueó el cuerpo para recibir al rígido invasor que pugnaba por quedar preso en su interior, al momento que por fin fue vencida su, de por sí, poca resistencia, emitió un gemido de gozo, sus pechos eran materialmente absorbidos por otro de nosotros, chupaba como si se tratara de un hambriento bebé; yo me dediqué a sobar sus fogosas bolas posteriores, tomando el lubricante, lo derramé sobre esas formidables nalgas y pasé un consolador, de buen tamaño, haciendo círculos cada vez más pequeños hasta llegar a su culo y, lo coloqué en posición de ataque, se dio cuenta de mis intenciones e, inclinándose un poco, dejó que mi propósito de ensartarla fuera posible, nuevamente su respuesta fue la misma, su respiración, ahora muy agitada, nos dejaba conocer su estado de excitación, se dejó llevar por sus sentidos y se derramó abundantemente sobre el vibrador.

Tomamos un momento de reposo mientras se recuperaba, la imaginación de los tres estaba en grado máximo, ideábamos una y mil formas de darle reata, lengua o dedo, pasados unos minutos se sintió nuevamente lista para continuar, y nos pidió que la penetráramos como la había imaginado en sus ardientes sueños, es decir, que le llenáramos sus 3 orificios de carne, nuestras armas estaban dispuestas a cumplirle hasta el más mínimo deseo, tomando las lanzas que estaban a su alcance, se acostó y dirigió una a su boca, se la metió hasta alcanzar las bolas, la segunda, la mía, fue puesta sobre su húmeda concha y la ensartó sin ninguna dificultad, con la mano emprendió la tarea de masturbar a la tercera, primero lentamente y fue aumentando la velocidad de la caricia, la visión que yo tenía desde mi posición era increíble, una sola mujer dándole placer a tres hombres.

En un momento, se sacó el caramelo que chupaba con avidez y pidió que nos acomodáramos de diferente manera, sacó los instrumentos artificiales y acostó al que estaba masturbando y se montó sobre él, luego me pidió que me la clavara por detrás, cosa que hice con mucho gusto, ya conocía su puerta trasera y sabía que lo tenía muy apretado, al tercero lo puso de pie frente a ella y reanudó sus mamadas con una lanza de diferente sabor, las arremetidas se tornaron mucho más intensas, solo se escuchaban los gemidos y los sonidos de nuestras bolas al chocar con nuestra amante común, ella solo podía emitir un leve "MMM", ya que su boca estaba llena de carne.

Cuando el que estaba debajo de ella sintió que se venía, pidió que ella se moviera rápidamente, lo complació moviéndose en forma circular, logrando así llenar sus entrañas con el líquido ardiente del placer; sin quedarse quieta pidió una doble penetración por delante, el que recibió las chupadas, se acostó en el lugar del recién exprimido, yo me coloqué en la misma forma que lo estaba haciendo, por detrás, y, poniendo suficiente lubricante en mi pene, intentamos lo que ella nos solicitó, al principio pensé que no iba a lograr entrar en su panocha, tras unos intentos fallidos, logré meter la cabeza ella colaboró echándose hacia atrás para colaborar con la penetración, cuando pude insertar mi herramienta en esa estrecha cavidad, ella gritó complacida: - ¡Por fin me están dando una cogida doble! -; sentí el roce entre las dos lanzas, la humedad de ella acentuó el placer, tanta cantidad de carne aumentaba la calentura, prácticamente sentí como si estuviera en su ano, la llegada al clímax era inminente, arrojé todo el gozo contenido en la jugosa funda que contenía nuestros dos penes, ella se vino simultáneamente conmigo, solo unos segundos después, el otro chile dejó escapar su blanquecino líquido dentro de ella, los tres quedamos, unidos por un abrazo que nos restauraría de la batalla librada, estuvimos así hasta que nuestros miembros se salieron de su monte de Venus.

Después de que todos volvimos a los cinco sentidos, no metimos a dar un rico baño, en la regadera, Paty recibió mucha ayuda para asearse, 6 manos disputaban el gusto de limpiar aquella piel que ya conocíamos tanto, por la parte interior de sus muslos escurrían unos hilillos de semen, rastros de lo que acababa de suceder, en cuanto todos estábamos limpios ella nos agasajó nuevamente con unas mamadas que nos hicieron pensar en repetir la acción, sin asomo de ganas, Paty dijo:

-Creo que por hoy ha sido suficiente, espero algún día repetirlo, pero me siente demasiado cansada para continuar, ¿me disculpan? – finalizó con cara de inocencia.

  • Por supuesto que te disculpamos – respondimos al unísono -, ya habrá otras ocasiones en que podamos complacer tus más calientes fantasías.

  • Sabía que comprenderían – contestó – por eso le prometo buscar algún sueño que quisiera realizar con ustedes.

Nos dio un beso en la boca a todos y nos fuimos resignadamente a vestir.

Desgraciadamente nunca se pudo realizar el sueno, la compañía donde trabaja, la envió a Monterrey y no la volví a ver, espero que alguien en la Sultana del Norte adivine de quién se trata y la salude de mi parte, ¡gracias "D" por todo!

P.D.- la "D" es la inicial de su verdadero nombre.

Don Pato

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