Familia VillaDuero. Dª Julia, la madre

La madre de Carlos es una mujer elegante y vanidosa, también tiene otros pecadillos que voy a mencionar...

Episodio 3

—He venido a la capital a hacer unas compras … he pensado que estaríais en la Uni, y por tanto que era una excelente oportunidad para cotillear como vive mi hijito lejos de mi—

—Oh, si…pase…pase Dª Julia…esta Ud. en su casa — le digo flanqueándole la puerta con una casi reverencia para mostrarle mi respeto.

Dª Julia, la madre de Carlos es la señora de la familia. Es una mujer con un aire muy distinguido y elegante. Es doce años más joven que su marido y eso se nota mucho pues conserva su cuerpo en perfectas condiciones de armonía y estado de forma.

Es  de orígenes muy humildes, entró en el servicio de la casa que ahora es la suya. De todos es conocido su carácter ambicioso y taimado, capaz de conseguir todo lo que se proponga. La prueba está en que de sirvienta paso a ser el ama a pesar de la abuela que se oponía frontalmente a esa boda.

Con intención de herirle a Carlos le han contado por ahí que su madre usó mil y un ardiles para seducir a D. Jose, tanto dentro como fuera de la cama. Las malas lenguas dicen que dio el golpe definitivo tras pillar al señor oliendo unas zapatillas de su madres, que para el señor eran su autentico fetiche.

Pronto descubrió que también lo eran los zapatillazos, y a partir de ahí se empezó a camelar con artimañas tales como llevar ella misma zapatillas de las que a él le gustaban.  Cuando el supuestamente la acorralaba para disfrutar del fetiche de sus zapatillas ella aprovechaba la oportunidad para comentar lo mucho que le gustaba mantener la disciplina, argumentando que era la base de cualquier buen funcionamiento en todos los aspectos de la vida.

En cuanto tuvo un mínimo poder en la casa gracias al soporte conquistado de D. Jose busco la oportunidad para castigar a otra criada más joven y recién llegada. La puso sobre su regazo y le dio una buena azotaina con la zapatilla, asegurándose de que el señor de la casa lo viese todo a escondidas.

Dicen que de ahí en adelante hacerse novios fue coser y cantar para ella, y más tarde vino la boda y después la sumisión completa de marido a una mujer con galones.

Todo esto lo se porque Carlos y en menor medida Marta me lo han contado. A pesar de todo, Carlos está enmadrado y siente una intensa devoción hacia su madre. Estoy seguro que no cree nada de lo que dicen de ella que pueda afectar a su reputación, y si reconoce algún fallo se lo perdona sin cuestionárselo más.

—Carlos me ha hablado mucho de ti… y muy bien. No sabes cuanto te agradezco que te portes bien con él… que seas su amigo… le hace mucho bien estar contigo— añadiendo a continuación

—Marta, su hermana, es el ojito derecho de D. José…para mi Carlitos es mi corazón…mi alma…mi niñito—

—No se preocupe…no tengo que hacer ningún esfuerzo… somos amigos y ya está…me sale así… somos amigos desde el instituto… nos conocemos y nos llevamos genial—

—Estupendo…estupendo…¿necesitas algo para facilitaros la vida?¿dinero?¿quieres que contrate a alguien para que haga las tareas de la casa?... tú pide…estoy en deuda contigo por cuidar tan bien de mi niño—

—No, no necesitamos nada. Gracias, todo está perfecto—

—Me alegra saberlo, voy a comprobarlo por mí misma— y emprende la temida inspección

Inicia un paseo por toda la casa empezando por la parte mas delicada…la cocina. Yo la sigo expectante y preocupado por si encuentra cosas que no sean de su agrado. Soy yo el que me encargo de las cuestiones domésticas y sería muy desagradable que no estuviesen al menos presentables.

La que si que está en perfecto estado de revista es la señora. Viste un falda chaqueta de color azul adornada con detalles rojos en los botones y ribetes de bolsillos y solapas. Medias oscuras y zapatos de plataforma con medio tacón completan el atuendo, parece sacada de una revista de moda. Su dinero le debe costar vestir de modista y completar el vestido con vistosos adornos como unos pendientes de aro grandes, anillos y un broche moderno en el pecho. A mi manera de ver es la elegancia personificada… ¡que distinción… que aire!.

La señora Julia es una mujer de unos cuarenta años que está en lo mejor de su vida. Tuvo a Carlos y a Marta muy joven, recién casada con D. José y ha tenido tiempo y habilidad para conservarse perfectamente, o para decirlo mejor, en mi opinión debe ser como el buen vino…que mejora con el tiempo.

Es alta y estilizada, quizás mas delgada de lo normal. No por ello deja de tener una curvas pronunciadas tanto en pecho como en caderas. Los brazos largos, las manos estilizadas con largos dedos rematados por unas pintadas con un discreto color rosado. El pelo es rubio, encrespado como dicta la moda del momento, de su cara de piel muy blanca destacan sus labios teñidos con un color rojo que conjunta con los detalles de la chaqueta.

Si yo tuviese que describir la mujer elegante y sofisticada de mis sueños diría: ¡que sea cómo la señora Julia…como la madre de Carlos!

Dª Julia abre la nevera mira el contenido y hace un gesto de aprobación. Luego vienen los fogones, la pica y mas tarde el cuarto de baño.

La sigo algo nervioso por si encuentra algún fallo. Llegamos a la habitación de Carlos…

—Esta habitación es la de Carlos…no hay duda…mira que lo he castigado veces por el desorden insoportable de su habitación… y no lo he conseguido — dice resignada

—Pero estoy muy contenta con él… veo que mi hijo es feliz…con sus estudios…con su vida…y con su amigo del alma. Habla muy bien de ti… no se como te lo puedo agradecer…estoy en deuda contigo—

—No se preocupe Sra. Julia… con la oportunidad de vivir en este piso con él ya es suficiente. Les estoy muy agradecido a Ud. a D. José… en serio…muchas gracias—

Estoy muy gratamente sorprendido por lo amable que se muestra conmigo, no me casa nada con la imagen que me había hecho de ella por los comentarios de mi compañero. No encuentro por ningún sitio la mujer dominante y autoritaria, amiga a ultranza de la disciplina y tan dada a los castigos corporales como me ha presentado Carlos en reiteradas ocasiones.

—¿En esta cama duermes tu? … uhmmm ¿sabes?... me trae muchos recuerdos— me confiesa mirándome a los ojos como si quisiera transmitirme algo especial.

—Por si no te lo han dicho todavía… te diré que el señor y yo vivimos una historia muy apasionada antes de casarnos. Compró este pisito expresamente para tener nuestros encuentros amorosos… los encuentros entre la sirvienta y el señor— dice con añoranza

—En esa misma cama hace mas de veinte años hacíamos muchas locuras— añadiendo un punto de suspense

—Jejeje…le hizo volver loco…en un par de meses lo tenia comiendo en mi mano a pesar de la oposición de la víbora de su madre que no me tragaba… decía que yo era una buscona y calienta braguetas… y que razón tenía la pobre…pero se tuvo que aguantar…cuando yo me propongo algo no hay quién me pare—

—¿acaso te extraña esto que te digo?...pones unas caras dignas de una foto…jejeje…¡Qué una también ha tenido veinte años y sabe de la vida—

—Claro , claro… y además tiene un cuerpo delicioso — le digo tímidamente abriéndome de par en par ante tal avalancha de agradables emociones.

En un descuido, aprovecho cuando ella se inclina sobre la cama para probar la dureza del colchón para alargar la mano  y el tocarle el culo con mas o menos disimulo…según se vea. Ver como se mueve por la casa, con esa seguridad y elegancia, con ese cuerpo tan bonito…me ha puesto super cachondo, la mano prácticamente se ha ido sola en búsqueda del contacto con su culo...cosa de las hormonas de un joven de veinte años.

—¡¿Qué haces muchacho?!... ¿Qué te has creído? —

Su cara de enojo lo dice todo…¡la he cagado a tope!. ¿Cómo puedo haber sido tan torpe y estúpido?. Ya me siento completamente arrepentido y sobre todo temeroso de su reacción ante tal atrevimiento, creo recordar que las gasta muy mal.

—Perdón, perdón…señora, perdón…perdón… no sé lo que me ha pasado… se me ha nublado el entendimiento y me he dejado llevar…le pido mil perdones—

—Jajaja…no te preocupes…ya que me lo pides así y te arrepientes de corazón… no lo tendré en cuenta…jajaja—

—¿por qué se ríe Ud.? le parezco muy ridículo ¿verdad? —

—Nada de eso… solamente que no me lo esperaba de ti…pensaba que eras “muy amigo” de mi hijo, tú ya me entiendes, no? — con una sonrisa que lo dice todo.

—Se me ha pasado por la cabeza que debería cerciorarme de que tipo de amigos tiene y de paso comerme un bomboncito dulce…que hace tiempo que no me doy un capricho como Dios manda—

—Si a Ud. le parece bien…yo encantado de hacer lo que me pida—

—Jejeje…¡que rico es el muchachito!...aunque seas tan joven y amigo de mi hijo…me resulta muy tentador…mucho…mucho—

Mientras termina de decir “mucho…mucho” alarga la mano y me coge el buen paquete que tengo listo para desenvolver, la otra mano la pone detrás de mi cuello, tira de mi cabeza hacia ella y me da un besote con la lengua como haría un oso hormiguero. Me entra un tembleque en las piernas incontenible, que solo puedo controlar después que me ha desnudado por completo y me ha empujado sobre la cama.

—Quédate ahí quieto…me voy a desnudar para ti…igual que hacía para el señor…te aseguro que te va a gustar—

—La única condición es que no te puedes tocar…así que las manos quietecitas…separadas del cuerpo y apoyadas en la sabana, ¿entendido?...que no te lo tenga que repetir…¿entendidoooo? — me ordena

—Si, Sra. Julia…lo que Ud. diga… vera que soy obediente y disciplinado—

—Así me gusta…obediente y disciplinado—

Con mucha parsimonia se desbotona la chaqueta, botón a botón dejándome imaginar lo que habrá debajo. La deja sobre la silla y comienza con la blusa camisera de color rosa pálido que tenia debajo de la chaqueta…uno a uno van despareciendo los botones… del pecho…de los puños. La abre por completo y me enseña el sujetador más bonito que haya visto nunca, blanco como la nieve, hecho de encaje semi transparente que deja intuir un pezón pequeño y oscuro en lo alto de pecho.

Luego viene la falda, se abre tres botones del lateral que son de adorno, baja la cremallera y deja que la falda caiga bruscamente al suelo. Sus braguitas a juego con el sostén me parecen deliciosamente lindas. Nada que ver con esas bragas grandes de algodón que cubren todo el pubis de la mujer, son de encaje estilizadas alargándose hasta queda apoyadas en el hueso de la cadera. Por detrás solo cubren unos centímetros  a ambos lados de la raja para dejar los glúteos desnudos en su exquisita redondez.

—¿te gusta…mi joven espectador? — moviéndose pausadamente para que yo pueda apreciar la hermosura de un cuerpo de una mujer tan bien conservada como es ella.

—Veo que si… te gustaaaaa ahhhhhg! Y a mi me pone muy perra verte así—

Se agacha para recoger algo del suelo, luego se acerca moviendo sus piernas muy despacio, como si quisiera acentuar mi expectación. Al llegar a la altura de la cabecera de la cama me muestra en su mano lo que ha recogido… las medias. Su cara refleja un punto de malicia y lujuria que se acentúa cuando me coge una mano y con la media la ata a los barrotes. Luego liga la otra mano, con lo que quedo prisionero, inmovilizado y a expensas de lo que ella quiera hacerme.

—Tu tranquilo… yo sé cómo va esto… voy a recordar viejos tiempos…jejeje…que divertido y que cachonda me pone—

Al ver que el cambio en su forma de hablar me ha sorprendido dice muy segura:

—Lo que vas a ver y vivir a continuación es solo valido para este momento… nunca me lo recuerdes ni nunca lo comentes con nadie, ¿entendido? —

—Me encanta tomar el control, ser mala y decir palabrotas…como polla o comeme el coño…eso me pone mucho…—

—Si, si señora…haga lo que le venga en gana…yo estoy a su disposición—

Estoy bocarriba, con la cabeza ligeramente levantada apoyando los hombros sobre la almohada, los brazos en cruz atados al cabecero. Las piernas muy abiertas, en medio de ellas una polla grande y dura apuntando a un punto indeterminado por encima de mi cabeza.

Desde los pies de la cama se acerca gateando lentamente, arañándome las piernas a medida que avanza hasta colocar su cara justo encima de mi pubis.

—Qué miembro tan delicioso… hacia bastante tiempo que no tenía algo así entre las manos— me dice mientras empieza a manosearlo como si fuera su juguete.

—Qué bueno recordar tiempos pasados—

Me la masajea muy rico, tanto que me lleva casi al orgasmo. La muy puta sabe bien lo que tiene entre manos, por lo que reconoce mi debilidad y me deja estar un instante. El tiempo suficiente para colocarse  a horcajadas sobre mi pubis, echar la braga a un lado y dirigir la punta hacia los labios de su generosa vulva.

—Ay, ay! que buena tranca tienes….necesito mas tiempo…joder…como me cuesta…—

Sube y baja la cadera, cada vez con mas amplitud acogiendo en su vagina mi polla que está pletórica.

—Bufff….aaaahgggg….que rico…¡Cómo lo echaba de menos! A la mierda las apariencias—

Y dicho esto se pone a cabalgar sobre mi como yo nunca imagine que se pudiera hacer…fuerte, con energía…rápido y …despacio, haciendo crujir todas las uniones de la vieja cama, y gimiento, suspirando y gritando como una posesa. ¿Dónde esta Doña Julia? Sobre mi tengo una amazona… una amazona salvaje que disfruta como una loca haciendo golpear la punta de mi polla con el fondo de su útero y sus nalgas con mis muslos.

No me puedo mover, ni resistir a sus botes…ella me domina…lleva el ritmo y lo está gozando. De pronto me suelta un guantazo que me cruza la cara. Esto me saca del sueño en que estaba…la miro atónito y sin mediar palabra me da otro guantazo aun mas fuerte.

—Has visto…lo que me has hecho hacer…me he mojado toda…me has hecho correr… todo por tu culpa—

Un tercer bofetón me cruza la cara, luego se inclina buscando mi boca, me muerde el labio inferior y cuando justo voy a gritar de dolor, ella…

—Ahhhhhh, ahhhhhhh…..que me corro! —

Me moja la entrepierna, descabalga, se pone a mi lado y me pajea intensamente.

—Quiero  ver como sale…es lo que mas me gusta…hacer que salga mientras la sujeto con mis manos.

Deverano.