Familia esclavizada por Amos negros. (parte 1)
Una familia blanca, tras la guerra, es convertida en esclavos de un matrimonio negro.
Es el año 2040. El mundo ha cambiado mucho desde aquel 2012 en que estallo la tercera guerra mundial. En aquella epoca
yo tenia 19 años, era una estudiante de derecho muy aplicada y vivia en el seno de una familia media alta en Barcelona.
Debido a la maldita crisis y los recortes en todos los ambitos, la ayuda al tercer mundo acabo siendo nula por parte de
los paises ricos, lo que propicio que se rebelaran, tenian hambre, mas que nunca, y morian millones cada dia. Las
revueltas que habian empezado un año antes en otros paises africanos se generalizaron, los habitantes de esas regiones
comenzaron a organizarse y en su expansion Africa se les quedo pequeña. Estaban menos preparados que los grandes y
modernos ejercitos europeos, pero el valor con el que luchaban los hacia invencibles. Tras cinco años de guerra se
hicieron con unas bombas experimentales que consiguieron al conquistar Iran y las explotaron en varias capitales
europeas. Realmente dio igual donde las tiraron, el efecto fue que todo el planeta se transporto al siglo XV, las bombas
eliminaron cualquier tipo de energia que no fuera la mecanica, lo cual acabo con todo aparato electrico o vehiculo
a motor con bateria.
Tras eso y la colaboracion de los musulmanes extendidos por Europa, el continente quedo bajo su dominio. Millones de
personas de color invadieron todos los paises, estableciendose en ellos como colonos mientras la poblacion autoctona
caucasica, blanca, era encerrada en multitud de campos de concentracion. Los musulmanes que estaban en esas tierras
fueron autorizados a quedarse, viviendo como personas libres, con todos sus derechos, pero seguian estando bajo el
mandato de los negros, que eran quienes decidian.
En esos campos de concentracion se hacinaban millones de personas, familias al completo, que poco a poco iban o muriendo
o siendo seleccionadas para los trabajos mas duros que claro, los moros no querian realizar.
Estados Unidos y el resto del planeta, sumido en la mas terrible oscuridad debido tambien a la falta de energia, bastante
tenian con intentar sobrevivir, estaban tanto o mas acostumbrados a la tecnologia que los europeos, asi que nadie podia
hacer nada por evitar la situacion que existia.
Las venganzas, los asesinatos, asi como las violaciones y humillaciones publicas no se hicieron esperar por parte de
muchos de los arabes que ya vivian en estas tierras, sobretodo contra jefes, vecinos, compañeros de trabajo, o cualquiera
que en la epoca anterior les hubiera hecho algun mal.
Los nuevos gobernantes decidieron que no podia ser que los blancos estuvieran sin hacer nada en los campos de concentracion
siendo alimentados, si a aquello se le podia llamar comida, asi que cualquier negro o moro con un euro podia comprar un
blanco. Para que no hubieran problemas de rebeldia se aconsejaba comprar familias completas y disgregarlas de forma
que sin saber donde estaba el resto de la familia no se atrevieran a huir o negarse a obedecer por miedo a que sus conyuges,
hijos o padres fueran ejecutados como castigo.
En mi caso fui comprada junto con mi padre, mi madre y mi hermano por un moro, precisamente el señor que tenia la tienda
de comestibles de debajo de nuestra antigua casa, que un dia paseando junto al campo de concentracion vio a mi madre a
traves de la reja. Mi madre siempre decia que cuando iba a comprar ese hombre la miraba con una mirada que a ella le
producia asco, un vicioso de esos que siempre estan fumando y desnudando a las mujeres cuando pasan ante ellos. Yo no
iba a esa tienda normalmente asi que no repare en eso jamas.
Cuando vimos que era el quien esparaba al final del tunel de salida del recinto no se si me alegre o no, pero mi padre
me parecio que si. al verlo se arrodillo ante el, algo muy humillante, pero intentaba pedirle que no nos separara, que
trabajariamos para el los cuatro sin intentar escapar ni desobedecerle. El hombre se giro y nos ordeno seguirle.
Los cuatro aun ibamos encadenados de pies y manos, como los presos del corredor de la muerte, tras el hasta un carro
tirado por un mulo, alli unio nuestras cadenas de las muñecas a una cuerda del carro, retiro las de los tobillos y
inicio la marcha, subido al carro, mientras nosotros le seguiamos caminando.
Caminamos al menos dos horas , yo estaba ya agotada, aunque era deportista no hasta ese punto. Al llegar a una finca
a las afueras de la ciudad, llena de campos cultivados detuvo el carro. Se bajo y abrio unos grandes porticones entrando
a pie el carro y nosotros detras hasta traspasarlos. Los cerro y alli ya pudimos ver una caseta, no muy acogedora, donde
entro dejandonos en el exterior. Nos mirabamos sin decir nada, esto era algo que nos superaba. Salio acompañado
de otro moro, el cual se quedo con el carro mientras el primero nos desataba a mi y a mi madre. Nos volvio a colocar los
grilletes en los tobillos y nos ordeno seguirle. Mi padre y mi hermano se quedaron alli, callados. No sabian que pasaba
pero si que no debian decir nada si querian seguir viviendo.
Mi madre se giro para decirle a mi padre: tranquilo, no te preocupes, luego nos vemos y te cuento.
Eso fue lo ultimo que mi madre le dijo a mi padre.
Aun caminamos las dos siguiendo al arabe unos quince minutos, entre aquellos campos, en los cuales podiamos ver a mucha
gente trabajando, bajo un fortisimo sol. Todos y todas eran de raza blanca, muchos tenian aspecto de no haber trabajado
nunca fuera de una oficina, pero alli estaban, mientras moros subidos en caballos o vigilandolos a sus espaldas les
insultaban y azotaban al minimo intento de descansar.
Por fin llegamos ante la majestuosa casa que se alzaba en el centro de aquellos campos, una antigua masia restaurada por
algun millonario en la epoca en que viviamos todos tan bien. ahora, sin luz, era muy diferente, claro, pero la
construccion era impresionante.
Ato la cuerda con que nos conducia en un enganche junto a la entrada y se introdujo en la casa, saliendo al cabo de
cinco minutos acompañado de una chica de color, de mi edad aproximadamente.
Esta se acerco a nosotras, nos miro rodeandonos, examino nuestras dentaduras, nuestras manos, y volvio a entrar sin
pronunciar palabra.
Fue entonces cuando el moro nos dijo : la señora os ha aceptado como sus criadas. seguidme.
La Señora, pense? esa chica?
Fuimos tras el, aun empujadas por la cuerda hasta una entrada lateral de la casa, donde iluminado todo con antorchas
pudimos ver el interior , aquella zona era la destinada a la cocina, dos mujeres blancas tambien, de la edad de mi
madre, entre 45 y 50 años, cocinaban, al fuego de la leña.Lo que me sorprendio es que lo hacian totalmente desnudas.
Seguimsos hacia otra sala, esta era el cuarto de lavanderia, donde otras dos mujeres y un hombre, tambien desnudos,
lavaban y hervian la ropa en grandes ollas al fuego.
La siguiente sala era el dormitorio, colchones viejos, sucios, de aquellos que recordaba ver en algun descampado en
mi epoca de novietes, se amontonaban en el suelo, tirados de cualquier forma.
En ese momento el moro nos quito las esposas de muñecas y tobillos y como si fuera algo muy normal nos dijo: desnudaros.
Mi madre y yo nos miramos, y sin practicamente pensarlo lo hicimos, quedando totalmente desnudas ante el hombre.
La ropa que llevabamos ya estaba algo sucia y desgastada, era la unica muda que teniamos desde que entramos en el campo
de concentracion hace un par de meses, pero habiamos intentando cuidarla. Al ver como el muy cerdo cogia con una mano
del suelo las bragas de mi madre y las mias y se las llevaba a la nariz aspirando me dieron ganas de vomitar.
Guardandoselas en el bolsillo, dijo: venga, perras blancas, a trabajar, no habeis venido aqui de vacaciones, mientras
nos empujaba hacia el cuarto de lavar donde nos asignaba una de aquellas ollas llenas de ropa blanca.
Se fue dejandonos al cargo de una de las mujeres blancas para que nos enseñara el trabajo a realizar, y el resto del
dia exceptuando un rato en que comimos un poco de pan con algo parecido a carne estuvimos alli, lavando ropa a mano
y tendiendola en el patio trasero de la casa mientras nos ponian al corriente de la situacion en la casa.
Nos enteramos que la dueña, la chica aquella que habia salido a examinarnos, hacia poco que habia llegado a la ciudad.
Ella y su marido, recien casados, habian decidido venir al continente europeo en busca de riqueza, el padre de ella
era uno de los lideres rebeldes que habian iniciado las revueltas y tenia mucho poder. Tanto la chica como el chico no
tendrian mas de veinte años, pero por lo que nos dijeron, eran muy crueles con los esclavos.
Pasamos la siguiente semana de forma rutinaria, levantarse, lavarse como podiamos con agua fria del rio, comer alguna
cosa que encontraramos y trabajar de sol a sol, hasta caer rendidas. Al menos tener a mi madre al lado me daba animos.
En aquella zona nos sentiamos protegidas, a la cocina aun entraba algun moro con blancos cargados de alimentos y se
propasaba con tocamientos a las mujeres que alli habia, pero en la lavanderia todo era indepediente.Una de las mujeres
blancas junto con el hombre subian cada dia a la casa y recogian la ropa sucia, a la vez que llevaban la limpia y se la
entregaba a la criada personal de la señora, la cual la ordenaba en su lugar correspondiente.
Al cabo de unos dias de estar alli la mujer que subia la ropa enfermo, con lo cual la otra mujer que estaba alli y que
hacia el papel de encargada me dijo que subiera yo la ropa los dias que hiciera falta hasta que se hubiera recuperado.
Al dia siguiente por primera vez salia del lavadero subiendo a la casa, a la zona noble, donde todo era lujo, sin luz,
pero lujo.
Iba cargada con un gran cesto de ropa blanca y limpia, y me acompañaba la otra mujer, tambien cargada, las dos desnudas
en una zona donde ya si se veian negros por la casa, Con tres nos cruzamos, de edades diversas, que no repararon en
nosotras.La otra mujer me aviso que no los mirara a los ojos, que se enfadaban mucho. Asi lo hice y subiendo llegamos
a los dormitorios donde la otra mujer llamo a la puerta. Nos abrio una mujer blanca, de mas o menos 60 años, tambien
desnuda, que nos hizo pasar y dejar los cestos sobre una mesa. Nos entrego otros dos llenos de ropa sucia y volvimos
al lavadero. Asi fue dos dias mas, hasta que en el tercero al entrar en el dormitorio y dejar la ropa se abrio una puerta
y aparecio la Señora, en ropa interior roja muy sexi. Me recordaba a una compañera de universidad negra que tenia, pero
claro, no era ella, igual es que para mi todos los negros se parecen, como los chinos.
Paso por nuestro lado y sin mirarla a los ojos pude ver que me miraba, era la nueva, claro.
- Buenos dias, Señora, dijimos las tres a la vez.
Ni se digno a devolver el saludo, siguio hasta entrar en otra estancia, el lavabo, donde sin ni siquiera cerrar la puerta
hizo sus necesidades, practicamente ante nosotras, que pudimos oir una abundante meada acompañada de gases ruidosos y el
sonido de la caca al caer al agua del retrete. La criada personal salio corriendo hacia donde estaba la Señora, y pude ver
por un espejo como esta solamente levantaba ligeramente el culo de la taza para permitirle a la criada que limpiara su ano
y su coño con una toallita. Me parecio muy humillante llegar a esos extremos, ¿acaso no podia ella solita limpiarse?.
Lo peor fue que ella tambien vio como yo miraba a traves del espejo, y nada mas terminar y levantarse, cuando nosotras ya
nos dirigiamos a la puerta con la carga de ropa sucia, dio una voz:alto, perra asquerosa.
Las dos no quedamos quietas, no sabiamos a quien se diria. Nos dimos la vuelta mirando al suelo y entonces la negra se
acerco a menos de un palmo de mi, y poniendo su cara frente a la mia, que no osaba mirar, me dijo: que pasa? te gusta ver
como caga una señora?
no, señora, dije bajito.
como que no ,cerda? te he visto mirar. Acaso eres una de esas blancas viciosas y cerdas que se excitan con esas cosas?
no, señora, de verdad, dije ya con miedo.
Sin dejarme acabar su mano agarro mi coño, y un dedo negro y largo entro en mi vagina, la verdad es que estaba seca, pero
ella prefirio decir que estaba empapada y que era una de esas blancas guarras.
- vete, cerda, me dijo, ya vere como castigo tu atrevimiento.
Salimos las dos a paso rapido hacia el sotano, al cuarto de lavar, y nada mas llegar le conte llorando lo que habia
pasado a mi madre. Ella me calmo, me dijo que no era para tanto, que tranquila, que estaba segura que no pasaria nada,
que la señora habria tenido un mal despertar, pero la verdad es que no me quede tranquila, y menos cuando al cabo de una
hora aparecieron dos moros, el que nos habia comprado y otro que desconocia, y dirigiendose a mi me dijeron que saliera
con ellos al patio donde se tendia la ropa. Sali tras ellos y detras de mi mi madre, asustada. Tuvo que ver como me
ataban al gran arbol central dejando mi espalda a la vista, y como uno de ellos sacaba de un armario un latigo.
Mi madre suplico, pidio que no me hicieran eso mientras yo no paraba de llorar, a lo que el moro se acerco a su oido y
le susurro algo. Vi a mi madre llorando y asintiendo con la cabeza y como entraba con el hacia el cuarto de la despensa.
Alli tuvo que realizarle una mamada , a aquel moro asqueroso que la miraba siempre en la tienda, mientras este con sus dedos
urgaba en su coño y ano, y le retorcia los pezones humillandola aun mas. Al final debio tragar toda la leche y limpiar
la sucia polla del arabe mientras este le decia que cuando viera a mi padre le contaria lo bien que su esposa mamaba las
pollas.
Para acabar de humillarla cuando salieron del cuarto mi madre fue tambien encadenada a un poste, muy cerca de mi, y tuvo
que contar los diez latigazos que me dieron en la espalda, mientras el moro reia diciendole que si se pensaba que por
una asquerosa mamada iba a dejar de cumplir las ordenes de la Señora.
Tras finalizar el castigo me soltaron, cayendo al suelo destrozada llorando y mi madre fue liberada, pudiendo abrazarme,
pero la ultima vez que lo hizo, porque al cabo de un instante yo era cogida de los brazos por aquellos dos hombres y sacada
de alli en direccion a la parte alta de la casa. Me dejaron en una sala contigua al dormitorio de la Señora, colocandome
un collar de cuero negro y dos muñequeras con cierres que unieron al collar, con lo que mis manos quedaban junto a mi
cuello y la posibilidad de usarlas era nula.
Por la ventana que daba al exterior pude ver los campos de trabajo, donde habian muchos hombres y mujeres blancas
recolectando, y media docena de hombres negros a caballo a su alrededor.
A la media hora de estar alli mas o menos se abrio la puerta que daba al dormitorio, era la señora, seguida de su criada
que llevaba puesta en su cabeza unas bragas, supongo que de la Ama. Por lo visto no las habia doblado bien y su castigo
era pasearlas puestas en su cara por toda la casa tras la Señora. La dueña antes se habia permitido el capricho de
mearlas totalmente.
Estaba yo quieta en mitad e la sala, notando como la señora, con un vestido precioso, me miraba mientras rodeaba mi cuerpo
sin dejar ningun detalle. sus manos cogieron mi culo, redondito, pequeño y duro, y despues mis pechos, no muy grandes pero
firmes y con pezones muy sensibles.
Tras eso poniendo su cara a dos dedos de la mia, mientras yo intentaba no mirarla a los ojos, note su mano posarse
sobre mi coño, dos dedos suyos comenzaron a entrar y salir mientras no dejaba de mirarme fijamente y me decia:
- bien, puta, vas a ser mi perra, entiendes? desde el momento en que te vi entrar la ropa en la habitacion decidi que
serias mi animal de compañia, me hacia falta una y creo que eres perfecta. sacando los dedos de mi coño se giro y se fue,
ordenandole a la criada que se quedara conmigo preparandome y aleccionandome para mi nueva ocupacion en la casa.
Asi comence mi nueva vida en la casa, una vida que sabia que no seria nada facil.