Familia esclavizada por Amos negros ( parte 3).

Continua la hija contando la historia de la esclavitud de toda la familia, esta vez el destino la hara separarse de sus padres para empezar una nueva vida de esclava.

El dia siguiente empezo aun de noche, el señor se levanto a las cinco de la mañana para ir al lavabo, acompañado de

una vela, y me ordeno seguirle. Hasta alli fui y mientras a la luz de la vela el hacia sus necesidades me inspecciono.

Con sus manos recorrio todo mi cuerpo, sobo mis tetas, mi coño, mi culo, mi boca incluso buscando piezas que faltaran.

Cuando acabo y aun sentado en la taza del retrete me hizo arrodillarme a su lado para ser yo la que limpiara su ano

con mi lengua al acabar. Entre risas comento que nada mejor que la lengua de una blanca jovencita para limpiar un

ano sucio. Jovencita, pense...pero si el tenia mi edad tambien!

Al menos se apiado de mi y me dejo beber agua al acabar, no sin antes tener que darle las gracias por dejarme ser su

papel higienico, como el me dijo.

Volvi a la jaula donde en menos de una hora y recien vuelta a coger el sueño una patada de mi ama en la cara me

desperto. Entre gritos de vaga y perra me ordenaba lo mismo que su marido, que la acompañara al baño, donde realice

la misma funcion. En poco mas de una hora, dos anos negros llenos de mierda eran lamidos por mi lengua.

Volvio otra vez a la cama, esta vez sin dejarme beber, para follar de nuevo con su marido mientras yo desde mi jaula

intentaba pasar desapercibida para no ser participe de sus juegos, pero no funciono, al poco rato estaba otra vez

dejando mi cuerpo al alcance de los dos, que mientras follaban introducian sus dedos, me pellizcaban o hacian uso

de mi boca como les apetecia.

No habian acabado cuando entro la criada. Tenia orden de entrar cada dia a las ocho de la mañana y abrir las ventanas,

a ellos les daba igual que una esclava les viera en esa actitud, total, no eramos mas que animales a sus ojos.

La criada se mantuvo la hora que duro mas el sexo entre ellos junto a la puerta, depie, firme, como si la cosa no

fuera con ella. Creo que tenia un poco de envidia viendo como la pareja me usaba en sus juegos mientras que no

reparaban en ella, mucho mas mayor y poco agraciada, todo he de decirlo.

Tras relajarse y dejar que volviera yo a limpiarlos, ambos se bañaron, era gracioso ver la fila de mujeres blancas

desnudas subiendo cubos de agua desde la cocina, calentada en los fogones, para llenar la bañera y que no tuvieran

frio. Una de ellas era mi madre, dio tres viajes y pudo tambien contemplar como yo esperaba al lado de la cama de

los Amos, a cuatro patas, mientras la señora jugaba a liar en sus dedos mi pelo, algo que le encantaba, sin

dejar de besar y disfrutar de su marido.

Despues del baño vino el desayuno, otra vez a sus pies, pude probar algo de sus restos que dejaron en el suelo para

eso, mientras fumaban un cigarrillo, que tambien me hicieron comer. Se ve que la funcion de cenicero tambien iba

en mi ocupacion.

Otro paseo por la finca a media mañana me hizo notar el calorcito del sol en mi cuerpo, el aire puro del campo y

comprobar que mi padre y mi hermano seguian bien, ya que volvi a pasar por su lado, esta vez sin espectaculos

escatologicos.

cuando llego la hora de la comida todo se revoluciono, venian a la casa la madre de mi ama, una hermana y dos

amigas, en fin, serian cinco señoras negras disfrutando de una mesa bien puesta rodeadas de esclavos y esclavas

blancas a su servicio.

El Amo no solia estar durante el dia, ya que por su trabajo debia ir por la finca, asistir a las ventas de la

produccion en las lonjas y bueno, supongo que con sus amigos disfrutar algun rato de las diversiones que en

aquella epoca estaban de moda, la caza de blancos, una de ellas, las violaciones en grupo que solian acabar con la

muerte de la esclava y los locales donde mientras tomaban algo podian ver espectaculos de sexo entre blancos en

directo, claro esta no era sexo normal, solian acabar destrozados de tener que hacer todo lo que el grupo de negros

borrachos les ordenaba, autenticas barbaridades solamente para reirse de ellos.

En la casa decian que el Amo era muy bueno en eso de la caza del blanco, y en una sala de arriba donde los esclavos

no entraban habian varias cabezas en forma de trofeos colgadas de las paredes, incluso de alguna mujer blanca.

Asi que en la cocina se preparaban manjares para agasajar a las Señoras. Cuando llego la hora comenzaron  a llegar

calesas a la finca, cada una con dos caballos tirando de ellas y dos o tres esclavos corriendo encadenados detras,

algo normal para atender las necesidades de las Amas durante el dia.

La mas extravagante, la señora Yara, amiga intima de mi Ama, se hizo traer en la calesa tirada por seis esclavos,

ella misma dirigia el carruaje y el latigo no dejaba de golpear las espaldas de los pobres desgraciados.

Detras, encadenado y corriendo, el perro de la señora.

Tras los saludos , besos y comentarios tipicos sobre sus elegantes vestidos se sentaron a la mesa, donde servidas

por varias esclavas, entre ellas mi madre, comieron cada una con su animal de compañia a sus pies. Yo adopte la

posicion que me habian enseñado, tumbada, boca arriba, dejando que mi ama con sus tacones recorriera mi cuerpo , asi

por lo visto pisaba en blandito, y aprovechaba para hundir esos tacones puntiagudos en mis tetas o mi estomago,

lo cual la divertia mucho.

Las otras amas tenian como animales de compañia dos machos y dos hembras, todos jovenes como yo, de no mas de veinte

años, la señora madre de mi ama, que era alguien muy importante en la nueva era, como la llamaban ellas, tenia como

animal de compañia a la hija del anterior presidente, una niña de veinte años, pija, culta, elegante , tipica siempre

en las revistas de sociedad, y daba pena verla, su bonita melena rubia habia sido cortada a trasquilones de forma

humillante, en zonas calva y en otras de cualquier forma, desnuda totalmente, llevaba como yo una cola saliendo del

consolador de su ano, un aro en la nariz y dos mas en sus pezones, acompañados de cascabeles que no dejaban de sonar

cada vez que se movia. sus pechos habian sido estirados de forma irracional, despues supe que le habian atado los pechos

con unas cuerdas y la habian dejado colgada de ellos durante dias hasta que se dieron tanto que quedaron lacios y caidos

de forma permanente, de manera que cuando iba a cuatro patas las campanillas de los pezones casi rozaban el suelo.

El hecho de ser la hija del presidente supuso que cuando los negros tomaron el poder consideraron logico que fuera

violada y usada por todo aquel que quisiera, asi que hubo durante dias cola en el palacio presidencial para disfrutar

de aquella joven tan atractiva, lo cual acabo de dejarla ida de la cabeza, y en estos momentos no era mas que una perra

al servicio de esa señora ya mayor, que sin brillo ni señales de vida en los ojos obedecia cada una de las ordenes que

esta le daba.

A la otra chica no la conocia, debia ser una pobre desgraciada como yo, era la esclava de la amiga de mi Ama.

Tanto la hermana de mi dueña como su mejor amiga eran las que tenian los dos machos, uno de ellos me sonaba de la

universidad, los dos atleticos, fuertes, guapos, tambien desnudos y ambos tambien con colas de animal en sus anos violados

como el mio.

Despues de comer pasaron al salon, a tomar el cafe. Alli fue donde dieron rienda suelta durante toda la tarde a sus

juegos, empezando por empezando por hacer que tanto la hija del expresidente como yo fueramos folladas por los dos

perros, tocandome a mi el conocido de la universidad, y luego intercambiandonos.

Mientras la otra perra servia de mesita para los cafes y tuvo que soportar que apagaran los cigarrillos en su espalda

sin dejar caer nada, lo cual crei que no fuera posible, pero si, lo hizo.

Tras el rato de sexo y llevando en mi ano la corrida de uno de esos perros, fuimos sacados al exterior, donde pasearon

disfrutando del paisaje, comentaron los chafardeos de la alta sociedad reinante y nos hicieron correr en busca de palos

y pelotas como vulgares chuchos.

Al llegar a los campos y mi dueña mostrarles a mi familia Yara se encapricho de mi hermano, y como si no fuera mas que un

bolso o un cinturon, la Dueña se lo dio sin mas, siendo cogido por uno de los moros a caballo y llevado junto al

carruaje de esta para por la noche salir de camino a su casa, donde pasaria a estar bajo su dominio.

La cara que se le quedo a mi padre fue  horrible, al ver como se llevaban a su hijo, y la Señora, en un momento de

misericordia, o de mas humillacion, si acaso, le dijo que para compensarle, y ya que la perrita de su amiga no habia sido

rellenada de leche, se la follara.

Mi padre quedo inmovil, sin saber que hacer, no tenia ningunas ganas de hacer eso, pero mi dueña era muy persuasiva.

  • A ver, le dijo, o te follas a esta cerda aqui mismo o te aseguro que tu hija esta noche la pasara en el barracon de

los capataces, y mañana saldra de alli metida en un saco para enterrarla en cualquier sitio.

la chica perra, a una orden de su ama se puso con la posicion adecuada pero mi padre no podia hacerlo, no conseguia

excitarse, asi que la perrita tuvo que chuparsela hasta ponersela dura y una vez asi ya se coloco a cuatro patas.

Mi padre se la follo alli mismo, en mitad del campo, ante mis ojos, aunque intente mirar poco, y termino llenandola

de leche. Por lo visto esa leche era todo el resarcimiento por perder a un hijo que iba a tener.

De vuelta a la mansion, ya oscureciendo, los besos de rigor, los abrazos y recuerdos, y las dos amigas y la hermana

de mi Señora se fueron en sus carruajes, tras uno de ellos mi hermano encadenado. La madre se quedaba a pasar la noche,

asi que aun tras la cena disfrutaron ambas de un espectaculo lesbico entre las dos perras, teniendo yo que meter mi mano

en su coño y en su ano para que mi dueña viera el tamaño de sus agujeros, algo desproporcionado segun su madre para

una niña pija de la alta sociedad como era hasta hace poco esa chica.

Madre e hija durmieron juntas en la habitacion de mi dueña, y tanto esa chica como yo durante la noche ejercimos de

orinales y papel higienico para ambas, pudiendo descansar algo mas ya que no tuve que asistir a las escenas de sexo

que si hubiera estado el marido me habria tocado vivir.

Durante meses mi vida se resumio en eso, ser la perra de la señora, siempre desnuda, cada vez mas disciplinada, llego

un momento en que asumi que ese era mi lugar y realmente me comportaba como una perra, ladraba, hacia mis necesidades

como tal, incluso disfrutaba siendo montada por los perros que mi ama elegia para mi. Su marido jamas mantuvo sexo

conmigo, solamente me usaban como juguete para humillarme y excitarse, pero me consideraba una perra realmente.

Mi padre siguio trabajando en el campo de sol a sol, y podia verlo casi cada dia aunque claro, sin decirle nada, y mi

madre en las cocinas, tambien podia verla de vez en cuando en el comedor sirviendo, o subiendo agua caliente a la

habitacion, o ropa limpia. El moro del super de abajo casi cada dia la llevaba a la despensa y alli la violaba de

la forma que queria, a cambio segun el de que mi padre continuara con vida, con lo cual mi madre acabo doblegandose

y aceptando toda clase de humillaciones por parte del moro, que hacia con ella lo que queria.

Mi hermano aparecia por la finca de tanto en tanto, como mascota de la amiga de mi Dueña, aunque jamas me follo,

principalmente porque esta decidio castrarlo. Si que era normal que otros perros lo montaran, y que mi hermano diera

con su boca placer a perros y perras, incluso a mi.

Tras meses de esta situacion, un dia , despues de que mi ama desayunara y se vistiera, me llevo como siempre a cuatro

patas hasta el jardin y alli me hizo ponerme en posicion de sentada sobre mi culo mientras ella se acomodaba en una

enorme butaca de mimbre.

-Bien, perra, he decidido que vas a tener un cachorro, no es bueno que una perra no tenga crias, me han dicho, y por

eso a partir de hoy cada dia varios perros te montaran hasta que confirme que esta preñada. Colocate en posicion de

monta, perrita.

Diciendome eso solamente y viendo como yo adoptaba la posicion, aparecieron tres perros blancos, traidos por un moro,

y uno tras otro sin ninguna delicadeza ante mi ama me montaron, sin importarles que podia opinar yo de todo esto.

Todos acabaron en mi coño y nada mas correrse eran cogidos por la correa y sacados de dentro de mi de un tiron.

Esto se vino haciendo durante dos semanas, en las que mi ama siempre estuvo ante mi supervisando la operacion de mi

monta, y tras las montas me dejaba descansar un poco mas, aunque seguia por las tardes, en sus siestas, lamiendo su

coño negro y hinchado y siendo usada como retrete tanto por ella como por su marido, que tambien seguia con interes

el proceso de mis montas.

Entre los varios perros que me montaron incluso hubo un exnovio, lo cual no deja de ser curioso, porque le deje

agobiada por su insistencia en tener sexo cuando no llevabamos ni dos semanas juntos, y mira, ahora habia conseguido

sin buscarlo lo que quiso, acabo follandome y encima llenarme el coño de leche.

No tardo mi ama en alegrarse porque a la primera habia quedado preñada. Mi juventud y el hecho de que en dos semanas

me habian montado mas de cincuenta machos fue decisivo.

Tanto mi padre como mi madre tardaron poco en enterarse, mi madre por boca del moro del supermercado mientras follaba

su culo a cuatro patas en la despensa y mi padre por el mismo moro, mientras tiraba enganchado por el cuello de un

arado labrando el campo y este le comentaba mi embarazo y como mi madre aceptaba ya su polla en el culo sin ningun

signo de sufrimiento. Eso hacia que mi padre con su rabia aun tirara con mas fuerza, lo cual haria reir al moro.

Fueron pasando las semanas, mis amos cada noche mientras practicaban sexo comprobaban con sus manos como mi barriga

iba aumentando, como mis pechos se hinchaban y comentaban los usos que me darian cuando estuviera bien gorda y mis

ubres pudieran ser ordeñadas.

Estando de ocho meses y con una barriga ya bastante abultada comenzaron a brotar gotas de leche de mis pezones,

inducidos por los chupetones de mi dueña y mi dueño que ansiaban ver salir el liquido blanco. Eso hizo que cada noche

pasaran un buen rato poniendome en el centro de la cama y chupando cada uno de un pezon, incluso colocandome a cuatro

patas mientras sentados en el suelo me ordeñaban de la misma forma que se ordeña a una vaca, para conseguir la

suficiente leche para su desayuno por ejemplo. Todo eso lo soportaba en silencio, humillada mientras veia mi barriga

ponerse casi a punto de reventar y mis movimientos ya eran torpes y costosos.

Ver a mi ama estirando de mis pezones para ordeñarme mientras mi amo tras de mi con sus manos separaba mis labios del

coño y le comentaba a ella que por ahi podrian salir varios cachorros a la vez riendose de mi enorme agujero me

hacia sentir realmente un bestia.

Por fin llego el dia, me puse de parto, mi dueña llamo a tres esclavas, entre ellas mi madre, que me asistieron

durante el parto. Cuando cortaron el cordon umbilical y se lo llevaron me di cuenta que jamas sabria de el, como fue.

Solamente pude saber que era un chico, y mi madre lo vio de refilon, la encargada de llevarselo lo tapo y salio

rapidamente de la casa.

Sin darme tiempo a recuperarme, fui durante meses usada como vaca de ordeño, en mi dolor no repararon, y tampoco

permitieron que disminuyera la dilatacion de mi coño, introduciendo cada vez objetos de mayor tamaño en algo que parecia

un reto desquiciado por ver hasta donde la carne tiene capacidad de estirarse.

Mis ubres, como decidieron llamar a mis pechos pronto se llenaron de estrias de tanto estiramiento, cada vez de forma

mas brusca y dolorosa, hasta el extremo que pasado un año del nacimiento de mi cachorro cualquier parecido con la chica

de diecinueve años que llego a esa casa como animal de compañia era pura coincidencia.

Mi dueña una noche, mientras yo lamia su coño como cada noche tras su sesion diaria de sexo comento con su marido que

tenia pensado buscar otra mascota, esta vez seguramente un macho, y que me buscara una nueva ocupacion ahora que dejaria

de estar a su servicio como animal de compañia.

De esa forma, y tras estar mas de dos años a su servicio como su perra fiel , su comecoños, su retrete y su animal de

compañia, a la mañana siguiente fui sacada de la casa en direccion a los campos, y una vez alli llevada a la casa que

utilizaban los moros como dormitorio cuando descansaban de vigilar a los esclavos.

Eran siete moros, a cual mas sucio y asqueroso, descuidados, oliendo mal, muy diferentes al aspecto de mis Amos hasta

ese momento.

Estuve en esa casa durante cinco años, en los cuales todos los capataces y guardias que quisieron hicieron uso de

mi cuerpo, follandome a cualquier hora, siendo su cocinera, la encargada de la limpieza de la casa, muchas veces me

hacian volver a mi ocupacion de perra y salia con alguno de ellos, a cuatro patas, a vigilar a los esclavos, haciendome

ladrar ante ellos y humillandome introduciendo en mi coño o ano pepinos, calabacines, zanahorias, lo que se estuviera

cultivando en aquel momento, a todo lo cual yo tenia que poner buena cara y agradecerselo.

En todo ese tiempo no volvi a ver a mi madre, pero tenia noticias de ella por el moro que se la follaba, el cual

tambien hacia uso de mi cuerpo y me comentaba las diferencias entre follarse a la madre y a la hija, diferencias que mi

padre tambien conocia en las conversaciones que el moro tenia con el mientras labraba.

En esos años alguna vez coincidi en el campo con mi señora, la cual tuvo varias mascotas, tanto machos como hembras,

y pasaba a mi lado sin practicamente hacerme caso, no era mas que un animal de su propiedad que ya no le producia interes.

Tras esos años, un dia, el moro que nos follaba tanto a mi madre como a mi, el del super de debajo de casa,llego hasta

donde yo estaba con una cadena en la mano, que ato al collar que siempre llevaba en mi cuello.

  • Perra, ven conmigo.

Le segui a cuatro patas hasta la entrada de la finca, aquella puerta grande que hacia mas de siete años habia traspasado

encadenada a un carro junto a mi familia.

Alli me hizo parar y le entrego unos papeles al guardia de la barrera, el cual la abrio y salimos a la calle, donde el

paso de carruajes era bastante intenso. Todos conducidos por negros o moros y algunos haciendo servir esclavos blancos

como animales de tiro.

Se acerco a una carreta aparcada en el lateral del muro de la finca y subiendo a ella engancho mi correa a un saliente

para comenzar la marcha mientras yo me veia obligada  a correr al paso de la mula que empujaba.

Tras media hora de paso ligero y habiendo entrado de nuevo en la ciudad, vi como paraba frente al supermercado de

debajo de mi casa, y una vez alli me liberaba y me hacia entrar en mi porteria, que recuerdos vinieron a mi mente...

Llegamos a la puerta de mi casa donde entramos para una vez dentro mostrarme a su esposa, una mora cuarentona gorda

y desagradable. En ese momento me comunico que me habia comprado a mis dueños, dejaba de ser la esclava de aquella pareja

negra para ser ahora propiedad del moro y su esposa, habian decidido tener una esclava que les asistiera en casa.

Sabia que no podia negarme a nada, mi padre, mi madre y mi hermano seguian esclavizados y si era desobediente ellos lo

pagarian, asi que me someti a sus ordenes, a mis veintiseis años me veia cada dia lavando ropa, cocinando, acompañando

desnuda por la calle a la señora a la compra, y siendo victima de sus castigos y humillaciones, a la vez que debiendo

satisfacerla tambien a solas. Era muy diferente lamer el coño negro de mi ama joven a el coño gordo, hinchado, totalmente

lleno de pelo y siempre sudado y apestoso de mi nueva dueña vieja.

Lo mismo su ano, ya que o por la alimentacion o por la edad tenia costumbre de expulsar gases continuamente y la

verdad eran insoportables, pero debia seguir ahi, lamiendo, sin hacer gestos de repugnanacia alguno.

Mi nuevo dueño si me follaba, aunque no cada dia, y al menos ninguno de los dos eran aficionados a usar como retrete

a su esclava, aunque si lo hacian en un orinal que yo debia limpiar a continuacion de su uso debiendo ver sus deposiciones.

Dormia en la galeria, cuantas noches miraba al techo pensando que esa habia sido mi casa, que ahi habia vivido junto a

mi familia momentos tan felices.

Asi comenzo la tercera etapa de mi vida de esclava, con nuevos amos, nuevas costumbres y esperando que de alguna forma

esto acabara algun dia.